Tag: Dniéster

  • Crisis energética en la República de Moldavia

    Crisis energética en la República de Moldavia

    La mitad de la energía eléctrica que consume la República de Moldavia, en la orilla derecha del río Dniéster, procede de fuentes nacionales, incluidas las energías renovables, mientras que la otra mitad se importa de Rumanía, declaró el martes en una rueda de prensa la presidenta moldava, Maia Sandu. La líder de Chisinau convocó una reunión del Consejo Supremo de Seguridad para debatir la situación del sector energético y las medidas de ayuda a la población. Acusó a la Federación Rusa de intentar provocar una crisis política en la República de Moldavia cortando el suministro de gas a la región secesionista de Transnistria, de habla predominantemente rusa. Maia Sandu reiteró que, aunque atraviesa una crisis humanitaria, la administración de la región secesionista ha rechazado la ayuda y ha puesto condiciones para aceptar las soluciones propuestas.

    Entre ellas, Chisinau ha propuesto comprar gas del mercado europeo para la orilla izquierda del Dniéster y, junto con los socios de Ucrania, ofrecer carbón a la región de Transnistria para la generación de energía eléctrica. Todas estas formas de apoyo han quedado sin respuesta por parte de Tiráspol, subrayó Maia Sandu:

    «Chisinau dejó muy claro que si hay pacientes en estado complicado, se les puede trasladar a hospitales de la orilla derecha. Esta oferta también fue rechazada y las ambulancias de la orilla derecha siguen sin poder acceder a la orilla izquierda para ayudar a las personas necesitadas. El objetivo de esta crisis humanitaria provocada por el Kremlin en la orilla izquierda es generar una crisis política en la orilla derecha y agravar la situación».

    Las autoridades de Transnistria anunciaban recientemente que las medidas de conservación de la energía les han permitido aliviar las restricciones causadas por el corte de gas ruso, y se reducirá la duración de los cortes de electricidad. Transnistria, que se separó de la República de Moldavia al final del régimen soviético, dependió hasta ahora del gas ruso transportado a través de Ucrania. Casi tres años en guerra con Rusia, las autoridades ucranianas se han negado a prorrogar el acuerdo de tránsito de gas hasta 2025. El gigante ruso Gazprom ha anunciado que no enviará gas a la República de Moldavia por rutas alternativas, alegando «atrasos» moldavos de más de 700 millones de dólares. Chisinau, que denuncia la invasión rusa de Ucrania, cuestiona esta cifra. Y la presidenta Maia Sandu afirmó que Gazprom podría suministrar gas a Transnistria por una ruta alternativa, el gasoducto Turkstream, a través de Turquía, Bulgaria y Rumanía.

    Desde Bucarest, el ministro de Energía, Sebastian Burduja, ha vuelto a asegurar que Rumanía no tiene problemas de abastecimiento energético para toda la temporada fría, que hay reservas suficientes y que las necesidades nacionales de gas no se ven afectadas por las exportaciones diarias a la República de Moldavia, que se realizan en condiciones comerciales. En este contexto, ha vuelto a plantear la necesidad de que Europa reduzca su dependencia del gas procedente de Rusia.

     

  • Monumentos rumanos restaurados de Besarabia

    Monumentos rumanos restaurados de Besarabia

    La ocupación rusa de Besarabia significó, especialmente después de 1830, una política de fomento de la influencia rusa en una zona de conflicto con el Imperio Otomano. En junio de 1940, tras el acuerdo entre Hitler y Stalin en el verano de 1939, la Unión Soviética se anexionó Besarabia. En 1941, Rumania la liberó y en 1944 la vida de los habitantes de Besarabia volvió a su curso natural. Pero al final de la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1944, la Unión Soviética volvió a ocupar Besarabia, así como toda Europa Central y Oriental, e impuso regímenes a imagen y semejanza del suyo.

    Entre 1945 y 1989, la brutalidad soviética se extendió a los habitantes de Besarabia, adoptando todas las formas imaginables: deportaciones a campos y encarcelamientos, desplazamientos de población, educación estalinista, otras violaciones sistemáticas de los derechos humanos y las libertades fundamentales. El amplio proceso de sovietización significó la creación del nuevo hombre soviético a través de la amnesia, es decir, olvidando los propios orígenes y borrando la memoria de los eventos pasados.

    Rumanía fue el principal enemigo utilizado en el proceso de sovietización de Besarabia. La frase «fascistas rumanos» estaba presente en cualquier referencia a la zona al oeste del Prut. Entre las primeras víctimas de la sovietización se encuentran los monumentos del foro público que expresaban la voluntad y los sentimientos de la población de Besarabia, que representaban la adhesión de la mayoría de los rumanos de Besarabia a su identidad y pertenencia a la ciudadanía del Reino de la Gran Rumanía. Las estatuas y símbolos de personalidades de la historia y la cultura rumanas fueron demolidos, destruidos y reemplazados por estatuas y símbolos del ocupante soviético. Los monumentos soviéticos expresaban fuerza y agresividad en el más alto grado, al igual que algunos monumentos representados por tanques con cañones apuntando hacia el oeste, hacia Rumania.

