Tag: Besarabia

  • Cien años del Patriarcado Rumano

    Cien años del Patriarcado Rumano

    La Iglesia Ortodoxa Rumana celebra el 4 de febrero un siglo desde que se convirtió en patriarcado. La idea de convertirse en patriarcado había surgido unas décadas antes, después de que la institución se convirtiera en autocéfala en 1885, pero ello solo se materializó tras la Gran Unión de 1918, cuando contaba con 14 millones de fieles y tenía cinco sedes metropolitanas y 18 diócesis.

    Al final de la Primera Guerra Mundial, las provincias con mayoría de población rumana ocupadas por los imperios multinacionales vecinos zarista y austrohúngaro quedaron bajo la autoridad de Bucarest: Basarabia (este), Bucovina (noreste), Transilvania (centro), Banat, Crișana y Maramureș (oeste). Además de su etnia, cultura y lengua comunes, también estaban vinculados a la madre patria por su fe predominantemente ortodoxa.

    El Acta de Establecimiento del Patriarcado Ortodoxo Rumano, leída en el sínodo del 4 de febrero de 1925 y aprobada por unanimidad por sus miembros, fue adoptada posteriormente por el Parlamento. Ese mismo mes se promulgaron la ley y el estatuto de organización de la Iglesia Ortodoxa Rumana, según los cuales el Primado Metropolitano Miron Cristea se convirtió en Patriarca. Envió cartas de notificación al Patriarcado Ecuménico y a las demás Iglesias ortodoxas hermanas. El Patriarca Ecuménico Basilio III promulgó el acta de reconocimiento del Patriarcado rumano el 30 de julio de 1925, y la entronización de Miron Cristea como patriarca tuvo lugar el 1 de noviembre del mismo año.

    Un siglo después de su fundación, el Patriarcado rumano proclama 16 nuevos santos. Se trata de líderes espirituales y teólogos que destacaron por sus confesiones de fe durante el régimen comunista ateo, instalado en el poder por el ejército de ocupación soviético, y las cárceles en las que cumplieron condena. Tres de los 16 son originarios de Besarabia, territorio del este de Rumanía anexionado en 1940 por la Unión Soviética estalinista y sobre el que se fundó la República de Moldavia.

    De hecho, el Patriarcado de Bucarest reactivó su metropolitanato de Besarabia en 1992, justo un año después de la desintegración de la URSS, y muchos ciudadanos de la república vecina pertenecen a la Iglesia Ortodoxa Rumana. El Sínodo también apoya el establecimiento de la Iglesia Ortodoxa Rumana en la vecina Ucrania, donde viven más de 400.000 de étnicos rumanos, la mayoría cerca de la frontera, en el norte de Bucovina, el norte y el sur de Besarabia y en Tinutul Herta. También hay millones de creyentes ortodoxos rumanos en la diáspora en Occidente –Europa Occidental y Norteamérica–, que son pastoreados espiritualmente en sus parroquias por sacerdotes del país.

    En el último censo rumano de 2021, casi 16,4 millones de personas del total de la población residente declararon su afiliación confesional. El 85,3% de ellos se declararon ortodoxos. El 4,5% se declaró católico romano, el 3% reformado y el 2,5% pentecostal. El 0,7% de los rumanos se declaran greco-católicos. El 0,9% de los encuestados declara no tener religión o ser ateo o agnóstico.

    Versión en español: Antonio Madrid

  • Noticias del día

    Noticias del día

    Titulares:

    – El Gobierno rumano tiene previsto concluir el presupuesto del Estado a finales de este mes para que los nuevos parlamentarios puedan debatirlo y votarlo, muy probablemente en una sesión extraordinaria.

    – El ex presidente del PNL, Crin Antonescu, considera suspendido el acuerdo con los partidos de la coalición gobernante para apoyarle como presidente de Rumanía.

    – La selección rumana masculina de balonmano ha perdido hoy, por 34-35, el último partido del Trofeo de los Cárpatos, organizado en Mioveni, contra Georgia.

     

    PRESUPUESTOS – El Gobierno de Bucarest tiene previsto concluir el presupuesto del Estado a finales de este mes para que los nuevos parlamentarios puedan debatirlo y votarlo, muy probablemente en una sesión extraordinaria. En la elaboración del presupuesto, el ejecutivo aspira a un déficit no superior al 7% del PIB, según lo acordado con la Comisión Europea, sin otras medidas fiscales. Sin embargo, son necesarios importantes recortes en el gasto del sector público y las reformas previstas en el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia.

    Las medidas incluyen la congelación de los salarios del sector público y la congelación de las prestaciones estatales por hijos a cargo. También se recorta la subvención a los partidos políticos en un 25% respecto al año pasado. No habrá más contrataciones públicas este año y se reorganizarán y fusionarán algunas instituciones públicas. También se aumenta el impuesto sobre los dividendos del 8% al 10% y se introduce un nuevo impuesto sobre las construcciones especiales. Las pensiones tampoco aumentarán este año, manteniéndose el punto de referencia en 81 leus (unos 16.000 millones de euros).

    El Gobierno se propone reducir el despilfarro presupuestario en un 1% del PIB, es decir, 19.000 millones de leus (unos 3800 millones de euros), aumentando al mismo tiempo los ingresos presupuestarios mediante la aplicación de las reformas del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia.

     

    CALENDARIO ELECTORAL – El presidente interino del PNL, Ilie Bolojan, ha advertido de que las elecciones presidenciales podrían aplazarse hasta mayo si los partidos de la coalición gobernante no aprueban el calendario electoral a más tardar la semana que viene. Los liberales son partidarios de organizar las elecciones antes de Semana Santa.

    En cuanto a la designación oficial del ex presidente del PNL, Crin Antonescu, como candidato presidencial común de la coalición, Bolojan explicó que podría validarse en los órganos de gobierno de cada partido, inmediatamente después de que se establezca el calendario electoral. Pidió coherencia y unidad para apoyar al candidato común.

