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  • La miscelánea: “Babele de Martie”, un ritual mágico en Rumanía para la llegada de la primavera

    La miscelánea: “Babele de Martie”, un ritual mágico en Rumanía para la llegada de la primavera

    La tradición de Babele tiene lugar en los primeros días de marzo, cuando en Rumanía se celebra una serie de días que marcan la transición entre el invierno y la primavera. Babele se refiere a un fenómeno que ocurre entre el 1 y el 9 de marzo, en el que cada día de este período se asocia con una “baba” o “anciana”, que, según la tradición, simboliza los diferentes estados del clima. De acuerdo con la leyenda, cada uno de estos días refleja un comportamiento meteorológico impredecible, y se cree que la forma en que el clima se comporta durante estos días predice el clima del resto del año. Así, por ejemplo, si un día de Babele es soleado y cálido, se espera una primavera y verano agradables. Si, por el contrario, el día es frío o lluvioso, eso podría presagiar un año de clima inestable.  En la mitología rumana, las “babe” o “ancianas” son consideradas figuras sabias, pero también impredecibles. Se cree que representan las estaciones del año, las cuales, como ellas, pueden ser tanto benévolas como severas.

    La tradición de Babele tiene sus raíces en las antiguas creencias paganas, en las que las personas veneraban las fuerzas de la naturaleza y buscaban interpretarlas como signos divinos. Los rumanos tienen una profunda conexión con la naturaleza y, a lo largo de la historia, se ha considerado que los días de Babele son una especie de prueba o advertencia para las personas. Se cree que si una persona desea conocer el clima que le espera en los próximos meses, debe observar atentamente los primeros días de marzo. Si el clima durante esos días es favorable, puede esperar un año próspero, mientras que un clima frío o tormentoso puede ser un indicio de dificultades en el futuro cercano. Además, Babele se asocian con el concepto de “renovación”. Al igual que las estaciones cambian, las personas también tienen la oportunidad de renovarse y transformarse, algo que refleja la sabiduría popular y las creencias rumanas sobre el ciclo de la vida.

    Numerosas tradiciones, supersticiones y creencias populares están vinculadas a este periodo. En estos primeros días de primavera, todas las mujeres eligen una anciana para saber cómo les irá el alma y la fortuna hasta la llegada de las ancianas del año siguiente. Se sabe desde la antigüedad que estos días de las Babe muestran el estado de ánimo de la gente a lo largo del año.  Asimismo, estos días tenían y siguen teniendo un significado especial en la formación de los valores familiares tradicionales y, además, era un «dador de esperanza» para la vida eterna. También de la tradición popular se desprende que la leyenda de Babele está asociada a Baba Dochia, responsable de la llegada del invierno, que, desde el 1 de marzo hasta el 9 del mismo mes, comienza a desprenderse de sus abrigos, señal de que el tiempo se va haciendo más cálido. Las leyendas sobre Baba Dochia son numerosas. Una de ellas la describe como una anciana que tenía una nuera, a la que acosaba siempre que tenía ocasión. Una vez, el 1 de marzo, la manda a lavar la lana, pero no una lana cualquiera, sino lana negra para hacerla blanca. Un ángel ayuda a la nuera. Le da una flor blanca y le dice que lave la lana con ella. Baba Dochia decide ir con las ovejas a las montañas, convencida de que había llegado la primavera porque había visto a su nuera con la flor en la mano. Se pone 9 abrigos de piel y se lleva a las ovejas a la montaña. Allí hace demasiado calor o demasiado frío, llueve y las ovejas se mojan. Se quita un abrigo cada vez, y cuando se queda en camisa, llega la escarcha y la congela. Dios la convirtió en una roca con las ovejas, para que la recordaran.

    En las familias tradicionales, cuando las personalidades femeninas se encontraban, a menudo ocurría que estas entraran en conflicto. Así, «Baba» simbolizaba no a una anciana fea y mezquina, sino a una mujer que se ganaba su propia autoridad. Dado que los primeros días de marzo siempre han presentado una mayor inestabilidad atmosférica, la asociación de cada mujer con uno de los nueve días se percibía anteriormente como una forma de empoderarla y educarla hacia el autocontrol y la conciencia de sus propios deberes dentro de la familia. Cada uno de los nueve días, en función del tiempo, revelaba el carácter, las cualidades y los defectos de cada mujer. Pero más allá de este juego que forma parte del periodo festivo de fechas fijas, del 1 al 9 de marzo, la tradición de Babele, simbolizada también por Baba Dochia, no es más que la última batalla entre el invierno y la primavera. Tras su muerte, los días comienzan a alargarse y triunfa el buen tiempo.

