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  • Pro Memoria: El periódico La Chispa

    Pro Memoria: El periódico La Chispa

    Una de las fuertes armas de la propaganda del régimen comunista fue la prensa. La libertad de expresión y de prensa es un derecho reconocido en el siglo XVIII, adoptado formalmente como universal en el artículo XI de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Pero los regímenes totalitarios, comunistas y fascistas han desfigurado este derecho convirtiéndolo en un medio de silencio.

     

    En los regímenes de los partidos comunistas en los países de Europa Central y Oriental, toda la prensa giraba en torno a la ideología. Pero los partidos también tenían sus propios periódicos, sus voces oficiales, a través de los cuales se expresaba la esencia del régimen. En la Unión Soviética había, y sigue existiendo en la Rusia de hoy, el periódico Pravda o Verdad de 1912. En la Bulgaria comunista apareció Rabotnichesko Delo o Actos de los obreros. En Checoslovaquia, el partido se expresaba a través de Rudé Právo o Justicia Roja, que apareció hasta 1995. En la antigua República Democrática Alemana, Neues Deutschland o Nueva Alemania comenzó a publicarse en 1946, y continúa hasta el día de hoy. En la antigua Yugoslavia se publicó Borba o La Lucha, imprimida hasta 2009, pero reapareció episódicamente. En Polonia, Trybuna Ludu o Tribuna del Pueblo se pudo leer entre 1948 y 1990. Y en Hungría, el mercado de la prensa estuvo dominado por Szabad Nép o Gente Libre entre 1942 y 1956, y Népszabadság o Libertad del Pueblo entre 1956 y 1956. En Rumanía, el Partido Comunista Rumano se dirigía a la sociedad a través del periódico La Chispa.

     

    Fundado en 1931, cuando el PCR era un partido ilegal en Rumanía porque luchaba por el desmembramiento del país, La Chispa apareció de vez en cuando hasta 1940. Había tomado su nombre de Iskra o La Chispa, el periódico de Lenin en el exilio, publicado entre 1900 y 1905. La Chispa aparece legalmente por primera vez el 21 de septiembre de 1944, después de que el Ejército Rojo ocupara Bucarest el 30 de agosto e impusiera el régimen comunista en toda Rumanía hasta 1947. El Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana lo entrevistó al crítico de arte Radu Bogdan en 1995. Nacido en 1920, el joven Bogdan era simpatizante comunista y había tenido encuentros esporádicos con los miembros del Partido Comunista Rumano durante los años de la guerra. Se volvió activo inmediatamente después de la invasión soviética y en 1995 recordó frente al micrófono cómo había participado en el restablecimiento del periódico del partido.

     

    «¿Cómo empezó La Chispa? Fueron cinco los encargados por el partido de poner en marcha la primera edición. Matei Socor estaba a la cabeza de los cinco: estaban Pavel Chirtoacă, el ingeniero Salomón, Radu Mănescu y Iosif Ardelean, que más tarde trabajaría en la censura. Así que con estos cinco empezamos, el ingeniero Salomón teniendo tareas administrativas. En ese momento, en mi cabeza rondaba la idea de que quería ser periodista, pero no sabía cómo empezar. Al enterarme de que Radu Mănescu iba a fundar un periódico, me presenté y le pregunté si podía unirme, porque quería hacer periodismo. Así que me invitaron a sentarme y hacer trabajo voluntario. Era el llamado período romántico, el de los ideales. Les puedo decir que hice una corrección. Mirel Ilieşiu era un compañero mío y además director. Así que puse un pie allí desde la primera edición del periódico La Chispa».

     

    En las páginas de los periódicos, los intelectuales comunistas idealistas, los oportunistas más antiguos o los más nuevos, se expresaban con extrema violencia contra la democracia. Uno de ellos, Silviu Brucan, que sobrevivió a toda la historia del régimen y también tuvo carrera pública después de 1989, fue uno de los más activos. Radu Bogdan recordó la actividad alerta que tenía la prensa en aquellos años, especialmente la de La Chispa dirigida por el sociólogo Miron Constantinescu.

