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  • La miscelánea: Rumanía en otoño – colores, aromas, fiestas

    La miscelánea: Rumanía en otoño – colores, aromas, fiestas

    Desde los vibrantes colores de los bosques de los Cárpatos hasta los mercados llenos de las riquezas de la cosecha, el otoño rumano nos ofrece un espectáculo visual y cultural inolvidable. El otoño convierte a Rumanía en un verdadero cuadro de cuento de hadas. Los paisajes más hermosos pueden admirarse en las regiones montañosas y rurales. Los Cárpatos, cubiertos de bosques mixtos, se vuelven una explosión de colores: rojo, amarillo intenso, naranja y tonos cobrizos. Por ejemplo, los Montes Apuseni o Bușteni son destinos populares para hacer senderismo en esta época del año, cuando los caminos están rodeados de hojas crujientes y los colores del bosque son impresionantes. La tranquilidad de la naturaleza y el aire fresco hacen que el otoño sea ideal para una escapada en plena naturaleza. Además de las montañas, el Delta del Danubio también ofrece un espectáculo único: la vegetación salvaje y las aves migratorias crean un paisaje inolvidable. Las mañanas frescas y la suave luz del sol otoñal hacen que cualquier paseo por la naturaleza sea mágico. El otoño es también la temporada de las cosechas abundantes en Rumanía. Los mercados de todo el país se llenan de verduras y frutas frescas: manzanas, peras, uvas, calabazas y, por supuesto, maíz. La cosecha de otoño es una oportunidad para que las comunidades celebren el trabajo de todo el verano. Un ejemplo de tradición relacionada con esta estación es la vendimia y la producción de vino. Regiones como Prahova, Moldavia o Dobrogea son conocidas por sus extensos viñedos.

    En octubre, se organizan festivales locales dedicados al vino, donde la gente se reúne para cosechar las uvas y celebrar con comida tradicional y danzas populares. Además, el otoño es la temporada en que las familias preparan conservas para el invierno: zacusca, una pasta tradicional de la gastronomía rumana, hecha principalmente de verduras asadas o cocidas, encurtidos y mermeladas. Esta costumbre, transmitida de generación en generación, llena las casas de aromas como los de los pimientos asados o la mermelada recién cocida, trayendo consigo recuerdos de la infancia y de las comidas familiares.

    El otoño también trae una serie de fiestas y eventos tradicionales en Rumanía. San Demetrio (26 de octubre) es una de las fiestas religiosas más importantes de esta estación. Marca el inicio del invierno pastoral y el final de la temporada agrícola. En los pueblos de montaña, los pastores descienden con sus rebaños desde las montañas y se organizan festivales de la trashumancia, una tradición viva en el país. Asimismo, la festividad de San Andrés (30 de noviembre) está rodeada de supersticiones y costumbres. Según la tradición, la noche de San Andrés los espíritus malignos y los strigoi (espíritus vampíricos) aparecen, y para protegerse, la gente unge las puertas y ventanas con ajo. Además, durante esta temporada se celebra el Día Nacional de Rumanía (1 de diciembre), una oportunidad para reflexionar sobre la historia del país y celebrar la unidad de los rumanos con desfiles, conciertos y fuegos artificiales. El otoño no solo es una temporada de cambio natural, sino también un momento para la introspección. Después del ajetreo del verano, la gente tiende a pasar más tiempo en casa, reflexionar y reconectarse consigo misma. La luz suave, los días más cortos y las temperaturas más bajas nos invitan a buscar comodidad y tranquilidad. Los cafés se llenan de personas disfrutando de bebidas calientes como té de frutas o vino caliente, y las tardes pasadas con un buen libro o cerca de la chimenea forman parte del encanto de esta estaci