    La baba se elige en función del cumpleaños de la persona. Si el día está comprendido entre el 1 y el 9 de cualquier mes, la baba también será ese día, por ejemplo, si alguien nace el 6 de agosto, su baba será el 6 de marzo. Si la fecha de nacimiento se compone de dos dígitos, la elección de la fecha de nacimiento es la siguiente: si alguien nace el 28 de mayo, la fecha de nacimiento se calcula como 2+8=10, 1+0= 1 por lo que la fecha de nacimiento será el 1 de marzo. Así, los días luminosos y soleados traen la felicidad, la buena suerte y la abundancia, mientras que el tiempo frío, lluvioso y nevado significa lágrimas, penas, pobreza, insatisfacción.

    Las tradiciones relacionadas con estos días difieren de una zona a otra. Mientras que en Muntenia hay 12 viejas, y no 9 como en el resto del país, en Maramureș es costumbre llamar a las puertas en los primeros días de marzo, para que el invierno abandone la casa y deje paso a una estación con temperaturas más suaves, y en la región de Ardeal a las viejas se las llama Vântoase por el caprichoso clima.

     

  • La miscelánea: Más allá del amor, Rumanía y sus historias románticas

    La miscelánea: Más allá del amor, Rumanía y sus historias románticas

    Pero no vamos a hablar de las festividades tradicionales que todos conocemos, sino de cómo el amor ha sido vivido y celebrado a lo largo de la historia en este país, de las tradiciones románticas menos conocidas y de algunas historias que nos hablan de la pasión, la conexión y los sentimientos a través del tiempo. En Rumanía, el amor no es solo una cuestión de fechas señaladas. De hecho, si echamos un vistazo a las costumbres tradicionales de los pueblos rumanos, descubrimos que el amor ha estado siempre presente de manera significativa en la vida diaria. Por ejemplo, en las aldeas rumanas, el cortejo siempre estuvo marcado por rituales simbólicos que reflejaban el profundo respeto y la admiración. A menudo, los jóvenes se encontraban en festivales o en bailes comunitarios, donde el destino parecía jugar un papel fundamental en los encuentros amorosos. Las miradas cómplices y las canciones de amor eran una forma de cortejo popular, y los gestos románticos solían ser muy cuidadosos y llenos de simbolismo.

    El amor siempre ha estado entrelazado con las costumbres cotidianas. No solo en las grandes festividades, sino también en los pequeños gestos y rituales que reflejan el respeto mutuo y el compromiso. Por ejemplo, una de las prácticas más conocidas de las zonas rurales era el ‘Hora dragostei’ (El baile del amor), que consistía en danzas grupales durante las fiestas en las cuales los jóvenes se reunían para expresarse y, a través de las danzas y canciones, declaraban sus sentimientos. Estos bailes eran momentos de encuentro donde la comunidad se reunía para celebrar la vida, el amor y las relaciones que nacían de esa unión social.

    Uno de los elementos románticos tradicionales de Rumanía es la figura de Dragobete, que, aunque se celebra en su propia festividad (24 de febrero), también está profundamente arraigado en los mitos populares. Se dice que Dragobete era un joven apuesto que se encargaba de reunir a los enamorados en los bosques durante la primavera para que pudieran cortejarse sin ser observados. Este mito refleja la conexión especial entre el amor y la naturaleza en las tradiciones rumanas.

    Además, en varias regiones de Rumanía se cree que los enamorados deben realizar ciertos actos simbólicos para asegurar la prosperidad de su relación. Por ejemplo, en algunas zonas del país, los novios deben caminar juntos por un puente de madera o un sendero forestal, un gesto que simboliza el paso conjunto a una nueva etapa de la vida y el compromiso mutuo.

    El amor en Rumanía siempre ha estado estrechamente vinculado con la naturaleza. Las parejas rumanas a menudo se encuentran conectadas con los elementos naturales: los valles, los montes y los ríos o el mar. La vida rural ha influido profundamente en las relaciones amorosas, y la naturaleza ha sido un reflejo de los sentimientos humanos. Por ejemplo, en muchas áreas rurales, las parejas solían trabajar juntas en la agricultura, lo que fortalecía su vínculo. Estos actos de trabajo conjunto no solo eran románticos, sino que también representaban una forma de compromiso mutuo, de compartir tanto los momentos de felicidad como de esfuerzo.

    En nuestro país, como en muchas otras culturas, el amor ha sido una fuerza que desafía los límites del tiempo y el espacio, pero también ha estado marcado por obstáculos aparentemente insuperables. A lo largo de la historia, muchas parejas se han visto separadas por diferencias sociales, políticas o incluso geográficas. En la cultura rumana, el amor es algo que no solo sobrevive a través de los retos cotidianos, sino que también desafía las expectativas y las normas. Es un amor profundo que está dispuesto a cruzar cualquier frontera.

