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  • Las preocupaciones de los rumanos

    Las preocupaciones de los rumanos

    Los rumanos y los austriacos son los más satisfechos con su vida de los habitantes de Europa Central y Oriental, pero los primeros están bastante más preocupados por el aumento de la pobreza, la posible escasez de alimentos o agua durante períodos más largos o el aumento de las diferencias económicas entre las personas. Esta es una de las conclusiones de un estudio sobre la calidad de vida en 2024 realizado por Kantar Rumanía. El estudio revela el grado de satisfacción de los habitantes de Europa Central y Oriental con su vida en general y en distintos aspectos: familia, carrera profesional, vida social, ingresos o vida política. La encuesta también analiza las amenazas actuales que percibe la gente, así como las actitudes hacia el equilibrio entre la vida laboral y familiar o un estilo de vida más saludable. Dicho esto, la mayoría de los habitantes de Europa Central y Oriental están satisfechos con su vida, y los rumanos superan el nivel medio de satisfacción de la región. Sin embargo, aunque los rumanos están satisfechos con la situación económica de su familia, también están bastante insatisfechos con su vida profesional y social.

    En la República Checa, Eslovaquia y Hungría el nivel de preocupación es aún mayor, mientras que Ucrania se enfrenta a una enorme incertidumbre existencial. Carmen Pătrașcu, directora general de Kantar Rumanía, señala que otros estudios muestran que los rumanos se encuentran entre los europeos más satisfechos con su vida. «El alto nivel de satisfacción con la vida familiar declarado por los rumanos también en nuestro estudio puede apuntar a la familia como factor compensatorio de sus diversas preocupaciones. La familia proporciona un fuerte apoyo emocional y social que puede mitigar los efectos negativos de la incertidumbre económica», afirmó Carmen Pătrașcu.

    Explicó que estos resultados también pueden ser un signo de realismo o cautela: los rumanos pueden estar satisfechos con su situación actual, pero temen por el futuro debido a la incertidumbre y a la percepción de vulnerabilidad ante los cambios económicos, y muchos de ellos aún recuerdan bastante bien la crisis económica y financiera de 2010.

    En cuanto a la satisfacción con la vida familiar, los rumanos están bastante cerca del nivel de Austria, pero más lejos en lo que respecta a la vida profesional, pero sobre todo a la vida social. «Vemos, por tanto, una brecha mayor que en Austria entre la satisfacción de los rumanos con la vida familiar y su vida profesional y social. Aparte de los ucranianos, los eslovacos y los húngaros presentan el nivel más bajo de satisfacción en las tres dimensiones», añaden los autores del estudio.

    Según la investigación, toda la región está decepcionada con el sistema político. Sólo 1 de cada 5 personas de Europa Central y Oriental está satisfecha con la dirección de la democracia en su país, la forma en que se gobierna y los representantes en la escena política. En Rumanía, sólo 1 de cada 10 personas está satisfecha con la forma en que están representadas a nivel político (presidente, Gobierno, Parlamento).

     

     

     

     

     

  • Continúa el envejecimiento de la población

    Continúa el envejecimiento de la población

    La población de Rumanía era de 21.779.000 habitantes a mediados de este año, un 1% menos que el 1 de junio de 2023. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el fenómeno del envejecimiento demográfico se ha acelerado, de modo que las personas mayores de 65 años superan en casi un millón al segmento de población joven de hasta 14 años. La población femenina supera en medio millón a la masculina y la edad media a escala nacional se acerca a los 43 años. Esta sería la situación actual. Pero la dinámica, advierten los expertos, no deja de ser preocupante. Desde el censo de 2011 y hasta el más reciente de 2021, Rumanía ha perdido alrededor de un millón de habitantes, declaró hace medio año el presidente del Instituto Nacional de Estadística, Tudorel Andrei, en un debate organizado por los medios de comunicación de Bucarest. Señala el envejecimiento acentuado de la población en los últimos 30 años (en unos 7,7 años de media, pero mucho más en el caso de las mujeres) y el hecho de que en los próximos años Rumanía muy probablemente cambiará de posición con los Países Bajos y descenderá del sexto al séptimo lugar en la Unión Europea en cuanto a número de habitantes.

    El economista Ionuț Dumitru, antiguo jefe del Consejo Fiscal, advierte que «lo peor es que este descenso tan acusado en los próximos años se producirá en la población activa. Es un impacto muy fuerte el de la jubilación de los “decreței” (los niños nacidos entre 1968 y 1990, cuando el régimen comunista prohibió los abortos y desalentó el uso de métodos anticonceptivos – nota de la redacción) y vemos que durante ese período se proyectan descensos consistentes de la población activa. »

    Los expertos también afirman que el grupo demográfico de rumanos de 65 años o más es uno de los que más rápidamente crece en Europa, una tendencia que se espera que continúe.

    Las consecuencias del envejecimiento de la población activa se hacen evidentes cuando una reserva de mano de obra más reducida tiene que sostener a una comunidad de jubilados más numerosa. Este cambio tiene fuertes implicaciones en todos los sectores, desde la economía a la sanidad, creando un efecto dominó que afecta a todos los rincones de la sociedad rumana. Además, la tasa de natalidad en Rumanía lleva décadas descendiendo, por debajo del nivel de reemplazo necesario para mantener una población estable. En los últimos 35 años, casi se ha reducido a la mitad: de unos 60 nacidos vivos por cada mil mujeres en edad fértil a 35.

    Muchos jóvenes abandonan el país en busca de mejores oportunidades económicas y este éxodo agrava los desequilibrios demográficos. Por último, los comentaristas culpan a la ineficacia del factor político: a pesar de sus declaradas buenas intenciones, ninguno de los Gobiernos de Rumanía, independientemente de su signo ideológico, ha logrado crear programas capaces de convencer al creciente número de rumanos en la diáspora para que se repatríen en masa.