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  • Desde Rumanía hacia el mundo: Fiestas de Epifanía y San Juan

    Desde Rumanía hacia el mundo: Fiestas de Epifanía y San Juan

    La Epifanía o el bautismo del Señor es la segunda gran fiesta de la iglesia cristiana, después de la Navidad, cuando el niño Jesús vino al mundo. Es una celebración de alegría y luz, que brinda a muchos cristianos la oportunidad de ser testigos de ese milagro único que realiza el bautismo.
    No hay iglesia en Rumanía que no tenga al menos una cruz de hielo en la gran fiesta del bautismo del Señor. Si hace mucho frío, las cruces permanecen cerca de las iglesias hasta que se derriten.
    Celebrado el 6 de enero, el día de Boboteaza junto con el día de San Juan Bautista 7 de enero, representa el final del período de 12 días de fiestas de invierno, que comienzan en Nochebuena.
    La víspera, es decir el 5 de enero, es un día de ayuno negro, al igual que la Nochebuena o el Viernes Santo antes de Pascua. También en la víspera de Epifanía, los sacerdotes acuden a las casas de los creyentes para llevarles, rociando con agua bendita, la bendición de la Santísima Trinidad.
    Los cristianos creen que el agua de la Epifanía tiene un poder especial, porque fue santificada por una doble llamada del Espíritu Santo, y la santificación ocurre el mismo día en que el Salvador fue bautizado en las aguas del Jordán.
    El agua consagrada en la iglesia en este día y tomada por los fieles nunca se estropea. Por ´´agheazma¨ se entiende tanto el agua bendita como el servicio para su santificación.

     

     
    Estamos rociados con agua y recuerdamos el milagro del bautismo que en la antigüedad se hacía sólo con agua corriente, como Juan el Bautista bautizó a Jesús.
    En otros países cristianos, se tallan ángeles e íconos en hielo, y los creyentes jóvenes y resistentes son bautizados al aire libre en las aguas heladas de un lago.
    La Epifanía tiene como objetivo recordar lo que sucedió en las aguas del Jordán, antes de que Jesús entrara en la vida pública, a la edad de 30 años. La celebración del Bautismo del Señor incluye, además de la santificación del agua, una serie de costumbres populares, entre ellas la espectacular carrera de los hombres para sacar del agua una cruz lanzada por el sacerdote, así como el ritual de las chicas, que ponen albahaca debajo de la almohada para soñar con su hombre.
    En Epifanía se santifican todas las aguas, y el sacerdote se dirige a un agua donde arrojará una cruz. Varios hombres saltan al agua para traerla de regreso, y el que logra llegar primero recibe la bendición del sacerdote y es considerado afortunado durante todo el año.
    En la antigüedad, el primero en encontrar la cruz y llevarla a la orilla también recibía regalos del gobernante del país y era muy honrado por los demás.
    El Bautismo del Señor o Epifanía del 6 de enero, junto con el día del Santo Profeta Juan Bautista y Precursor del Señor, celebrado el 7 de enero, marca el final de las vacaciones de invierno y, al mismo tiempo, de las fiestas dedicadas al nacimiento de Jesucristo.La Epifanía es una de las fiestas más importantes, tanto para los cristianos ortodoxos como para los católicos.

    Para los rumanos, el Día de la Epifanía incluye motivos específicos de las fiestas navideñas. Así, en algunas zonas se cantan villancicos, se hacen amuletos para buenasuerte, se prepara comida, se hacen previsiones sobre el nuevo año.
    En Rumanía, se dice que, en la noche de Boboteaza, las jóvenes solteras sueñan con su hombre querido. Atan un hilo de seda rojo y una ramita de albahaca en su anillo y ponen albahaca debajo de la almohada. Las niñas que caen al hielo el día de Epifanía día pueden estar seguras de casarse ese año, según la tradición popular.
    Antiguamente, en los pueblos del norte del país, las mujeres se reunían en grandes grupos en casa de alguien y llevaban comida y bebida. Después de servir la comida, cantan toda la noche. Por la mañana salían a la calle y recogían a los hombres que aparecían en el camino, los llevaban a la fuerza al río, amenazando con tirarlos al agua. En algunas regiones, la integración de las esposas jóvenes a la comunidad de mujeres casadas se realizaba regándolas con agua de un pozo o de un río.
    Se cree que, si en la mañana de la Epifanía los árboles se cargan con nieve, darán ricos frutos. También se cree que los animales del establo hablan a la medianoche sobre los lugares donde se esconden los tesoros.
    La tradición también dice que no se lava la ropa en Epifanía. En este día están prohibidas las peleas en la casa y no se da nada en préstamo.
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    El día de San Juan Bautista (7 de enero) existe otra costumbre, llamada “El Riego de los Iones”, que encontramos especialmente en Transilvania y Bucovina. En Bucovina se coloca un árbol de Navidad decorado a las puertas de todos los que llevan este nombre y se organiza una fiesta con música. Además, en Transilvania los que llevan este nombre son llevados en una gran procesión a través del pueblo hasta el río, donde son bautizados o purificados.
    San Juan Bautista (San Ion) nació en la familia del sacerdote Zacarías. Isabel, su madre, estaba emparentada con la Virgen María, la madre de Jesús. El profeta Juan comenzó a predicar delante de Jesús, teniendo la función de preparar al pueblo para la recepción del Salvador y darlo a conocer. Al bautizar a la gente en el Jordán, de hecho los estaba preparando para el verdadero bautismo, el del espíritu, que trajo Jesucristo.

