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  • La miscelánea: “Babele de Martie”, un ritual mágico en Rumanía para la llegada de la primavera

    La miscelánea: “Babele de Martie”, un ritual mágico en Rumanía para la llegada de la primavera

    La tradición de Babele tiene lugar en los primeros días de marzo, cuando en Rumanía se celebra una serie de días que marcan la transición entre el invierno y la primavera. Babele se refiere a un fenómeno que ocurre entre el 1 y el 9 de marzo, en el que cada día de este período se asocia con una “baba” o “anciana”, que, según la tradición, simboliza los diferentes estados del clima. De acuerdo con la leyenda, cada uno de estos días refleja un comportamiento meteorológico impredecible, y se cree que la forma en que el clima se comporta durante estos días predice el clima del resto del año. Así, por ejemplo, si un día de Babele es soleado y cálido, se espera una primavera y verano agradables. Si, por el contrario, el día es frío o lluvioso, eso podría presagiar un año de clima inestable.  En la mitología rumana, las “babe” o “ancianas” son consideradas figuras sabias, pero también impredecibles. Se cree que representan las estaciones del año, las cuales, como ellas, pueden ser tanto benévolas como severas.

    La tradición de Babele tiene sus raíces en las antiguas creencias paganas, en las que las personas veneraban las fuerzas de la naturaleza y buscaban interpretarlas como signos divinos. Los rumanos tienen una profunda conexión con la naturaleza y, a lo largo de la historia, se ha considerado que los días de Babele son una especie de prueba o advertencia para las personas. Se cree que si una persona desea conocer el clima que le espera en los próximos meses, debe observar atentamente los primeros días de marzo. Si el clima durante esos días es favorable, puede esperar un año próspero, mientras que un clima frío o tormentoso puede ser un indicio de dificultades en el futuro cercano. Además, Babele se asocian con el concepto de “renovación”. Al igual que las estaciones cambian, las personas también tienen la oportunidad de renovarse y transformarse, algo que refleja la sabiduría popular y las creencias rumanas sobre el ciclo de la vida.

    Numerosas tradiciones, supersticiones y creencias populares están vinculadas a este periodo. En estos primeros días de primavera, todas las mujeres eligen una anciana para saber cómo les irá el alma y la fortuna hasta la llegada de las ancianas del año siguiente. Se sabe desde la antigüedad que estos días de las Babe muestran el estado de ánimo de la gente a lo largo del año.  Asimismo, estos días tenían y siguen teniendo un significado especial en la formación de los valores familiares tradicionales y, además, era un «dador de esperanza» para la vida eterna. También de la tradición popular se desprende que la leyenda de Babele está asociada a Baba Dochia, responsable de la llegada del invierno, que, desde el 1 de marzo hasta el 9 del mismo mes, comienza a desprenderse de sus abrigos, señal de que el tiempo se va haciendo más cálido. Las leyendas sobre Baba Dochia son numerosas. Una de ellas la describe como una anciana que tenía una nuera, a la que acosaba siempre que tenía ocasión. Una vez, el 1 de marzo, la manda a lavar la lana, pero no una lana cualquiera, sino lana negra para hacerla blanca. Un ángel ayuda a la nuera. Le da una flor blanca y le dice que lave la lana con ella. Baba Dochia decide ir con las ovejas a las montañas, convencida de que había llegado la primavera porque había visto a su nuera con la flor en la mano. Se pone 9 abrigos de piel y se lleva a las ovejas a la montaña. Allí hace demasiado calor o demasiado frío, llueve y las ovejas se mojan. Se quita un abrigo cada vez, y cuando se queda en camisa, llega la escarcha y la congela. Dios la convirtió en una roca con las ovejas, para que la recordaran.

    En las familias tradicionales, cuando las personalidades femeninas se encontraban, a menudo ocurría que estas entraran en conflicto. Así, «Baba» simbolizaba no a una anciana fea y mezquina, sino a una mujer que se ganaba su propia autoridad. Dado que los primeros días de marzo siempre han presentado una mayor inestabilidad atmosférica, la asociación de cada mujer con uno de los nueve días se percibía anteriormente como una forma de empoderarla y educarla hacia el autocontrol y la conciencia de sus propios deberes dentro de la familia. Cada uno de los nueve días, en función del tiempo, revelaba el carácter, las cualidades y los defectos de cada mujer. Pero más allá de este juego que forma parte del periodo festivo de fechas fijas, del 1 al 9 de marzo, la tradición de Babele, simbolizada también por Baba Dochia, no es más que la última batalla entre el invierno y la primavera. Tras su muerte, los días comienzan a alargarse y triunfa el buen tiempo.

    La baba se elige en función del cumpleaños de la persona. Si el día está comprendido entre el 1 y el 9 de cualquier mes, la baba también será ese día, por ejemplo, si alguien nace el 6 de agosto, su baba será el 6 de marzo. Si la fecha de nacimiento se compone de dos dígitos, la elección de la fecha de nacimiento es la siguiente: si alguien nace el 28 de mayo, la fecha de nacimiento se calcula como 2+8=10, 1+0= 1 por lo que la fecha de nacimiento será el 1 de marzo. Así, los días luminosos y soleados traen la felicidad, la buena suerte y la abundancia, mientras que el tiempo frío, lluvioso y nevado significa lágrimas, penas, pobreza, insatisfacción.

    Las tradiciones relacionadas con estos días difieren de una zona a otra. Mientras que en Muntenia hay 12 viejas, y no 9 como en el resto del país, en Maramureș es costumbre llamar a las puertas en los primeros días de marzo, para que el invierno abandone la casa y deje paso a una estación con temperaturas más suaves, y en la región de Ardeal a las viejas se las llama Vântoase por el caprichoso clima.

     

  • Desde Rumanía hacia el mundo: Fiestas de Epifanía y San Juan

    Desde Rumanía hacia el mundo: Fiestas de Epifanía y San Juan

    La Epifanía o el bautismo del Señor es la segunda gran fiesta de la iglesia cristiana, después de la Navidad, cuando el niño Jesús vino al mundo. Es una celebración de alegría y luz, que brinda a muchos cristianos la oportunidad de ser testigos de ese milagro único que realiza el bautismo.
    No hay iglesia en Rumanía que no tenga al menos una cruz de hielo en la gran fiesta del bautismo del Señor. Si hace mucho frío, las cruces permanecen cerca de las iglesias hasta que se derriten.
    Celebrado el 6 de enero, el día de Boboteaza junto con el día de San Juan Bautista 7 de enero, representa el final del período de 12 días de fiestas de invierno, que comienzan en Nochebuena.
    La víspera, es decir el 5 de enero, es un día de ayuno negro, al igual que la Nochebuena o el Viernes Santo antes de Pascua. También en la víspera de Epifanía, los sacerdotes acuden a las casas de los creyentes para llevarles, rociando con agua bendita, la bendición de la Santísima Trinidad.
    Los cristianos creen que el agua de la Epifanía tiene un poder especial, porque fue santificada por una doble llamada del Espíritu Santo, y la santificación ocurre el mismo día en que el Salvador fue bautizado en las aguas del Jordán.
    El agua consagrada en la iglesia en este día y tomada por los fieles nunca se estropea. Por ´´agheazma¨ se entiende tanto el agua bendita como el servicio para su santificación.

     

     
    Estamos rociados con agua y recuerdamos el milagro del bautismo que en la antigüedad se hacía sólo con agua corriente, como Juan el Bautista bautizó a Jesús.
    En otros países cristianos, se tallan ángeles e íconos en hielo, y los creyentes jóvenes y resistentes son bautizados al aire libre en las aguas heladas de un lago.
    La Epifanía tiene como objetivo recordar lo que sucedió en las aguas del Jordán, antes de que Jesús entrara en la vida pública, a la edad de 30 años. La celebración del Bautismo del Señor incluye, además de la santificación del agua, una serie de costumbres populares, entre ellas la espectacular carrera de los hombres para sacar del agua una cruz lanzada por el sacerdote, así como el ritual de las chicas, que ponen albahaca debajo de la almohada para soñar con su hombre.
    En Epifanía se santifican todas las aguas, y el sacerdote se dirige a un agua donde arrojará una cruz. Varios hombres saltan al agua para traerla de regreso, y el que logra llegar primero recibe la bendición del sacerdote y es considerado afortunado durante todo el año.
    En la antigüedad, el primero en encontrar la cruz y llevarla a la orilla también recibía regalos del gobernante del país y era muy honrado por los demás.
    El Bautismo del Señor o Epifanía del 6 de enero, junto con el día del Santo Profeta Juan Bautista y Precursor del Señor, celebrado el 7 de enero, marca el final de las vacaciones de invierno y, al mismo tiempo, de las fiestas dedicadas al nacimiento de Jesucristo.La Epifanía es una de las fiestas más importantes, tanto para los cristianos ortodoxos como para los católicos.

