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  • Las primeras elecciones democráticas después de la caída del comunismo

    Las primeras elecciones democráticas después de la caída del comunismo




    El 20 de mayo de 1990, cinco meses después de la caída de la dictadura
    encabezada por Nicolae Ceauşescu, los rumanos con derecho a voto estaban
    llamados a las urnas para elegir tanto al presidente del país, como a los
    miembros del Parlamento. En aquella ocasión, el proceso electoral se desarrolló
    según un decreto ley emitido por el Consejo Provisional de Unión Nacional, un
    organismo transitorio que tenía autoridad legislativa, y que fue creado después
    de la revolución de diciembre de 1989 bajo el mando de Ion Iliescu. Después de 25
    años desde las primeras elecciones democráticas organizadas en la Rumanía postdecembrina,
    el ejercicio electoral del 20 de mayo de
    1990 no hizo nada más que reconfirmar algunos meses más tarde a los líderes de
    la revolución. El Frente de la Salvación
    Nacional, una organización política declarada partido político el 6 de febrero
    de 1990, ganó las elecciones de manera categórica. El politólogo Gabriel
    Andreescu explica por qué Ion Iliescu, el candidato del FSN en los comicios
    presidenciales, llegó a ser el
    presidente electo de Rumanía.:


    En primer lugar, estas elecciones
    fueron parcialmente libres. El FSN tenía la capacidad de controlar todo el
    proceso electoral. Además de controlar el proceso electoral, el FSN también
    controlaba los recursos del país. En aquel momento se tomaron algunas
    decisiones sobre sectores como el consumo o los recursos, lo que generó la
    satisfacción del electorado. Tal vez no se conoce este aspecto, dado que todo
    ocurría en el entorno rural, pero en las aldeas, en las listas electorales no
    figuraban todos los nombres de los candidatos. Había nombres de personas
    anunciados como candidatos pero estos nombres no figuraban en las listas
    enviadas a los centros electorales. De esta forma, se vició el sistema electoral,
    lo que junto con la fuerte propaganda que se hacía, garantizó el éxito del FSN.


    El 6 de febrero de 1990, el FSN se convirtió en
    partido político, con el fin de presentarse en las elecciones de mayo. Salvo
    algunos periódicos, casi toda la prensa rumana estaba controlada por el nuevo
    partido, incluso la Televisión Rumana declarada libre en diciembre de 1989. En
    opinión de Gabriel Andreescu, no solo la manipulación mediática determinó la
    victoria del FSN, sino también el control ejercido a la hora de contar los
    votos.:


    Todo fue un ejercicio electoral
    controlado, desde la utilización de los recursos con el fin de manipular al electorado,
    hasta la elaboración de las listas, o los fraudes con los votos. Y podría poner
    como ejemplo un aspecto muy fácil de comprobar.
    En Bucarest, la lista incluía dos nombres de candidatos independientes.
    Entre los candidatos también figuraban Octavian Paler y Gabriel Liiceanu. Ambos
    eran grandes personalidades que en aquel momento gozaban de fama en la prensa,
    ya que habían recibido un voto por parte del
    electorado que compraba en gran cantidad los periódicos y las revistas
    que publicaban sus artículos. En aquella
    época, Revista 22, el Grupul pentru
    Dialog Social, contaba con una tirada de 100.000 ejemplares, y România Liberă,
    con un millón. Cada uno de estos candidatos debía obtener al menos los 30.000
    votos necesarios como mínimo .


    En las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 1990, los contrincantes
    de Ion Iliescu eran Ion Raţiu, representante del Partido Nacional Campesino
    Cristianodemócrata, y Radu Câmpeanu, del
    Partido Nacional Liberal. El politólogo Gabriel Andreescu habla sobre el
    fracaso de estos partidos históricos ante los nuevos grupos políticos

    Hablando del FSN y sus recursos, me refiero
    a todo tipo de recursos, y no solo a las importaciones de plátanos y naranjas,
    que fueron traídas y vendidas en las tiendas para responder a las frustraciones
    de la población. También me refiero a los recursos de índole simbólica. Ante
    todo, la televisión, la radio e incluso la prensa, representaban la voz de los
    que habían tomado el poder en diciembre de 1989, los seguidores del
    expresidente Ion Iliescu. El odio, la mistificación y la manipulación, fueron
    utilizadas para engañar a la población. También se utilizaron las amenazas, el
    miedo, en sintagmas como vienen los ricos y les quitan las tierras o vienen
    los capitalistas y les quitan las fábricas. De hecho, no vinieron ni los ricos
    ni tampoco los capitalistas para recuperar sus propiedades nacionalizadas en
    1940, pero sí que vinieron los exmiembros de la Securitate y los
    exnomenklaturistas, para operar privatizaciones ilegales y para hacerse con una
    gan parte de las propiedades y los bienes del pueblo.


