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  • La miscelánea: Más allá del amor, Rumanía y sus historias románticas

    La miscelánea: Más allá del amor, Rumanía y sus historias románticas

    Pero no vamos a hablar de las festividades tradicionales que todos conocemos, sino de cómo el amor ha sido vivido y celebrado a lo largo de la historia en este país, de las tradiciones románticas menos conocidas y de algunas historias que nos hablan de la pasión, la conexión y los sentimientos a través del tiempo. En Rumanía, el amor no es solo una cuestión de fechas señaladas. De hecho, si echamos un vistazo a las costumbres tradicionales de los pueblos rumanos, descubrimos que el amor ha estado siempre presente de manera significativa en la vida diaria. Por ejemplo, en las aldeas rumanas, el cortejo siempre estuvo marcado por rituales simbólicos que reflejaban el profundo respeto y la admiración. A menudo, los jóvenes se encontraban en festivales o en bailes comunitarios, donde el destino parecía jugar un papel fundamental en los encuentros amorosos. Las miradas cómplices y las canciones de amor eran una forma de cortejo popular, y los gestos románticos solían ser muy cuidadosos y llenos de simbolismo.

    El amor siempre ha estado entrelazado con las costumbres cotidianas. No solo en las grandes festividades, sino también en los pequeños gestos y rituales que reflejan el respeto mutuo y el compromiso. Por ejemplo, una de las prácticas más conocidas de las zonas rurales era el ‘Hora dragostei’ (El baile del amor), que consistía en danzas grupales durante las fiestas en las cuales los jóvenes se reunían para expresarse y, a través de las danzas y canciones, declaraban sus sentimientos. Estos bailes eran momentos de encuentro donde la comunidad se reunía para celebrar la vida, el amor y las relaciones que nacían de esa unión social.

    Uno de los elementos románticos tradicionales de Rumanía es la figura de Dragobete, que, aunque se celebra en su propia festividad (24 de febrero), también está profundamente arraigado en los mitos populares. Se dice que Dragobete era un joven apuesto que se encargaba de reunir a los enamorados en los bosques durante la primavera para que pudieran cortejarse sin ser observados. Este mito refleja la conexión especial entre el amor y la naturaleza en las tradiciones rumanas.

    Además, en varias regiones de Rumanía se cree que los enamorados deben realizar ciertos actos simbólicos para asegurar la prosperidad de su relación. Por ejemplo, en algunas zonas del país, los novios deben caminar juntos por un puente de madera o un sendero forestal, un gesto que simboliza el paso conjunto a una nueva etapa de la vida y el compromiso mutuo.

    El amor en Rumanía siempre ha estado estrechamente vinculado con la naturaleza. Las parejas rumanas a menudo se encuentran conectadas con los elementos naturales: los valles, los montes y los ríos o el mar. La vida rural ha influido profundamente en las relaciones amorosas, y la naturaleza ha sido un reflejo de los sentimientos humanos. Por ejemplo, en muchas áreas rurales, las parejas solían trabajar juntas en la agricultura, lo que fortalecía su vínculo. Estos actos de trabajo conjunto no solo eran románticos, sino que también representaban una forma de compromiso mutuo, de compartir tanto los momentos de felicidad como de esfuerzo.

    En nuestro país, como en muchas otras culturas, el amor ha sido una fuerza que desafía los límites del tiempo y el espacio, pero también ha estado marcado por obstáculos aparentemente insuperables. A lo largo de la historia, muchas parejas se han visto separadas por diferencias sociales, políticas o incluso geográficas. En la cultura rumana, el amor es algo que no solo sobrevive a través de los retos cotidianos, sino que también desafía las expectativas y las normas. Es un amor profundo que está dispuesto a cruzar cualquier frontera.