    El líder de UDMR, Kelemen Hunor, también afirmó que la fecha de las elecciones presidenciales debería fijarse lo antes posible y que los comicios deberían celebrarse antes de Semana Santa. Dijo que la decisión debería tomarse la próxima semana. Por su parte, la líder de la USR, Elena Lasconi, acusó a los partidos en el poder de estar interesados únicamente en conservar el poder y los privilegios, y no en la estabilidad del país.

     

    CANDIDATO ELECCIONES – El expresidente del PNL, Crin Antonescu, considera suspendido el acuerdo alcanzado con los partidos de la coalición gubernamental para apoyarle para alcanzar la presidencia de Rumanía. El sábado por la noche comentó, en un programa de una cadena de televisión privada, que había tomado esta decisión unilateralmente, sin retirar su candidatura, pero que había constatado que «los cuatro líderes políticos que hicieron esta propuesta y asumieron este compromiso no estaban suficientemente facultados cuando estamparon su firma en este acuerdo».

    El Tribunal Constitucional decidió anular las elecciones presidenciales, que debían celebrarse a finales de 2024, en medio de acusaciones de intromisión rusa en el proceso electoral. El 23 de diciembre, los partidos gobernantes –PSD, PNL, UDMR– y el grupo minoritario acordaron tener un candidato presidencial conjunto en la persona de Crin Antonescu, decisión que se votaría en los órganos de dirección de cada partido. Posteriormente, el 28 de diciembre, acordaron celebrar la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 23 de marzo y la segunda el 6 de abril. Para que las dos elecciones se celebren en las fechas acordadas, el ejecutivo debe emitir su decisión antes del 7 de enero.

     

    AUSTRIA – El canciller austriaco, Karl Nehammer, ha declarado que dimitirá en los próximos días tras el fracaso de las negociaciones entre su partido, el Partido Popular y los socialdemócratas. El viernes, un tercer partido se retiró de las negociaciones de coalición. El líder conservador, el canciller Nehammer, dijo que su partido y los socialdemócratas no podían ponerse de acuerdo en cuestiones importantes. Karl Nehammer ha anunciado que dimitirá como Canciller y como líder del partido. El ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) ganó las elecciones generales en septiembre, pero Nehammer y otros partidos han descartado formar una coalición con el líder del partido, Herbert Kickl.

     

    GRECIA – El ex primer ministro griego Costas Simitis falleció el domingo a la edad de 88 años en su casa de veraneo del Peloponeso, informaron los medios de comunicación griegos. «Con tristeza y respeto me despido de Costas Simitis, digno y noble opositor político y primer ministro que acompañó a Grecia en sus grandes pasos nacionales», declaró en un comunicado el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.

    Costas Simitis fue uno de los fundadores del Pasok (Movimiento Socialista Panhelénico), el partido socialista creado en 1974, justo después de la caída de la dictadura colonial. Sucedió a Andreas Papandreu, líder histórico del partido, y fue primer ministro de 1996 a 2004. Costas Simitis contribuyó especialmente a la adopción del euro por Grecia en 2001.

     

    DEPORTES – La selección rumana masculina de balonmano perdió 34-35 contra Georgia en el último partido del Trofeo de los Cárpatos. También se ha disputado hoy el partido Turquía-Serbia, con victoria de los serbios por 35-30. Rumanía empezó el viernes ganando 35-26 a Turquía en la primera jornada de la competición organizada en Mioveni (sur) y el sábado empató 31-31 con Serbia. Como resultado, Serbia terminó en cabeza de la clasificación.

     

    FIESTAS RELIGIOSAS – Los cristianos ortodoxos de rito antiguo de Rumanía, como los oriundos de Besarabia, los lipovanos y los serbios, empiezan a preparar la Navidad. Celebran el nacimiento de Jesucristo el 7 de enero, según el calendario juliano, 13 días más tarde que el calendario oficial. Los armenios también tienen una fecha diferente para la Navidad, y la celebran el 6 de enero. En Nochebuena, tras el oficio religioso, grupos de niños y jóvenes armenios van de casa en casa cantando el villancico tradicional armenio «Avedis», que significa «La maravillosa noticia del nacimiento de Jesucristo», explica la productora de Radio Rumanía Constanza, Rafaela Cazazian. En el delta del Danubio y en las estaciones de montaña se han reservado muchos alojamientos para esta Navidad a la antigua usanza.

     

    ONDA CORTA – La avería en el transmisor de Ţigăneşti ha sido subsanada. A partir de ahora, los programas de RRI se podrán recibir, incluso en sistema DRM, en las frecuencias anunciadas inicialmente para la temporada de invierno.

     

  • Los campos de concentración en la región de Bărăgan

    Los campos de concentración en la región de Bărăgan

    Una zona escasamente poblada desde siempre, pero muy fértil desde el punto de vista agrícola, Bărăgan fue un lugar elegido por el régimen comunista para castigar a unas 40 000 personas a las que consideraba enemigos de clase. Todos los testimonios de quienes pasaron varios años de su vida en esta parte oriental de la llanura rumana, algunos de ellos registrados por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, describen las mismas condiciones de vida en la década de 1950.

    En 1951, el régimen comunista comenzó a enviar ciertas categorías de personas a Bărăgan, personas que tenían que ser castigadas por lo que eran: campesinos medios, algunos miembros de las minorías alemana, serbia, húngara, arrumana, y rumanos de Besarabia que habían huido de esta región ocupada por los soviéticos en 1944. Entre ellos se encontraba la alumna Elena Boroș, refugiada de Besarabia con sus padres, en el oeste de Rumanía, en el Banato:

    «Yo estaba en Sânnicolau Mare, en la escuela técnica agrícola, cuando se llevaron a mis padres. Luego, en una noche, no solo en Banato y Mehedinţi, en la misma noche los recogieron a todos. Pero por lo que me contaron mis padres, a las 12 de la noche vino un guardia de seguridad y un miliciano y les dijeron que hicieran las maletas porque tendrían que marcharse. Al día siguiente recibí una llamada telefónica de mi padre y me dijo que volviera a casa urgentemente, en el primer tren, y que no los encontraría en casa, sino en la estación. Cuando llegué a la estación, mis padres ya estaban con su equipaje en el andén esperándome. Después de llegar, nos metieron inmediatamente en el vagón y nos fuimos».