    El amor es un concepto universal que ha sido abordado en la literatura a lo largo de todos los tiempos. En la literatura clásica, el amor se describía como una fuerza poderosa que puede inspirar y destruir. En la literatura medieval, el amor se planteaba como una fuerza espiritual que puede unir a las personas con Dios. En la literatura renacentista, el amor se aborda como una fuerza humana que puede inspirar y destruir. El amor es un concepto central en la literatura rumana, ya que se aborda en las obras de Mihai Eminescu, Ion Creangă, Liviu Rebreanu, Camil Petrescu, Mircea Cărtărescu o Herta Müller.  Uno de los ejemplos más conocidos es la historia de Mihai Eminescu, considerado el poeta nacional de Rumanía. Su famosa obra ‘Luceafărul’ es una de las historias de amor más emblemáticas de la literatura rumana, una historia trágica de amor imposible entre una joven humana y el eterno Luceafăr (la estrella del mar). Este poema refleja el amor idealizado, el sacrificio y el desdén del destino, elementos que marcan el amor en la literatura rumana, como algo profundo pero a veces inalcanzable. En la misma línea, autores como Ion Creangă y Liviu Rebreanu también exploraron el amor a través de relatos que iban más allá de los clichés románticos, sumergiéndose en las complejidades de las emociones humanas. Ion Creangă, en particular, con su obra ‘Amintiri din copilărie’ (Recuerdos de la infancia), nos ofrece una visión del amor juvenil y puro, a menudo expresado a través de pequeños gestos y símbolos sencillos, pero profundamente significativos.

    Hemos explorado solo algunas de las muchas formas en que el amor se ha vivido y celebrado en Rumanía, no solo en fechas especiales como Dragobete o San Valentín, sino también en las tradiciones diarias, las historias literarias y las leyendas populares. A través de la historia, la naturaleza y la cultura, el amor en Rumanía ha sido una constante, un tema que inspira, que conecta y que desafía las barreras del tiempo y del espacio. Así que, este febrero, más allá de las celebraciones conocidas, pensemos también en el amor profundo y duradero que ha sido una parte fundamental de la identidad rumana.

     

  • Desde Rumanía hacia el mundo: “El delta de Ivan”

    Desde Rumanía hacia el mundo: “El delta de Ivan”

    Si llegas al delta del Danubio, podrás descubrir, sobre el agua, la primera ruta de turismo lento, entre Tulcea y Mila 23. En este lugar especial se ha creado una nueva infraestructura turística, conmemorativa y cultural, única en Rumanía. La idea perteneció al múltiple campeón rumano de piragüismo Ivan Patzaichin, que quería crear una experiencia única cerca de su aldea natal.
    Entre los que aceptaron el desafío por naturaleza figura el creador de “La Columna de Iván”.
    Los visitantes podrán acampar, legalmente, por la noche, en varios puntos que determinarán las autoridades. La ruta se inició en el marco de una caravana organizada durante la fiesta dedicada al gran deportista.

     

     
    Ivan Patzaichin es el piragüista rumano más conocido, cuatro veces medallista de oro olímpico (1968, 1972, 1980 y 1984), tres veces medallista de plata (1972, 1980 y 1984) y reconocido como uno de los mayores campeones del siglo XX. Recibió la distinción “Corona de Plata”. Nacido en el pueblo de Mila 23 el 26 de noviembre de 1949, en una familia de pescadores Lipoveni, Ivan Patzaichin parecía destinado a convertirse en pescador, al igual que su padre y su abuelo, con quienes pasaba sus vacaciones. A los 16 años trabajó con su padre como ayudante de pescador y a los 17 comenzó su carrera en el Clubul Sportiv Dinamo Bucarest.
    Ivan Patzaichin practicó kayak y remo durante 18 años como deportista y 25 años como entrenador. Comenzó su carrera como entrenador en 1985.
    Tiene más de 150 medallas olímpicas, mundiales y europeas.
    En 2010, junto con el arquitecto Teodor Frolu, Ivan Patzaichin fundó la Asociación Ivan Patzaichin – Mila 23, con el objetivo de explotar el potencial local del Delta y otras zonas del patrimonio hidrográfico de Rumanía.
    La ruta fue aprobada por la Administración de la Reserva de la Biosfera del Delta del Danubio. La institución también anunció una nueva regulación para acampar en la reserva. Hasta ahora esto estaba sancionado.

    Bogdan Bulete, gobernador del delta del Danubio: “Se les llama “puntos de pernoctación relacionados con el turismo slow”. En principio, desde las 6 de la tarde hasta la mañana siguiente, a las 7, 8, podrán acampar legalmente en el territorio de la reserva.