    Pero desde 1991, el año del colapso de la Unión Soviética, un verdadero Imperio del Mal como lo llamó el presidente estadounidense Ronald Reagan, la República de Moldavia se ha vuelto independiente. Desde entonces, los habitantes de Besarabia han estado buscando sus orígenes y tratando de volver a las formas de identidad de sus padres y abuelos.

    Una de las medidas adoptadas en este sentido es la eliminación de los monumentos soviéticos y la reubicación de los monumentos de la época en que Besarabia formaba parte de Rumania. En Bucarest se inauguró una exposición de 28 monumentos rumanos restaurados de soberanos, héroes, soldados y clérigos rumanos, pero también de personalidades culturales contemporáneas como los cantantes Doina e Ion Aldea Teodorovici. La exposición también contó con la presencia de Iuliana Gorea-Costin, embajadora de la República de Moldavia en Bucarest.

    «A la izquierda del Prut, la guerra entre la luz y la oscuridad es bastante intensa y se está librando una batalla permanente para afirmar nuestra identidad. Es una batalla por la historia, por la lengua y la literatura rumanas. Ha estado de pie, más de una vez, en la plaza de la Gran Asamblea Nacional, incluso durante meses. Al estar en la encrucijada de civilizaciones, necesitamos conocernos mejor, los que estamos dentro de la misma nación. Y al mismo tiempo, debemos unir nuestros esfuerzos para que las personas sabias sobrevivan en este espacio».

    En el período transcurrido desde 1991, las organizaciones cívicas de la República de Moldavia han emprendido acciones para reubicar los monumentos rumanos originales y los monumentos que informarían a la opinión pública sobre las atrocidades cometidas durante la barbarie soviética.

    Por ejemplo, un monumento reubicado y consagrado en 2016, una copia del período de entreguerras, es el Monumento de los Tres Mártires en la capital de Chisináu. Está dedicado a luchadores por la idea nacional como el sacerdote y escritor Alexei Mateevici (1888-1917), el abogado, periodista y cantante Simion Murafa (1887-1917) y el ingeniero topográfico Andrei Hodorogea (1878-1917). Los tres murieron en el terrible año de 1917, Mateevici, de 29 años, afectado por el tifus exantemático, y los amigos Murafa, de 30 años, y Hodorogea, de 39, asesinados por una banda de criminales bolcheviques.

    Después de la guerra, Pantelimon Halippa, político de Besarabia, creó un comité para erigir monumentos para todos los combatientes unionistas, entre los que se encontraban los tres. En 1923, se inauguró el monumento a Mateevici, Murafa y Hodorogea por iniciativa de la Sociedad Las Tumbas de los Héroes Caídos en la Guerra, en presencia del general francés Henri Berthelot. El monumento era una losa de piedra, colocada en posición vertical, en la que estaban enterrados los rostros en bajorrelieve de bronce de los tres héroes. En el pedestal, frente a los bajorrelieves, había un águila de bronce y debajo se colocó la inscripción Apóstoles de Besarabia, Mártires de la Santa Causa Nacional. El monumento, de tres metros de altura, estaba coronado con el escudo de armas de Rumanía, entre una rama de roble y una rama de laurel, realizada en bronce. Este medía 4,35 metros de largo y 1,92 metros de ancho.

    En vísperas de la anexión de Besarabia en junio de 1940, el ejército rumano desmanteló los bajorrelieves de Alexei Mateevici y Simon Murafa y los envió a Bucarest. En 1962, el resto del monumento y el campanario situado frente a la catedral de la Natividad del Señor, donde se encontraba, fueron volados por el ejército soviético.

     

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • República de Moldavia entre riesgos y aspiraciones

    República de Moldavia entre riesgos y aspiraciones

    La
    instalación el pasado mes de febrero del
    nuevo Gobierno minoritario de la República de Moldavia, con los votos de los diputados comunistas
    tradicionalmente rusófilos, ha puesto en duda el compromiso europeo del equipo
    de Chiril Gaburici. Finalmente formado por la coalición minoritaria entre los
    liberaldemócratas y los demócratas, tras
    un largo periodo de tiempo después de
    las elecciones legislativas del 30 de noviembre, el gabinete encabezado por un joven hombre de
    negocios es, en opinión de los analistas, políticamente frágil y confuso desde el punto de vista
    geopolítico. Los liberales, que son los promotores más firmes del acercamiento
    hacia Bucarest y Bruselas, han permanecido en la oposición.