    El miedo de la gente era máximo. No sabían adónde los llevaban, vivían aterrorizados ante el espectro de ser devueltos a la Unión Soviética y enviados a Siberia. Elena Boroș recuerda sus primeras impresiones sobre el rumbo que tomaría su vida:

    «Cuando llegué aquí por la mañana, a Nicoleşti-Jianu, el tren se detuvo. Mi padre le preguntó al guardia de seguridad que vio que el tren se había detenido en una vía muerta si no seguíamos adelante. El guardia de seguridad nos dijo que nos quedaríamos allí. Llegaron unos camiones vacíos, le quitaron a cada uno el equipaje que tenían, nos subimos a un camión que nos llevó a Satu Nou (n. red: Aldea Nueva). De hecho, no había una aldea nueva, era un campo baldío. Se trazó el pueblo, con calles y lugares para las casas, donde estaría cada parcela de 2500 metros. Algunos, donde se detuvieron, vieron que el lugar estaba vacío y se sentaron allí. Donde nosotros paramos había trigo sembrado, pero había unas estacas alrededor, y dijimos que nos quedábamos allí. Descargamos y nos quedamos a cielo abierto. Y nos preguntábamos qué íbamos a hacer».

    La primera noche durmieron a cielo abierto, cubiertos con mantas y alfombras. Al día siguiente comenzaron a hacer sus casas, las primeras fueron las chozas. Luego cavaron pozos para obtener agua. Después de una semana, las autoridades llegaron y enviaron a la gente a una granja para trabajar en la cosecha de algodón.

    Vasile Neniță también fue deportado a Bărăgan cuando era niño. Y recordó el desierto en el que había terminado con sus padres y otros afectados por el destino.

    «Hacía mucho calor en Bărăgan. No había agua, solían traernos agua en camiones cisterna desde Borcea y la gente iba a por agua y la bebíamos durante mucho tiempo. Mucha gente se enfermó por esa agua. Lo más doloroso que recuerdo, todavía era un niño de 11 años, fue que en el primer año había un cementerio muy grande. Muchos no sobrevivieron a ese invierno, especialmente los ancianos de Banato. El clima en Banato era templado, había un clima frío. Era un invierno duro y no pudieron resistir. Mucha gente murió. Y esto sucedió en todas partes, y en el resto de los pueblos de Bărăgan, no solo aquí. No había nada en Bărăgan, solo un campo baldío. Se podía ver un árbol a 100-200 metros de distancia. ¡Esto era Bărăgan, hasta donde alcanzaba la vista era un campo! Y cuando llegaron esos vientos y torbellinos, como en la novela Los cardos de Bărăgan, fue aún más».

    Vasile Neniță también recuerda el momento en que la propia Ana Pauker, ministra de Relaciones Exteriores del gobierno comunista, hizo una visita para instar a los deportados a construir viviendas:

    «Llegó en helicóptero y aterrizó allí. Antes vino la milicia y tocó el tambor en el pueblo para que todo el mundo se reuniera en un lugar determinado. No sabíamos para qué, y allí también nos dijeron que teníamos que construir casas. E hicieron equipos de 8-10 personas y se estableció el orden de construcción de las casas. Se hacían de tierra batida, se colocaban tablones y se vertía tierra. Golpeaban con la maza hasta concluir el muro. Y las casas tenían dos habitaciones y una cocina, cubiertas. Nos trajeron la carpintería, el tejado y el junco».

    Después de 4 años de privaciones extremas, en 1955, las autoridades permitieron que los deportados se fueran a donde quisieran. La mayoría de ellos optaron por volver a visitar sus lugares de origen, dejando atrás una experiencia de vida extrema.

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • Monumentos rumanos restaurados de Besarabia

    Monumentos rumanos restaurados de Besarabia

    La ocupación rusa de Besarabia significó, especialmente después de 1830, una política de fomento de la influencia rusa en una zona de conflicto con el Imperio Otomano. En junio de 1940, tras el acuerdo entre Hitler y Stalin en el verano de 1939, la Unión Soviética se anexionó Besarabia. En 1941, Rumania la liberó y en 1944 la vida de los habitantes de Besarabia volvió a su curso natural. Pero al final de la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1944, la Unión Soviética volvió a ocupar Besarabia, así como toda Europa Central y Oriental, e impuso regímenes a imagen y semejanza del suyo.

    Entre 1945 y 1989, la brutalidad soviética se extendió a los habitantes de Besarabia, adoptando todas las formas imaginables: deportaciones a campos y encarcelamientos, desplazamientos de población, educación estalinista, otras violaciones sistemáticas de los derechos humanos y las libertades fundamentales. El amplio proceso de sovietización significó la creación del nuevo hombre soviético a través de la amnesia, es decir, olvidando los propios orígenes y borrando la memoria de los eventos pasados.

    Rumanía fue el principal enemigo utilizado en el proceso de sovietización de Besarabia. La frase «fascistas rumanos» estaba presente en cualquier referencia a la zona al oeste del Prut. Entre las primeras víctimas de la sovietización se encuentran los monumentos del foro público que expresaban la voluntad y los sentimientos de la población de Besarabia, que representaban la adhesión de la mayoría de los rumanos de Besarabia a su identidad y pertenencia a la ciudadanía del Reino de la Gran Rumanía. Las estatuas y símbolos de personalidades de la historia y la cultura rumanas fueron demolidos, destruidos y reemplazados por estatuas y símbolos del ocupante soviético. Los monumentos soviéticos expresaban fuerza y agresividad en el más alto grado, al igual que algunos monumentos representados por tanques con cañones apuntando hacia el oeste, hacia Rumania.

    Pero desde 1991, el año del colapso de la Unión Soviética, un verdadero Imperio del Mal como lo llamó el presidente estadounidense Ronald Reagan, la República de Moldavia se ha vuelto independiente. Desde entonces, los habitantes de Besarabia han estado buscando sus orígenes y tratando de volver a las formas de identidad de sus padres y abuelos.