    Para los rumanos, el Día de la Epifanía incluye motivos específicos de las fiestas navideñas. Así, en algunas zonas se cantan villancicos, se hacen amuletos para buenasuerte, se prepara comida, se hacen previsiones sobre el nuevo año.
    En Rumanía, se dice que, en la noche de Boboteaza, las jóvenes solteras sueñan con su hombre querido. Atan un hilo de seda rojo y una ramita de albahaca en su anillo y ponen albahaca debajo de la almohada. Las niñas que caen al hielo el día de Epifanía día pueden estar seguras de casarse ese año, según la tradición popular.
    Antiguamente, en los pueblos del norte del país, las mujeres se reunían en grandes grupos en casa de alguien y llevaban comida y bebida. Después de servir la comida, cantan toda la noche. Por la mañana salían a la calle y recogían a los hombres que aparecían en el camino, los llevaban a la fuerza al río, amenazando con tirarlos al agua. En algunas regiones, la integración de las esposas jóvenes a la comunidad de mujeres casadas se realizaba regándolas con agua de un pozo o de un río.
    Se cree que, si en la mañana de la Epifanía los árboles se cargan con nieve, darán ricos frutos. También se cree que los animales del establo hablan a la medianoche sobre los lugares donde se esconden los tesoros.
    La tradición también dice que no se lava la ropa en Epifanía. En este día están prohibidas las peleas en la casa y no se da nada en préstamo.
    ……..
    El día de San Juan Bautista (7 de enero) existe otra costumbre, llamada “El Riego de los Iones”, que encontramos especialmente en Transilvania y Bucovina. En Bucovina se coloca un árbol de Navidad decorado a las puertas de todos los que llevan este nombre y se organiza una fiesta con música. Además, en Transilvania los que llevan este nombre son llevados en una gran procesión a través del pueblo hasta el río, donde son bautizados o purificados.
    San Juan Bautista (San Ion) nació en la familia del sacerdote Zacarías. Isabel, su madre, estaba emparentada con la Virgen María, la madre de Jesús. El profeta Juan comenzó a predicar delante de Jesús, teniendo la función de preparar al pueblo para la recepción del Salvador y darlo a conocer. Al bautizar a la gente en el Jordán, de hecho los estaba preparando para el verdadero bautismo, el del espíritu, que trajo Jesucristo.

    El día de San Juan, conocido popularmente como “Sânt-Ion”, representa el final de las vacaciones de invierno abiertas a San Nicolás. La celebración también se conoce como el “Precursor del Señor” o el “Concilio del Santo Profeta Juan Bautista”. Se dice que en la mañana de San Juan Bautista (San Juan) todo hombre debe rociarse con agua bendita, para estar a salvo de enfermedades durante el año.
    Según la tradición popular, se dice que después de Sf. ION se bautiza la helada, es decir, el frío suaviza y las temperaturas comienzan a subir. Es considerado el protector de los bebés. Quienes celebran la festividad esperan tener hijos sanos, sin malformaciones.
    Entre las mujeres rumanas, más de 300.000 llevan el nombre de Ioana y 140.000 llevan el nombre de Ionela. Más de 11.000 se llaman Nela y más de 6.000 llevan el nombre de Ionelia. En cuanto a los hombres, más de 400.000 llevan el nombre de Ion, más de 500.000 el nombre de Ioan y más de 320.000 se llaman Ionuţ. Hay unos 145.000 rumanos llamados Ionel y más de 26.000 llamados Nelu o Ionică.
    Se dice que este día es de alegría, y quien no se alegra en este día estará triste todo el año.

  • La miscelánea: Fiestas y tradiciones de Navidad y Año Nuevo en Rumanía

    La miscelánea: Fiestas y tradiciones de Navidad y Año Nuevo en Rumanía

    En Rumanía, la Navidad tiene un fuerte componente religioso, ya que la mayoría de la población sigue el cristianismo ortodoxo. La Nochebuena se celebra con una profunda solemnidad, marcada por la misa de medianoche. Las iglesias ortodoxas se llenan de fieles que asisten a los servicios especiales para conmemorar el nacimiento de Jesucristo. Una de las costumbres que podemos destacar es que en la víspera de Navidad, las familias rumanas suelen ayunar. El 24 de diciembre, el ayuno se rompe con una cena tradicional que incluye una variedad de platos sabrosos, como sarmale (hojas de repollo rellenas de carne y arroz) y cozonac (un pastel tradicional con nueces y cacao). En algunas zonas rurales de Rumanía, la Nochebuena no solo es una celebración religiosa, sino también un momento para honrar a los ancestros. Algunas personas creen que en esta noche, los espíritus de los seres queridos ya fallecidos regresan para visitar a sus familias.

    Una de las tradiciones más queridas durante la Navidad es el canto de villancicos, conocidos como “colinde” en rumano. Desde temprano en la mañana del 24 de diciembre, los niños y jóvenes salen de casa en casa, cantando canciones tradicionales que celebran el nacimiento de Cristo. A cambio, reciben dulces, dinero o incluso pequeños regalos. Esta tradición simboliza la llegada de la luz y la alegría en la oscuridad del invierno. Los cantantes de villancicos no solo cantan, sino que también llevan consigo farolitos y en algunos casos, estrellas hechas a mano, que representan el estrella de Belén. En muchas familias rumanas, la Nochebuena es una ocasión para compartir una cena que varía según la región, pero siempre tiene ciertos ingredientes comunes. Platos como el sarmale, la polenta (mămăligă), y salchichas caseras son populares. Además, no puede faltar el cozonac, un pastel tradicional que se prepara con una masa suave rellena de nueces, pasas y cacao. La preparación de la comida en Rumanía no es solo una cuestión culinaria, sino también un acto simbólico. Las familias se reúnen para compartir y celebrar la unidad familiar. Una tradición rumanas muy única es el sacrificio del cerdo, conocido como el “Ignat”. Este evento ocurre generalmente el 20 de diciembre, antes de la Navidad. Aunque este acto ya no es tan común en las ciudades, en las zonas rurales sigue siendo una tradición importante. El cerdo se utiliza para hacer diversos productos típicos, como embutidos y carnes curadas, que se consumirán en la celebración de la Navidad.

    Como en muchos otros países, en Rumanía existen leyendas y personajes mitológicos que enriquecen la celebración de la Navidad. Uno de los más conocidos es Moș Crăciun, que es muy similar a Santa Claus en otros países. Moș Crăciun o Papa Noel trae regalos a los niños, pero se dice que llega en un carruaje tirado por renos. Sin embargo, en algunas regiones de Rumanía, se cree que Moș Crăciun es acompañado por otros personajes, como Moș Nicolae, que llega el 6 de diciembre para dejar regalos a los niños que se han comportado bien durante el año. Moș Nicolae trae pequeños regalos a los niños y deja dulces en los zapatos de los niños bien comportados, mientras que los que no lo están reciben un palo de madera como recordatorio.

    En cuanto a las decoraciones, los rumanos solemos tener un árbol de Navidad en casa, como en muchas otras partes del mundo. Sin embargo, lo que lo hace especial en Rumanía es que muchas familias optan por adornos hechos a mano, como figuras de madera tallada, tejidos tradicionales y bordados que reflejan el arte popular rumano. Además, las iglesias y los hogares se llenan de velas que simbolizan la luz que trae el nacimiento de Cristo.

    El 25 de diciembre, día de Navidad, es una fiesta tranquila y familiar. La gente va a misa, comparte con su familia y disfruta de las comidas preparadas con antelación. Una costumbre muy especial en algunas regiones es el desfile de los “ursi”: personas disfrazadas de osos que salen a las calles para espantar los malos espíritus y traer buena suerte para el año que comienza. También es típico que el 28 de diciembre se celebren los Días de los Inocentes, una tradición que recuerda el sufrimiento de los niños durante el reinado de Herodes. En algunas regiones, las familias realizan juegos y actividades especiales.

    El Año Nuevo en Rumanía es tan importante como la Navidad, con una serie de costumbres que celebran el fin de un ciclo y el comienzo de uno nuevo. Aunque el 31 de diciembre se marca con fiestas, bailes y celebraciones, también hay muchas tradiciones que varían según la región. Una de las tradiciones más populares es la de “Plugușorul”, que es un canto tradicional de Año Nuevo. Los niños, al igual que en Navidad, van de casa en casa cantando canciones, pero en este caso, los villancicos de Año Nuevo son más alegres y festivos, pidiendo buena suerte y prosperidad para el año venidero.

    En las grandes ciudades, como Bucarest, el 31 de diciembre se celebra con grandes fuegos artificiales y eventos públicos. Las personas se reúnen en plazas y parques, disfrutando de conciertos, música y celebraciones hasta la medianoche, cuando brindan con champán para recibir el nuevo año. La gente canta, baila y celebra con alegría, deseando a los demás salud, felicidad y prosperidad para el nuevo ciclo. En algunas zonas rurales, la gente tiene la costumbre de romper platos en la puerta de la casa para alejar los malos espíritus y comenzar el año con buena suerte. También se realizan rituales de limpieza del hogar, que simbolizan dejar atrás lo viejo y dar la bienvenida a lo nuevo. Como hemos visto, la Navidad y el Año Nuevo en Rumanía son una mezcla fascinante de tradiciones religiosas y populares. Las celebraciones rumanas están llenas de rituales que unen a las familias, las comunidades y los pueblos. Desde el canto de los villancicos hasta las festividades de Año Nuevo, Rumanía celebra estas fechas con un espíritu cálido y alegre.