     

    «Matei Socor estuvo al mando de La Chispa solo un día. Después de eso, Matei fue trasladado a Radio y se convirtió en gerente general. Pocos días después de las primeras ediciones de La Chispa llegó Miron Constantinescu que acabó de salir de la cárcel. A menudo trabajábamos por la noche en La Chispa. Dormí con él los primeros días en el mismo colchón, en el suelo, allí no había camas. La primera redacción del periódico La Chispa funcionaba en el edificio del antiguo periódico La Luz de Pamfil Şeicaru. Yo también era el guardaespaldas de Miron Constantinescu en ese momento, como esos espantapájaros en el campo que no son reales porque yo no iba armado. Pero él iba todos los días a la Confederación General del Trabajo y no quería parecer que caminaba solo por la calle y entonces siempre me llevaba para que le acompañara. Me veía así, bastante fuerte, era alto. No tuve que enfrentarme a ningún ataque. Pero durante unos meses fui como su sombra».

     

    Durante los siguientes 40 años, La Chispa fue lo que fueron sus hermanas, una simple oficina de propaganda que ocultaba las carencias materiales y las violaciones brutales de derechos a las que se enfrentaban los rumanos. A lo largo de los años, importantes nombres de la ciencia y de la cultura rumana han publicado en el periódico, la lista de colaboradores siendo una larga. Para la posteridad, el caso de La Chispa es un ejemplo de cómo la prensa no debe serlo.

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • La libertad y el pluralismo en los medios de comunicación

    La libertad y el pluralismo en los medios de comunicación



    Cada año, a principios del mes de mayo, celebramos el Dia Mundial de la Libertad de la Prensa. Como de costumbre, con este motivo se realizan análisis para comprobar en qué medida se respeta el derecho a la libre expresión y los derechos de los periodistas. Uno de estos estudios se titula “Seguimiento del Pluralismo en los Medios en Europa” y está realizado y financiado por la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. El informe abarca estudios de casos de los 19 países miembros incluidos en dicho análisis y pretende identificar los posibles riesgos que actualmente amenazan la libertad de la prensa en la UE. Han sido investigados cuatro grandes sectores de riesgo: la protección básica, el pluralismo del mercado de los medios de comunicación, la independencia política y la inclusión social.



    Los indicadores a través de los cuales se ha medido el riesgo de la “protección básica” se han referido a la libertad de expresión, el respeto del derecho a la información de interés público, los estándares del periodismo y la independencia de las autoridades nacionales. En cuanto a la “independencia política” se ha medido el nivel de la politización y del control de los medios y de las redes de distribución, así como la independencia de la financiación de las instituciones públicas de prensa.



    La conclusión general es que el único sector en el que los riesgos han sido apreciados como reducidos es el de la protección básica de los medios. Para los demás sectores se han registrado riesgos medios, también a nivel europeo. Sin embargo, en este contexto Rumanía presenta un nivel medio de riesgo en los cuatros sectores principales. Es más, los indicadores de la protección básica sitúan a Rumanía en una posición única, según explica Adina Marincea, investigadora de la institución que ha elaborado el informe para Rumanía, Median Research Centre:




    “Rumanía es el único país de los 19 analizados que presenta un riesgo potencial medio en el sector de la protección básica de los periodistas y el respeto de los estándares profesionales. Entre los problemas más agudos que hemos identificado y que afectan a los periodistas de Rumanía figuran, sobre todo en la prensa escrita, la situación económica precaria. Se trata, por ejemplo, de las irregularidades y las demoras en el pago de los sueldos, la falta de seguridad de los puestos de trabajo, los recortes salariales, la realización de contratos laborales a corto plazo que ofrecen una escasa protección contra el paro y pocas garantías para las pensiones. Además, estos contratos a tiempo parcial facilitan el despido de los periodistas.”