    El Festival Ivan Patzaichin está dedicado al múltiple campeón olímpico, mundial y europeo.
    El proyecto “Museo Flotante – Lotca: Tradición y Mitología en el Delta del Danubio” es un proyecto de la Asociación Ivan Patzaichin – Mila 23, que promueve el barco pesquero tradicional en el Danubio como elemento identitario fundamental del delta, abarcando el área comprendida entre los pueblos de Mila 23, Crișan y Caraorman. La Asociación Ivan Patzaichin – Mila 23 apoya el desarrollo de las comunidades del Delta promoviendo las tradiciones locales y protegiendo la biodiversidad cultural y natural.
    El Museo de la Canoa Mila 23 es una atracción turística en el delta del Danubio, diseñado para ser accesible a niños y turistas. Un museo al aire libre que pretende reconectar a la gente con la naturaleza y la tradición.
    El Museo de la Canoa Mila 23 presenta el lugar privilegiado del barco en la historia del pueblo, a través de relatos e historias orales recopiladas de los mayores del pueblo y de los campeones mundiales, olímpicos y europeos de kayak y piragüismo.

    En el pasado, la lotca era el único medio de transporte para los lugareños y el único medio de supervivencia para las familias de pescadores en los pueblos “lacustres”. Hoy en día, el Museo de la Canoa Mila 23 destaca la importancia económica y social de la lotca en la vida de los lugareños: muestra viejos barcos de madera con sus documentos técnicos de construcción y presenta antiguos utensilios de pesca.
    En el Museo de la Canoa Mila 23, los significados simbólicos del piraguismo provienen de las historias de los campeones y de la oportunidad que se ofrece a los niños del Delta del Danubio de destacarse en deportes acuáticos como el kayak y el remo, a través de la experiencia de remar. Los significados culturales valoran la lotca como símbolo del patrimonio del Delta del Danubio, marcando la cultura local de estas comunidades multiétnicas y reviviendo las tradiciones de Lipoveni.

    En 2024, se lanzó la película biográfica que es una incursión documental histórica en la trayectoria del múltiple campeón olímpico Ivan Patzaichin, pero también una exploración de la naturaleza compleja y auténtica del ” hombre más querido del planeta”, como lo llamaba su hija..
    “IVAN el hombre con raíces en el agua” reconstruye con originales imágenes de archivo, la transformación del adolescente de 16 años que abandonó el pueblo de pescadores en el múltiple campeón olímpico.
    El rendimiento deportivo siempre estuvo precedido de innumerables fracasos y cada medalla de oro olímpica se ganó en casa, gracias a un entrenamiento asiduo, nos cuenta Iván. El regreso a sus raíces, a partir del sentido del deber hacia la gente y el lugar que lo formó, lo animó en la última década de su vida cuando pasó de ser entrenador a emprendedor social.
    Tras retirarse de la vida deportiva, Iván Patzaichin no olvidó sus propias raíces y se sintió obligado a devolver algo a aquellas personas entre las que se encontraba, para aportar un beneficio real a su comunidad natal. Los últimos diez años de su vida los dedicó a este “deber” que quería cumplir. Legó a su hija y a su único “hermano del alma” una misión difícil pero no imposible: reconstruir los puentes entre el hombre y la naturaleza.

  • Desde Rumanía hacia el mundo: Phoenix, leyenda del rock rumano

    Desde Rumanía hacia el mundo: Phoenix, leyenda del rock rumano

    ¡Hola, amigos oyentes y bienvenidos! a una nueva edición que dedicamos a la legendaria banda rumana Phoenix y su fundador, que nos dejó recientemente, Nicu Covaci.
    En los años 60 eran considerados los Beatles de Rumanía. En los años 70 se convirtieron en “peligro público” y fueron prohibidos por los comunistas. En los años 80 huyeron a Occidente y se convirtieron en leyenda. En los años 90 regresaron a casa y reconquistaron Rumanía. Podrán escuchar en este espacio radial dos de los éxitos más conocidos de la icónica banda rumana: Pasarea de foc (Pájaro de fuego) y Andrii Popa.

    El 12 de noviembre de 2007, los miembros del grupo de rock Phoenix – Ovidiu Lipan “Tăndărică”, Nicu Covaci, Florin Bordeianu, Bogdan Bradu, Josef Kappl, Călin Ionuţ Contraş, Cristian Ovidiu Gram y Manfred Neumann – fueron condecorados en el Palacio Cotroceni, por el presidente Traian Băsescu, con motivo de su 45º aniversario de actividad musical y por su contribución al desarrollo de la música rock en Rumanía.

    Cuando Nicu Covaci celebró su 70 cumpleaños, el 19 de abril de 2017, en Arenele Romane de Bucarest, tuvo lugar el espectáculo-concierto “Phoenix 55 & Friends Rock Edition”, que marcó los 55 años de existencia de la banda Phoenix.
    Nicu Covaci es también autor de los libros “Phoenix: ¡Pero yo, un pájaro! y “Fénix”. El Juicio de los Sabios” en 2014, en Editorial Integral.