    ¡Les deseo a todos un Año Nuevo lleno de bendiciones y buena suerte!

     

  • El árbol de Navidad en Rumanía, magia y tradición en cada rama

    El árbol de Navidad en Rumanía, magia y tradición en cada rama

    El árbol de Navidad es, sin duda, uno de los símbolos más reconocidos de esta festividad. Aunque hoy lo encontramos en casi todas las casas del mundo, su origen se remonta a Europa, en particular a Alemania, en el siglo XVI. Se dice que las primeras decoraciones de árboles de Navidad eran simplemente manzanas, nueces y velas, colocadas en los árboles como símbolos de la vida y la luz. Con el tiempo, la tradición se fue extendiendo a otros países de Europa, y llegó incluso a las Américas. La costumbre de poner un árbol adornado en casa se convirtió en una tradición que, hoy en día, vemos en casi todos los hogares del mundo. Pero cada país le ha dado su toque único, sus propios adornos, y su forma de celebrarlo. Y en Rumania, el árbol de Navidad también tiene un significado muy especial.

    En nuestro país, la Navidad se celebra con una gran devoción, y el árbol de Navidad juega un papel central en las festividades. Como en otros países europeos, las familias rumanas decoran sus casas con un árbol. Le ponen bolas, luces brillantes y figuras de madera pintadas a mano que representan símbolos de la naturaleza y la vida campestre. En muchas zonas, también se colocan dulces, galletas y velas en el árbol, creando una atmósfera cálida y acogedora. Además, las velas o luces tienen un significado muy profundo. La luz representa la llegada del Salvador, la esperanza y el renacimiento, algo muy importante en la tradición cristiana rumana. Las luces del árbol de Navidad iluminan no solo el hogar, sino también los corazones de aquellos que celebran. La tradición también incluye colocar una estrella en la punta del árbol, que representa la estrella de Belén, guiando a los Reyes Magos hacia el niño Jesús. En las zonas rurales de Rumanía, la Navidad tiene un sabor aún más especial, y el árbol de Navidad no solo es decorado con esmero, sino que también tiene un vínculo profundo con las costumbres y creencias locales. Una de las tradiciones más interesantes es el proceso de elegir y cortar el árbol. Muchas familias rumanas aún van al bosque a cortar su propio árbol, lo que simboliza una conexión con la naturaleza y con la tierra. En algunos casos, las familias prefieren los árboles de pino o abeto, árboles que en la tradición rumana también tienen un valor simbólico como emblemas de la vida y la regeneración.

    En tiempos pasados, los rumanos esperaban al 24 de diciembre para decorar su árbol, pero en la actualidad es muy común que las familias lo hagan mucho antes. Especialmente en las ciudades, muchos rumanos colocan el árbol a principios de diciembre, a veces el 1 de diciembre, Día Nacional de Rumanía, marcando oficialmente el inicio de la temporada navideña. Esta anticipación tiene que ver con el deseo de prolongar la celebración y de llenar la casa de espíritu navideño durante todo el mes de diciembre. Aunque algunas familias mantienen la costumbre de esperar hasta Nochebuena, la decoración temprana es ahora una tendencia más común, especialmente en las ciudades. La Nochebuena, el 24 de diciembre, es el momento en que las familias rumanas suelen reunirse para cenar juntos, y es entonces cuando el árbol, lleno de luces y adornos, se convierte en el centro de la celebración, rodeado de risas, villancicos y el espíritu navideño.

    Las costumbres navideñas en Rumanía son muchas y muy diversas. Uno de los momentos más esperados es la llegada de los niños a las casas para cantar los tradicionales villancicos. Los niños van de puerta en puerta, llevando alegría y esperanza a cada hogar, mientras cantan canciones llenas de significado religioso y cultural. La  Nochebuena es tan importante que en algunas regiones, el “Moș Crăciun” (Papá Noel) llega no solo con regalos, sino también con historias y leyendas tradicionales sobre la Navidad. Aunque la tradición de Moș Crăciun ha evolucionado con el tiempo, en algunas partes de Rumanía, especialmente en las zonas más rurales, se cree que Moș Crăciun coloca los adornos en el árbol durante la noche del 24 de diciembre, antes de que los niños se despierten para encontrar los regalos.

    Sin embargo, en muchas casas urbanas, el árbol ya está completamente decorado mucho antes de la Nochebuena. En estos hogares, Moș Crăciun suele dejar los regalos bajo el árbol, en lugar de adornarlo, lo que refleja el enfoque más moderno de las festividades. Así, el árbol de Navidad en Rumanía sigue siendo un símbolo de unión, esperanza y luz, y su significado ha perdurado a lo largo de los siglos. Si bien las costumbres han evolucionado, la esencia de la Navidad rumana sigue intacta. Ya sea decorado a principios de diciembre o en la víspera de Navidad, el árbol sigue siendo un emblema de lo más querido de la temporada: la familia, la generosidad y la alegría compartida.

    Desde RRI, les deseamos una Feliz Navidad llena de paz, luz y momentos especiales. Que el espíritu del árbol de Navidad ilumine sus hogares, como ilumina el corazón de cada rumano durante estas fiestas.

  • La miscelánea: Ayuno de Navidad, un viaje espiritual rumano

    La miscelánea: Ayuno de Navidad, un viaje espiritual rumano

    En Rumanía, el ayuno de Navidad, conocido como “Postul Crăciunului”, es una tradición profundamente enraizada en la religión ortodoxa. Este ayuno comienza el 15 de noviembre y se extiende hasta la víspera de Navidad, el 24 de diciembre. Durante este tiempo, los fieles se abstienen de consumir alimentos de origen animal, como carne, lácteos y huevos, pero también evitan otras indulgencias, como el alcohol o los dulces. La comida que se consume está basada en vegetales, legumbres, pan, frutos secos y aceites vegetales. Este ayuno no es solo una cuestión de dieta. Es, ante todo, una forma de purificación espiritual. A través de esta práctica, los rumanos buscan acercarse a Dios, reforzar su fe y prepararse para la venida del Niño Jesús. Es un acto de reflexión y penitencia, pero también de comunidad, ya que durante este tiempo se comparten comidas sencillas en familia y se participa en rituales religiosos que refuerzan los lazos sociales y familiares. Más allá del aspecto físico, el ayuno tiene un significado muy profundo en la espiritualidad ortodoxa rumana. Es considerado como una forma de arrepentimiento y purificación. Durante este tiempo, las iglesias están llenas de fieles que participan en las misas rezando, buscando reconciliación y fortaleza espiritual. En las comunidades rurales, el ayuno es también una forma de mantener vivas las tradiciones de los antepasados. Las abuelas, por ejemplo, tienen un papel muy importante en enseñar a los más jóvenes cómo respetar las reglas del ayuno, pero también les transmiten historias y leyendas que giran en torno a esta costumbre. En algunas zonas de Rumanía, el ayuno está tan arraigado que se asocia con la preparación para la Navidad no solo en el plano religioso, sino también en el ámbito social. Es el momento de fortalecer los lazos familiares y comunitarios, de ayudar a los más necesitados y de vivir el verdadero espíritu de la Navidad.

    El 24 de diciembre, en la víspera de Navidad, se rompe el ayuno, y la cena es un evento esperado con ansias por todos los miembros de la familia. La mesa de Navidad está llena de manjares tradicionales, como el “sarmale” (rollitos de repollo rellenos), “cozonac” (pan dulce relleno), y los famosos platos con carne que se habían evitado durante las semanas anteriores. Pero no se trata solo de la comida. Es una celebración de la unión familiar y la alegría por el nacimiento de Jesús. En muchos hogares rumanos, después de la misa de Nochebuena, se celebra la “Colinda”, una tradición de villancicos, donde los niños y jóvenes van de casa en casa cantando himnos navideños y recibiendo dulces o dinero a cambio. Es un momento especial para compartir con los demás, para mostrar generosidad y fortalecer el sentido de comunidad, que, como sabemos, es uno de los valores más importantes en la tradición rumana.

    En las grandes ciudades, aunque la tradición del ayuno sigue siendo muy fuerte, se han adaptado nuevas formas de vivir esta práctica. Los jóvenes de las ciudades, por ejemplo, suelen realizar un ayuno más flexible, adaptado a los tiempos modernos. Sin embargo, el ayuno sigue siendo una forma de conexión espiritual y cultural, especialmente para quienes buscan mantener un lazo con su herencia religiosa y cultural. Además, en tiempos recientes, ha habido un creciente interés por las dietas vegetarianas y veganas en todo el mundo, y el ayuno de Navidad en Rumanía coincide con esta tendencia. Esto ha dado lugar a una “revitalización” del ayuno, en el que no solo se ve como una obligación religiosa, sino como una forma de llevar un estilo de vida más saludable y consciente.

    El ayuno de Navidad en Rumanía es mucho más que una simple restricción alimentaria. Es una profunda práctica de purificación espiritual, un acto de solidaridad con los más necesitados, y una tradición que refuerza los lazos familiares y comunitarios. Al final, el verdadero significado del ayuno radica en prepararnos para celebrar con un corazón limpio y dispuesto el nacimiento de Jesús, el centro de la Navidad. Y como en muchas otras partes del mundo, este tiempo es una oportunidad para reflexionar, compartir y disfrutar de la belleza de las tradiciones que nos unen.

