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  • Cumbre europea sobre patrimonio cultural

    Cumbre europea sobre patrimonio cultural

    Rumanía está a la vanguardia del patrimonio europeo y universal gracias a la riqueza de su diversidad cultural y a la pasión y profesionalidad de sus numerosos especialistas, declaró el presidente Klaus Iohannis en un mensaje pronunciado en la Cumbre del Patrimonio Cultural Europeo, celebrada en Bucarest del 6 al 8 de octubre.

    Organizada por Europa Nostra, la mayor federación de organizaciones no gubernamentales del continente, la Cumbre es el acontecimiento más importante dedicado a la conservación del patrimonio cultural en la UE. Especialistas en la materia debatieron las prioridades de las políticas públicas a escala europea, así como en relación con las autoridades rumanas.

    Según el jefe de Estado, el acto de Bucarest tuvo lugar en un contexto marcado por una serie de crisis con un grave impacto global en la paz, la seguridad y el desarrollo de las comunidades y de la humanidad en su conjunto. Klaus Iohannis subrayó que, en tiempos tan complicados, los monumentos, los museos, las casas conmemorativas, las tradiciones y sus guardianes cobran aún más importancia para mantenerlos como hitos culturales de valores fundamentales. «La Europa que hemos heredado es una construcción y un espacio de memoria. La Unión en la que nos encontramos hoy, con la prosperidad y la seguridad que esperamos de ella, se basa cada vez más en la educación, la interculturalidad y la capitalización de la diversidad», señaló el jefe de Estado. También afirmó que el patrimonio cultural se ha convertido en un recurso insustituible para la prosperidad y el desarrollo sostenible y que la cultura es fundamental para el futuro de Europa, porque de ella se nutren la libertad y la democracia.

    El lunes por la noche se celebró en el emblemático edificio del Ateneo Rumano de Bucarest el acto de entrega de los Premios Europa Nostra 2024, los máximos galardones del patrimonio europeo. Entre los 26 galardonados de este año, procedentes de 18 países europeos, se seleccionaron cinco por recomendación de un jurado independiente de expertos. Se trata de la Mina Histórica de Ignacy (Polonia), la Iglesia Sajona de Alma Vii (Rumanía), el Plan de Edificios Agrícolas Tradicionales de Irlanda, la Sociedad de Ciudadanos de la Fortaleza de Tsiskarauli (Georgia) y la Sociedad de Amigos de las Antigüedades de Dubrovnik (Croacia).

    El proyecto de Rumanía fue reconocido en la categoría de Conservación y Reutilización Adaptativa. Este proyecto restauró un hito cultural que representa siglos de historia y artesanía en el pintoresco pueblo de Alma Vii, en Transilvania. La restauración preservó la integridad arquitectónica e histórica de la iglesia, al tiempo que reforzó la comunidad local y fomentó el desarrollo del turismo sostenible.

    Versión en español: Antonio Madrid

  • El cristal eslovaco nació en Rumanía

    El cristal eslovaco nació en Rumanía

    Los eslovacos representan el 0,1 % de la población total de Rumanía y viven principalmente en la parte occidental del país. Las mayores comunidades eslovacas de Rumanía se encuentran en los distritos de Bihor y Arad donde representan el 1,22 % y el 1,25 % de la población total, respectivamente.

    Hoy en día, en Șinteu (Nova Huta), en el corazón de las montañas de Plopiș, en la frontera entre los distritos de Bihor y Sălaj, aún quedan más de 2000 eslovacos y todos saben trabajar el vidrio y dar nueva vida a la historia local. Los eslovacos se instalaron aquí hace más de dos siglos, atraídos por los ricos bosques y la primera fábrica de vidrio de Rumanía, establecida en 1780 en Huta. Después de 60 años, en 1840, la fábrica se trasladó a la Selva Negra. Antes de la Primera Guerra Mundial, había unos 20 000 eslovacos en la zona de Șinteu.

    Actualmente, el Museo del Vidrio recuerda que en Stara Huta también se fabricaron los primeros frascos de penicilina y otros productos de la industria farmacéutica. Es una experiencia única ver lo que se producía aquí en aquella época con métodos muy primitivos. El museo también conserva algunos artefactos o pedazos de vidrio y de ampollas de la antigua fábrica de vidrio. Entre los objetos expuestos están la llave de la fábrica y un sello con las iniciales eslovacas porque cada soplador de vidrio tenía que llevar un sello personal como marca de calidad.

    Ahora, dentro del Museo del Vidrio, dos hábiles vidrieros, uno de Șinteu y otro de Sălaj, fabrican diversos objetos de vidrio. Reciclan vidrio y realizan vasos, globos terráqueos, artesanía, adornos navideños, botellas y otros componentes que venden a los turistas.
    Cornel Lupo estudió en la escuela profesional de Turda, trabaja en el sector del vidrio desde hace 40 años y declaró lo siguiente para Radio Rumanía:

    «La fabricación del vidrio es un proceso bastante complicado. Después del 96, cuando cerró la fábrica de la Selva Negra, me fui a Hungría, también a una fábrica de vidrio, donde estuve 11 años trabajando en el mismo sector. Allí participé en un concurso creativo y gané el primer premio. Luego, en 2002, me fui un año a Ucrania. De Ucrania me fui a Palma de Mallorca, España, donde me quedé ocho años, también en la fábrica de vidrio. Y, finalmente, de España acabé aquí, en Huta Slavia».

    ¿Qué objetos crean hoy los vidrieros? Cornel Lupo:

    «Todo tipo de vasos y artesanía. Hay muy pocos vidrieros que hacen artesanía. Artesanía significa trabajar sin moldes, sin prensa y sin robot. ¡No hay patrón que no podamos hacer! ¡Candelabros! La Selva Negra era la única fábrica de Europa que hacía candelabros de araña para todas las catedrales de Europa, con hojas, brazos, pantallas».

    Frantisek Koritar, quien contó la historia, también empezó a trabajar el vidrio por pasión:

    «Teníamos que trabajar donde estuviera más cerca de casa y ese lugar fue la Selva Negra. Yo soy de aquí, de Șinteu. Ahora a mi edad me gustaría transmitir el oficio a otros, pero los jóvenes no están interesados. Tuve un aprendiz que se fue en vez de trabajar. No tenemos sustitutos».

    Cornel Lupo añadió:

    «Ese joven quería aprender el oficio en dos o tres días, pero trabajar el vidrio se perfecciona durante muchos años. No se aprende en dos o tres días», dijo riéndose nuestro entrevistado.

    A la pregunta de cuántos productos de vidrio ha fabricado desde que tenía 19 años, Frantisek Koritar respondió:

    «No podría contarlos porque realizábamos una gran cantidad de productos, éramos siete personas en el equipo y teníamos las reglas establecidas. También hacía vasos y botellas de vino, entre cuatrocientas y quinientas, y para licor entre seiscientas y setecientas, en seis horas. No era fácil, además hacía mucho calor, tanto cerca del horno donde el vidrio se funde a 1450 grados Celsius, como en la elaboración, donde se estaba a 1100 grados, ¡no era nada fácil!».

    Desde Șinteu se puede llegar a la Selva Negra por una carretera directa y eso porque antiguamente el vidrio se transportaba de Rumanía a Eslovaquia por esta carretera.

    Versión en español: Victoria Sepciu