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  • La lección de historia armenia

    La lección de historia armenia


    A riesgo de perturbar
    gravemente las relaciones diplomáticas con Turquía, el Papa Francisco ha
    utilizado en el marco solemne de la Basílica San Pedro de Roma, el término de
    genocidio para la masacre de hace cien años contra los armenios.


    En el siglo pasado,
    nuestra familia humana atravesó tres tragedias masivas y sin precedentes. La
    primera, que es considerada , afectó al pueblo armenio, ha declarado el
    Soberano Pontífice, citando un documento firmado en el año 2000, por el Papa
    Juan Pablo II, y el Patriarca armenio. Las otras dos fueron cometidas por
    el nazismo y el estalinismo, ha añadido
    el Papa.

    Erevan declara que 1,5 millones de armenios, es decir, la mitad de la
    población armenia de aquel entonces y que en nuestros días han sido canonizados
    por la Iglesia Armenia, fueron masacrados entre 1915 y 1917, en el ocaso del Imperio Otomano.

    A su vez,
    Turquía niega rotundamente que el Imperio Otomano hubiera organizado la masacre
    sistemática de la población armenia durante la Primera Guerra Mundial y no está
    de acuerdo con la utilización del término de genocidio, usado por Armenia,
    numerosos historiadores y por otros 20 países, entre los que se encuentra Francia, Italia y Rusia. Ankara ha
    reaccionado vehementemente a la declaración del Papa y ha declarado que se
    trató de una guerra civil en la cual perdieron la vida entre 300.000 y 500.000
    armenios y otros tantos turcos.

    Por otra parte, el gobierno de Ankara ha
    acusado a varios miembros del Parlamento Europeo de dar prueba de fanatismo
    religioso y cultural al aprobar una resolución respecto a la conmemoración de
    las matanzas y las deportaciones masivas de los armenios en los últimos años
    del Imperio Otomano, y la diplomacia turca ha estimado que el foro legislativo
    de la UE trata de escribir nuevamente la historia. Las referencias apuntan
    hacia una resolución adoptada a fin de marcar los cien años transcurridos desde
    los acontecimientos acaecidos durante
    la Primera Guerra Mundial, resolución que llama a Turquía, el estado sucesor
    del Imperio Otomano, a conformarse con su pasado, y a reconocer que la matanza
    de los armenios fue un genocidio. El profesor Constantin Hlihor tiene una
    explicación para la actitud de Turquía:





    En el derecho
    internacional, este tipo de acontecimiento dramático ha creado una imagen
    para los estados que han practicado
    este tipo de política de eliminación de
    una etnia, de una nación. Una imagen sumamente negativa, especialmente si nos
    referimos a lo ocurrido a mediados del
    siglo pasado, durante la Segunda Guerra Mundial, a los crímenes
    cometidos por la Alemania de Hitler contra los judíos, y por Stalin contra su
    propia nación.


    En opinión de Constantin
    Hlihor, la historia debe ser el aglutinante que contribuya a la estabilidad y
    coperación entre las naciones y no un factor desestabilizador que exhorte al
    odio y la confrontación. Cuando hablamos de la historia de los armenios hay que
    tomar en consideración dos aspectos, dice Constantin Hlihor:





    Uno es de índole histórica y hace falta
    descubrir la verdad sobre la tragedia de los armenios durante la Primera Guerra
    Mundial. El segundo aspecto que genera una disputa entre varios estados, es de
    índole política y reclama la definición
    de aquellos acontecimientos. Los turcos no aceptan la idea de genocidio por la
    razón de que este concepto aparece mencionado en el derecho internacional
    bastante tarde, después de la Segunda Guerra Mundial y se refiere a otros momentos de la historia, distintos a los de
    comienzos del siglos XX. Pero, independientemente de cómo vemos las cosas, algo
    está claro: en el Cáucaso del Sur, un pueblo, armenio, parte de un imperio en
    decadencia en la ecuación de fuerzas de las relaciones internacionales y en una
    sociedad que había fracasado en su intento de modernizarse y pasar a una nueva etapa de desarrollo- se trata de
    la sociedad otomana- pasaron semejantes cosas que no se pueden borrar de la
    memoria colectiva actual. Por otra parte, la disputa historiográfica normal en
    el descubrimiento de la verdad histórica, no debe adquirir connotaciones
    políticas, porque la historia no debe desunir a los pueblos, no debe infundir
    sentimientos de hostilidad entre las comunidades humanas.La historia tiene que
    ser un punto de unión en aras de la estabilidad, de mayor confianza y
    cooperación.


    ¿Acaso se trata de
    un asunto de imagen, o de un papel interpretado a cambio de posibles indemnizaciones? He aquí la
    respuesta del profesor Hlihor:




    El problema de unas
    compensaciones para las familias que
    sufrieron durante los acontecimientos dramáticos iniciados en la ciudad
    de Van, y de las familias de los armenios deportados al Desierto de Siria, no
    atañe a la historia, sino al derecho internacional. Por esto, Armenia, u otro,
    deberían incoar un proceso similar al de la segunda guerra mundial para el
    régimen nazista y entonces podríamos hablar de compensaciones


    En Bucarest, el
    exministro de Exteriores Titus Corlatean, en el presente consejero honorífico
    del jefe del gobierno rumano, ha mencionado que Armenia alienta el diálogo
    entre Turquía y Armenia en torno a este tema sumamente delicado. En aquellos
    momentos trágicos de hace cien años, organizaciones humanitarias del tiempo,
    diplomáticos, médicos, gente sencilla concedieron ayuda a los armenios
    obligados a tomar la senda del exilio y Rumanía figura entre los países que
    abrieron sus puertas a las decenas de miles de refugiados ofreciéndoles asilo.