    En consecuencia,
    Gaburici tiene que demostrar que podrá continuar el trayecto iniciado por sus
    predecesores a la cabeza del Ejecutivo, los prooccidentales Vlad Filat e Iurie
    Leanca. Las reformas promovidas por éstos han facilitado la conclusión de los
    acuerdos de asociación y libre comercio entre Chisinau y Bruselas, y han alimentado
    las esperanzas de que la República de Moldavia podría llegar a ser miembro de
    la UE, en 2020. En el presente, Leanca no vacila en afirmar que la República se
    parece a un barco a la deriva. Más allá
    de la explicable dosis de rencor de alguien que ha sido depuesto del cargo, la
    evaluación del primer ministro es compartida también por los expertos. El
    acercamiento a la UE ha sido ensombrecido por la situación política y de manera
    especial, por el hecho de que el nivel de corrupción ha resultado ser mayor de
    lo que pensaba Bruselas, declara con severidad el analista Nicu Popescu, del
    Instituto de Estudios de Seguridad de la UE con sede en París.

    Este acusa de
    manera especial, la falta de una mayoría proeuropea firme, así como la desaparición
    de unas enormes cantidades de dinero del sistema bancario, alrededor de 1000
    millones de dólares que llegaron a compañías fantasmas, lo que ha planteado interrogantes en relación
    con el funcionamiento de las instituciones estatales en su conjunto. La
    República de Moldavia, ha concluido Nicu Popescu, atraviesa una grave crisis de
    credibilidad en los ojos de sus propios
    ciudadanos y de las cancillerías occidentales. Defensor consecuente en nombre
    de la comunión de idioma, historia y cultura, de la entrada del estado vecino en la órbita ocidental,
    Rumanía no ha ocultado su preocupación frente a las vacilaciones contraproducentes
    de la clase política de Chisinau. Consejero de especialidad del expresidente
    Traian Basescu, a quien nisiquiera los adversarios le han negado la pasión por
    la República de Moldavia, Iulian Chifu
    nos ha declarado lo siguiente:



    Rumanía
    sigue desempeñando el papel de siempre, el de defensor de la República de
    Moldavia dentro de la UE. Al mismo tiempo, Bucarest ha manifestado su apertura
    hacia todas las solicitudes de
    asistencia, de respaldo, que la República de Moldavia podría formular. Por otra
    parte, somos realistas, somos miembros de la UE y todo apoyo se obtiene en base a unos argumentos. Como de costumbre, llegamos a Chisinau y les
    pedimos que hagan reformas y nos proporcionen argumentos para poder respaldar
    su avance hacia la UE. En consecuencia, mientras se hagan las reformas, se
    fortalezca el Estado de derecho, la independencia de la justicia y se combata
    la corrupción, la carga pesará sobre las espaldas de Chisinau.



    Por el
    momento, advierte el analista Nicu Popescu, los
    fracasos del gobierno prooccidental erosionan la popularidad de la idea
    de integración europea y alimentan la de
    unos políticos populistas o rusófilos. Hermanos y enemigos, los comunistas y
    los socialistas de la oposición parlamentaria se están disputando tanto los
    favores de Moscú, como a los electores con nostalgias soviéticas, que totalizan
    casi la mitad del electorado. Además, la soberanía de Chisinau seguirá siendo
    discutible, mientras éste no restaure su autoridad sobre la región separatista
    rusófila de Transnistria, independiente de facto desde 1992, tras un conflicto
    armado cerrado a la vez con la intervención de las tropas de Moscú de parte de
    los secesionistas. En su calidad actual de presidente del Centro para la Prevención
    de Conflictos y Advertencia Temprana, el antiguo consejero presidencial Iulian
    Chifu piensa que en el contexto de la fragilidad de las instituciones de
    Chisianu, el riesgo de que la República de Moldavia se confronte con un
    escenario similar al de Ucrania no se puede descartar:



    Las
    autoridades legítimas de la República de Moldavia no cuentan con capacidades
    militares que puedan afrontar la concentración de armamento, tropas y recursos
    que existen en la zona separatista y los desembarcos de una orilla a otra del
    río Dniéster sólo deberían alertar a Chisinau,
    pero el modo en que éste está gestionando su presupuesto no demuestra una
    preocupación real.



    A
    través de emisarios de alto rango de Bruselas y Washington, Occidente ha
    manifestado siempre su apoyo a la independencia, la soberanía y la integridad
    territorial de la República de Moldavia. Al mismo tiempo, son escasas las voces
    del abanico político de Chisinau dispuestas a renunciar al tabú constitucional
    de la neutralidad y abogar por la admisión en la OTAN. Iulian Chifu destaca que:



    Es
    obvio que también la República de Moldavia tiene que hacer sus propios
    cálculos. La opción de seguridad de la República de Moldavia no se puede
    establecer ni desde Bucarest ni desde Washington o Bruselas, sino en la propia ciudad de Chisinau.


    Desde
    ningún punto de vista, geopolítico, militar oeconómico, la República de
    Moldavia es como Suiza, advierten los analistas que califican de caduco el
    principio de la neutralidad en una epoca en que Rusia trata de satisfacer sus ambiciones expansionistas y
    revanchistas en los estados del área postsoviética.