    Nicu Covaci murió el viernes 2 de agosto de 2024, a la edad de 76 años.
    En los años 60, junto con Kamocsa Camo Bela, creó un grupo de guitarristas llamado The Saints, y en 1964 el nombre del grupo cambió a Phoenix. Pero los miembros fundadores de la banda Phoenix fueron Nicu Covaci y Moni Bordeianu.
    Comenzaron a cantar en residencias de estudiantes y clubes de Timisoara canciones del repertorio de bandas famosas de la época, entre ellas The Beatles, The Rolling Stones, The Monkees o The Animals.

    Poco a poco, la banda de Nicu Covaci empezó a ser invitada a Bucarest, en programas de televisión, haciéndose conocida en todo el país. Después del primer concierto en Bucarest, en 1965, el grupo Phoenix fue invitado a grabar en el estudio de la radio nacional.
    También en ese año se grabaron las canciones “Sé que me amas si tu”, las obras folklóricas “Dunăre, Dunăre” y “Bun e vinul ghiurghiuliu”. Los miembros de la banda comenzaron a colaborar con el letrista Victor Cârcu, quien escribió las letras de los primeros éxitos de la banda:
    En diciembre de 1967, Phoenix realizó la primera gira a gran escala, por varias ciudades, finalizando con dos conciertos en Timisoara. En el Festival Nacional de Arte Estudiantil de Iasi, en abril de 1968, Phoenix ganó el “Gran Premio” y premios especiales de interpretación y composición.

    La banda Phoenix participa en el festival nacional estudiantil de Bucarest donde presentan la ópera rock “Omul -36:80” y reciben, en la primera edición del Festival Club A, el premio a la creatividad y la originalidad. Ese mismo año, el director Manole Marcus pidió a la banda que escribiera la música para la película “The Canary and the Blizzard”, donde hay una secuencia en la que aparecen los miembros de la banda.
    Siguieron muchas giras por el país para Nicu Covaci y su banda. Después de la emigración de Moni Bordeianu, Nicu Covaci incorporó a otros miembros a la banda y canciones como “Dorința”, “Remember”, “Never”, “Ochi de tigan” aparecieron en el repertorio de la banda.

    Phoenix participó en la segunda edición del Festival Club A en 1971, donde ganó varios premios de interpretación individual. Ese mismo año se unió a la banda Mircea Baniciu (como solista). También en 1971 apareció el disco “Los que nos dieron nombres”.

    La banda Phoenix representó a Rumanía en el Festival “Lira de aur”, en mayo de 1973, en Bratislava (Checoslovaquia) y luego en el Festival del Disco, en octubre de 1973, en Sopot, Polonia.

    El 19 de noviembre de 1973 tuvo lugar el concierto Sphinx + Phoenix en el Palatului Hall. Phoenix presentó, por primera vez en Bucarest, las canciones Mica ţiganiada y Andrii Popa, Strunga y la canción que dio título al nuevo disco Mugur de fluier.
    Nicu Covaci decidió abandonar el país
    También en ese período, un nuevo miembro de la banda se convierte en el baterista Ovidiu Lipan “Tăndărică”. Cabe recordar también que la banda Phoenix fue prohibida en 1974.
    Instalado en Alemania, Nicu Covaci y los miembros de la banda (menos Mircea Baniciu) estuvieron activos bajo los nombres Mad House y Transsylvania Phoenix.

    Cuando Nicu Covaci regresó al país

    En 1990, el primer encuentro de Nicu Covaci con el público rumano tuvo lugar después de una larga ausencia del país, en el festival celebrado en el Palacio de los Niños de Bucarest. Aquí cantó sólo junto con Mircea Baniciu algunas canciones conocidas del grupo Phoenix. Ese mismo año, la banda actúa en París y prepara la primera gira por Rumanía, con grabaciones en la fórmula Covaci, Baniciu, Kappl y Lipan.

    El documental “Phoenix. Har/Jar” (2022), producida por la Televisión Rumana a través de la Productora TVR y dirigida por Cornel Mihalache, se estrenó en 2022. La producción reúne a los miembros de la banda del período anterior a su partida en 1977 y marca en 104 minutos el momentos importantes de la convulsa línea temporal de la banda, desde las primeras apariciones en 1962 bajo el nombre de “Sfinții”, hasta ahora, contando, por primera vez, los acontecimientos que vivieron en el país, la relación con la Securitate, los momentos cuándo decidieron huir de Rumanía y cómo lo consiguieron, pero también la vida que llevaron en el extranjero antes y después de la Revolución del 89.

  • La miscelánea: “La Feria de las Chicas” del monte Gaina, la fiesta popular rumana más conocida

    La miscelánea: “La Feria de las Chicas” del monte Gaina, la fiesta popular rumana más conocida

    Los actos se celebraron en el año del bicentenario del nacimiento de Avram Iancu, héroe nacional que desempeñó un importante papel en la Revolución de 1848 en Transilvania. La alegría del centenario de 1924 se renueva este año -2024-, cuando la sociedad rumana en general, y el distrito de Alba en particular, celebran los dos siglos del nacimiento de Avram Iancu, el héroe que luchó por la libertad de la nación rumana. La feria se desarrolla anualmente el domingo más próximo a la festividad de San Elías (20 de julio).

