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  • Patrulla Apícola Urbana

    Patrulla Apícola Urbana

    Bucarest podría considerarse, literalmente, una enorme colmena. Entre muros de hormigón y árboles que se podan cada temporada, hay abejas con panales, insectos sin identidad. Decenas de miles de abejas encuentran refugio en los conductos de ventilación de los bloques de pisos, en los áticos de las casas, incluidos los edificios patrimoniales, en hospitales, embajadas, ministerios, parques y cementerios.

    Cada semana, los operadores de emergencia del 112 reciben peticiones de ayuda de personas que quieren deshacerse de estos insectos. Por eso, se creó la Patrulla Apícola Urbana, un grupo de apicultores voluntarios que protegen tanto a las personas de las abejas como a las abejas de las personas. Básicamente, la Patrulla Apícola es una interfaz entre los ciudadanos y los apicultores formados para intervenir y extraer enjambres de abejas no deseados o que se instalan en lugares inadecuados de la ciudad, algunos de ellos insólitos, explica Marian Pătrașcu, fundador de la Patrulla:

     

    «Cada situación, aunque parezca idéntica a otra, tiene una peculiaridad. Por regla general, el enjambre de abejas se reúne en una rama. Nos llamaron de la Catedral Nacional, donde hay tres anillos que adornan el edificio a 50 m de altura y al menos tres entradas. Tres enjambres de abejas fueron descubiertos por los trabajadores y solo pudimos constatar su presencia allí. No era posible alcanzarlos y los dejamos allí, porque somos apicultores y no matamos a las abejas. También nos impresionó lo que vimos que hacían a 50 metros más arriba. Desde luego, no pueden hacer ningún daño. También hay muchas familias de abejas en el edificio del Parlamento, que trabajan allí incansablemente. Cuando hay grupos de abejas que se desprenden del enjambre, nuestros compañeros los recogen. En un bloque de pisos de Calea Victoriei, el panal central medía 1,80 m de altura, así que llevaba allí al menos cinco años. No habían molestado a nadie. En una casa abandonada de Plumbuita, había 20 panales. En algún lugar cerca de Bucarest, en una ventana en desuso, había unos 100 kg de miel en panales. Es una pena que algo tan valioso se pierda y no se valorice».

     

    Puede parecer paradójico, pero las abejas viven más felices en el ajetreado Bucarest, porque reciben alimentos más limpios que sus congéneres del campo. Esto se debe a que los espacios verdes urbanos, que son muchos, no están envenenados con pesticidas o herbicidas. «El entorno urbano se ha vuelto extraordinariamente acogedor para las familias de abejas. Aquí encuentran una fuente permanente de alimento y néctar, tienen flores todo el tiempo, en parques, plazas, en todos los arreglos florales que se cambian y riegan constantemente desde la primavera hasta finales de otoño», explicó Marian Pătrașcu:

    «En las grandes ciudades, a las abejas les va extraordinariamente bien, porque las autoridades garantizan un entorno de floración permanente, se cambian las flores y se riegan, aunque no haya precipitaciones, lo que ya no ocurre en las zonas rurales. Lo decimos cada vez que nos llaman para intervenir: el medio urbano se ha convertido en un paraíso para las abejas en comparación con el campo, porque las flores son extremadamente limitadas, el exceso de escarda, la sequía, el cambio climático… Todo ello ha contribuido a que el campo esté en malas condiciones y lo urbano es una alternativa».

     

    La Patrulla Apícola Urbana, a través de su fundador, insta a los habitantes de Bucarest a que no intenten ahuyentar a las abejas por su cuenta, sino que pidan ayuda.

