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  • Perspectiva utilitarista de la migración laboral

    Perspectiva utilitarista de la migración laboral

    Desde 2022 hasta la actualidad, el Gobierno rumano ha fijado una cuota de 100 000 trabajadores extranjeros cada año. Según los datos facilitados por la Inspección General de Inmigración, las comunidades de extranjeros para las que se han expedido más visados de trabajo son la nepalí, la esrilanquesa, la pakistaní y la bangladeshí. Los principales sectores que requieren mano de obra extranjera son la construcción y las infraestructuras, la agricultura, la limpieza, el almacenamiento y la logística, la automoción, la hostelería y la alimentación.

    Sin embargo, rara vez hablamos de estos recién llegados en términos que no sean económicos. Luis Escobedo, investigador de origen peruano residente en Rumanía, estudia en profundidad las cuestiones del racismo y la interculturalidad. Con experiencia laboral y vital en Polonia y Sudáfrica, Escobedo es actualmente investigador asociado en la Sociedad de Estudios Interculturales y Migratorios de Bucarest y en la Unidad de Cambio Institucional y Justicia Social de la Universidad Estatal Free State (Sudáfrica).

    Luis Escobedo nos habla de la perspectiva utilitarista que tenemos como sociedad sobre la migración reciente.

    «Se trata de tres elementos concretos que conforman esta perspectiva. Uno de ellos es el hecho de que Rumanía tiene un sesgo occidental donde ya existe una perspectiva utilitarista. Allí, la migración es una herramienta con la que podemos resolver problemas demográficos y económicos. Además, hay otros elementos, como el neoliberal, que está relacionado con el primero. Tenemos una perspectiva muy clara sobre Occidente: lo vemos como un elemento monolítico, sin diversidad, donde todo está más desarrollado y donde todo es mejor. No hablamos con complejidad, y eso encaja con el elemento neoliberal. Para ellos, entonces, solo hay una manera de entender el desarrollo: la economía de mercado o la globalización es la única opción que tenemos».

    El tercer elemento del que habla el experto es la construcción ideológica de una clase media, sobre todo entre los habitantes de las ciudades. Según esta ideología, el trabajo duro equivale a valor humano. «Si trabajamos muy duro, podemos llegar a cualquier parte y tener éxito», explica Escobedo. El investigador señala que el pecado de este discurso es que no tiene en cuenta las diferencias de entorno, género, orientación sexual, clase social, etc.

    A la pregunta de cómo afecta esta perspectiva utilitarista a los inmigrantes en Rumanía, Escobedo responde lo siguiente:

    «Vemos a los emigrantes o a la emigración en general como algo que podemos utilizar y no como algo que incluye a las personas. Personas como nosotros, personas normales, con vidas y experiencias diferentes, que, desde nuestra perspectiva, pertenecen a un grupo de trabajadores que solo vienen a desarrollar nuestra economía y a resolver nuestros problemas demográficos. Ya no tenemos sueños, ya no tenemos familias, ya no tenemos planes, proyectos, etc. No se nos considera personas complejas, sino una categoría abstracta de emigrantes. Solo nos dicen: «Habéis venido a trabajar para nosotros y a pagar impuestos».

    El experto explica que esta actitud de «visión de túnel» no tiene en cuenta las diferentes circunstancias de cada persona, lo que hace que los migrantes más afectados (con problemas personales, de salud o en situaciones laborales abusivas) sean aún más vulnerables.