    El ayuno es una práctica espiritual y cultural presente en muchas partes del mundo, y cada región o comunidad lo vive de manera única, influenciada por tradiciones religiosas, costumbres sociales y la relación con la comida. Esta práctica sirve como un medio de purificación, reflexión, acercamiento a lo divino y un esfuerzo por encontrar el equilibrio entre el cuerpo y la mente. Aunque las reglas y las tradiciones varían según la religión y la región, la idea central de sacrificio y reflexión está presente en muchas culturas a lo largo del mundo.

     

  • Desde Rumanía hacia el mundo: Tradiciones navideñas en el Museo de la Aldea

    Desde Rumanía hacia el mundo: Tradiciones navideñas en el Museo de la Aldea

    La cultura rumana se caracteriza por la autenticidad de las tradiciones y costumbres propias de cada zona geográfica. Especialmente en los pueblos, estas tradiciones se conservan y se respetan, representando la fuente de nuestra riqueza espiritual.
    De hecho, en Rumanía, las fiestas de invierno comienzan con el Día de San Andrés, el 30 de noviembre, considerado el protector de la nación rumana.
    San Andrés desempeñó un papel decisivo en la cristianización del pueblo rumano los geto-dacios y terminó en la cruz crucificado en forma de X.
    Otras fiestas notables de este período incluyen San Nicolás el 6 de diciembre, Nochebuena el 24 de diciembre, Navidad el 25 de diciembre, Año Nuevo el 31 de diciembre, San Basilio el 1 de enero, Epifanía el 6 de enero y San Juan Bautista el 7 de enero.
    Las tradiciones y costumbres invernales rumanas incluyen dar regalos a los niños la noche de San Nicolás y Mos Craciun, Papá Noel, matar el cerdo el 20 de diciembre, decorar el árbol de Navidad, cantar villancicos en Nochebuena, y muchas otras costumbres bonitas.
    “Con siglos de antigüedad, los villancicos representan los sentimientos profundos del pueblo, pasando la prueba del tiempo y conmoviendo el alma de quienes los escuchan. Los villancicos traen esperanza para el próximo año, cuyo período culmina con el Nacimiento del Salvador Jesucristo, a través del cual la alegría entró en el mundo.

    Este año, los días 14 y 15 de diciembre tendrá lugar la fiesta de tradiciones y costumbres “Florile Dalbe”, evento anual organizado en el Museo Nacional de la Aldea “Dimitrie Gusti” con el objetivo de presentar las tradiciones navideñas y de Año Nuevo.
    El Museo de la Aldea “Dimitrie Gusti” es la atracción turística más visitada de Bucarest y la tercera del país, después de los castillos de Peleş y Bran.
    “Tendrán la oportunidad de admirar a los grupos de villancicos que recorrerán las callejuelas del museo en un desfile que saldrá desde la entrada de Kiseleff nº 28”, informó la institución museística.
    El museo de la aldea es un “viaje en el tiempo”, un alegato por la autenticidad de la cultura y la civilización del pueblo rumano, del modo de vida tradicional, del sentido artístico y del espíritu inventivo del campesino rumano, pero, igualmente, es uno de los centros más activos y fascinantes de investigación, restauración y conservación del patrimonio cultural nacional.
    Durante los dos días del evento también se realizará una feria de artesanos populares con objetos elaborados por ellos, productos sabrosos y aromáticos de la gastronomía tradicional, así como productos orgánicos. “Se pueden degustar mermeladas y sorbetes, pan de jengibre y pasteles, vino, miel y cozonac”, dijo la fuente citada.

    La magia de las fiestas de invierno comienza con San Nicolás.
    El 6 de diciembre, los rumanos celebran la llegada de Mos Nicolae, una tradición de siglos. Esta festividad representa, cada año, un momento mágico en el que el espíritu de las vacaciones de invierno realmente hace sentir su presencia. Los niños lustran las botas con la esperanza de que, de la noche a la mañana, San Nicolás les traiga dulces y regalos. Los más traviesos encuentran un palo, símbolo de la promesa de ser más obedientes.
    Cuenta la leyenda que San Nicolás ayudó una vez a un grupo de niños pobres llenándoles los zapatos de dulces mediante un milagro. Como muestra de gratitud, la gente entregan regalos y bienes a los menos afortunados durante este período.
    Los preparativos para las fiestas continúa con la decoración del árbol en Nochebuena, una actividad que reúne a toda la familia. El brillo de los globos y el olor del abeto combinan perfectamente con los sabores de los platos tradicionales: sarmale, ensalada boeuf, cozonac y otras delicias típicas para la época de fiesta.
    El 25 de diciembre celebramos el nacimiento de Jesucristo. Los pueblos y las casas de la gente se preparan para las fiestas. Las luces están encendidas y en todas partes se puede sentir el espíritu navideño. En este día, toda la familia, pero especialmente los niños, abren los regalos recibidos de Papá Noel, que se encuentra debajo del árbol bellamente decorado.
    Después de Navidad, los niños continúan la tradición de caminar con la Estrella, cantando villancicos que recuerdan el viaje de los Reyes Magos guiados por la Estrella de Belén. En algunos pueblos, la danza de la cabra y el oso aporta un toque de alegría, ya que es un legado de ceremonias arcaicas.

    Durante los villancicos, se presenta la tradición de los Irozii, jóvenes vestidos de una manera específica que representan una obra popular de tema religioso. La compañía estaba formada por tres príncipes, un ángel y un portero, todos vestidos con trajes nacionales. Los caballeros, con espadas y vainas de madera al cinto, simulan un duelo con Herodes a la entrada de las casas fortificadas.

    A su vez, el arado rumano, tan querido en la infancia, pero cada vez menos visto en la atmósfera urbana de Año Nuevo, tiene profundas raíces en las tradiciones agrarias. Grupos de villancicos tocan campanas y lanzan deseos mágicos de abundancia y fecundidad para el próximo año.
    En los últimos años, tras campañas de investigación y adquisición, el patrimonio del museo de la aldea ha crecido considerablemente; actualmente, la exposición permanente llega a más de 123 complejos distintos, con un total de 363 monumentos, con un patrimonio móvil de más de 50.000 objetos.
    Las fiestas de invierno son más que una época del año; representan un tiempo de reflexión, alegría y conexión emocional con los seres queridos. Desde tradiciones milenarias hasta costumbres contemporáneas, el invierno trae consigo una amplia gama de prácticas culturales que enriquecen nuestra experiencia y nos recuerdan la esencia de la generosidad, la compasión y la esperanza. No importa en qué parte del mundo nos encontremos, las fiestas de invierno nos unen en un espíritu de comunión y bondad, aportando luz y calidez a esta época del año.

  • La miscelánea: Día de los Difuntos en Rumanía – misticismo y tradiciones

    La miscelánea: Día de los Difuntos en Rumanía – misticismo y tradiciones

    Comenzamos recordando que, alrededor del mundo, muchas culturas tienen sus propias formas de rendir homenaje a los difuntos. Sin embargo, en Rumanía, estas tradiciones tienen un matiz único, una mezcla fascinante de costumbres cristianas ortodoxas y antiguos ritos precristianos. Rumanía es predominantemente ortodoxa, y la Iglesia juega un papel esencial en estas celebraciones. Una de las tradiciones más significativas es la de los “Moșii de toamnă”, o “Abuelos de otoño”. Se trata de una serie de sábados dedicados a recordar a los antepasados, donde las familias acuden a las iglesias y cementerios para realizar ofrendas y oraciones. Pero, ¿en qué consisten estas ofrendas? Las familias preparan comidas tradicionales como la colivă, un postre hecho de trigo cocido, miel y nueces, que simboliza la resurrección y la vida eterna. También ofrecen pan, vino y frutas, que son bendecidos por el sacerdote antes de ser distribuidos entre los asistentes y, simbólicamente, compartidos con los difuntos.

    En los días previos, es común ver a las familias en los mercados comprando flores y velas. La luz juega un papel fundamental en estas tradiciones. Se encienden velas en las tumbas y en las ventanas de las casas para iluminar el camino de las almas que regresan a visitar a sus seres queridos. Es una forma de guiar y honrar a aquellos que ya no están en el mundo de los vivos. Pero las tradiciones rumanas van más allá de lo visible.

    Existen numerosas leyendas y mitos que enriquecen esta celebración. Se dice que durante este período, el velo entre los mundos es más delgado, permitiendo que los espíritus transiten libremente. Aquí es donde aparecen figuras como el “vâlva”, espíritus protectores de la naturaleza y los hogares, que pueden ser benevolentes o traviesos. Y, por supuesto, no podemos hablar de Rumanía sin mencionar su conexión con las leyendas de vampiros y la figura de Drácula. Aunque el conde Drácula es una creación literaria, está inspirado en el personaje histórico de Vlad Țepeș, también conocido como Vlad el Empalador. Si bien estas historias son más propias del folclore y el turismo, reflejan ese halo de misterio que envuelve a las tradiciones rumanas sobre la vida y la muerte.