     

    «Que avisen a las autoridades. Llevamos ya 6 años trabajando en Bucarest, en la zona limítrofe de Ilfov y más allá. A través de nuestra página web hemos intentado mostrar a la gente que esto es normal. Las abejas pueden ser nuestras amigas y debemos comportarnos como tal. Sin ellas no hay vida. Es muy sencillo: los ciudadanos pueden llamar a las autoridades, a un apicultor o directamente al servicio de emergencias 112, así la información llega a nosotros y tomamos las medidas adecuadas. Durante el período de enjambrazón, se registran una media de 30-40 situaciones señaladas cada día, que pueden alcanzar 100 llamadas solo en Bucarest y la zona limítrofe de Ilfov en el período punta. Casi todas se resuelven. Para nosotros, lo más importante es proteger tanto la vida de los ciudadanos como la de los apicultores que intervienen. No cabe duda de que los grupos de abejas se pueden instalar en otros lugares. Según nuestros datos, nunca han causado problemas, salvo donde han sido molestadas».

     

    En cambio, ¿por qué no?, conviviendo con las personas, la miel de las abejas de la capital podría convertirse en una marca ciudad. Marian Pătrașcu:

     

    «En esta zona, al otro lado del Danubio, hasta Heródoto decía que no se podía penetrar en la multitud de enjambres de abejas. No olvidemos que durante cientos de años se pagó tributo en miel, cera y otros productos. Tres de cada cinco casas tenían colmenas en sus jardines traseros. Ahora, en estos momentos, al menos en los últimos 30 años, existe este miedo exacerbado e  injustificado a las abejas. Repito, debemos actuar con normalidad, las abejas forman parte de nuestras vidas y tenemos que aprender a convivir con ellas».

     

    Una cliente de la Patrulla Apícola Urbana probó la miel «salvaje» de Bucarest y dijo que lo único distinto es el color, más claro que el de la miel regular, que todos conocemos, y que está muy buena.

    Versión en español: Victoria Sepciu

     

     

  • Desde Rumanía hacia el mundo: Apicultura y apiterapia en Rumanía

    Desde Rumanía hacia el mundo: Apicultura y apiterapia en Rumanía

    ¡Bienvenidos a una nueva edición de Desde Rumanía hacia el mundo!

    El 20 de diciembre de 2017, después de más de 3 años de esfuerzos, la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York adoptó por unanimidad una resolución proclamando el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas. Esto se logró con el apoyo de 115 países de todo el mundo, entre los más activos Rumanía, que apoyó la iniciativa de la República de Eslovenia. El día elegido, el 20 de mayo, es el cumpleaños de Anton Janša (1734-1773), pionero esloveno de la apicultura moderna y uno de los mayores expertos en este campo.
    Los estudios realizados por la ONU y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza muestran que las poblaciones de abejas y polinizadores silvestres se han reducido drásticamente en los últimos años como consecuencia de la actividad humana irracional: agricultura intensiva, uso generalizado de pesticidas, contaminación o cambio climático, etc. La aniquilación de las poblaciones de abejas ha llevado a países como Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña o China a emitir normas para restringir el uso de pesticidas, una de las principales causas de la desaparición de las abejas.

    Es una buena oportunidad para que gobiernos, organizaciones, sociedades civiles y ciudadanos preocupados promuevan acciones para proteger y multiplicar los polinizadores y sus hábitats, mejorar su abundancia y diversidad y apoyar el desarrollo sostenible de la apicultura.

    ¿Sabías que existen más de 20.000 especies de abejas en el mundo?

    Muy pocas personas saben que Rumanía es líder mundial en apiterapia, ese segmento de la medicina que estudia exclusivamente el efecto de los productos apícolas sobre la salud. Nos referimos tanto a preservar como a restaurar la salud. Los productos apícolas son extraordinarios desde este punto de vista, afirman los expertos.
    Las abejas recolectan néctar de cuatro millones de flores para producir solo un kilo de miel.

    En Rumanía, la apicultura es uno de los sectores de la agricultura con tradiciones más antiguas. Nuestro país se sitúa entre los primeros lugares en Europa en términos de producción de miel, lo que requiere el desarrollo de un marco legislativo que proteja y motive a los productores locales. “La apicultura rumana está pasando por un momento difícil. La situación comenzó a deteriorarse a partir de la década de 2015, hasta el punto de que, hoy en día, existe una preocupante tendencia de estancamiento e incluso pérdida de interés en la cría de abejas. Las principales razones serían: la caída del precio de la miel hasta acercarse o incluso por debajo del umbral de sostenibilidad; el uso irracional de pesticidas y el impacto de entidades patológicas relativamente recientes.

