Tag: Aventura

  • Rumanía mi casa: En bicicleta hasta el Cabo de Hornos

    Rumanía mi casa: En bicicleta hasta el Cabo de Hornos

    Hoy hablamos no solo de un estreno mundial, sino también de una misión para promover la lectura y el deporte entre los jóvenes, que Gabriel Bota y Rudolf Nyari, dos de los organizadores del Festival del Libro Transilvania – que se celebra cada otoño en Cluj – llevaron a cabo a finales del año pasado. Inspirados en la novela de Radu Tudoran, los dos se fueron de viaje en bicicleta hasta la Tierra del Fuego, en la isla del Cabo de Hornos.

    ¿Qué debemos saber cuando nos enteramos de una aventura así? Rudolf Nyari nos cuenta:

    «Creo que en primer lugar debemos saber que esta aventura es un proyecto que empezó hace unos años, que partió de la idea de potenciar la parte de lectura y la parte deportiva y es un proyecto que está en la tercera edición. Se trata de esta edición del año pasado titulada Leer y montar hasta el fin del mundo en la que nos convertimos en las primeras personas de la historia de la humanidad que llegó en bicicleta al punto más austral del globo, a saber, la isla del Cabo de Hornos. La primera edición fue una edición en la que Gabi (Gabriel Bota) viajó por Europa y aquí le pediré que diga unas palabras sobre la aventura de hace 6 años en bicicleta».

    Gabriel Bota añade:

    «Hay que decir que todas las ediciones de Leer y montar forman parte de los proyectos del Festival Internacional del Libro Transilvania. El objetivo, como dijo Rudi (Rudolf Nyari), es promover la lectura y el deporte entre los jóvenes, pero no solo entre los jóvenes. La primera edición tuvo lugar en 2017. Luego me quedé solo, me fui de Rumanía, visité 10 países, leí 10 libros en el camino, visité a 10 escritores en sus casas. Muchos de ellos también nos visitaron en Cluj, después de eso, durante el festival. Además, recorrimos 4884 kilómetros en 40 días, convenciendo a varias decenas de miles de personas para que leyeran e hicieran más deporte. Este siempre ha sido nuestro mensaje simple: a través del poder del ejemplo, promover la lectura y el deporte. Y después de eso nos unimos. Hicimos un equipo maravilloso con Rudi, comenzando la segunda edición en 2022, cuando fuimos más allá del Círculo Polar Ártico, en el lugar más septentrional del mundo, hasta el Cabo Norte. El objetivo era acercarnos al Polo Norte, pero no fue posible en ese momento y, asimismo, con el poder del ejemplo logramos fomentar la lectura y el deporte».

    ¿Cómo se percibió este mensaje en el Cabo de Hornos? Rudolf Nyari nos ofrece más detalles:

    «Fue la mayor sorpresa para nosotros, hablar sobre todo de este proyecto con todas las personas que conocimos y todos se polarizaron con esta idea,  participaron en nuestra historia y nos apoyaron en todo lo que pudieron. Entendieron el mensaje para los jóvenes, pero al mismo tiempo también entendieron la historia detrás de este mensaje y la historia era llevar un libro al fin del mundo. Se trata del libro de Radu Tudoran, A toda vela, un famoso libro que marcó su juventud, tanto en la lectura, como en el cine. Y prácticamente toda nuestra aventura se construyó en base a este libro en el que dos amigos querían llegar a Tierra Del Fuego. En esa aventura se separaron, se volvieron a encontrar y descubrieron esas tierras. Básicamente, recorrimos el mismo camino, pero esta vez en avión, más de 40 000 kilómetros. Después llevamos nuestras bicicletas, de Punta Arenas a Ushuaia (nota del editor: ciudad portuaria en Tierra del Fuego, Argentina) y recorrimos 1 700 kilómetros en bicicleta en un tiempo récord de 8 días. De allí tomamos un barco que nos llevó hasta el Cabo de Hornos. Fue un viaje de 5 días en el que pasamos por los glaciares más importantes y por la parte sur del mundo, llegando finalmente al Cabo de Hornos, donde con la ayuda de la tripulación, que entendió el mensaje, logramos desembarcar, al final, con las bicicletas y llevar el segundo libro a ese faro que existe allí en la isla,  donde hay un oficial de la Armada de Chile con su familia, que vive allí por 5 años en comisión de servicio. Y dejé este libro como un homenaje a la literatura rumana allí en el faro, para que todos los que pisen esa isla puedan ver una semilla de la literatura rumana allí».