    A continuación exploraremos las tradiciones únicas del Día de los Difuntos en diferentes regiones de Rumanía. Cada zona tiene costumbres específicas que reflejan la rica herencia cultural de nuestro país. Desde los habitantes de Oltenia, en el sur del país, hasta los transilvanos del centro, cada comunidad mantiene vivas las memorias de sus seres queridos de una manera especial. En Oltenia, el Día de los Difuntos es una celebración de carácter profundamente espiritual. La gente suele ir al cementerio unos días antes del día dedicado a los muertos para limpiar las tumbas y adornarlas con flores, especialmente crisantemos, que simbolizan la memoria. En la noche anterior al Día de los Difuntos, es costumbre que las familias preparen una mesa con platos tradicionales, como sarmale, coliva y cozonaci.  Un aspecto interesante es que, en algunas localidades, se organizan procesiones en el cementerio, donde se cantan himnos religiosos y se encienden velas, creando un ambiente solemne y lleno de respeto.

    En Transilvania, las costumbres relacionadas con el Día de los Difuntos son igualmente variadas. Aquí, en algunos pueblos, existe la tradición de llenar las tumbas con heno o flores silvestres, simbolizando un lugar de descanso placentero para las almas de los fallecidos. Los transilvanos también tienen una serie de rituales específicos, como encender velas en las tumbas como símbolo de la luz que guía las almas en el más allá. Además, la coliva juega un papel importante, siendo preparada con mucho cuidado. En algunas zonas, hay la costumbre de reunir la coliva en un solo lugar, donde se lleva a cabo un pequeño servicio religioso, y luego se reparte entre los asistentes. Este acto simboliza la comunión entre los vivos y los muertos.

    En Moldavia, región ubicada en el este de Rumanía, el Día de los Difuntos se marca con una serie de costumbres que reflejan el devoto recuerdo hacia los que han partido. Los moldavos suelen recordar a los muertos organizando mesas festivas en las que se sirve coliva, vino y platos tradicionales. Estas comidas se preparan en honor a los que han pasado a la otra vida y son una ocasión para que las familias se reúnan. Otro hábito específico de Moldavia es encender velas no solo en el cementerio, sino también en casa, para crear un ambiente de tranquilidad y llamar a las almas a regresar en medio de la familia. Además, se cree que en la noche anterior al Día de los Difuntos, las almas regresan a casa, por lo que las familias preparan lugares especiales para ellas. Así, observamos que, aunque existen diferencias entre las tradiciones regionales de Rumanía, todas ellas tienen en común un profundo respeto y un amor incondicional por aquellos que nos han dejado. Ya sea en Oltenia, Transilvania o Moldavia, los rumanos mantienen vivas las memorias a través de rituales que refuerzan los lazos familiares y comunitarios.

    El Día de los Difuntos nos recuerda la fragilidad de la vida, pero también la belleza de los recuerdos que guardamos en nuestros corazones.

     

     

  • La miscelánea: Rumanía en otoño – colores, aromas, fiestas

    La miscelánea: Rumanía en otoño – colores, aromas, fiestas

    Desde los vibrantes colores de los bosques de los Cárpatos hasta los mercados llenos de las riquezas de la cosecha, el otoño rumano nos ofrece un espectáculo visual y cultural inolvidable. El otoño convierte a Rumanía en un verdadero cuadro de cuento de hadas. Los paisajes más hermosos pueden admirarse en las regiones montañosas y rurales. Los Cárpatos, cubiertos de bosques mixtos, se vuelven una explosión de colores: rojo, amarillo intenso, naranja y tonos cobrizos. Por ejemplo, los Montes Apuseni o Bușteni son destinos populares para hacer senderismo en esta época del año, cuando los caminos están rodeados de hojas crujientes y los colores del bosque son impresionantes. La tranquilidad de la naturaleza y el aire fresco hacen que el otoño sea ideal para una escapada en plena naturaleza. Además de las montañas, el Delta del Danubio también ofrece un espectáculo único: la vegetación salvaje y las aves migratorias crean un paisaje inolvidable. Las mañanas frescas y la suave luz del sol otoñal hacen que cualquier paseo por la naturaleza sea mágico. El otoño es también la temporada de las cosechas abundantes en Rumanía. Los mercados de todo el país se llenan de verduras y frutas frescas: manzanas, peras, uvas, calabazas y, por supuesto, maíz. La cosecha de otoño es una oportunidad para que las comunidades celebren el trabajo de todo el verano. Un ejemplo de tradición relacionada con esta estación es la vendimia y la producción de vino. Regiones como Prahova, Moldavia o Dobrogea son conocidas por sus extensos viñedos.

    En octubre, se organizan festivales locales dedicados al vino, donde la gente se reúne para cosechar las uvas y celebrar con comida tradicional y danzas populares. Además, el otoño es la temporada en que las familias preparan conservas para el invierno: zacusca, una pasta tradicional de la gastronomía rumana, hecha principalmente de verduras asadas o cocidas, encurtidos y mermeladas. Esta costumbre, transmitida de generación en generación, llena las casas de aromas como los de los pimientos asados o la mermelada recién cocida, trayendo consigo recuerdos de la infancia y de las comidas familiares.

    El otoño también trae una serie de fiestas y eventos tradicionales en Rumanía. San Demetrio (26 de octubre) es una de las fiestas religiosas más importantes de esta estación. Marca el inicio del invierno pastoral y el final de la temporada agrícola. En los pueblos de montaña, los pastores descienden con sus rebaños desde las montañas y se organizan festivales de la trashumancia, una tradición viva en el país. Asimismo, la festividad de San Andrés (30 de noviembre) está rodeada de supersticiones y costumbres. Según la tradición, la noche de San Andrés los espíritus malignos y los strigoi (espíritus vampíricos) aparecen, y para protegerse, la gente unge las puertas y ventanas con ajo. Además, durante esta temporada se celebra el Día Nacional de Rumanía (1 de diciembre), una oportunidad para reflexionar sobre la historia del país y celebrar la unidad de los rumanos con desfiles, conciertos y fuegos artificiales. El otoño no solo es una temporada de cambio natural, sino también un momento para la introspección. Después del ajetreo del verano, la gente tiende a pasar más tiempo en casa, reflexionar y reconectarse consigo misma. La luz suave, los días más cortos y las temperaturas más bajas nos invitan a buscar comodidad y tranquilidad. Los cafés se llenan de personas disfrutando de bebidas calientes como té de frutas o vino caliente, y las tardes pasadas con un buen libro o cerca de la chimenea forman parte del encanto de esta estaci

    Si  pasean por Bucarest en esta época del año, no podrán dejar de notar la agitación y el encanto característico de los mercados de la ciudad. En otoño, estos se convierten en verdaderos puntos de atracción, ofreciéndonos una rica paleta de colores, aromas y tradiciones culinarias. Uno de los mercados más conocidos es Piața Obor, que mantiene su reputación como el corazón del comercio tradicional en Bucarest. Aquí, en cada esquina, pueden encontrar puestos llenos de verduras y frutas frescas, directamente de los productores locales. Manzanas rojas y amarillas, peras jugosas, uvas perfumadas y calabazas de todos los tamaños y formas – todo esto encanta nuestros sentidos e invita a llenar las bolsas de compras. Además de Obor, también Piața Matache o Piața Amzei son lugares que vibran de vida en esta época. Aquí, el otoño trae una variada oferta de productos de temporada: pimientos, berenjenas, pimientos morrones para zacusca, col para encurtir en invierno y, por supuesto, hierbas aromáticas como tomillo o eneldo, que dan sabor a los platos tradicionales. Cada mañana, los mercados de Bucarest están animados por vendedores llenos de energía y clientes que negocian con una sonrisa en el rostro por sus productos favoritos. Los compradores no vienen solo a por verduras y frutas, sino para disfrutar del ambiente auténtico de un mercado rumano, donde los pequeños productores muestran con orgullo los frutos de su trabajo durante el verano. No solo las frutas y verduras son atractivos de los mercados otoñales. En cada paso, se siente el aroma de las castañas asadas, el maíz hervido o las tartas recién salidas del horno, ofrecidas por los pequeños comerciantes. Todo parece recordarte los sabores de la infancia y las comidas en familia. Y no olvidemos el mosto, la bebida preferida de los rumanos en esta época, el jugo fresco de uvas que se obtiene antes de que comience el proceso de fermentación para producir vino. Es una bebida dulce y refrescante, muy popular en las regiones donde se cultivan uvas, especialmente durante la cosecha de la vid. Se consume como bebida, pero también es el primer paso en la elaboración del vino. En muchos mercados de Bucarest, especialmente en Piața Domenii o Piața 1 Mai, puedes encontrar botellas de mosto recién exprimido, un verdadero manjar otoñal. Es ese jugo de uva dulce, ligeramente efervescente, que te hace sentir que el otoño ha llegado plenamente a la ciudad. Además, los mercados otoñales también traen consigo festivales de la cosecha, donde los productores vienen de todas partes del país con sus mejores productos, y los visitantes pueden degustar delicias tradicionales: desde quesos y embutidos hasta dulces tradicionales y conservas. El ambiente siempre es festivo, con música folclórica y buen ánimo.