    El monte Găina era el lugar de encuentro emblemático de los montañeses, un verdadero centro espiritual de las comunidades montañesas, que vivían en aldeas de difícil acceso con hogares dispersos, muy separados, en las laderas de las colinas.

    Antaño, en la meseta del monte Găina, los habitantes de 80 aldeas dispersas se reunían para intercambiar productos. Llevaban consigo chicas que deseaban casarse y chicos jóvenes para conocerse. Estos jóvenes vivían en aldeas dispersas y, de otro modo, no tenían oportunidad de conocerse. La feria en la cima del monte Găina se convirtió así en la ocasión perfecta para anudar compromisos. La preparación de esta fiesta puede llevar años a las chicas, que también traen la dote recibida de sus padres y parientes envuelta en hermosas cajas de dote talladas con diferentes motivos florales. Los organizadores son delegados del pueblo de Vidra (llamados Vidrești) y del pueblo de Bulzești (llamados Crișeni).

    Los organizadores prepararon actuaciones folclóricas y momentos conmemorativos, conciertos extraordinarios con artistas de renombre nacional e internacional, proyecciones de documentales, una feria nacional de artesanía tradicional y fuegos artificiales. Uno de los momentos más esperados del evento fue el concierto extraordinario ofrecido por el grupo “Damian & Brothers” en la cima del monte Găina que tuvo lugar la noche del 20 de julio.

    Los historiadores señalan que la aparición de la feria se debió a la necesidad de comunicación entre los habitantes de estos lugares, que vivían en asentamientos aislados y dispersos. Junto a las relaciones económicas entre los habitantes de los valles de Arieș y Crișurilor, la feria también propició las relaciones matrimoniales. Hoy en día, La Feria de las Chicas del monte Găina ya no sirve para lo mismo, pero la tradición sigue viva y los moti, población rumana que vive en la zona central de los montes Apuseni, junto con sus invitados o turistas de otras tierras, salen todos los años el domingo más cercano al día de San Elías hacia el monte, donde festejan, participan en concursos y admiran o incluso se llevan un recuerdo de las creaciones de los artesanos locales. El acontecimiento lo abren las famosas tulnicărese de Avram Iancu, mujeres que tocan el tulnic, instrumento musical tradicional de la zona de montaña, seguido de un programa artístico para los participantes. Los preparativos de la fiesta se realizan con unos días de antelación y la salida hacia la montaña se produce en torno a las 4 de la madrugada. Nunca ocurrió que una chica que participaba en esta feria no encontrara pareja, y los moti creen que las parejas que unieron sus destinos en este lugar “mágico” son bendecidas con la felicidad y la buena suerte. El matrimonio lo celebraban en el lugar los sacerdotes que asistían al evento. La ceremonia se acompañaba de cantos y bailes.

    Cuando se habla en general del Monte Găina, lo primero que viene a la mente es la Feria de las Chicas del Monte Găina. Lleno de misticismo e hipótesis, el origen de esta feria, perdido en la noche de los tiempos, no hace más que seguir fascinándonos, creando a su alrededor incluso ahora ese misterio indefinible en el que leyenda y realidad se entrelazan necesaria y naturalmente.

    En las hogueras de montaña se cuentan dos leyendas sobre el pico Găina. Una de ellas cuenta que los habitantes de la aldea de Vidra de Sus, situada al pie de la montaña, solían trabajar en los baños de oro de las montañas de Bihar. Allí, vieron una gallina dorada que salía de los baños e iba a poner sus huevos en un nido en la cima de la montaña. Intentaron muchas veces atraparla, pero la gallina, asustada, huyó con el oro a las profundidades. Se dice que desde entonces la gente dejó de encontrar oro en esa zona o excavar en su busca. La montaña tomó el nombre de Găina y, como frontera natural, separaba las tierras de los moti de las de los crișeni.

    Otra leyenda habla de un hada hermosa y muy rica que tenía una gallina que ponía huevos de oro. Una vez al año, el hada regalaba uno de estos huevos a una niña pobre y buena, para que ella también tuviera una dote para su matrimonio. Durante mucho tiempo, la gente vivió en armonía con el hada porque le pedía consejo y ayuda cuando la necesitaban. Pero un día, cinco chicos de la aldea de Vidra, disfrazados de chicas, llegaron a su refugio, averiguaron dónde guardaba la gallina de los huevos de oro y la robaron, con su cesta llena de huevos. Sin embargo, en su rápida carrera, el hombre que llevaba la cesta la dejó caer, y los huevos llegaron a las aguas arremolinadas del río Arieș, que aún hoy conserva destellos de oro aquí y allá en las profundidades. Asustados, los muchachos escondieron la gallina en las montañas de Abrud (aún famosas por su riqueza en oro). Durante cientos de años, los lugareños extrajeron oro del río Arieș con herramientas rudimentarias. Por desgracia, el oro de la cuenca del Arieș ya no se extrae.