    Gabriel Bota añade:

    «La historia detrás del libro es aún más impresionante: para aquellos que no lo saben, Radu Tudoran es el hermano de Geo Bogza. Tudoran no es su nombre real, es su nombre literario. Su nombre es Nicolae Bogza. También tenemos que decir por qué llevamos este libro: el sueño de su vida era viajar por todo el mundo. Nunca abandonó el país. Además, comenzó a construir una goleta en el puerto de Galați, pero nunca abandonó las aguas del puerto. Elegimos llevar este libro, porque los héroes del libro llegaron allí».

    Así, un ejemplar de lujo, en cuero natural, recibido como regalo por parte de la Biblioteca Central de la Universidad Lucian Blaga de Cluj-Napoca, se donó a la Biblioteca de Ushuaia, y una edición fechada en 1967 del libro se dejó en la isla del Cabo de Hornos. ¡Habría mucho más que contar!

    Esta entrevista no concluyó hasta que los dos lanzaron su habitual exhortación a una sola voz: «¡No se olviden de leer y hacer deporte!»

     

    Versión en español: Mihaela Stoian

     

  • En la carretera Transalpina, en Rânca

    En la carretera Transalpina, en Rânca

    De camino a las crestas de las montañas, llegamos a una de las localidades de esquí más destacadas. Destino de vacaciones durante todo el año, Rânca también puede ser punto de partida de numerosas excursiones.

    El principal atractivo de la localidad de interés local Rânca es el esquí, según afirma Nicu Mitroi, administrador de la zona de esquí.

    «El esquí también tiene una ventaja principal, porque la localidad está situada a 1600 metros, en una meseta que muchos especialistas europeos han comparado con Cortina d’Ampezzo, en Italia. A 1600 metros de altitud, las pistas de esquí se extienden hasta los 2000 metros. Las pistas de esquí de la localidad de Rânca tienen una longitud total de siete kilómetros y cuentan con tres telesillas, una telesilla cuatriplaza con desacoplamiento automático y dos telesillas fijas, una cuatriplaza y otra triplaza, así como dos telesquíes. Las cinco instalaciones de teleféricos han permitido eliminar desde la temporada pasada las colas de embarque en la localidad».

    En la localidad de Rânca, los turistas tienen acceso a cinco pistas: cuatro en el monte Corneșu y una en el monte Păpușa. Las pistas del monte Corneșu están equipadas con instalaciones de transporte por cable, como telesquí o babyski, y una de las pistas cuenta con iluminación nocturna y sistema de sonido. Los turistas también pueden esquiar y practicar snowboard en las pistas del monte Păpușa. También hay zonas separadas para actividades como el trineo.

    «Tenemos los precios más bajos en Rumanía y los hemos mantenido a lo largo de los años. La cantidad de nieve natural es abundante en la zona, sobre todo al sur de los Cárpatos Meridionales, donde las corrientes de aire frío del norte se encuentran con las del Mediterráneo y cae una capa de nieve consistente. Sin embargo, hemos tomado medidas y disponemos de nieve artificial para mantener las pistas. En la segunda quincena de noviembre, hacemos una capa consistente de hielo, para que la nieve artificial y la natural tengan continuidad durante todo el invierno. Abrimos la temporada de esquí a finales de noviembre y la cerramos a finales de abril».

    La localidad de Rânca se encuentra en la carretera Transalpina, conocida como la «carretera de las nubes» debido a su altitud. Las obras de asfaltado comenzaron en 2009, y apenas en 2012 estuvo asfaltada al 99 %, pero tiene una rica historia. Según algunas fuentes, la carretera fue construida por primera vez por las legiones romanas durante las guerras con los dacios, razón por la que en algunos mapas figura como corredor estratégico romano IV.

