En 2022, la población ocupada de Rumanía resultó en 7,6 millones de personas. De ellas, 5,5 millones eran asalariados con contrato individual de trabajo. El mayor número de empleados se encontraba en el sector servicios, con 3,5 millones de personas, mientras que la industria y el comercio contaban con 1,85 millones. En conjunto, la tasa de empleo en 2022 era del 62,3 %.
Sin embargo, el economista jefe del Banco Nacional de Rumanía (BNR), Valentin Lazea, afirmó que, aplicado a las particularidades de nuestro país, el principal reto para el crecimiento del capital nacional son los problemas relacionados con la mano de obra. En los últimos 25 o 30 años se ha producido una acumulación de capital rumano, de modo que ya no es un factor que afecte al PIB. Ahora nuestro país necesita encontrar áreas en las que pueda tener voz a nivel europeo, dijo Valentin Lazea, quien se refirió a tres direcciones principales en las que el capital local puede avanzar hacia un nuevo nivel:
«Aumentar el valor añadido, diversificar las inversiones y entrar en nuevos mercados. Las empresas rumanas tendrán que negociar los nichos en los que tienen una ventaja competitiva dentro de las cadenas de producción continentales. Rumanía tiene muchas capacidades para insertarse en la producción europea en el sector informático, el automovilístico, la producción de energía verde o la explotación de tierras raras».
Nos hemos acostumbrado a ver a Rumanía en el Top 10 menos eficiente de la Unión Europea, ¡pero también somos muy buenos en algunas áreas! Por ejemplo, Rumanía tiene más especialistas certificados en tecnología que Estados Unidos. He aquí lo que dice al respecto Radu Antohi, subsecretario de Estado del Ministerio de Investigación, Innovación y Digitalización:
«Tenemos más especialistas certificados en tecnología por cada mil habitantes que Estados Unidos. Somos los primeros de Europa en este aspecto y los sextos del mundo. Así que tenemos una mano de obra bien preparada, tenemos conectividad e internet de alta velocidad en la mayor parte del país. Partiendo de estos dos pilares tan sólidos, podemos desarrollar en Rumanía la industria de TI (tecnología de la información) y digitalizarnos. El dinero que ganemos con la digitalización sería muy importante para el presupuesto del Estado rumano».
Sin embargo, existe una brecha entre esta mano de obra altamente cualificada en TI y el resto de la población rumana en cuanto al uso de las tecnologías modernas y los servicios digitales. Señalemos también la discrepancia entre los trabajadores estatales, el sector privado y las administraciones públicas locales.
Los expertos del BNR afirman que, tras casi 35 años de economía de mercado, Rumanía necesita aprovechar el capital y la experiencia del capital local para alcanzar una posición significativa en la economía europea. Las condiciones son buenas si pensamos en los pasos que se están dando para reindustrializar Europa, en las negociaciones de la República de Moldavia y Ucrania para entrar en la Unión Europea y en el fortalecimiento del flanco oriental de la UE, no solo militar, sino también económicamente. Pero tenemos que centrarnos en tres o cuatro áreas estratégicas. Estamos en un momento histórico de redefinición de las estrategias económicas a nivel mundial y europeo, y las empresas rumanas deben aprovechar esta coyuntura, según el economista jefe del BNR, Valentin Lazea:
«El informe Draghi, publicado a principios de septiembre, destaca el hecho de que la respuesta a la globalización no es el repliegue de cada Estado europeo en la autarquía y el nacionalismo económico, sino un esfuerzo conjunto para crear cadenas europeas de valor y empresas europeas líderes».
Valentin Lazea también afirma que el proceso de definición y negociación de los nichos rumanos en las cadenas de producción europeas requerirá la implicación tanto del Estado como del sector privado en este esfuerzo estratégico. Los representantes del Estado y del sector privado deben sentarse a la mesa y, sobre la base de cifras y ejemplos claros, decidir dónde pueden insertarse las empresas rumanas en las cadenas de producción continentales, añadió el economista jefe del BNR.
En este contexto, el presidente de la Bolsa de Bucarest (BVB), Radu Hanga, cree que la institución que dirige puede desempeñar un papel importante:
«Nos encontramos en un entorno en el que las grandes empresas locales se crearon hace 30 años, en la década de los 90. Muchas de ellas fueron creadas por personas que probablemente estaban en su edad adulta, tenían entre 30 y 40 años, y que ahora se acercan al primer relevo generacional. ¿Qué significa esto para la Bolsa? Es una gran oportunidad para ayudar a las empresas locales a encontrar el camino para seguir adelante, a pasar del relevo a una nueva generación. ¿Cuáles son las áreas en las que podemos tener éxito? Lo primero es tener empresas locales relevantes. No se puede ser campeón europeo sin tener un campeón local. Estas empresas que han demostrado algo a nivel interno son las que tienen posibilidades de convertirse en actores importantes a nivel regional. Para mí, la Bolsa, no es solo una plataforma de financiación, sino un escenario que ayuda a dar visibilidad a las empresas que llegan a la bolsa de valores. En el momento en que cotizan en la bolsa, sus productos empiezan a verse, en un contexto en el que la preferencia de los consumidores por los productos locales empieza a crecer. La bolsa de valores, en cierto modo, permite a las empresas ser más visibles, aumentar su credibilidad y crecer».
Versión en español: Victoria Sepciu