    Una de las medidas adoptadas en este sentido es la eliminación de los monumentos soviéticos y la reubicación de los monumentos de la época en que Besarabia formaba parte de Rumania. En Bucarest se inauguró una exposición de 28 monumentos rumanos restaurados de soberanos, héroes, soldados y clérigos rumanos, pero también de personalidades culturales contemporáneas como los cantantes Doina e Ion Aldea Teodorovici. La exposición también contó con la presencia de Iuliana Gorea-Costin, embajadora de la República de Moldavia en Bucarest.

    «A la izquierda del Prut, la guerra entre la luz y la oscuridad es bastante intensa y se está librando una batalla permanente para afirmar nuestra identidad. Es una batalla por la historia, por la lengua y la literatura rumanas. Ha estado de pie, más de una vez, en la plaza de la Gran Asamblea Nacional, incluso durante meses. Al estar en la encrucijada de civilizaciones, necesitamos conocernos mejor, los que estamos dentro de la misma nación. Y al mismo tiempo, debemos unir nuestros esfuerzos para que las personas sabias sobrevivan en este espacio».

    En el período transcurrido desde 1991, las organizaciones cívicas de la República de Moldavia han emprendido acciones para reubicar los monumentos rumanos originales y los monumentos que informarían a la opinión pública sobre las atrocidades cometidas durante la barbarie soviética.

    Por ejemplo, un monumento reubicado y consagrado en 2016, una copia del período de entreguerras, es el Monumento de los Tres Mártires en la capital de Chisináu. Está dedicado a luchadores por la idea nacional como el sacerdote y escritor Alexei Mateevici (1888-1917), el abogado, periodista y cantante Simion Murafa (1887-1917) y el ingeniero topográfico Andrei Hodorogea (1878-1917). Los tres murieron en el terrible año de 1917, Mateevici, de 29 años, afectado por el tifus exantemático, y los amigos Murafa, de 30 años, y Hodorogea, de 39, asesinados por una banda de criminales bolcheviques.

    Después de la guerra, Pantelimon Halippa, político de Besarabia, creó un comité para erigir monumentos para todos los combatientes unionistas, entre los que se encontraban los tres. En 1923, se inauguró el monumento a Mateevici, Murafa y Hodorogea por iniciativa de la Sociedad Las Tumbas de los Héroes Caídos en la Guerra, en presencia del general francés Henri Berthelot. El monumento era una losa de piedra, colocada en posición vertical, en la que estaban enterrados los rostros en bajorrelieve de bronce de los tres héroes. En el pedestal, frente a los bajorrelieves, había un águila de bronce y debajo se colocó la inscripción Apóstoles de Besarabia, Mártires de la Santa Causa Nacional. El monumento, de tres metros de altura, estaba coronado con el escudo de armas de Rumanía, entre una rama de roble y una rama de laurel, realizada en bronce. Este medía 4,35 metros de largo y 1,92 metros de ancho.

    En vísperas de la anexión de Besarabia en junio de 1940, el ejército rumano desmanteló los bajorrelieves de Alexei Mateevici y Simon Murafa y los envió a Bucarest. En 1962, el resto del monumento y el campanario situado frente a la catedral de la Natividad del Señor, donde se encontraba, fueron volados por el ejército soviético.

     

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • La Alianza para el Centenario

    La Alianza para el Centenario


    En el año1859 Alexandru Ioan Cuza fue elegido príncipe de Moldavia el 5 de enero y príncipe de Valaquia el 24 de enero. Cuza consiguió la unión “de facto” de los dos principados. La unión fue proclamada tres años más tarde, el 24 de enero de 1862. El nuevo país se llamó Rumanía y la capital era Bucarest. Gracias a las reformas radicales promovidas, el reinado de Cuza (1859 – 1866) sentó las bases institucionales de la Rumanía moderna.


    En 1918 después de la victoria de la Triple Entente en la Primera Guerra Mundial, se realizó la unión con Rumanía de todos los territorios con mayoría de población rumana que por entonces se encontraban bajo la administración de los imperios multinacionales vecinos. Sin embargo, como resultado de la Segunda Guerra Mundial, Rumanía perdió las provincias de Besarabia y Bucovina



    En 2018 celebramos así pues el centenario de la Gran Unión, motivo con el cual en el Palacio del Parlamento de Bucarest se ha lanzado la Alianza para el Centenario. Unas 100 organizaciones civícas de Rumanía, República de Moldavia y de los rumanos del extranjero se han unido a esta Alianza y se proponen organizar eventos y actos culturales y ciudadanos a lo largo del próximo año para celebrar la Gran Unión. En opinión del presidente de la Plataforma Unionista “Acción 2012”, George Simion la celebración del Centenario del próximo año no puede ser completa sin Besarabia. George Simion:




    Nosostros nos proponemos organizar un acto simbólico durante el mes de agosto del próximo año. Haremos una marcha que durará un mes desde la capital de la Unión de 1918, Alba Iulia, hasta la capital de la unión, esperamos nosotros, de 2018, Chişinău.”




    Por su parte, el senador del Partido Social Demócrata (PSD) Titus Corlăţean, quien ha participado en el acto del Palacio del Parlamento, considera que el ideal de la unidad nacional es legítimo y enfatiza que para este proyecto se necesita apoyo internacional. Titus Corlăţean




    El ideal de la unidad nacional es parte de nuestro ser y es muy legítimo. Nadie lo puede cuestionar y no puede ser objeto de negociación. Lo que no se les negó a otros, y me refiero por ejemplo a la unificación alemana después de la caída del Muro de Berlín, no entendemos por qué nos sería negado a nostros. Hay que ser conscientes de que no todo el mundo ,ni tampoco parte de nuestos socios internacionales, estarían muy encantado con una Rumanía fuerte. ”




    Las organizaciones reunidas en la Alianza para el Centenario se ofrecerán apoyo mutuo para realizar sus propios proyectos unionistas, culturales o sociales con impacto identitario. Entre estos destacan las campañas de información en todas las localidades de la parte izquierda del río Prut, acciones de lobby en Bruselas y Washington y la creación de un fondo de la Unión.