    La abeja apareció hace más de 100 millones de años. Suele asociarse a la miel, pero su principal actividad es la polinización de plantas. La desaparición de las abejas amenaza la seguridad alimentaria mundial, considerando que un tercio de la producción agrícola mundial depende de la polinización, realizada principalmente por las abejas.
    Desde los antiguos griegos liderados por Hipócrates (que trataba las heridas con miel de abeja), hasta los romanos (que decían que el polen da vida), los productos de las abejas se han utilizado en diversas formas para tratar diferentes tipos de enfermedades.

    En China, Egipto y la India, una sustancia recogida de los árboles por las abejas, más tarde llamada “propóleo”, era el producto antiséptico más utilizado.
    Ha pasado el tiempo y el hombre moderno se ha distanciado cada vez más de la medicina que le ofrece la naturaleza, y ha abrazado la medicina moderna, que no siempre ofrece las mejores soluciones, siendo en algunos casos los efectos adversos bastante elevados.
    En Rumanía, la farmacia de la colmena todavía se utiliza con bastante frecuencia, siendo una de las farmacias naturales más antiguas y saludables.
    Así, los apiterapeutas en Rumanía intentan, y a menudo lo logran, tratar desde enfermedades simples como la indigestión hasta afecciones bastante graves como la esclerosis múltiple (con la ayuda del veneno de abeja).
    Por lo tanto, cualquier pueblo de Rumanía tiene a su disposición una auténtica farmacia, que puede utilizar no sólo de forma curativa sino, sobre todo, preventiva.

    En la actualidad, los productos apícolas rumanos todavía son reconocidos como algunos de los mejores productos apícolas (en términos de calidad).

    La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de nuestros ecosistemas. Casi el 90% de las especies de plantas con flores silvestres dependen, total o parcialmente, de la polinización, al igual que el 75% de los cultivos agrícolas y el 35% de las tierras agrícolas del mundo. Los polinizadores no sólo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que son esenciales para la conservación de la biodiversidad.
    Todos dependemos de los polinizadores, por lo que es crucial monitorear su disminución y detener la pérdida de biodiversidad.

    Los polinizadores permiten la reproducción de muchas plantas, incluidos muchos cultivos agrícolas. Los alimentos que comemos, como frutas y verduras, dependen directamente de los polinizadores. Un mundo sin polinizadores equivaldría a un mundo sin diversidad alimentaria: sin arándanos, café, chocolate, pepinos y más. También sirven como centinelas de riesgos ambientales emergentes.
    La polinización, un pilar de nuestros ecosistemas
    Los polinizadores contribuyen no sólo a la abundancia de frutas, nueces y semillas, sino también a su variedad y calidad, lo cual es crucial para la nutrición humana. Más allá de los alimentos, los polinizadores son importantes para la medicina, los biocombustibles, las fibras como el algodón y el lino y los materiales de construcción.
    La gran mayoría de las especies de plantas con flores producen semillas únicamente con la ayuda de polinizadores. Sin ellos, muchas especies y procesos interconectados que operan dentro del ecosistema colapsarían.
    Los productores rumanos afirman que la utilización de productos apícolas ha disminuido drásticamente en los últimos años, debido a las elevadas inversiones y al modesto interés de los consumidores.

    El presidente de la Asociación de Apicultores de Rumanía, Ioan Fetea, afirma que Rumanía es reconocida como un importante productor de miel a nivel europeo, aunque en los últimos cuatro años las producciones hayan sido menores.
    Ioan Fetea: La demanda de miel ha disminuido en Europa, al menos debido a la invasión de productos derivados de la miel, especialmente de Ucrania, miel a menudo sin control, miel que llega a la aduana y los funcionarios de aduanas ni siquiera saben, de dónde viene, adónde va? La miel se encuentra entre los productos alimenticios más verificados en términos de composición, valor y calidad.
    Este año el Ministerio de Agricultura asignó una ayuda de 25 lei por familia de abejas.