    El amor es un concepto universal que ha sido abordado en la literatura a lo largo de todos los tiempos. En la literatura clásica, el amor se describía como una fuerza poderosa que puede inspirar y destruir. En la literatura medieval, el amor se planteaba como una fuerza espiritual que puede unir a las personas con Dios. En la literatura renacentista, el amor se aborda como una fuerza humana que puede inspirar y destruir. El amor es un concepto central en la literatura rumana, ya que se aborda en las obras de Mihai Eminescu, Ion Creangă, Liviu Rebreanu, Camil Petrescu, Mircea Cărtărescu o Herta Müller.  Uno de los ejemplos más conocidos es la historia de Mihai Eminescu, considerado el poeta nacional de Rumanía. Su famosa obra ‘Luceafărul’ es una de las historias de amor más emblemáticas de la literatura rumana, una historia trágica de amor imposible entre una joven humana y el eterno Luceafăr (la estrella del mar). Este poema refleja el amor idealizado, el sacrificio y el desdén del destino, elementos que marcan el amor en la literatura rumana, como algo profundo pero a veces inalcanzable. En la misma línea, autores como Ion Creangă y Liviu Rebreanu también exploraron el amor a través de relatos que iban más allá de los clichés románticos, sumergiéndose en las complejidades de las emociones humanas. Ion Creangă, en particular, con su obra ‘Amintiri din copilărie’ (Recuerdos de la infancia), nos ofrece una visión del amor juvenil y puro, a menudo expresado a través de pequeños gestos y símbolos sencillos, pero profundamente significativos.

    Hemos explorado solo algunas de las muchas formas en que el amor se ha vivido y celebrado en Rumanía, no solo en fechas especiales como Dragobete o San Valentín, sino también en las tradiciones diarias, las historias literarias y las leyendas populares. A través de la historia, la naturaleza y la cultura, el amor en Rumanía ha sido una constante, un tema que inspira, que conecta y que desafía las barreras del tiempo y del espacio. Así que, este febrero, más allá de las celebraciones conocidas, pensemos también en el amor profundo y duradero que ha sido una parte fundamental de la identidad rumana.

     

  • Pro Memoria: Demolición del patrimonio religioso de Bucarest

    Pro Memoria: Demolición del patrimonio religioso de Bucarest

    La historia del patrimonio religioso de Bucarest en el siglo XX, especialmente la de su segunda mitad, fue uno de los golpes mortales infligidos por el régimen comunista. Las pérdidas de patrimonio fueron grandes e irrecuperables, entre ellas el famoso monasterio de Văcărești, el monasterio ortodoxo más grande del sudeste de Europa, que se derribó sin dudar. En la mayoría de las historias de herencia religiosa perdida entre los años 50 y 80, se puede ver esa actitud de desprecio y arrogancia que el régimen y sus activistas tenían hacia el pasado de Rumanía.

    La historiadora Speranța Diaconescu trabajó en la Oficina del Patrimonio Cultural Nacional de Bucarest. En 1997, entrevistada por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, muestra cómo fue el tratamiento que el régimen aplicaba a la herencia religiosa que lo irritaba.

     

    «Las cosas siguieron una curva ascendente, pero fue un continuo en el sentido de que las demoliciones comenzaron al principio del régimen y se intensificaron a lo largo del mismo. En concreto, con la construcción de varias áreas nuevas de la capital, las etapas de construcción también incluyeron demoliciones de objetivos importantes, históricos y arquitectónicos que no fueron protegidos. Y esto fue así desde el principio, con la iglesia de Stejarului en la Plaza del Palacio, que se derrumbó cuando se construyó el Salón del Palacio y todo el complejo de viviendas allí. Esta política también se aplicó en el período de los años 50 y 60. Pero luego hubo algunos de gran magnitud cuando se iniciaron construcciones en un área grande, el área del Centro Cívico, que no solo era un espacio grande, sino un área con una tradición histórica de Bucarest. La zona incluía muchas iglesias, muchas casas antiguas, y luego la pérdida por el patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad de Bucarest fue muy grande».

     

    El colmo del desprecio se alcanzó en los años 80 cuando comenzó la llamada política de sistematización urbana de Bucarest. En ese momento, el patrimonio religioso ubicado en el nuevo centro cívico que Nicolae Ceaușescu estaba construyendo sobre la antigua ciudad de Bucarest fue demolido o trasladado.

    Speranța Diaconescu también recuerda el caso de la iglesia de Pantelimon, ubicada en una isla en el extremo oriental de Bucarest, demolida en 1986.