  • La ideología del moldovenismo

    La ideología del moldovenismo

    El moldovenismo alentaba los separatismos que se oponían a la unión de Muntenia con Moldavia y a la formación del Estado rumano moderno. Esta corriente se impuso plenamente durante el régimen soviético y su herencia perdura hasta hoy en día.




    El historiador Andrei Cusco de la Universidad de Estado de Chisinau nos ofrece más detalles sobre la historia del moldovenismo y de sus malformaciones:





    “Mencionaría una figura muy importante que tiene que ver con la Iglesia de Besarabia. Se trata del último obispo importante de la Iglesia de Besarabia del período zarista, entre 1908 y 1914, Serafín Ciceagov. Fue el bisnieto del almirante Ciceagov que en 1912 llegó a Besarabia como enviado del zar. Este Serafín Ciceagov es, al igual que Pavel Lebedev, el símbolo del intento por parte del centro de controlar la Iglesia de Besarabia. Es el primero y único dignatario del período imperial que intentó imponer un proyecto “cuasimoldovenista. En el período imperial no existía, hasta comienzos del siglo 20, ningún elemento que hubiera podido ser definido como “moldovenista en la percepción rusa sobre Besarabia. Evidentemente, los rumanos de Besarabia son considerados por la mayoría absoluta de los observadores rusos como rumanos con una cierta especificidad regional. Sin embargo, no existe ninguna tendencia de demostrar que los rumanos de Besarabia serían fundamentalmente diferentes en comparación con los de Rumanía y menos de crear una nación moldava distinta.





    La situación cambia radicalmente después de la victoria de la revolución bolchevique de 1917. Para vengarse y recuperar la Besarabia perdida en 1917-1918, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) creó un Estado-fantasma, la República Autónoma Soviética Socialista de Moldavia, en la orilla izquierda del río Dniéster, con la capital inicial en Balta y luego en Tiráspol, cuyo objetivo era propagar las ideas de la existencia de la llamada nación moldava.


    Nuevamente ante los micrófonos de RRI, Andrei Cusco:





    “En el período de entreguerras, los activistas soviéticos culturales que querían formar la nación moldava no estaban seguros de cómo tenía que ser esta nación. Entre 1932 y 1938 el alfabeto latino fue introducido en la República Autónoma Soviética Socialista de Moldavia y el estándar lingüístico era idéntico al de Rumanía. No había ninguna diferencia entre lo que se publicaba en Tiráspol en rumano y lo que se publicaba en Chisinau. El período anterior, entre 1924 y 1932 y sobre todo después de 1938 fueron característicos los intentos deliberados de crear la lengua y la cultura moldavas en base a unos materiales de calidad dudosa. Se trata de un dialecto local, hablado en las aldeas de Transnistria. La idea nacional soviética era circunscrita a la idea de revolución cultural; estos pueblos tenían que superar rápidamente las etapas, recuperar en un decenio o dos lo que no habían logrado en miles de años. Lo mismo sucede también con la llamada nación moldava, sólo que aquí el objetivo era mucho más claro, es decir combatir el nacionalismo rumano, el proyecto rumano.




    Una vez reanexionada Besarabia en 1940 y sobre todo después de 1944, se producen otros cambios de la ideología moldovenista. Andrei Cuşco:




    “Lo que pasa después de 1940, sobre todo después de 1944, es más interesante, después de que las autoridades soviéticas vuelvan a Besarabia. Ellas tienen algunos guiones en la mente. Uno de ellos es el de perpetuar el modelo de Transnistria, de crear de la nada una lengua y una cultura, opuestas al rumanismo. Pero esto no pasa, porque la intelectualidad soviética moldava, sobre todo los escritores, que se habían formado en el periodo de entreguerras, incuso siendo comunistas, no aceptan este estándar, este nuevo canon que los soviéticos intentan imponer. Hacia mediados de los años 1950 se vuelve a los modelos culturales rumanos, lingüístico y literario. En 1957, cuando tiene lugar la última reforma lingüística, se vuelve al estándar rumano, al panteón literario rumano. Tiene lugar un tipo de “rumanización latente, una “rerumanización de los proyectos soviéticos. En los años 1960, si alguien leía un texto escrito con letras cirílicas en el idioma rumano de Besarabia, oficialmente el idioma moldavo, no se diferenciaba de cualquier texto publicado en Rumanía. Por un lado tenemos la rusificación, por otro lado el moldovenismo, declarado como política pública se abandona de facto después de finales de los años 1950. Me refiero al ámbito lingüístico y cultural, porque el moldovenismo no se abandona en el ámbito identitario más amplio. La escuela y la prensa inoculan en la conciencia pública, sobre todo entre los campesinos, el hecho de que ellos son moldavos, de alguna manera distintos a los rumanos, aunque nunca se explique muy bien a través de qué.



    Tras la caída del comunismo y la desintegración de la Unión Soviética de 1991, asistimos a otra etapa de la ideología moldovenista, una aún más primitiva, según opina Andrei Cuşco.




    “El moldovenismo después de 1990-1991, después de la independencia, es otra cosa que el moldovenismo soviético, porque es un híbrido entre la concepción soviética y un tipo de nacionalismo rumano en el espejo. Los nacionalistas que se autodenominan moldovenistas son de alguna manera muy radicales, concediendo un carácter étnico al nacionalismo moldavo. Ellos intentan poner las cosas al revés empleando el modelo rumano. Empleando el mismo modelo, muestran que existiría una continuidad entre la actual Besarabia y el Estado moldavo medieval, lo que es una evidente aberración. O que existen unos elementos identitarios moldavos que preceden la identidad rumana, teniendo en cuenta que el adversario es la nación rumana. En este sentido, los moldovenistas de hoy son incluso menos convincentes que el modelo soviético que se basa en destacar la diferencia, pero no les daba un carácter étnico hasta el absurdo. Lo que incluso para los moldovenistas soviéticos habría sido muy primitivo, porque intentaban construir algo más duradero partiendo de los criterios de clase e ideológicos.




    El moldovenismo de hoy es una ideología residual. A pesar de sus contrasentidos, su fuerza sigue siendo significativa, pero está en un continuo descenso.