    A la pregunta de qué estrategias utilizan los inmigrantes para hacer frente a las difíciles situaciones a las que se enfrentan, Escobedo contesta:

    «En primer lugar, es difícil darse cuenta de que les pasa algo. Sí, estoy cansado, dicen. Es normal, porque trabajo mucho porque así somos nosotros, los emigrantes. Esta es nuestra realidad. Estoy muy contento de haber podido venir aquí, pero hay gente que tiene una vida mucho peor que la mía y yo he tenido mucha suerte. Entonces construyen un tipo de mecanismo de defensa o algún tipo de discurso de defensa para poder estar aquí tranquilamente. Pero, al mismo tiempo, están afectados y puedes ver las consecuencias materiales que tienen en su vida diaria cuando llegan a casa y no tienen nada en la nevera, no tienen electricidad o tienen que compartir la nevera con otras personas. También hay conflictos y jerarquías: quién come primero, quién tiene que esperar para usar la cocina. Llegados a este punto, empiezan a surgir tensiones, conflictos y problemas internos, pero también buscan soluciones. ¿Cómo lo hacemos? ¿Somos cinco o seis en casa y la cocina está abarrotada? Conozco a alguien que come y trabaja en el mismo sitio. Entonces empiezo a comer allí y a desarrollar relaciones sociales que me permitan mejorar».

    A un nivel más profundo, explica Escobedo, otras estrategias tienen que ver con los líderes que se forman en esas comunidades: líderes que empiezan a desarrollar instituciones, a defender derechos, a construir comunidades de apoyo emocional o espacios donde puedan disfrutar del reconocimiento cultural de la cultura de acogida.

    Otra estrategia igualmente válida es casarse con un ciudadano de la sociedad de acogida, «no solo por los documentos», dice el investigador, «sino quizá porque quieren formar parte de la comunidad, quieren ser rumanos».

    Versión en español: Victoria Sepciu

  • «Vis.Viață», un documental de Ruxandra Gubernat

    «Vis.Viață», un documental de Ruxandra Gubernat

    Dirigido por Ruxandra Gubernat, «Vis.Viață» («Sueño.Vida»), es el primer documental de observación rumano que pretende presentar las realidades, las aspiraciones y los retos de los jóvenes de la Generación Z. Con experiencia en proyectos sociales y cinematográficos impactantes, la directora Ruxandra Gubernat consigue captar con empatía cómo los jóvenes se relacionan con el mundo que les rodea y afrontan los retos, así como la forma en que construyen su identidad en una sociedad en constante cambio. El rodaje duró cuatro años y captó la evolución de los protagonistas a medida que atravesaban un periodo de dura transición, incluidos los dos años de pandemia en los que la escuela funcionó en línea y la gente tuvo que aislarse. Como invitada en RRI, Ruxandra Gubernat nos contó cómo nació su interés por la Generación Z y cómo documentó el tema.

    «Viví en Rumanía y Francia durante 7 años. Entre 2008 y 2015 me fui a estudiar a Francia, pero volví. Y entonces me di cuenta de que me quedaban muchas preguntas sobre la salida de Rumanía. Obviamente, sabía que hay mucha gente que se va de Rumanía por diferentes motivos. Puede ser por motivos económicos, como los que optaron por marcharse a finales de los ’90, principios de los 2000. Otros optaron por irse después de entrar en la UE, porque era mucho más fácil emigrar y estudiar en otro país, como fue mi caso. Por último, para muchos, fue también la necesidad de conocer, una de las razones que descubrí en el caso de la Generación Z. Así fue como empecé a hacerme más preguntas sobre esta generación y sus opciones, preguntándome si la mayoría elegiría irse o quedarse en Rumanía. En aquel momento leí muchos estudios que mostraban que muchísimos jóvenes, alrededor del 80%, estaban considerando la posibilidad de marcharse, y más del 25% estaban abandonando Rumanía de hecho. Así empecé mi investigación, saliendo al terreno y hablando con los jóvenes. Fui a Timișoara, Cluj, Bacău, Brașov, Ploiești, Bucarest, Târgu Jiu y me puse en contacto con adolescentes muy diferentes y muchos de ellos dijeron que querían abandonar el país. En este contexto empezamos a filmar».

    Una – actriz, Habet – cantante de trap y Ștefania – activista medioambiental, se encuentran atrapados entre dramas y dilemas sobre su futuro. El documental de Ruxandra Gubernat les sigue en su relación con la familia, la escuela y la sociedad. Ruxandra Gubernat explica cómo eligió a los tres adolescentes tras una amplia investigación.