     

    «Se trataba de la excavación arqueológica, la limpieza del lugar, el rescate de piezas importantes del patrimonio y la demolición en sí. Estas serían las etapas. El problema que surgió fue que allí estaba el monumento funerario de Alexandru Ghica y algunos marcos, la inscripción de la iglesia de 1752, una lápida del siglo XVIII, marcos de puertas, la columna de la iglesia de Pantelimon, un candelabro de piedra y madera, pintado y dorado, que era algo más especial y creo que único, de 1752. Se encontraba en la cabecera del monumento funerario del gobernante Alexandru II Ghica, que también tenía allí su lápida. Todas ellas estaban muy bien elaboradas en un estado de conservación bastante bueno».

     

    El desprecio por el patrimonio estaba muy extendido, desde los responsables de la toma de decisiones hasta los simples trabajadores. Speranța Diaconescu nos cuenta:

     

    «Al recoger la lápida, encontraron el sarcófago de Alexandru Ghica. Y entonces intervino algo extraño y desagradable. Pensaron en hacer una investigación arqueológica con este cadáver, estando muy bien embalsamado, en un ataúd de plomo y en un ataúd de madera. A través del visor que tenía el ataúd de plomo, se vio que el cuerpo estaba bastante bien conservado. Carbonizado pero bien conservado. Y entonces se deshizo el ataúd de plomo, se deshizo el ataúd de madera y empezaron a tomarle medidas, a quitarle la camisa, a quitarle el cinturón para ver si había un medallón de oro o si había algo de oro debajo del cinturón. Había toda una comisión presente. Estaban muy indignados de que solo tuviera una cruz y un anillo. Se trataba de un pretendiente al trono de los Principados Unidos, toda una personalidad, ¿cómo podía tener encima tan poco? Lo cierto es que se decidió llevar el ataúd al museo, porque pertenecía al museo, y lo que quedaba del pobre gobernante se metió en una bolsa de plástico y se dejó en un arbusto. Que empezaba a oler mal. Y junto con un colega, tuvimos que luchar mucho para hacer un ataúd con unos tablones miserables y cavar un hoyo para él. Es cierto, también nos ayudó el sacerdote que estaba dispuesto a ceder uno de los lugares dentro del parque de la iglesia. También hicimos una especie de nuevo entierro. No se trata de que me pesara en la conciencia, pero me parecía tan injusto que este personaje de nuestra historia sufriera algo así que me sentí obligada a honrararlo».

    En la segunda mitad del siglo XX, el patrimonio religioso de Bucarest fue literalmente pisoteado, no solo en sentido figurado. Y lo que había entonces sobrevive hoy en día apenas en los documentos.

     

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • «Historias del 74»

    «Historias del 74»

    Cada momento de la vida trae consigo algo nuevo. A veces, el ajetreo cotidiano hace que nos alejemos un poco de lo que somos en realidad y nos convirtamos en personajes de nuestra rutina diaria: el yo en el trabajo, el rol familiar y un sinfín de otros papeles que realizamos y debido a los cuales corremos el riesgo de perder nuestra identidad.

    Claudia Maria Udrescu, la creadora del «curso imperfecto de escritura autobiográfica», como ella misma lo llama, propone una solución por ahora solo para los nacidos en el 74. «Historias del 74» es su último proyecto.

    ¿De dónde surgió la idea? Responde Claudia Maria Udrescu:

    «Desde hace unos tres años me dedico a la escritura autobiográfica. Puedes escribir sobre ti mismo cuando necesitas presentarte para un blog, para una página web, para un proyecto o cuando te enfrentas a un cambio, a una transición, ya sea profesional o particular. El proyecto se llama Historias del 74 porque de alguna manera es mi generación y sé que tanto para mí como para otros, los 50 años que cumplimos este año son como un umbral. Llega un momento en que nos preguntamos “quién soy yo, qué cosas nuevas quiero hacer, qué cosas quiero dejar de hacer”. Es un umbral que cruzamos y luego ya no somos lo que éramos antes y eso es más que la mediana edad y que la crisis de la mediana edad. Es el momento en que nos planteamos muchas preguntas: “¿Cuál es mi papel”, “cuál es mi propósito?”».