  • Desde Rumanía hacia el mundo: La carretera más alta de Rumanía – Transalpina

    Desde Rumanía hacia el mundo: La carretera más alta de Rumanía – Transalpina

    En la edición de hoy de nuestro espacio radial, os invitamos a viajar por la carretera más alta de Rumanía, llegando a los 2.145 metros de altitud sobre el nivel del mar en su punto más alto (la segunda sería la Transfăgărăşan que llega a los 2.042 metros).
    La carretera Transalpina o carretera DN67C está situada en Rumanía, concretamente en la cordillera de los Cárpatos Meridionales, también conocidos por Alpes de Transilvania .
    Cosas menos conocidas sobre Transalpina: El camino cruza 6 macizos montañosos Cindrel, Şureanu, Lotru, Parâng, Latoriţei, Căpăţănii. La carretera tiene su punto de mayor altura en el pico de Urdele, donde el asfalto se eleva hasta los 2.145 metros sobre el nivel del mar.

     

     
    Aunque el origen de la carretera Transalpina está todavía hoy bajo debate, hay teorías que afirman que esta vía fue construida por las legiones romanas durante las guerras de Dacia, con el fin de poder acceder a Sarmizegetusa, la capital de los dacios y la principal ciudad del imperio romano en Rumanía, que todavía hoy recoge numerosas ruinas y un importante legado arqueológico.
    También existe una leyenda que dice que a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, familias locales participaron en la construcción de una parte de la vía, en función de sus posibilidades físicas y financieras. Según otras fuentes, y la carretera adoquinada fue construida por las tropas alemanas durante la Primera Guerra Mundial, por motivos militares, aunque apenas sin uso en aquella época.
    Finalmente, la Transalpina fue reconstruida e inaugurada oficialmente por el rey Carlos II de Rumanía durante la segunda guerra mundial, abriendo sus puertas en 1938, siendo reconocida como un gran logro para la época en términos técnicos, económicos y militares.

    La Transalpina , o el “Camino del Rey”, como también es conocida. Se eleva a 2.145 metros sobre el nivel del mar y es otro largo recorrido de 148km. Conducirla es algo aterrador, ya que la carretera está construida justo en el borde de la montaña, y cuando se mira hacia abajo, todo lo que se ve es un gran precipicio sin fin.

  • El Martisor, entre la tradición y la actualidad

    El Martisor, entre la tradición y la actualidad

    El primer día de marzo trae consigo toda una serie de costumbres y tradiciones del Martisor, una fiesta que da la bienvenida a la llegada de la primavera. Detrás de esta tradición rumana se encuentra una multitúd de símbolos que se refieren a la transición entre las estaciones y a los rituales que atraen la buena suerte todo el año.


    Precisamente, el nombre de la fiesta Martisor deriva de la palabra rumana martie (marzo). Entre las costumbres asociadas a esta fiesta, destaca la de regalar el famoso martisor, un pequeño objeto enlazado con una cuerda roja y blanca que se utiliza como amuleto para atraer la buena suerte. En la actualidad, no obstante, este talismán es considerado más bien como un ornamento y una prueba de amor y de amistad.


    Baba Dochia: La traducción de esta fiesta es Vieja Dochia. Este término está relacionado con la celebración, en el calendario bizantino, del día de la mártir Evdokia, que para los rumanos simboliza el comienzo de la primavera. Los días de celebración van del 1 de marzo al 7 del mismo mes.



    Una leyenda del Martisor cuenta cómo el Sol descendió a la Tierra en forma de chica muy bella. Pero un dragón la robó y la encerró en su palacio. Entonces los pájaros dejaron de cantar, los niños se olvidaron del juego y la alegría, y el mundo entero cayo en la tristeza. Viendo lo que pasaba sin el Sol, un joven valiente comenzó el camino hacia el palacio del dragón para liberar la chica. Estuvo buscando el palacio un año entero y cuando lo encontró, llamó al dragón a una lucha justa. El joven derrotó al dragón y así liberando a la hermosa chica bella, que ascendió al cielo para iluminar de nuevo toda la tierra. Llegó la primavera, la gente recuperó la alegría, pero el joven valiente estaba tumbado y herrido en el palacio del dragón después de las luchas. Su sangre caliente se derramó sobre la nieve hasta que el joven se quedó sin respiración. En los lugares donde la nieve se había derretido, salieron de la tierra las “Campanillas del invierno” heraldos de la primavera. Se dice que desde entonces, la gente honra la memoria del joven valiente con un hilo y dos flores: una blanca y otra roja. El color rojo simboliza el amor y recuerda la valentía del joven y el blanco es de la flor campanilla de invierno, la primera flor de la primavera.[1]


    En el calendario antiguo, el 1 de Marzo marcaba el comienzo de un nuevo año. El Martisor, este pequeño amuleto colgado de un hilo rojo y blanco, apareció como un talismán destinado a traer suerte y a acompañar los deseos de amor, salud, felicidad y bienestar. Desde la época romana, la llegada de la primavera era un motivo para honrar al dios Marte, el patrón de la naturaleza y la agricultura.