    «Como ya he dicho, viajamos a muchos lugares del país para averiguar todo lo posible sobre la vida de los adolescentes. Algunos de los seleccionados inicialmente renunciaron porque no se sentían capaces de llevar un proceso a largo plazo. A otros tuve que renunciar. Pero con Habet, Una y Ștefania se creó una relación especial y conseguimos llevar a cabo un proceso que significó mucho para ellos. Los conocí cuando tenían 16 años y terminamos de rodar cuando tenían 20, así que pasamos juntos por su adolescencia. Y sentí que los tres eran buenos ante la cámara individualmente y también juntos. Es decir que son una combinación muy buena para ilustrar lo que significa responder a las presiones sociales, preocuparse por el medio ambiente y por lo que ocurre a tu alrededor en general. Porque los tres son personas muy activas y muy diferentes al mismo tiempo. Ștefania, por ejemplo, dirigía las protestas de los Viernes por el Futuro en Rumanía en el momento en que el movimiento se estaba globalizando, y eso me parecía un ámbito muy importante. Habet hacía trap y teatro social en el barrio de Ferentari, y Una estaba montando una obra con sus compañeros entusiastas del teatro sobre la salida de Rumanía. A través de sus preocupaciones tocaban temas y retos tanto locales como generales. Hablaron de inmigración, hablaron de clase, hablaron de todos los problemas que atravesamos como sociedad, pero también hablaron de sus problemas. Además, fue muy importante la relación que pude establecer con cada uno de ellos y el hecho de que pudiéramos ser honestos fue extremadamente importante, así fue como nos acercamos y nos aceptamos mutuamente. Porque al final esta película fue un proceso de cuatro años y tienes que ser honesto con tus propias expectativas y con las de los demás. Sin eso no puedes hacerlo y no habría sido una historia auténtica».

    El documental «Vis. Viață» («Sueño. Vida») fue incluido en la selección oficial del Festival Internacional de Cine Documental y Derechos Humanos One World Romania, el Festival Internacional de Cine Documental Astra Film y el Festival Internacional de Cine Documental para el Cambio Social Moldox. Investigadora y cineasta, Ruxandra Gubernat también ha codirigido «Portavoce» (2018), un mediometraje documental collage sobre las oleadas de protestas en Rumanía en los últimos quince años, nominado a Mejor Documental Rumano en el Astra Film Festival 2018 y proyectado en varios festivales nacionales e internacionales.

    Versión en español: Monica Tarău

  • Rumanía y el espacio Schengen

    Rumanía y el espacio Schengen

    La presidencia belga del Consejo de la Unión Europea seguirá trabajando por la plena adhesión de Rumanía y Bulgaria al espacio Schengen, de acuerdo con las recomendaciones de la Comisión Europea, según ha asegurado la ministra belga del Interior, Annelies Verlinden, al término de la primera jornada del Consejo de Justicia y Asuntos de Interior en Bruselas.

     

    «Hemos valorado la importantísima decisión adoptada el pasado mes de diciembre, que conducirá a la supresión de los controles en las fronteras interiores, aéreas y marítimas de Rumanía y Bulgaria a partir del 31 de marzo. Quisiera felicitar calurosamente a los dos países implicados y a la presidencia española del Consejo de la Unión Europea por este importante logro», ha declarado la funcionaria belga.

     

    Al asistir al Consejo, el ministro rumano del Interior, Catalin Predoiu, subrayó que Bucarest ya coopera para proteger las fronteras y luchar contra la migración ilegal en Rumanía. Catalin Predoiu:

     «Rumanía redujo la migración ilegal en torno a un 60 % el año pasado. Por ejemplo, en la frontera con Serbia, gracias a un programa piloto, hemos reducido la migración casi a cero. Solo 40 personas cruzaron ilegalmente la frontera el año pasado. Hoy hemos firmado una carta conjunta con el comisario europeo Johannson para continuar con estos proyectos piloto y estamos dispuestos a compartir nuestra experiencia con los Estados miembros. Así pues, si analizamos la situación sobre el terreno, vemos que Rumanía podría reforzar el espacio Schengen y no es justo, en absoluto, el estar solo parcialmente integrada en el espacio Schengen».