  • La Unión de Besarabia con Rumanía

    La Unión de Besarabia con Rumanía



    El 27 de marzo de 1918, el Consejo del País, que era la asamblea representativa de los rumanos de Besarabia, votaba la unión con el Reino de Rumanía. Esto era considerado como una reparación tras el despojo territorial de 1812 y, en el marco inestable de la primera guerra mundial, resultó ser la mejor solución política. Al quedar sola en el frente oriental, tras la salida de Rusia de la guerra, Rumanía había pedido la paz e iba a enfrentarse, por una parte, a la ocupación de los Poderes Centrales y, por otra parte, a la evacuación del ejército ruso dominado por la fiebre revolucionaria.




    El médico Daniel Ciugureanu fue uno de los más fervorosos defensores de la unión de Besarabia con Rumanía. Su hijo, Gheorghe Ciugureanu, concedió una entrevista al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana en 1993, en la que contó la historia de su padre. Integrante de una familia de boyardos moldavos de la zona de Hotin, Ciugureanu obtuvo el título de médico de la Universidad de Kiev. Durante su época estudiantil, puso las bases del círculo cultural El Despertar, apoyado por el historiador Ştefan Ciobanu, el escritor Alexe Mateevici, el ingeniero Nicolae Codreanu y otros nacionalistas. En 1993, Gheorghe Ciugureanu recordaba, de las historias que su padre le había contado, cuáles eran los integrantes del Consejo del País de Besarabia, que iban a desempeñar un papel decisivo en la unión de la provincia con Rumanía.






    En 1917, se implicó en la creación del Consejo del País, el Parlamento de la ex República Moldava, que organizó su primera reunión el 25 de noviembre de 1917. Dos días más tarde, con motivo de su reunión del 27 de noviembre, proclamó la autonomía de la República Demócrata Moldava, pero seguía integrando el Imperio Ruso. El Consejo del País estaba integrado por personas elegidas en base a criterios más bien étnicos que políticos, eran representantes de las Uniones de los alemanes, de los gagaúzes, de los judíos, de los ucranianos y de los polacos. También había representantes de la llamada formación campesina, encabezada por Ion Inculeţ, ayudado por Pantelimon Erhan, Pantelimon Halippa y otros, que militaban por la autonomía de Besarabia, pero sin sacarla del Imperio Ruso. El Bloque Moldavo tenía como líder a Daniel Ciugureanu, apoyado por Buzdugan, Anton Crihan, Ştefan Holban, Dimitrie Bogoz y otros.






    No fue fácil lograr la unión, aunque había muchos ciudadanos de Besarabia que tenían convicciones nacionalistas. El período de anarquía que siguió a la instauración del poder soviético en Petrograd provocó mucha inquietud. Gheorghe Ciugureanu:






    En una primera etapa, el poder les pertenecía a los campesinos. Ion Inculeţ había sido elegido presidente del Consejo del País, mientras que el Ejecutivo era encabezado por Pantelimon Erhan, que de cierta forma, actuaba bajo el amparo del gobierno central de Petrograd. Esta primera etapa duró desde el 25 de noviembre de 1917 hasta el 14 de enero de 1918. Antes de la creación del Consejo del País, pero de modo especial en la etapa anteriormente mencionada, aumentó el número de desertores rusos. En su camino hacia el país, pasaban por Besarabia y cometían numerosos crímenes y robos. La situación se complicó y los desertores cazaban a los promotores del movimiento patriótico rumano. Así fue como asesinaron a Simion Gurafa, quien también era mi padrino. Mi padre tuvo que esconderse, tuvo que desaparecer, porque habría sido una de las primeras víctimas.






    Dado que cabía la posibilidad de que todo fuera destruido, los que encabezaban Besarabia pidieron el apoyo al ejército rumano para que reinstaurara el orden. Sin embargo, no cedieron sin protestas ante las acciones del ejército rumano.


    Nuevamente, con más detalles, Gheorghe Ciugureanu.





    Se había alcanzado el apogeo de la crisis. En enero de 1918, a principios del mes, en la estación de trenes de Chişinău fueron masacrados los voluntarios de Ardeal, que habían acudido allí a ayudar a los vecinos de Besarabia en su lucha contra dichas agrupaciones de maleantes. Como consecuencia de dichas acciones, el Bloque Moldavo organizó una reunión secreta, en casa del ingeniero Nicolae Codreanu, que fue presidida por mi padre. En esta reunión, decidieron enviar emisarios al Gobierno de Iaşi, a solicitar el apoyo del ejército rumano para poner fin a las masacres y a los crímenes. Los emisarios llegaron a Iaşi, entregaron la solicitud del Bloque Moldavo y el efecto fue fulminante. Al día siguiente, un batallón del ejército rumano que luchaba en los Cárpatos fue enviado a Besarabia, bajo el mando del general Ernest Broşteanu. Estos militares llegaron a Besarabia el 9 de enero. En tan sólo 3 días cruzaron el río Prut y dirigieron sus pasos hacía Chişinău. En aquel momento, el Consejo del País y el Ejecutivo de Besarabia tomaron cartas en el asunto y enviaron un telegrama al Gobierno de Iaşi, firmado por Ion Inculeţ y Pantelimon Erhan, jefe del Ejecutivo, en el que criticaban tajantemente la intervención del ejército rumano en Besarabia.





    La unión de Besarabia con Rumanía, en marzo de 1918, aunque criticada por algunos ciudadanos de Besarabia, fue la que trajo la paz después de 4 años de guerra fría.

  • La Unión de Besarabia con Rumanía

    La Unión de Besarabia con Rumanía



    El 27 de marzo de 1918, el Consejo del País, que era la asamblea representativa de los rumanos de Besarabia, votaba la unión con el Reino de Rumanía. Esto era considerado como una reparación tras el despojo territorial de 1812 y, en el marco inestable de la primera guerra mundial, resultó ser la mejor solución política. Al quedar sola en el frente oriental, tras la salida de Rusia de la guerra, Rumanía había pedido la paz e iba a enfrentarse, por una parte, a la ocupación de los Poderes Centrales y, por otra parte, a la evacuación del ejército ruso dominado por la fiebre revolucionaria.