    Claudia Maria Udrescu también habló del poder curativo de la escritura autobiográfica:

    «Me ayudó mucho en un momento de transición del que surgió el proyecto de escritura autobiográfica. Me di cuenta de que cuando alguien empieza a escribir se abren muchas posibilidades: escribir un libro o escribir sobre ti mismo para el blog que has abierto porque quieres compartir tu experiencia con los demás. El problema es que en ese momento se produce el síndrome del “impostor” y te preguntas quién eres tú para escribir cuando ya se ha escrito tanto. Y es precisamente entonces cuando necesitamos escribir porque cada uno de nosotros tiene una historia invisible que se hace visible en el momento en que la ponemos sobre papel. Primero la vemos y la dejamos en claro, por eso recomiendo encarecidamente escribir a mano. Para mí, escribir es escritura autobiográfica, es claridad y mucha creatividad porque nos reconectamos con nosotros mismos. Me gusta mucho lo que dice un filósofo italiano, Ducio Demetrio, quien ha escrito muchos libros sobre la escritura autobiográfica. Dice que cada uno de nosotros lleva dentro “un tejedor”, “el yo tejedor de historias”, que teje nuestra historia que está entre el pasado, el presente y el futuro. Para mí, la escritura autobiográfica consiste sobre todo en eso y nos ayuda ante todo a despejar nuestro camino. Y también nos ayuda a tener paz mental y paz interior».

    Le preguntamos a Claudia Maria Udrescu si escribir es mejor que una conversación con un amigo:

    «Siempre recomiendo escribir a mano, la escritura es terapéutica y se adapta a cada persona. Lamentablemente, mucha gente viene y dice “ya no escribo, escribí un diario en el instituto, escribí en la universidad, alguien me dijo que no escribía bien y ya no escribo”. Es una pena, pero es genial cuando vuelven a escribir. Creo que escribir, especialmente escribir a mano, es mejor porque es algo que haces contigo mismo. Es un momento íntimo de reflexión, de calma y eso ayuda muchísimo. Cuando hablas puedes distraerte, es diferente. Pero ese momento en el que estás contigo mismo es algo sagrado: estás allí y escribes».

    Claudia Maria Udrescu hizo una declaración de intenciones:

    «Quiero que escribamos nuestras historias, encontrar personas que estén abiertas a escribir la historia de quiénes son en realidad. Personas como yo y como tú, porque vivimos en un mundo ya dominado por la Inteligencia Artificial y el Chat GPT que pueden escribir cualquier cosa. Nos conectamos a través de historias, a través de mi historia o de tu historia. Tal vez podamos crear una plataforma para difundir nuestras historias».

    Claudia Maria Udrescu también nos contó en qué fase se encuentra el proyecto «Historias del 74»:

    «Ya he esbozado la estructura y ahora estoy buscando gente que esté dispuesta a escribir y a transmitir sus historias. O simplemente escribirlas, crear el umbral y cruzarlo juntos».

    A Claudia Maria Udrescu la pueden encontrar dando su «curso imperfecto de escritura autobiográfica» en el que pueden participar todas las personas interesadas en descubrir nuevas facetas de su personalidad, tal y como se revela en su escritura. Pero si tú también naciste en el 74, ¡ven y completa esta historia de la mitad de tu vida, una historia con final inesperado!

    Versión en español: Victoria Sepciu

  • Teatro radiofónico para niños

    Teatro radiofónico para niños

    Los niños son un público numeroso y las emisiones para ellos siempre han centrado la atención de gerentes y periodistas. Las dramaticaciones radiofónicas han disfrutado un verdadero éxito gracias al esfuerzo de guionistas y adaptadores de textos clásicos, actores, directores y equipos técnicos. Todos ellos escribieron la historia del radioteatro para niños y dejaron esos recuerdos que conservan los futuros adultos. En los archivos sonoros de Radio Rumanía hay páginas de referencia de la historia del teatro radiofónico para niños, con nombres importantes vinculados a él.

     

    La escritora Silvia Kerim también fue periodista de radio y trabajó con dedicación en las dramatizaciones para niños. Empezó a trabajar en 1961 y acabó en una redacción con gente de calidad que intentaba escapar de la ideología política de la época. En 1998, el Centro de Historia Oral entrevistó a Silvia Kerim y averiguó cómo los periodistas de dramatizaciones radiofónicas para niños eran capaces de mantener la calidad de su producto:

     

    “Me destinaron a un lugar muy agradable para mí, se llamaba  Teatro infantil al micrófono. Fue una suerte porque la mayoría de las obras que componían el repertorio del teatro infantil eran cuentos. Procedían de la literatura clásica, así que la mentira ideológica no encajaba allí. Los actores eran grandes y muy grandes, los directores eran grandes y muy buenos, así que el compromiso y la mentira no encajaban realmente”.