     

    En Bucarest, el primer ministro Marcel Ciolacu aseguró que Rumanía será admitida plenamente en la zona de libre circulación de aquí a finales de año. En una entrevista concedida a una cadena de televisión privada, afirmó que el gobierno lograría alcanzar otro importante objetivo: el ingreso en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Marcel Ciolacu:

    «Les garantizo que a finales de este año Rumanía entrará en Schengen por tierra, y en 2026 entraremos en la OCDE, que es uno de los asuntos más importantes para las autoridades rumanas en este momento. Para conseguir este objetivo tenemos que hacer las reformas en el Plan Nacional de Resiliencia y Recuperación para que coincidan con el ingreso en la OCDE. Cuando entremos en la OCDE, Rumanía estará con todos los países desarrollados del mundo».

     

    En la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico están los países más desarrollados, con el 70 % de la producción y el comercio mundiales y el 90 % de la inversión directa mundial.

    Versión en español: Antonio Madrid

  • La libre circulación en la UE

    La libre circulación en la UE


    La apertura del mercado laboral europeo a rumanos y búlgaros desde el pasado uno de enero no ha determinado un aumento espectacular de demandas de trabajo en países como Alemania y Reino Unido. Es una conclusión preliminar que afloja en cierta medida la tensión política sobre este tema. Sin embargo, sigue centrando la atención del debate público el fenómeno de la migración de rumanos y búlgaros, ciudadanos de países miembros de la UE que gozan de los mismos derechos que los alemanes o los británicos, por ejemplo, en el mercado laboral europeo.




    En Berlín el gobierno ha estado y sigue estando preocupado por el acceso de los inmigrantes rumanos y búlgaros al sistema alemán de Seguridad Social. La Unión Social Cristiana ha adoptado una resolución que estipula expulsar y prohibir el acceso ulterior a Alemania a las personas que abusen del sistema de asistencia social. El europarlamentario Elmar Brok, de la Unión Demócrata Cristiana, ha propuesto incluso la repatriación de los inmigrantes del Este que acuden a Alemania huyendo de la pobreza y el registro de sus huellas dactilares para impedir que vuelvan a intentarlo. Esta medida ha sido duramente criticada por Rumanía y Bulgaria. En Reino Unido tampoco se ha producido la invasión de trabajadores procedentes del este de Europa, hecho comentado con humor en algunos periódicos londinenses.




    El embajador rumano en la capital británica, Ion Jinga, ha explicado en una entrevista a Radio Rumanía que si los rumanos y los búlgaros tienen ahora la libertad de elegir cualquier país europeo para trabajar legalmente, tienen también la obligación de analizar las ventajas y los riesgos de sus opciones.




    “Creo que la decisión de trabajar en otro país se debe tomar en base a un análisis lúcido de factores como la profesión, el sector en que quiere uno desempeñar su actividad, la oferta de empleo, el dominio del idioma del país de acogida, la situación familiar, las expectativas financieras y los costes de vida en el extranjero. Si no se analiza correctamente la situación, el riesgo de fracaso es considerable. No son pocos los casos en que rumanos llegan al Reino Unido y se dan cuenta de que la oferta de empleo dista mucho de lo que ellos esperaban. Es evidente que ningún país de Europa es un Eldorado en esta época; en todas partes es una opción que implica mucho trabajo, muchos sacrificios, es un riesgo asumido.”



    Por otra parte, la retórica contra la inmigración que centró el debate público y el discurso político británico los últimos meses parece haber alejado a los estudiantes de Bucarest de la idea de buscar trabajo en Gran Bretaña, afirma The Financial Times. De hecho, según esta publicación, en 2012 el número total de rumanos que emigraron fue de 170.186, el nivel más bajo de los últimos diez años, mientras el número récord de personas que han decidido volver a Rumanía es de 176.266.



    (trad. Irina Calin)