    La carretera se reconstruyó en el periodo de entreguerras y se abrió en 1938, cuando fue inaugurada por el Rey Carlos II, razón por la que hoy también se conoce como la Carretera del Rey. La historia también registra una rehabilitación durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes necesitaron esta vía de acceso por razones militares. Nicu Mitroi, administrador de la zona de esquí en Rânca, nos cuenta brevemente su historia.

    «La principal atracción de la localidad de Rânca es la carretera Transalpina, que es la vía más alta del país. Sube hasta los 2145 metros en el paso Urdele. Esta carretera se modernizó en el periodo de entreguerras, durante el reinado, por iniciativa del primer ministro de Gorje, Gheorghe Tătărescu. Se construyó sobre un camino de trashumancia utilizado desde la época romana. Unía las fortalezas dacias de los Montes Șurianului y el Puente de Trajano sobre el Danubio en Drobeta-Turnu Severin. Novaci es una zona rica en ganadería ovina. La carretera Transalpina se hizo por la senda de la trashumancia, que, por lo que sabemos, se hace a su vez por el rebaño de ovejas, conducido por un asno cargado. El asno, en su ascenso a la cresta, nunca supera los 15 grados de inclinación, rodea la pista y sigue la cresta de la montaña hasta la cumbre».

    Hoy en día, Transalpina es una zona que atrae a muchos turistas gracias a su amplia oferta de actividades: senderismo por senderos de montaña, ciclismo, deportes de pelota, enduro, excursiones a las cuevas y monasterios de los alrededores, parapente o tirolina. También son muchos los turistas que buscan relajarse en el aire oxigenado, en praderas soleadas o a la sombra de abetos, admirando el espectacular paisaje.

    La carretera Transalpina ofrece un acceso rápido a la cresta y, desde aquí, los turistas pueden recorrer fácilmente la cresta de Parâng por una ruta bien señalizada. Desde la cresta se puede llegar a los lagos glaciares más espectaculares de Rumanía. Para el alpinismo y la escalada en roca, hay zonas cercanas para practicar estos deportes. Hay rutas desde 10-20 metros, con una dificultad de 6-7 grados para la escalada, hasta 300 metros, con una dificultad de grado 6 para el alpinismo.

    «Como actividades de verano, desde la carretera Transalpina, muchos senderos de cresta se bifurcan hacia los lagos glaciares, el lago Gâlcescu, el lago Mija, el lago Tău, etcétera. Hay otros senderos que recorren el valle de Gilortului, el valle de Olteț, el valle de Galben, así como excursiones por los senderos de estos valles, pero también senderos para bicicletas, todoterrenos, pistas de enduro. En el complejo hay tubing de verano, zonas de juegos para niños y otras muchas actividades recreativas de verano. La estructura de alojamiento es diversificada, con unas 5000 camas para todos los gustos, desde condiciones hoteleras hasta casas de campo familiares, algunas de ellas con piscina, ciubăr (un tipo de bañera de madera) y balnearios. Junto a estas estructuras de alojamiento, hay restaurantes donde se recibe a los turistas con afinată aromatizada (bebida alcohólica a base de arándanos), vino caliente en invierno, sabrosa comida tradicional y bellas historias. Los turistas también pueden cenar en los refugios de montaña cercanos a la carretera Transalpina».

    Dominada por el pico de Păpușa, de 2136 metros de altura, la carretera Transalpina es una de las mejores carreteras alpinas de alta montaña en Europa, y la localidad de Rânca es un destino para los amantes de la aventura y los que quieren disfrutar de la tranquilidad, ideal durante todo el año.

    Versión en español: Monica Tarău

     

     

     

     

  • 042 Rumaniando en la Radio

    042 Rumaniando en la Radio

    Estamos pues en el pueblo de Putna, más precisamente frente al monasterio de Putna, donde descansa el santo voivoda Esteban el Grande, en el monasterio que él fundó.

    En la región de Bucovina, Via Transilvanica propone un total de 137 km de rutas en las que saca a la luz zonas pintorescas y monumentos históricos únicos en el mundo. Desde el monasterio de Putna, el camino nos lleva por depresiones, pasos elevados, pueblos pintorescos, montañas, colinas y manantiales.

    La primera ruta que se propone en esta zona de Bucovina es la que une a las localidades de Putna y Sucevita, que consta de unos 17 kilómetros que se pueden recorrer a pie en unas 6 horas.