    Si  pasean por Bucarest en esta época del año, no podrán dejar de notar la agitación y el encanto característico de los mercados de la ciudad. En otoño, estos se convierten en verdaderos puntos de atracción, ofreciéndonos una rica paleta de colores, aromas y tradiciones culinarias. Uno de los mercados más conocidos es Piața Obor, que mantiene su reputación como el corazón del comercio tradicional en Bucarest. Aquí, en cada esquina, pueden encontrar puestos llenos de verduras y frutas frescas, directamente de los productores locales. Manzanas rojas y amarillas, peras jugosas, uvas perfumadas y calabazas de todos los tamaños y formas – todo esto encanta nuestros sentidos e invita a llenar las bolsas de compras. Además de Obor, también Piața Matache o Piața Amzei son lugares que vibran de vida en esta época. Aquí, el otoño trae una variada oferta de productos de temporada: pimientos, berenjenas, pimientos morrones para zacusca, col para encurtir en invierno y, por supuesto, hierbas aromáticas como tomillo o eneldo, que dan sabor a los platos tradicionales. Cada mañana, los mercados de Bucarest están animados por vendedores llenos de energía y clientes que negocian con una sonrisa en el rostro por sus productos favoritos. Los compradores no vienen solo a por verduras y frutas, sino para disfrutar del ambiente auténtico de un mercado rumano, donde los pequeños productores muestran con orgullo los frutos de su trabajo durante el verano. No solo las frutas y verduras son atractivos de los mercados otoñales. En cada paso, se siente el aroma de las castañas asadas, el maíz hervido o las tartas recién salidas del horno, ofrecidas por los pequeños comerciantes. Todo parece recordarte los sabores de la infancia y las comidas en familia. Y no olvidemos el mosto, la bebida preferida de los rumanos en esta época, el jugo fresco de uvas que se obtiene antes de que comience el proceso de fermentación para producir vino. Es una bebida dulce y refrescante, muy popular en las regiones donde se cultivan uvas, especialmente durante la cosecha de la vid. Se consume como bebida, pero también es el primer paso en la elaboración del vino. En muchos mercados de Bucarest, especialmente en Piața Domenii o Piața 1 Mai, puedes encontrar botellas de mosto recién exprimido, un verdadero manjar otoñal. Es ese jugo de uva dulce, ligeramente efervescente, que te hace sentir que el otoño ha llegado plenamente a la ciudad. Además, los mercados otoñales también traen consigo festivales de la cosecha, donde los productores vienen de todas partes del país con sus mejores productos, y los visitantes pueden degustar delicias tradicionales: desde quesos y embutidos hasta dulces tradicionales y conservas. El ambiente siempre es festivo, con música folclórica y buen ánimo.

    Así que, el otoño en los mercados de Bucarest es una verdadera celebración para los sentidos. Ya sea que estén buscando las mejores verduras para hacer conservas o simplemente quieran disfrutar del ambiente auténtico de un mercado rumano, los mercados son el lugar perfecto para sentir la vibración de esta estación. Si aún no han visitado un mercado otoñal, les recomiendo dar un paseo y dejarse llevar por los aromas y colores de esta generosa temporada.

    En conclusión, el otoño en Rumanía es mucho más que una simple estación de transición. Es un tiempo de abundancia, de tradiciones ricas y de reconexión con la naturaleza. Ya sea que hablemos de la belleza de los bosques cobrizos, de los festivales locales o de las costumbres que nos acercan a la familia y los amigos, el otoño es una fuente de inspiración y emoción. Les invito a disfrutar de esta temporada especial, ya sea paseando por un parque o escapando a la naturaleza, o simplemente saboreando una taza de té caliente junto a una ventana abierta hacia el paisaje otoñal.