    Así que, el otoño en los mercados de Bucarest es una verdadera celebración para los sentidos. Ya sea que estén buscando las mejores verduras para hacer conservas o simplemente quieran disfrutar del ambiente auténtico de un mercado rumano, los mercados son el lugar perfecto para sentir la vibración de esta estación. Si aún no han visitado un mercado otoñal, les recomiendo dar un paseo y dejarse llevar por los aromas y colores de esta generosa temporada.

    En conclusión, el otoño en Rumanía es mucho más que una simple estación de transición. Es un tiempo de abundancia, de tradiciones ricas y de reconexión con la naturaleza. Ya sea que hablemos de la belleza de los bosques cobrizos, de los festivales locales o de las costumbres que nos acercan a la familia y los amigos, el otoño es una fuente de inspiración y emoción. Les invito a disfrutar de esta temporada especial, ya sea paseando por un parque o escapando a la naturaleza, o simplemente saboreando una taza de té caliente junto a una ventana abierta hacia el paisaje otoñal.

     

     

     

  • 053 Rumaniando en la Radio

    053 Rumaniando en la Radio

    En el programa de hoy visitamos ese tipo de museos que se dedican a informar sobre aspectos de la cultura y la historia locales, así como de las tradiciones, las costumbres, las casas y las herramientas campesinas que se vienen empleando desde tiempos inmemoriales en la Rumanía rural.

    En total hemos elegido siete museos etnográficos distribuidos por la geografía de Rumanía que nos van a llevar hasta las localidades de Cluj-Napoca, Sighetu Marmatiei, Sibiu, Vanatori, Timisoara, Golesti y Suceava.

     

     

  • Desde Rumanía hacia el mundo: Costumbres rumanas de Semana Santa

    Desde Rumanía hacia el mundo: Costumbres rumanas de Semana Santa

    Si en 2023 celebramos la Pascua ortodoxa el 16 de abril (la católica una semana antes), en 2024, los creyentes ortodoxos celebrarán la Resurrección del Señor el 5 de mayo.
    La Semana de la Pasión comienza inmediatamente después del Domingo de Ramos o de la Entrada de Jesús a Jerusalén. La Semana Santa es la última semana antes de la Pascua y hay una serie de tradiciones y costumbres que tienen lugar durante este periodo, entre ellas la Cuaresma Negra, el teñido de huevos o los servicios de cada día de esta semana. Aquí os contamos cuándo comienza la Semana Santa en 2024 y qué se hace durante este periodo.

    Cada año, una semana antes de Pascua, los cristianos ortodoxos celebran el Domingo de Ramos, también conocido como la Entrada del Señor en Jerusalén. El Domingo de Ramos es una de las 12 fiestas reales durante el año eclesiástico. La primera mención del Domingo de Ramos se remonta al siglo IV y la primera celebración tuvo lugar en Jerusalén. La celebración pronto cubrió todo el mundo cristiano, celebrándose con gran pompa. Este domingo prepara a los fieles para la alegría que traerá la victoria de Cristo sobre la muerte el domingo siguiente, el de la Resurrección. Al mismo tiempo, abren la semana más importante para los preparativos de Semana Santa, tras los 40 días de ayuno.
    Tradiciones y costumbres.

    En algunas zonas del país, la gente de los pueblos se envuelven con ramas de sauce, porque se dice que este ritual los protege de enfermedades y los fortalece. En Florii se come pescado, siendo esta la segunda ruptura del ayuno pascual, después del día de la Anunciación. La Iglesia Ortodoxa no permite el pescado, porque se dice que ese día Jesús habría pedido comer pescado. La gente dice que el pescado que se come en este día tiene poderes curativos y quien lo coma se curará de cualquier enfermedad. En Florii, la gente va a las tumbas de sus familiares para colgar ramas de sauce en sus cruces, así sabrán que se acerca la Pascua.
    También en el Día de las Flores existe la tradición de colgar el hilo del martisor en un árbol en ciernes o en flor, para tener salud y abundancia el próximo año. También existe la costumbre en algunas zonas del país de que las niñas solteras pongan albahaca debajo de la almohada para volverse más bellas y más deseables para los niños, para que puedan casarse ese año. En otras zonas, sacan la dote de la casa para ventilarla. Otra costumbre que se encuentra en algunas zonas es que los padres golpeen a sus hijos con un palo de sauce cuando regresan de la iglesia, para que crezcan sanos y sabios. El Domingo de Ramos se celebran los que tienen nombres de flores: Viorel, Viorela, Margareta, Camelia, Brânduşa o Lăcrămioara, pero también las que son bautizadas Florin, Florina o con nombres derivados de ellas.
    En la misa vespertina del Jueves Santo se leen los doce Evangelios sobre las pasiones, la crucifixión y la muerte en la cruz de Cristo Salvador. Es una tarde de vigilia, de oración y de sentir, junto al Salvador, sus terribles pasiones.

    El Viernes Santo, en las Vísperas, se saca en el centro de la iglesia el Aire Santo (Santo Epitafio), que tiene pintada la sepultura del Señor. En la tarde del Viernes se canta el servicio prochod del Señor, luego se rodea la iglesia con el Santo Epitafio con velas encendidas en las manos, ahora el Señor es sepultado y es llevado desde el Gólgota a la Tumba.
    El Sábado Santo se canta la estancia de Cristo con su cuerpo en el sepulcro y su descenso con su alma a los infiernos, que sacudió los cimientos del infierno y liberó a las almas atormentadas que esperaban a Cristo. El dolor por la muerte del Salvador ya está unido a la alegría triunfante de la destrucción del infierno por Cristo y al anticipo de la victoria sobre la muerte.

  • Desde Rumanía hacia el mundo: Tradiciones y costumbres rumanas de otoño

    Desde Rumanía hacia el mundo: Tradiciones y costumbres rumanas de otoño

    Queridos amigos oyentes de RRI, ha llegado el otoño en Rumanía. Dicen que es la estación de la melancolía, tanto para los seres humanos como para la naturaleza. Es una época de balances, que parece ser un poco olvidada por los rumanos de las ciudades, pero para los habitantes de las zonas rurales estos son momentos de gran logro, tradiciones que se conservan en muchas de las tierras rumanas.(…)


    El otoño en Rumania es una época llena de color, cosechas y ricas tradiciones, profundamente arraigadas en la cultura y la historia del país. A lo largo de los siglos, abuelos y antepasados ​​han tejido un tapiz de costumbres que, aún hoy, continúan enriqueciendo la vida de las comunidades.

  • La noche de San Andrés en Rumanía

    La noche de San Andrés en Rumanía

    Se cree que el cristianismo llegó a nuestra región de manos de San Andrés, uno de los doce apostoles, quien llevó a cabo una evangelización en los territorios de Rumanía,Ucrania y la costa oriental delmar Negro. Posiblemente asentó su residencia en la antigua ciudad de Tomis y por esta razón, San Andrés es el patrón de Rumanía (entre otros países), celebrándose su fiesta el día 30 de noviembre, día en que fue martirizado y matado por los romanos.



    En Rumanía, en Dobruja, se encuentra el Monasterio de San Andrés. Situado a 6 km de la localidad Rasova y a 4 km del pueblo Ion Corvin, es uno de los lugares cristianos más importantes de nuestro país. La cueva de San Andrés es considerada el primer lugar de culto cristiano en nuestro país y la puerta de penetración de la fe cristiana en Rumanía.



    Excavada en una colina con la entrada mirando hacia el este, la cueva preserva en su interior un bloque de piedra sobre el que se incidió la cruz. Según las fuentes cristianas, cuando llegó para predicar la tradición cristiana, San Andrés eligió el lugar para la oración en la cueva excavada en el corazón de la colina. La leyenda dice que San Andrés cristianizó la gente de estas tierras en las nueve fuentes de agua cerca de la cueva.


    En los lugares donde se dice que San Andrés había llegado, junto con sus discípulos, en el 50 d. de C., se organizó entre el 1943-1944 un lugar de oración. Profanado durante el comunismo, el monasterio fue restaurado entre 1990 y 1994.


    Las costumbres de la noche de San Andrés, del 29-30 de noviembre, son una mezcla entre la fiesta cristiana y los antiguos rituales de los dacios, el pueblo asignándole a San Andrés características de la divinidad precristiana del lobo.



    Entre los ermitaños de los Cárpatos circula una leyenda según la cual el último sacerdote de Zamolxes había conocido a Jesús y al Apóstol Andrés. Se habla sobre un “misterio de la conversión de los dacios al cristianismo mantenido durante el tiempo y pasando de un monje a otro como expresión de la continuidad de la fe en estas tierras.



    Según las leyendas populares, en la noche de San Andrés, que es la primera noche del nuevo año de los dacios, se abren los cielos, ya que se encuentran lo visible con lo invisible, la luz con la oscuridad, se renueva el tiempo, muere el caos y nace armonía entre el hombre y el universo. Ahora el poder del lobo es más intenso que nunca. Se cree que en esta noche, los espíritus malignos tienen más fuerza que el resto del año y pueden hacer daño a las personas.