    El día de San Juan, conocido popularmente como “Sânt-Ion”, representa el final de las vacaciones de invierno abiertas a San Nicolás. La celebración también se conoce como el “Precursor del Señor” o el “Concilio del Santo Profeta Juan Bautista”. Se dice que en la mañana de San Juan Bautista (San Juan) todo hombre debe rociarse con agua bendita, para estar a salvo de enfermedades durante el año.
    Según la tradición popular, se dice que después de Sf. ION se bautiza la helada, es decir, el frío suaviza y las temperaturas comienzan a subir. Es considerado el protector de los bebés. Quienes celebran la festividad esperan tener hijos sanos, sin malformaciones.
    Entre las mujeres rumanas, más de 300.000 llevan el nombre de Ioana y 140.000 llevan el nombre de Ionela. Más de 11.000 se llaman Nela y más de 6.000 llevan el nombre de Ionelia. En cuanto a los hombres, más de 400.000 llevan el nombre de Ion, más de 500.000 el nombre de Ioan y más de 320.000 se llaman Ionuţ. Hay unos 145.000 rumanos llamados Ionel y más de 26.000 llamados Nelu o Ionică.
    Se dice que este día es de alegría, y quien no se alegra en este día estará triste todo el año.

  • 25 años de la visita histórica del Papa Juan Pablo II a Rumanía

    25 años de la visita histórica del Papa Juan Pablo II a Rumanía

    El Papa Juan Pablo II visitó nuestro país del 7 al 9 de mayo de 1999, invitado por el entonces Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rumana, Teoctist (1986-2007), y el antiguo presidente de Rumanía, Emil Constantinescu (1996-2000).

    Nacido en Wadowice (Polonia) en 1920 y ordenado sacerdote en 1946, Karol Wojtyla fue arzobispo de Cracovia. Nombrado cardenal por el Papa Pablo VI en 1967, fue elegido Papa en 1978, eligiendo el nombre de Juan Pablo II. Fallecido en 2005, fue declarado santo por el Papa Francisco en 2014, fecha que se conmemora anualmente en el calendario eclesiástico el 22 de octubre.

    Una vez elegido Sumo Pontífice, el cardenal Karol Wojtyla se trasladó de Cracovia a Roma en 1978: desde allí, el nuevo Papa inspiró la resistencia anticomunista en toda Europa del Este. Se ha dicho con razón que fue el alma del movimiento polaco “Solidaridad”, verdadero modelo para las demás manifestaciones cívicas que llevarían a la caída del Muro de Berlín en 1989.

    La visita del Papa Juan Pablo II a Rumanía marcó el inicio de las visitas del Obispo de Roma a los llamados ”territorios ortodoxos”. Ese mismo año, el Papa visitó Georgia y tras el Jubileo del año 2000 visitó Grecia, Ucrania y Armenia en 2001. En 2002 visitó Bulgaria.

    Jean-Claude Perisset, nuncio apostólico en Rumanía durante la visita del Papa Juan Pablo II, declaró en una entrevista que su primer deber desde su nombramiento (el 12 de noviembre de 1998) fue hacer posible la visita apostólica del Papa Juan Pablo II, ya propuesta por el primer ministro rumano Radu Vasile durante su audiencia con el Santo Padre en julio de 1998. “De hecho, la preparación de la visita apostólica del Santo Padre a Bucarest fue un reto maravilloso y me dio la oportunidad de entrar en contacto, desde el principio de mi estancia en Rumanía, con la polifacética variedad de la sociedad rumana“, mencionaba el arzobispo católico romano.

    La visita tuvo una gran trascendencia histórica, ya que era la primera vez desde el Gran Cisma de 1054 que un Papa visitaba un país predominantemente de una confesión distinta a la católica. La jornada del 7 de mayo de 1999 también hizo historia porque el Papa Juan Pablo II besó el suelo rumano y llamó a nuestro país “El Jardín de la Madre de Dios”. “Mi pensamiento se dirige siempre, con profunda emoción, a la visita que Dios me dio la oportunidad de hacer hace algunos días a Rumanía (…) Con esta peregrinación quise rendir homenaje al pueblo rumano y a sus raíces cristianas“, dijo Juan Pablo II al regreso de su histórica visita a Rumanía en 1999.