    El médico Daniel Ciugureanu fue uno de los más fervorosos defensores de la unión de Besarabia con Rumanía. Su hijo, Gheorghe Ciugureanu, concedió una entrevista al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana en 1993, en la que contó la historia de su padre. Integrante de una familia de boyardos moldavos de la zona de Hotin, Ciugureanu obtuvo el título de médico de la Universidad de Kiev. Durante su época estudiantil, puso las bases del círculo cultural El Despertar, apoyado por el historiador Ştefan Ciobanu, el escritor Alexe Mateevici, el ingeniero Nicolae Codreanu y otros nacionalistas. En 1993, Gheorghe Ciugureanu recordaba, de las historias que su padre le había contado, cuáles eran los integrantes del Consejo del País de Besarabia, que iban a desempeñar un papel decisivo en la unión de la provincia con Rumanía.






    En 1917, se implicó en la creación del Consejo del País, el Parlamento de la ex República Moldava, que organizó su primera reunión el 25 de noviembre de 1917. Dos días más tarde, con motivo de su reunión del 27 de noviembre, proclamó la autonomía de la República Demócrata Moldava, pero seguía integrando el Imperio Ruso. El Consejo del País estaba integrado por personas elegidas en base a criterios más bien étnicos que políticos, eran representantes de las Uniones de los alemanes, de los gagaúzes, de los judíos, de los ucranianos y de los polacos. También había representantes de la llamada formación campesina, encabezada por Ion Inculeţ, ayudado por Pantelimon Erhan, Pantelimon Halippa y otros, que militaban por la autonomía de Besarabia, pero sin sacarla del Imperio Ruso. El Bloque Moldavo tenía como líder a Daniel Ciugureanu, apoyado por Buzdugan, Anton Crihan, Ştefan Holban, Dimitrie Bogoz y otros.






    No fue fácil lograr la unión, aunque había muchos ciudadanos de Besarabia que tenían convicciones nacionalistas. El período de anarquía que siguió a la instauración del poder soviético en Petrograd provocó mucha inquietud. Gheorghe Ciugureanu:






    En una primera etapa, el poder les pertenecía a los campesinos. Ion Inculeţ había sido elegido presidente del Consejo del País, mientras que el Ejecutivo era encabezado por Pantelimon Erhan, que de cierta forma, actuaba bajo el amparo del gobierno central de Petrograd. Esta primera etapa duró desde el 25 de noviembre de 1917 hasta el 14 de enero de 1918. Antes de la creación del Consejo del País, pero de modo especial en la etapa anteriormente mencionada, aumentó el número de desertores rusos. En su camino hacia el país, pasaban por Besarabia y cometían numerosos crímenes y robos. La situación se complicó y los desertores cazaban a los promotores del movimiento patriótico rumano. Así fue como asesinaron a Simion Gurafa, quien también era mi padrino. Mi padre tuvo que esconderse, tuvo que desaparecer, porque habría sido una de las primeras víctimas.






    Dado que cabía la posibilidad de que todo fuera destruido, los que encabezaban Besarabia pidieron el apoyo al ejército rumano para que reinstaurara el orden. Sin embargo, no cedieron sin protestas ante las acciones del ejército rumano.


    Nuevamente, con más detalles, Gheorghe Ciugureanu.





    Se había alcanzado el apogeo de la crisis. En enero de 1918, a principios del mes, en la estación de trenes de Chişinău fueron masacrados los voluntarios de Ardeal, que habían acudido allí a ayudar a los vecinos de Besarabia en su lucha contra dichas agrupaciones de maleantes. Como consecuencia de dichas acciones, el Bloque Moldavo organizó una reunión secreta, en casa del ingeniero Nicolae Codreanu, que fue presidida por mi padre. En esta reunión, decidieron enviar emisarios al Gobierno de Iaşi, a solicitar el apoyo del ejército rumano para poner fin a las masacres y a los crímenes. Los emisarios llegaron a Iaşi, entregaron la solicitud del Bloque Moldavo y el efecto fue fulminante. Al día siguiente, un batallón del ejército rumano que luchaba en los Cárpatos fue enviado a Besarabia, bajo el mando del general Ernest Broşteanu. Estos militares llegaron a Besarabia el 9 de enero. En tan sólo 3 días cruzaron el río Prut y dirigieron sus pasos hacía Chişinău. En aquel momento, el Consejo del País y el Ejecutivo de Besarabia tomaron cartas en el asunto y enviaron un telegrama al Gobierno de Iaşi, firmado por Ion Inculeţ y Pantelimon Erhan, jefe del Ejecutivo, en el que criticaban tajantemente la intervención del ejército rumano en Besarabia.





    La unión de Besarabia con Rumanía, en marzo de 1918, aunque criticada por algunos ciudadanos de Besarabia, fue la que trajo la paz después de 4 años de guerra fría.

  • Día de la Lengua Rumana 2013

    Día de la Lengua Rumana 2013

    Queridos amigos, cada 31 de agosto, celebramos el Día de la Lengua Rumana. Este año, las comunidades de rumanos de todo el mundo marcarán este día organizando, a través del Instituto Cultural Rumano, varios y destacados acontecimientos y actos festivos.



    En Madrid se inaugurará el proyecto enlínea “Día de la Lengua Rumana en España”, del 31 de agosto al 10 de septiembre de 2013. Con motivo del Día de la Lengua Rumana, el ICR Madrid propone una campaña en línea para promover la lengua y la literatura rumana traducida al español. Por lo tanto, durante este período se publicarán diariamente en las dos páginas de Facebook administradas por ICR Madrid y la página web del Instituto, fragmentos de la literatura rumana en rumano y español. Ellos serán ofrecidos por los traductores Cătălina Iliescu Gheorghiu, Dan Munteanu Colán, Mariano Martín Rodríguez, Marian Ochoa de Eribe Urdinguio, Xavier Montoliu Pauli, Joaquín Garrigós Bueno, Ioana Zlotescu, Joan Llinàs Suau, Viorica Pâtea, Corina Tulbure, Rafael Pisot y Alberto Madrona Fernández.