    Las investigaciones arqueológicas realizadas en Rumanía han encontrado objetos similares al Martisor que remonta a unos 8000 años. Los amuletos fueron hechos de piedras pintadas de rojo y blanco y diseñados para ser usados al cuello.


    En Moldavia y Bucovina desde la antigüedad, el Martisor estaba compuesto por una moneda de oro o plata colgada en un hilo blanco y rojo. Los niños la llevaban alrededor del cuello y las muchachas en el pelo hasta que los árboles estában en flor. A finales de marzo, el martisor se colgaba en un árbol, una costumbre que se ha conservado hasta hoy en día.


    En la actualidad, el hilo del martisor se pone en varios objetos en forma de animales, flores, letras y otros símbolos de varios significados.


    En Bucovina, en el norte de Rumanía, se cree que el martisor es el hilo de los días del año tejido por la vieja Dochia al subir las ovejas a la montaña, que se parece al hilo de la vida humana que representa el destino . El color blanco simboliza el frío del invierno que termina y el rojo, es el calor del verano que pronto vendrá.


    En algunas regiones rumanas, las madres cuelgan un martisor con una moneda de oro o plata de las manos de los niños antes del amanecer del 1 de marzo como protección o amuleto contra las enfermedades. En las comunidades tradicionales de Moldavia, las muchachas regalan con mucha alegría el martisor, el 1 de marzo a los muchachos de la aldea.


    En Dobruja, los martisoare se llevan hasta la llegada de los pájaros y luego se arrojan al aire para que la felicidad sea grande y alada. Los transilvanos cuelgan el hilo rojo y blanco en las ventanas, las puertas o los cuernos de los animales para protegerse de los malos espíritus.



    Cada vez mas rumanos prefieren ofrecer flores o chocolate en lugar del tradicional mărţişor, por razones practicas. Por otro lado, hay mujeres que reciben los mărţişoare y ya han dejado de llevarlos colgados en el pecho.


    Los Mărţişoare tradicionales se regalan cada vez con menos frecuencia a las mujeres o adquieren nuevas formas, con significados muy diferentes en comparación con lo original.


    En algunas ocasiones el mărţişor regalado en el comienzo de la primavera para traer buena fortuna ya no es solo símbolico. Se ha visto reemplazado por un elemento practico o uno de valor como un perfume o un broche, un colgante, una pulsera o un par de pendientes de oro o plata.



    Muchos rumanos buscan la utilidad del mărţişor, porque no saben su antiguo significado. Ofrecer un objeto útil no tiene ninguna relevancia para la fiesta del 1 de marzo. Tal vez esta tendencia se explica por la ignorancia en cuanto a los valores tradicionales.


    Para muchos hombres, la costumbre de ofrecer un mărţişor es un gesto rituálico, una obligación más bien que un placer. Por lo tanto, el mărţişor se convierte en una forma de agradecimiento, un modo de transmitir un mensaje, y la alegría de regalarlo desaparece .


    Los Mărţişoare son símbolos del renacimiento de la naturaleza junto con la llegada de la primavera y tienen la función de talismanes. De hecho, el primer mărţişor fue el hilo rojo y blanco. El blanco significa la pureza y la energía y el rojo nos protege de los malos, según la tradición popular. El hilo es más importante que el amuleto que lo acompaña colgado. Este es el mărţişor auténtico.


    Los primeros objetos atados con el hilo rojo y blanco fueron las monedas de oro y plata. Siguieron los mărţişoare hechos de madera o cáñamo.


    En la tradición popular, la buena suerte la traen los mărţişoare en forma de trébol o de deshollinador. El corazón es el símbolo del amor y el ancla , de la fe. Esta celebración conmemora tradicionalmente la llegada de la primavera y, por tanto, de la alegría y el volver a disfrutar de la flores y la naturaleza después de un largo invierno.



    El martisor se tiene que llevar hasta comprobar que, efectivamente, la primavera ha llegado ,que ya podemos disfrutar de las flores, los cantos de los pájaros , el sol y la hierba !



    La fiesta del Mărțtișsor también se celebra en otros países de los Balcanes como la Rep. de Moldavia, Bulgaria, donde se llama Martenitsa, y también en zonas de Macedonia y Albania donde viven arrumanos.


    La tradición manda que cuelgues el martisor después de llevarlo durante un mes en las ramas de un árbol florido, lo que te traerá mucha suerte!