     

     

     

  • El festival de los sarmale y los aperitivos

    El festival de los sarmale y los aperitivos

    Isabela Coară, de la Asociación Discover Peștișani, nos cuenta sobre la edición de este año del «Festival de los sarmale y piftie», una combinación gastronómica fuera de lo común:

    «Es uno de los festivales gastronómicos más importantes de la zona de Gorj. Ha ido creciendo año tras año. Inicialmente se llamaba Festival de los Entrantes. Con el tiempo, porque esta es la costumbre en nuestro distrito de Gorj, los sarmale humeantes (rollitos de hojas de col con relleno de carne picada) se sirven con entrantes fríos o con piftie (gelatina que proviene de la carne, huesos y cartílago de cerdo), así que lo adaptamos y lo transformamos en el Festival de los Sarmale y Piftie, en memoria de Radu Ciobanu, el ex presidente de ANTREC Gorj, quien inició este festival como el Festival de los Entrantes. Quiero contarles que hay muy pocos lugares en el país donde se pueden comer sarmale con piftie. Así que en nuestra región, la piftie no se sirve como aperitivo, sino como complemento de los sarmale».

    Nos enteramos por nuestra interlocutora que, aunque comenzó con estos dos platos principales, con el tiempo los restaurantes y las pensiones de la zona, así como las amas de casa comenzaron a enriquecer sus mesas de presentación con una tarta, un pan de jengibre o un pastel, de modo que se convirtió en un festival gastronómico en toda regla.

    Isabela Coară, de la Asociación Discover Peștișani, nos relata:

    «Todos los años comienza con un concurso gastronómico y se entregan premios a los sarmale y piftie más sabrosas. También hay asociaciones clásicas, pero por supuesto los que participan en el concurso intentan idear recetas completamente diferentes y sorprender tanto al jurado como al público. Por ejemplo, en un año, la piftie de pulpo ganó el primer lugar, luego los que inventaron la piftie de pulpo, aquí en Gorj, aunque no es exactamente un plato tradicional, a base de cerdo, pollo, pavo y así por el estilo, al año siguiente vinieron con piftie de lentejas. Para los sarmale, obviamente, todas las recetas se preparan y se cocinan en hojas de parra, con carne de cerdo, pavo y pollo. El año pasado también tuvimos hojas de estevia, ajo de oso, ortigas, por lo que se pueden encontrar todas las variantes posibles, incluidas las de ayuno».

    Y a medida que el festival crecía año tras año, fue necesario cambiar de ubicación, para recibir más y más participantes y más y más visitantes. Isabela Coară añade:

    «Si hace unos años este festival tenía lugar en el patio de una pensión y se ordenaba que estas lo acogieran cada año, en el patio de la pensión, hace dos años se trasladó al patio del Colegio Tecnológico Constantin Brâncuși en Peștișani, que también resultó ser espacioso. Y aquí estamos en un claro, en Nucet, una zona muy bonita, con muchos nogales, de ahí viene el nombre y allí realizamos todas las actividades del festival».

    Isabela Coară nos aseguró que es una sensación muy interesante meterse en la boca sarmale calientes y piftie muy fría de la nevera, por eso realmente teníamos que ir a probarlo.

    Y la edición de este año también viene con novedades:

    «Es la primera vez que contamos con 60 niños de las escuelas de la localidad de Peștișani, que junto a sus madres y abuelas, participaron en el concurso gastronómico y cada uno de ellos vino con un plato casero, uno mejor que otro. ¡Y  estaban muy emocionados y entusiasmados por participar en el concurso! Como todos los años, los abuelos de la localidad de Peștișani estaban con ellos. Aquí tenemos a algunos mayores de la localidad que están involucrados en un club de ancianos en Peștișani y además de las actividades de socialización, también tienen todo tipo de talleres culinarios y con lo que hicieron en los talleres culinarios y con lo que prepararon en casa, montaron un stand muy bonito. También ganaron en una edición previa y además de ellos, obviamente, empezaron a venir restaurantes, pensiones, amas de casa de la zona, cada uno con un caldero, con una olla de sarmale, todo lo que cada uno pudiera preparar, para participar allí, para presumir de lo bien que saben cocinar. Todos montaron sus puestos de la manera más bonita posible con frutas, verduras, objetos tradicionales, jarras, productos de madera y así por el estilo. ¡Era un ambiente de cuento de hadas!».

    Sinceramente, se me ha antojado probar este maridaje gastronómico y ¡voy a probar a ver lo rico que está!

    Versión en español: Mihaela Stoian