    La Accademia di Rumanía en Roma, en colaboración con el Museo Nacional de Literatura de Rumanía, presentará, del 3 al 8 de septiembre de 2013, una exposición para celebrar el Día de la Lengua Rumana. Exponen 50 retratos de escritores y poetas rumanos, así como manuscritos de escritores como Mihai Eminescu, Nicolae Iorga, Lucian Blaga, Nichita Stanescu, Ion Creangă, IL Caragiale, Mircea Eliade, Nicolae Labis, George Bacovia, Al. Macedonski,Ion Minulescu, Liviu Rebreanu, Marin Preda, Eugène Ionesco, Marin Sorescu, I.Slavici, George Calinescu, Geo Bogza, Dimitrie Cantemir, Ion Neculce, Miron Costin, Barbu Stefanescu-Delavrancea , George Topîrceanu, Anton Pann y Octavian Goga, entre otros.

    En Budapest se celebra el Día de la Lengua Rumana, el próximo 26 de septiembre, con el espectáculo interactivo, La magia de la palabra, realizado por Giorgiana Elena Popan.


    El ICR “Mihai Eminescu” de Chisinau, en la República de Moldavia, ha preparado una amplia serie de eventos para celebrar el Día de la Lengua Rumana. En Leova, será la exposición “El alma de la aldea rumana”, abierta del 28 de agosto al 27 de septiembre. Se presentarán 42 fotografías firmadas por los artistas rumanos Constantin Dancoglu y Gheorghe Petrila , de varias zonas etnofolklóricas de Transilvania, como Bihor, Maramures y Nasaud.

    También se organiza la exposición “Mihai Eminescu” en Străşeni, el 27 de agosto, y otra en el Palacio de la Cultura de Hincesti, dedicada al diplomático Grigore Gafencu.


    En Chisinau también se organiza, en colaboración con el Museo Nacional de Historia de Rumanía, la exposición itinerante “Besarabia 1812-1947. Gente. Lugares. Fronteras “, el 25 de agosto. El proyecto marca los 200 años desde la anexión del territorio entre el Prut y el Dniester, conocido como Besarabia, por el Imperio Zarista.



    Otro evento que marca el Día de la Lengua Rumana es “Nichita Stanescu – 80 años desde su nacimiento”, y se llevará a cabo del 28 de agosto al 30 de septiembre. A esto se añade

    la Conferencia Internacional “Lengua rumana – el lenguaje de la integración europea”, que se celebra en la Academia de Ciencias de Moldavia (ASM) y otras instituciones de educación superior en la Rep. de Moldavia.


    En Serbia, la serie de eventos de este año se iniciará con un concierto del cantante Nicolae Furdui-Iancu, acompañado por la banda de “Crai Nou” de Alba Iulia, el 29 de agosto, en la comunidad rumana de Uzdin, en Vojvodina. El ICR es socio en la organización de este evento.



    Vamos ahora a Turquía, donde en Estambul, el

    ICR “Dimitrie Cantemir” propone el “Día de la lengua rumana celebrado en Estambul: Emil Boroghina — Recital de poesía popular rumana” ,el próximo 29 de agosto. El recital incluye poesía folklórica rumana que el actor Emil Boroghina ha seleccionado durante más de siete años de investigación.



    En Nueva York, según anuncia el ICR en un comunicado de prensa, con motivo de la fiesta de la lengua rumana, tendrán lugar cuatro recitales de poesía rumana interpretada por Constantin Chiriac, el 29 de agosto, en la Iglesia de Santa María en Queens, el 31 de agosto en el Gran Salón del Centro Social en Cote-des- Neiges, Canadá, luego a Val David, y el próximo 1 de septiembre en la Iglesia de San Elías en Montreal, Canadá. Constantin Chiriac es un verdadero embajador de la lengua y la cultura rumana.


    En la capital de Francia, París, el Día de la Lengua ocasiona el recital titulado ´¨Soy un ciego¨¨, en la interpretación del actor Horatiu Malaele en la sala bizantina del Palacio Béhague, el 31 de agosto. Horatiu Malaele recitará poemas de N. Stanescu, Emil Brumaru y Adrian Păunescu.


    En Israel, la ciudad de Tel Aviv albergará el evento literario titulado “El viaje eterno y los dilemas de identidad. Sobre los disturbios y los desafíos del camino”, el próximo 27 de septiembre.



    Para las celebraciones del Día de la Lengua Rumana, en Polonia, en la capital Varsovia, el ICR organizará un evento destinado a promover el aprendizaje de la lengua rumana. Junto con la Escuela de Lenguas Extranjeras “Calidad”, con el apoyo de la Sociedad Polaca-Rumana y la Biblioteca de Cracovia, el Instituto organizará talleres de rumano, precedidos por un concurso de conocimientos generales sobre esta lengua. Los mejores resultados serán recompensados con traducciones de la literatura rumana en Polonia, álbumes y guías de conversación rumano-polacos.



    Tradicionalmente, el Instituto Cultural Rumano organiza anualmente en Bucarest, Chisinau y otras comunidades rumanas de los estados vecinos, eventos culturales que celebran el Día de la Lengua Rumana, en que participan personalidades culturales y artísticas de los rumanos.



    Así, el día 30 de agosto, se celebrará un concierto del popular grupo de música rumano Pasarea Colibri, en la capital de la República de Moldavia, Chisinau. Al volver después de muchos años a Chisinau, Mircea Vintilă, Mircea Baniciu, Vlady Cnejevici y Teo Boar deleitarán al público de más allá del río Prut con canciones muy conocidas de su repertorio.



    Las comunidades rumanas en el sur de Besarabia, la región de Odessa (Ucrania) han programado para el 30 de agosto de 2013, en la aldea Pokrovka, del distrito Ismail y el 31 de agosto, en la ciudad de Barta, el distrito de Reni, dos conciertos de Tudor Ungureanu y del grupo el Príncipe Stefan de Capriana (República de Moldavia).

    La serie de eventos dedicados al Día de la Lengua Rumana terminará el 8 de septiembre de 2013, cuando está previsto un concierto en Cernauti, del artista Tudor Gheorghe. ¡Feliz Día a todos los amigos de la lengua y la cultura rumana!