    Por lo tanto, debemos tomar medidas de prevención. Se cocinan comidas con calabaza y tortillas de maíz, se pone mucho ajo en las puertas y ventanas y la gente evita salir a las calles, quedándose en casa donde están protegidos por los ajos y la luz de las velas. Los jóvenes organizan una fiesta en la que “vigilan el ajo.







    También se cree que en la noche de San Andrés, se deshacen secretos y se revelan autores de crímenes o robos.


    Se hacen predicciones para el próximo año: si la noche es clara y cálida habrá un invierno suave y si hace frio el invierno será duro. Si las hormigas desaparecen antes del día de San Andrés, es senal de que se acerca el frío.



    En Bucarest, ha empezado la construcción de La Catedral de la Salvación del Pueblo Rumano, que está concebida para ser la iglesia más grande del país y estará dedicada a San Andrés el Apóstol. La nueva catedral será la sede de la Iglesia ortodoxa rumana, en sustitución de la actual Catedral Patriarcal de Bucarest.


    El costo promedio de la inversión asciende a 100.000.000 de euros. La catedral estará ubicada en la avenida de Unirii, junto al Palacio del Parlamento Rumano o Casa del Pueblo, obra faraónica del dictador comunista Nicolae Ceausescu.


    El complejo tendrá también un aparcamiento para 700 vehículos, un helipuerto y espacio suficiente para que 125.000 fieles sigan la liturgia desde el exterior a través de varias pantallas gigantes. A su alrededor, se levantarán también cuatro edificios: la Casa del Apóstol Andrés, con una residencia para peregrinos religiosos, la Casa del Apóstol Pedro, para peregrinos laicos, el Centro Cultural Misionero del Apóstol Pablo y el Centro Social Médico del Apóstol Lucas, destinado a enfermos y ancianos. Con su cúpula a 114 metros de altura, la catedral dominará la capital y se convertirá en el edificio más alto de Rumanía.


    La idea de construir una gran catedral fue propuesta ya poco tiempo después del final de la Primera Guerra Mundial, por el arquitecto Petre Antonescu, quién realizó un primer diseño que contó con el apoyo del Patriarca Miron Cristea. La llegada del comunismo en 1947 frenó el proyecto que sólo resurgió en 1989, poco después de la caída del régimen de Ceausescu, con una propuesta que pretendía levantar una gran catedral en el centro de la Piața Unirii, uno de los principales nudos de comunicación de Bucarest.


    En los siguientes años se debatió mucho sobre el emplazamiento más adecuado para el proyecto e incluso se barajó destruir el Monumento a los Héroes del Comunismo del Parque Carol I, sin embargo, el entonces alcalde de la capital y posteriormente presidente del país, Traian Băsescu, se opuso radicalmente.



    Finalmente se decidió por ubicarla en la Avenida Unirii, junto al Palacio del Parlamento Rumano conocido como la Casa del Pueblo, debido a que quedaban grandes espacios por edificar en el mismo centro de la ciudad. En junio de 2009, la Iglesia ortodoxa rumana anunció de manera oficial que este complejo nacional se iba a levantar precisamente en ese terreno.


    La piedra fundacional fue colocada en febrero de 2011 en una ceremonia religiosa presidida por el Patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana, Daniel. La catedral se está construyendo con donativos de los fieles y con el apoyo del Gobierno, en estilo neo-bizantino con elementos neo-rumanos. También el papa Juan Pablo II, durante su visita a Rumanía en 1999 donó 100.000 euros para la construcción de la catedral rumana que estará dedicada a San Andrés, el Apostol del pueblo rumano.

  • Los rumanos han celebrado la Pascua de Resurrección

    Los rumanos han celebrado la Pascua de Resurrección

    Llamada la “Fiesta de las Fiestas, la Pascua de Resurrección de nuestro Señor Jesucristo tiene un significado fundamental: la continuidad histórica y religiosa entre la Pascua judía y la cristiana, ya que Cristo murió el primer día de la fiesta judía de la Pascua, que celebra la liberación del pueblo judío. Este año coinciden las Pascuas católica y ortodoxa.


    En Rumanía, la Pascua está llena de costumbres relacionadas con las tradiciones cristianas ortodoxas. Durante la semana santa, los rumanos decoran huevos de Pascua con una variedad de colores y diseños, en general simbolizando elementos religiosos . En el domingo de Pascua la gente se saluda diciendo Hristos a înviat, que en español es ¡Cristo ha resuscitado!. En respuesta, la otra persona dice Adevărat a înviat, que quiere decir ¡Verdaderamente ha resuscitado!.


    Cada día de la Semana Santa tiene su tema propio:


    El Martes conmemoramos la parábola de las cinco Vírgenes prudentes y el miércoles se recuerda el arrepentimiento de la mujer pecadora. En la noche del Jueves, Jesús cenó en la ciudad de Jerusalén con sus doce discípulos; y bendijo el Pan y el Vino, instituyendo así el Sacramento de la Eucaristía; en la noche de Jueves se relata toda la Pasión del Señor, con la lectura de los 12 Evangelios. La parte más emocionante de este oficio es la conmemoración de la Crucifixión.


    No hay Liturgia el Viernes Santo, porque conmemoramos el sacrificio supremo ofrecido en el Gólgota. Viernes Santo es día de duelo y estricto ayuno.


    Dentro de las Vísperas del Viernes Santo, se oficia el Descendimiento del Señor de la Cruz, realizados por José de Arimateea, al cual le fue concedido el permiso para sepultar al Señor.


    En la noche se conmemora la sepultura y también su descendimiento al infierno. Cristo, vino, sufrió, murió en la Cruz y bajó al infierno. Por su gracia, Jesús rescató, de este lugar, las almas justas.


    En la mañana del Sábado Santo, La lectura de la Epístola, nos dice que por medio del Bautismo somos sepultados con Cristo, para que podamos resucitar con Él.


    El gran Domingo de Pascua, celebramos la Resurrección de Nuestro Señor.


    La Pascua de Resurrección, se celebra por la Iglesia con especial solemnidad.


    Luego de la medianoche se realiza la procesión solemne que se dirige hacia el exterior del templo.Todos mantienen en sus manos las velas encendidas.


    Después de glorificar la Santísima Trinidad, los sacerdotes entonan solemnemente el troparion de la Resurrección:


    “Cristo resucitó de entre los muertos, venció con su muerte a la muerte, y otorgó la vida a los que en los sepulcros yacían.


    El Jueves antes de la Resurrección se acostumbra pintar los huevos en diferentes colores. La mayoría de la gente pinta los huevos en rojo porque, según la religión, los huevos rojos representan el símbolo de la sangre de Cristo y de Su Resurrección. en las zonas donde las tradiciones son respectadas mas estríctamente, los huevos son pintados con ciertos modeles y colores que son específicos de cada región. Estos huevos se llaman încondeiate (decoradas). Los adornos de los huevos tienen varios temas, por ejemplo los símbolos como (la cruz, el sol, la luna), animales y flores y los trajes tradicionales.



    En Rumania, la carne de cordero es tradicional para la Pascua: los platos principales son cordero asado y drob – un mezclaje de menudos, carne y verdura fresca. Como postre Se come la pască (bizcocho dulce con relleno de queso).


    Entre las comidas típicas de Pascua se encuentra El cozonac , preparado tanto en los hogares como en restaurantes y los principales ingredientes son: huevos, mantequilla, harina, levadura, azúcar, huevos, aceite, leche, nueces, cacao, esencia de ron y frutos secos. Se bebe vino, tzuica, y también otras bebidas.



    El Sábado por la noche, todos los cristianos van a la iglesia con una vela y escuchan el oficio . A medianoche el sacerdote sale de la iglesia con una vela encendida y dice venid a tomar la luz. La gente enciende sus velas. La Vela, símbolo de la Resurrección representa la vida misma. Es habitual que durante la misa se encienda una vela que debe ser llevada a casa. La Vela de la Resurrección no se tira, sino que se guarda para ser encendida delante un icono en los momentos dificiles de la vida.



    Un momento muy importante que se espera, especialmente por los niños, es la llegada del Conejito. Se cree que el conejo de Pascua tiene su origen en las pre creencias cristianas de la fertilidad. El Conejo, el animal más fértil fue visto como un símbolo de renacimiento de la naturaleza en este tiempo de la primavera. Tradicionalmente, el conejito trae regalos a los niños y se espera con gran alegría cada año.


    Un momento divertido es la batalla de los huevos en la que compiten los adversarios con sus huevos pintados. Al chocarlos el que tiene la cáscara más frágil debe comerse los huevos de su oponente.


    El deseo Feliz Semana Santa en rumano es “Paşte fericit Durante estos días es frecuente saludar con las palabras “Hristos a Înviat! (¡Cristo ha resucitado!) y la respuesta “Adevărat a Înviat (¡Verdad que ha resucitado!)


  • Nochevieja: costumbres y tradiciones rumanas

    Nochevieja: costumbres y tradiciones rumanas



    La cultura y las tradiciones de Rumanía son tan antiguas como el pueblo mismo. Los rumanos celebramos nuestra herencia historica, combinando las estaciones del año, los acontecimientos religiosos, el nacimiento, el casamiento y la muerte, con las fiestas que se han conservado incluso en la actualidad.