    Para muchos de los casi 14 millones de rumanos que votaron aquel 20 de mayo
    de 1990, el entusiasmo de la libertad y la esperanza en una vida mejor en un
    país libre del comunismo iban a convertirse en lamentos y frustración. El día
    de las primeras elecciones libres iba a llamarse el domingo del ciego. El
    politólogo Gabriel Andreescu :


    La gente tuvo un momento de
    libertad. Era su propia libertad, no la del sistema, que era parcialmente
    libre, pero cada uno podía expresar su propia opción. La gente votó sin pensar, como ciegos, sin
    mirar hacia el futuro. Es cierto que un
    gran número de los votos, aunque no todos los expresados entonces, fueron para
    Iliescu y su partido. Sinceramente, creo que la gente no entendió la historia
    de Ion Iliescu, o lo que él representaba. Se dejaron engañar y creo que esta
    podría ser considerada la característica del electorado de 1990.


    Un electorado que demostró, un mes más tarde, que el Frente de la Salvación
    Nacional estaba preparado para utilizar cualquier método para obtener el
    control sobre el nuevo estado democrático. En junio de 1990, sobre el trasfondo
    de las protestas de los rumanos contra el resultado de los comicios, la acción
    de los mineros del Valle del Jiu que vinieron a Bucarest para reinstaurar el
    orden, iba a degenerar en un acontecimiento sangriento . (traducido por Simona
    Sarbescu)



  • Der „Blindensonntag“: 25 Jahre seit den ersten freien Wahlen in Rumänien

    Der „Blindensonntag“: 25 Jahre seit den ersten freien Wahlen in Rumänien

    Die wahlberechtigten rumänischen Bürger wurden fünf Monate nach dem Sturz des Diktators Nicolae Ceauşescu am 20. Mai 1990 an die Urnen erwartet, um ihren Staatspräsidenten und ihre Vertreter für die zwei Parlamentskammern zu wählen. Der Wahlprozess wurde damals von einer Verordnung geregelt, die vom Provisorischen Rat der Nationalen Union (CPUN) erlassen wurde. Besagter Rat wurde nach der Revolution im Dezember 1989 gegründet und von Ion Iliescu geleitet.



    25 Jahre nach den ersten demokratischen Wahlen in Rumänien ist man zur Schlussfolgerung gekommen, dass die Wahlen vom 20. Mai 1990 die Anführer der Revolution vom Dezember 1989 in ihren Positionen bestätigten. Die Front zur Nationalen Rettung (FSN), eine politische Organisation, die sich am 6. Februar 1990 als politische Partei eintragen ließ, gewann die Wahlen mit einer überwältigenden Mehrheit. Der Politologe Gabriel Andreescu erklärt, warum es unvermeidlich war, dass Ion Iliescu, der Kandidat der Front zur Nationalen Rettung, zum Präsidenten Rumäniens gewählt wurde:



    Die Wahlen waren nur teilweise frei. Die Front zur Nationalen Rettung FSN kontrollierte den ganzen Wahlprozess und die Ressourcen des Landes. In dem Moment wurden mehrere Beschlüsse hinsichtlich des Konsums und der Bereitstellung der Ressourcen getroffen, was die Wahlberechtigten zufriedenstellte. Das ist nur wenigen bekannt, weil dies auf dem Land geschah. Auf den Wahllisten waren nicht alle Kandidaten eingetragen. Es waren Kandidaten, die formell angekündigt waren, die sich aber nicht auf die Listen wiederfanden. Die Propaganda sicherte der Front zur Nationalen Rettung den Sieg.“




    Die Front zur Nationalen Rettung wurde am 6. Februar 1990 zur politischen Partei. Ziel der Partei war es, trotz ursprünglich gegenteiliger Beteuerung der FSN bei den Präsidentschaftswahlen im Mai zu kandidieren. Sie kontrollierte, außer einigen Zeitungen, fast die gesamte rumänische Presse, besonders den Öffentlich-Rechtlichen TV-Sender, der sich im Dezember 1989 als frei erklärt hatte. Laut Gabriel Andreescu haben die Manipulation durch Medien und die Kontrolle über die Auszählung der Stimmen zum Sieg der Front zur Nationalen Rettung geführt:



    Es ging um eine kontrollierte Wahlübung. Alles war kontrolliert – von der Art, in der die Ressourcen für die Manipulation der Wähler gebraucht wurden, bis zu den Wahllisten und der Auszählung der Stimmen. Ich habe auch ein Beispiel in diesem Sinne. Auf der Liste für Bukarest standen zwei Arten von unabhängigen Kandidaten. Unter den Kandidaten zählten Octavian Paler und Gabriel Liiceanu. Diese Persönlichkeiten erfreuten sich damals einer großen Anerkennung in der Presse. Die Wähler kauften und lasen die Zeitschriften, in denen ihre Beiträge veröffentlicht wurden. Es war damals eine Periode, in der Zeitschriften wie, die Zeitschrift »Revista 22« der »Grupul pentru Dialog Social« (Gruppe für den Sozialen Dialog) in 100.000 Exemplaren gedruckt wurden. Die Tageszeitung »România Liberă« wurde damals in einer Million Exemplaren gedruckt. Jeder Kandidat musste mehr als die 30.000 notwendige Stimmen erhalten.“




    Iliescus Gegenkandidaten bei den Präsidentschaftswahlen vom 20. Mai 1990 waren Ion Raţiu von der Nationalen (später Christdemokratischen) Bauernpartei und Radu Câmpeanu, der Kandidat der Nationalliberalen Partei, beide wiedergegründete Parteien aus der Zwischenkriegszeit – damals als historische Parteien“ bezeichnet. Gabriel Andreescu erklärt den Misserfolg der historischen Parteien wie folgt:



    Als ich gesagt habe, dass die Front zur Nationalen Rettung über Ressourcen verfügte, meinte ich Ressourcen aller Art. Man importierte nicht nur Bananen und Orangen (bis dahin Mangelware – Anm. d. Red.). Ich bezog mich auch auf symbolische Ressourcen, auf Informationsressourcen. Die öffentlich-rechtlichen Sender und in kleineren Umfang auch die Printmedien waren das Sprachrohr jener, die im Dezember 1989 die Macht übernommen hatten, also der um Ion Iliescu gebildeten Gruppen. Hass, Mystifizierung und Manipulation haben die Bevölkerung irregeführt. Man appellierte an Angst und Drohungen wie ‚ihr werdet um euer Ackerland gebracht‘ oder ‚die Kapitalisten werden sich die volkseigenen kBetriebe schnappen‘. In Wirklichkeit sind keine ehemaligen Landbesitzer zurückgekommen, um die Besitztümer, die sie 1940 verloren haben, zurück zu verlangen. Stattdessen kamen die Vertreter der Nomenklatura, die ehemaligen Securitate-Mitglieder, die sich alles, was privatisiert werden konnte, unter den Nagel gerissen haben und somit zu Besitzern eines Großteils des bis dahin staatlichen Eigentums wurden.“




    Die circa 14 Millionen Rumänen, die am 20. Mai 1990 an die Urnen gingen, hofften, in einem vom Kommunismus befreiten Land ein besseres Leben führen zu können. Ihre Hoffnungen wurden aber nicht erfüllt. Der Tag der ersten sogenannten freien Wahlen wurde als Sonntag der Blinden“ bezeichnet. Der Politologe Gabriel Andreescu dazu:



    Die Menschen erlebten einen Moment der Freiheit. Es war ihre Freiheit und nicht jene des Systems, das nur teilweise frei war. Jeder konnte wählen. Und die Menschen haben gewählt, ohne zu denken und ohne sich die Personen, die vor ihnen standen, genau anzusehen. Die Mehrheit der Stimmen gewann Ion Iliescu und seine Gefolgschaft. Die Menschen fragten sich nicht, wer Ion Iliescu ist. Sie ließen sich blenden. Diese kollektive Verblendung ist es, die den ersten freien Wahlen diesen Beinamen brachte.“




    Die massenhafte Leichtgläubigkeit ermöglichte in den kommenden Monaten auch die skrupellose Politik der Front zur Nationalen Rettung, der jede Mittel gerecht waren, um den jungen demokratischen Staat zu kontrollieren. Im Juni 1990 haben die Rumänen ihre Unzufriedenheit in Massendemonstrationen und Straßenblockaden (insbesondere am Bukarester Universitätsplatz) ausgedrückt. Die Bergleute aus dem Schiltal (rum. Valea Jiului) wurden von den neuen Machthabern nach Bukarest gerufen, um die Ordnung wiederherzustellen. Das führte zu den blutigen, bürgerkriegsähnlichen Zuständen vom 13. bis 15. Juni 1990 in Bukarest, die in Polit- und Mediensprache als Mineriaden“ (abgeleitet von rum. miner = Bergarbeiter) eingingen.