     

    Como en cualquier lugar, son las personas las que hacen que las cosas funcionen y Silvia Kerim tuvo colegas abiertos:

     

    “En el Teatro infantil al micrófono tuve como jefe a Eduard Jurist, de él aprendí lo que significa ser modesto como jefe, no hacerse el jefe, tener una atención repartida por igual hacia los redactores más jóvenes o más mayores. También tuve como colega a Vasile Mănuceanu. Había, en aquella redacción de los programas juveniles, un escritor de raro talento llamado Călin Gruia. Me gustaría mencionar a Mioara Paler que, en un determinado momento, fue jefa de la sección de programas para niños y a la que debo la alegría de escribir para niños. Percibieron en mí este amor por los niños, este deseo de escribir para los niños”. 

     

    Silvia Kerim escribió guiones para dramatizaciones radiofónicas infantiles y recordaba lo importantes que eran para ella los cuentos de la infancia que le contaban sus padres:

     

    “Me encargaron a adaptar algunos cuentos que estaban mal traducidos de la literatura china o japonesa. Me dieron cuentos y cuentos cortos que tenían un significado propio. Al contarlos, me di cuenta de que ponía mucho de mi imaginación en ellos y que, en algún momento, yo misma podría escribir las historias que rondaban por mi cabeza, que a su vez tenía una raíz mágica. Mi madre nos contaba cuentos a mi hermano y a mí noche tras noche cuando éramos muy pequeños. Normalmente la primera parte era “Blancanieves”, creo que un año seguido escuchamos “Blancanieves” cada noche, ya fuera en episodios o abreviado. Y si mi madre se confundía en algún detalle, saltábamos los dos para contradecirla y recordarle que en realidad no era el Tímido quien había hecho y dicho tal y cual cosa. El segundo cuento era en general sobre animales a los que mi madre quería mucho, al igual que mi padre. Ambos padres nos transmitieron ese amor por los animales”. 

     

    En los años en que Silvia Kerim daba vida a los cuentos infantiles en las ondas, el régimen comunista adoctrinaba con fuerza al público. Pero la periodista optó por oponerse sutilmente a la grosería ideológica:

     

    “Quiero decir que tal intento, en el caso de mis textos, fue bastante difícil. Nunca escribí la palabra “pionero”, las palabras “partido”, “pionero”, “halcón” nunca aparecieron en mis guiones. Mis guiones y cuentos son historias tristes de gente pobre, de abuelos que mueren, de la tarta más cara que es la tarta de manzana o del postre más agradable que es una tostada con mermelada de ciruela. Siempre he pensado que hay muchos más niños infelices y huérfanos que niños ricos y mal criados. Y que estos cuentos tienen que llegar también a ellos. En una época en la que se suponía que sólo debíamos escribir sobre niños felices, que en nombre del partido crecen sanos y sin preocupaciones, cuando había que enfrentarse a algunos escritos en los que la realidad parecía bastante triste y desesperanzadora, no era fácil que un texto pasara la censura”.

             

    El radioteatro infantil fue un milagro para acercar la radio a mentes inocentes. Y las personas que lo hicieron posible transmitieron lo que habían recibido.

  • Historias de la radio de onda corta

    Historias de la radio de onda corta

    !Feliz Día Mundial de la Radio!


    En el programa de hoy:


    Metronom,un legendario programa musical de la sección rumana de Radio Europa Libre, emisora que difundió sus programas por onda corta desde la antigua República Federal de Alemania hacia los países del ex bloque comunist entre 1950 y 1989


    – Radio España Independiente, la Pirenaica, emisora clandestina del Partido Comunista Español que difundió desde Bucarest entre 1955 y 1976.


    – Fragmento de una entrevista a Juan Carlos Roque, autor de un conmovedor documental de Radio Nederland sobre Olga Villegas, una cubana aficionada a la onda corta.