    Los rumanos celebran la Nochevieja, en rumano Anul Nou o el Revelion, en familia o con los amigos. Muchos resisten hasta el alba y muchos se reúnen en la calle para celebrar. Respecto a gastronomía, de las mesas rumanas no pueden faltar platos típicos como las tradicionales sarmale (carne picada en hojas de col), los embutidos, el cerdo asado, la ensalada beuf y los dulces típicos como el cozonac, pan dulce con relleno de nueces o chocolate o semillas de amapola. En las regiones rurales, y también en las ciudades, aún podemos encontrar viejas tradiciones paganas, en las que la gente se disfraza y se echan a la calle montados en pequeños araditos de madera, mientras recitan versos tradicionales y tocan cascabeles.



    Con motivo de la fiesta del Año Nuevo, empiezan los juegos de máscaras. Grupos de jóvenes, que lucen los más hermosos trajes populares guardados para tal ocasión, recorren las aldeas y las ciudades. Como recompensa por sus “espectáculos” , los protagonistas reciben dinero, frutas, dulces y nueces. Entre estas viejas costumbres destacan “Plugusorul (el Aradito)- género de villancico recitado con motivo de la Noche Vieja, “Steaua” (Estrella) y los cortejos de máscaras como son “Capra” (la Cabra), (el oso) Ursul y “Buhaiul” (Zambomba).



    Los niños cantan el “aradito / plugusorul”, un poema en el que piden y desean que el año que llega sea fructífero. Es una celebración eminentemente agraria, e incluso el nombre viene de la palabra “plug”, arado. El aradito desea un buen año nuevo a los campesinos representando los momentos del trabajo agrícola y los animales que participan en este trabajo (como el buey). Así, el instrumento llamado buhai representa el bramido del buey, mientras otros niños llevan latigos con los que golpean la tierra.


    Uno de los más espectaculares rituales es la “danza del oso”, un animal icónico para los bosques de Rumanía. Simbolizando la muerte y el renacimiento del Año Nuevo, la danza del oso es acompañada generalmente por la música de los tambores que dictan el ritmo del baile.



    Otra máscara representativa es la “cabra”, que cuenta la historia de prácticas mágicas que tienen el poder de resucitar al animal, otro símbolo de la muerte y el renacimiento de la naturaleza. En general, la máscara de cabra está tallada en madera, cubierta de pelo, con una mordaza que se mueve hacia arriba y hacia abajo y tiene cuernos de una cabra verdadera. El cuerpo de la cabra está hecho de una tela de colores.



    Otra bonita costumbre es Sorcova. Es una tradición de Año Nuevo, los niños van de casa en casa llevando una rama con flores o que se llama sorcova (un palo ornamentado con flores de papel colorido).

    Esta costumbre simboliza las ramas que acaban de florecer .Si la sorcova se inclina hacia una persona y la toca, se considera que hace la función de barita mágica y le traerá vigor y juventud.



    El ritual va acompañado de unas oraciones que nos recuerdan a un encantamiento mágico:


    Sorcova, vesela,

    Să trăiti, să-mbătrâniti… Sorcova, la alegre


    Que vivan, que envejezcan,


    Como un peral, como un manzano,


    Como una rosa.


    Duro como la piedra


    Rápido como la flecha


    Duro como el hierro


    Rápido como el acero…





    Las máscaras tradicionales rumanas están fabricadas de trapo o madera, con cuernos y piel de animales (oso y cabra), adornadas con lana y pedacitos de espejo.


    Los bailes de enmascarados tienen un origen pagano, pre-cristiano y evocan los momentos difíciles que se presentan cuando los efectos de la lucha entre el bien y el mal, que tiene lugar en el Universo, afectan la vida de cada hombre. La mayoría de los rumanos son cristianos ortodoxos, aunque existen también católicos del rito bizantino, luteranos, protestantes, armenios, judíos y musulmanes. Por ellos las costumbres y las creencias del invierno de nuestro pueblo son variadas, y se celebran con fiestas distintas.



    Por toda Rumania tienen lugar fiestas de máscaras en las que la gente se disfraza de animal. En las aldeas de Maramures, por ejemplo, principalmente se disfrazan de animales que en el folklore han tenido un papel mágico, como la cabra, el oso, el ciervo o los caballos.



    Los hombres forman cortejos con máscaras y recorren las aldeas con música, mientras bailan. En muchas ocasiones se representa también la muerte del invierno o del año viejo intentando asustarlo, arrastrándolo o golpeándolo simbólicamente o simplemente a través de danzas y movimientos mágicos.



    En las danzas de animales, cabra y oso, ciervo y caballo, pueden ir separados, juntos, o rodeados de otros disfraces, acompañados por trajes populares. Un espectáculo muy interesante y que nos lleva a rituales precristianos muy simbólicos y divertidos.




  • Tradiciones y costumbres rumanas de otoño

    Queridos amigos, ha llegado el otoño en Rumanía. Dicen que es la estación de la melancolía, tanto para los seres humanos y para la naturaleza. Es una época de balances, que parece ser olvidada por los rumanos de las ciudades, pero para los habitantes de las zonas rurales estos son momentos de gran logro, tradiciones que se conservan en muchas de las tierras rumanas.

    El equinoccio otoñal se produce cuando el sol cruza el ecuador en el hemisferio norte. En el hemisferio norte, el equinoccio de otoño se produce cuando la longitud aparente del sol es de 180 grados. En este día, comienza la primavera en el hemisferio sur .

    Después del 22 de septiembre, el tiempo de las horas de luz comenzará a disminuir hasta el solsticio de invierno, que será el 21 de diciembre.

    La palabra ” equinoccio ” se deriva de la palabra francesa ” Equinoccio “, que a su vez proviene de ” Aequinoctium ” . Consiste en ” aequus ” – “igual” y ” nox “, ” Noctis ” – ” noche ” .



    De un año a otro, el fenómeno no se produce en la misma fecha que el año anterior. Desde que se hizo el calendario gregoriano ( 1582 ) el equinoccio de otoño cayó en el 21 , 22 , 23 y 24 septiembre, más a menudo, el 22 o 23 de septiembre. Será el 21 de septiembre hasta el 2092 y esto sucederá por primera vez desde la creación del calendario gregoriano. En 2096 se repetirá solamente.


    En Rumanía, una de las tradiciones heredadas de los antiguos romanos se dedica a la vendimia. El 14 de septiembre es el Día de la Cruz , es el día en que los viticultores llaman a los sacerdotes para que les bendigan los viñedos y las bodegas donde se colocan los barriles de vino. También en este día, todos los elementos que llevan el símbolo de la cruz deben ser tratados con cuidado y protegidos. Las ventanas se lavan y se decoran con cruces para echar los malos espíritus de la casa , las muchachas se lavan el pelo con infusión de albahaca para ser bellas durante todo el año .


    Otra costumbre dice que las nueces, el ajo y el melón no se comen, porque la cruz que llevan por dentro debe recibir la bendición de la iglesia. La gente conmemora a sus muertos y reparten limosnas en ollas de barro con agua y miel, velas y pan hecho en la forma de una cruz.


    Del campo se recogen plantas y hierbas medicinales que se secan y se utilizan durante todo el año . El Día de la Cruz es también conocido como el Día de la Serpiente. Se cree que se arrastra sobre la tierra durante el invierno y en otoño, antes de retirarse , las serpientes se reúnen en una colina para dar a luz a una piedra preciosa, y él que se encuentra la piedra será protegido del mal y la enfermedad durante todo el año .

    Sigue otra gran fiesta, el 14 de octubre o El Viernes Santo de otoño, es el día de Santa Paraskeva . Las reliquias de la Santa fueron traídas de Constantinopla en 1694 y entregadas a la Iglesia Tres Jerarcas de la ciudad de Iasi. El día de Santa Paraskeva , la gente de todo el país van en peregrinación a Iasi. Ahora en los pueblos comienza la tradición de las ovejas que ya no están separadas de los carneros para que den a luz alrededor de las Pascuas de Resurrección. Los pastores no tallan la madera , ya que la piel de los corderos no quede rayada.

    El 26 de octubre celebramos a San Demetrio, el santo que desata al invierno. Los campesinos suelen dividir el año en dos partes distintas: el calor solar, tiempo del trabajo y la fertilidad, y la estacion fría dedicada al consumo de alimentos y al descanso, que comienza el Día de Sinmedru o San Demetrio.. La alegría de las cosechas está marcada por los fuegos que se encienden ya sea delante de las casas o en las encrucijadas . Los niños y los jóvenes reciben dulces por cuidar a estos fuegos. También ahora las ovejas descienden de la montaña y quedarán con sus dueños hasta la fiesta de San Jorge, el 23 de abril. Los pastores, para saber como será el invierno , colocan una manta en medio del rebaño , si se sienta una oveja negra , el invierno va a ser difícil , y si viene una blanca, será fácil. Los que trabajan en los campos prevén el tiempo, en función del aspecto de la luna en la noche de SanDemetrio . Estos son solo algunos de los rituales que todavía se practican en las zonas rurales en Rumanía. src=/files/sf-paraschieva.jpg