    Esta situación económica precaria a menudo se vincula estrechamente a los intereses de la patronal que no coinciden con los objetivos de esta profesión, según destaca el periodista Petrişor Obae, colaborador del sitio web “paginademedia.ro”:




    “El problema de la prensa rumana afecta a dos áreas principales. Un área superior, a nivel de la patronal, que utiliza los medios en interés personal y ejerce presiones económicas, y otra a nivel inferior, es decir el nivel de los periodistas que ejercen su profesión. Me refiero a aquellos periodistas que no saben escribir ni documentarse, que desconocen las reglas básicas de esta profesión. Los problemas sociales pesan mucho porque son las palancas de la patronal. Si no puedes satisfacer tus necesidades diarias, claro que la palabra “deontología” carece de sentido.”




    Otro problema identificado en el informe sobre el pluralismo de los medios de comunicación en Europa se refiere al respeto de los estándares profesionales, sobre todo en la organización privada de los medios, que es mayoritaria en este sector. Adina Marincea nos ha ampliado detalles:




    “Muchas veces, los estándares o los códigos faltan por completo o no se aplican debidamente o simplemente están elaborados exlusivamente por los directores de las organizaciones de los medios sin tener en cuenta la opinión de los periodistas o de las asociaciones profesionales de periodistas. Todos estos factores conllevan a interferencias en el contenido editorial y ha habido muchos casos de acusaciones de financiación ilegal de la prensa por diversos agentes económicos y políticos, e incluso casos de censura.”




    Al hablar de la interferencia y la censura alcanzamos otro aspecto, exactamente el de la independencia política. De nuevo ante nuestros micrófonos, Adina Marincea:




    “En el sector de riesgo de la independencia política hay dos indicadores que dan señales de alarma. Se han registrado situaciones similares también en Eslovaquia, Eslovenia y Lituania.”





    La politización excesiva de una parte de la prensa, sobre todo del sector privado, con el fin de proteger a los intereses, incluso económicos, de la patronal, es una de las conclusiones del informe “FreeEx” elaborado por la organización nogubernamental Active Watch. El informe presenta casos de presiones ejercidas por los gerentes para que ciertos materiales que dañaban la imagen de algunos dignatarios o señalaban sus abusos no fueran publicados. Hay numerosos periodistas que fueron “castigados” y despedidos por haberse atrevido a publicar semejantes materiales. Además, el informe hace hincapié en los casos en que algunos alcaldes locales usaban la prensa de sus ciudades para chantajear a sus rivales políticos. Para Răzvan Martin, la dependencia política y económica se debe también a la situación financiera precaria de algunas compañías de prensa que no ha mejorado ni siquiera después de la salida de la crisis económica:




    “Estas compañías son muy vulnerables desde el punto de vista económico y su posición se vuelve muy frágil con los políticos o ante los financiadores. Al mismo tiempo, no estoy convencido de que una situación económica mejor hiciera que algunas publicaciones fueran menos permeables a ciertas influencias. Creo que su razón de existir es hacer tales maniobras políticas en vez de informar al público o de sacar provecho económico legítimo. Me refiero a las instituciones de prensa más visibles, al “mainstream”, a las cadenas de televisión dedicadas a las noticias. Sin embargo, existen también periodistas honestos e instituciones de prensa muy honradas, sobre todo en el espacio virtual, donde existen plataformas mediáticas que practican un periodismo de calidad.”




    Con situaciones económicas y editoriales totalmente opuestas, también las dos instituciones públicas del sector audiovisual, la Televisión Rumana y la Sociedad Rumana de Radiodifusión, han afrontado problemas en el último año, según revela el informe Free Ex sobre la libertad de la prensa en Rumanía. Răzvan Martin explica:




    “La emisora de radio pública va bien económicamente, pero ha habido problemas generados por el inicio de una campaña contra un proyecto de modificar la ley de funcionamiento de los servicios públicos. Por otra parte, la Televisión Rumana está al borde de la quiebra ya que ha acumulado una deuda inmensa y los políticos no tienen interés alguno por resolver la situación.”




    Actualmente el Parlamento está celebrando debates para nombrar a la nueva dirección de la televisión pública.