Para Rumanía y sus perspectivas económico-financieras, 2025 comienza de la misma manera que terminó el año anterior: la agencia de calificación financiera Standard & Poor’s ha confirmado la calificación de Rumanía en «BBB-», el último escalón de la categoría recomendada a los inversores, pero ha revisado la perspectiva de estable a negativa.
A finales del año pasado, Fitch también había rebajado a negativa la perspectiva de los préstamos a largo plazo en divisas de Rumanía, pero antes había mantenido su calificación BBB-. Standard & Poor’s señala que es probable que el fragmentado e incierto entorno político retrase la agenda de consolidación fiscal del Gobierno.
Los expertos de la agencia recuerdan que todo el gran gasto preelectoral empujó el déficit hasta cerca del 8,7% del PIB, muy por encima de sus expectativas, lo que indica las dificultades para controlar los gastos en una economía en desaceleración. Los expertos afirman también que unas políticas fiscales más laxas mantendrán elevados los déficits por cuenta corriente, que se financiarán cada vez más con flujos generadores de deuda, exponiendo al país a perturbaciones en la confianza de los inversores extranjeros.
En una primera reacción, el ministro de Finanzas, Tánczos Barna, declaró que el cambio de perspectiva de la agencia de calificación, de estable a negativa, demuestra que son necesarias medidas para reducir el déficit presupuestario, un presupuesto frugal y un Estado más esbelto. «Rumanía sigue siendo recomendada a los inversores como segura. Las decisiones tomadas por el Gobierno para reducir el déficit presupuestario y reforzar el crecimiento económico deben aplicarse a un ritmo rápido, en la forma ya acordada con nuestros socios europeos», escribió el ministro en su página de Facebook.
Subrayó que el presupuesto de este año, que se enviará muy pronto al Parlamento para su aprobación, refuerza este enfoque frugal de la gestión del dinero público. Si la evolución de la economía confirmara los temores de las agencias de calificación y se produjera la pérdida de la calificación estable, aumentarían los costes de endeudamiento de Rumanía.
Según los analistas, persiste el escepticismo entre los inversores y las agencias de calificación debido a la inestabilidad política y al retraso de las reformas estructurales. Sin embargo, a finales del año pasado, el recién formado gobierno de coalición PSD- PNL-UDMR adoptó un decreto ley que refleja la voluntad de recortar drásticamente todos los gastos innecesarios, especialmente en los ámbitos administrativo, central y local, con el fin de reducir el déficit.
El ejecutivo también congeló los salarios y las pensiones, cuya indexación habría empujado el presupuesto a una peligrosa espiral descendente. Las medidas ya han desencadenado una ola de descontento entre algunas categorías de funcionarios, por lo que el gobierno de coalición se verá sometido a una seria prueba social.
Además, 2025 también se ha convertido, por fuerza de las circunstancias, en año electoral, como 2024. En mayo, los rumanos votarán a un nuevo presidente, después de que el Tribunal Constitucional anulara las elecciones presidenciales del pasado diciembre por considerar que el proceso electoral estaba viciado.
Versión en español: Antonio Madrid