    La visita del Papa Juan Pablo II a Rumanía, que reunió a más de un millón de personas de todas las confesiones, tuvo un carácter ecuménico. El Papa asistió a tres servicios en Rumanía: greco-católico, ortodoxo y católico. El servicio ortodoxo se celebró en la plaza Unirii, en el lugar donde se encontraba una cruz de mármol que marcaba la zona donde se iba a construir la Catedral Nacional. En la base de la cruz se encuentra, en un pergamino de acero, su acta fundacional. Los dos Altos Jerarcas, el Patriarca Teoctist y el Sumo Pontífice rindieron culto a esta cruz dedicada al sacrificio de los rumanos a lo largo de la historia, a su sangriento esfuerzo por defender el cristianismo. En un momento poco frecuente en la historia de las relaciones entre las Iglesias ortodoxa y católica, decenas de miles de personas gritaron después de casi un milenio, un enorme elevado al cielo: “¡Unidad! Unidad!”. El abrazo entre el Patriarca Teoctist y el Papa Juan Pablo II se ha convertido en emblemático, funcionando como prueba viviente de una herencia espiritual común.

    La archidiócesis de Bucarest celebró este momento histórico, los 25 años transcurridos de la visita del Papa Juan Pablo II, con una serie de actos: entre el 7 y el 15 de mayo, se organizó en la catedral de San José una exposición fotográfica: “Ut unum sint”, con fotos históricas de la visita del Sumo Pontífice a Bucarest. El sábado, 11 de mayo, a las 10.30 horas, se celebró una Santa Misa solemne en la catedral de San José, que fue transmitida en directo por la cadena de televisión Angelus TV. A las 18.00 horas, la Ópera Nacional de Bucarest acogió el concierto de aniversario de la Orquesta de la Ópera Nacional de Bucarest y el Coro Nacional de Bucarest, dirigidos por Daniel Jinga. El programa incluyó una destacada selección de música nacional e internacional. La entrada fue gratuita. Con esta ocasión fue presentada la emisión filatélica “25 años de la visita del Papa Juan Pablo II a Rumanía” por la Directora General de Romfilatelia, la Sra. Cristina Popescu.

    Rumanía, país puente entre Oriente y Occidente, encrucijada entre Europa Central y Oriental, Rumanía, a la que la tradición llama con el hermoso título de ‘Jardín de la Madre de Dios’, vengo a vosotros en nombre de Jesucristo, Hijo de Dios, y de la Santísima Virgen María. En víspera de un nuevo milenio, edifica aún más tu futuro sobre la sólida roca del Evangelio. Con la ayuda de Cristo serás protagonista de una nueva era de entusiasmo y valentía. Serás una nación próspera, una tierra fecunda de bien, un pueblo solidario y artífice de paz. Que Dios te proteja y te bendiga siempre“, fue el mensaje del Papa Juan Pablo II – pronunciado a su llegada a Rumanía, 7 de mayo de 1999.

    20 años después de la histórica visita del Papa Juan Pablo II, los rumanos tuvieron la gran alegría de dar la bienvenida al Papa Francisco a Rumanía. El Papa Francisco celebró Misa en la Catedral romano católica de San José el viernes 31 de mayo de 2019 por la tarde, primer día de su viaje apostólico a Rumanía. Es el segundo Papa que celebra Misa en la Catedral Católica Romana de Bucarest, después de san Juan Pablo II el 8 de mayo de 1999, durante su visita a Rumanía.

    Seguramente para todos los rumanos, indistintamente de su religión o creencia, la histórica visita del Papa Juan Pablo II, hace 25 años, quedará grabada en la memoria de todos y siempre la recordarán con emoción ya que fue una visita esperada por mucho tiempo siendo el Papa un mensajero de paz, de reconciliación y de esperanza.

     

  • Pascua católica en Rumanía

    Pascua católica en Rumanía

    La Semana Santa es una de las conmemoraciones más importantes de los católicos y cristianos, pues es cuando se recuerdan los últimos días de la vida de Jesús en la Tierra. Para los católicos, el momento más importante de la noche de Pascua es la bendición del fuego y el encendido del cirio pascual que representa la luz de Cristo resucitado, así como la comunión de los fieles. Esta misa se le conoce como la Vigilia Pascual y se realiza en la noche del Sábado Santo. Al igual que en la fiesta ortodoxa, los cristianos católicos reciben la Luz.

     

    En su Carta Pastoral para la Solemnidad de la Resurrección del Señor, el arzobispo metropolitano católico romano de Bucarest, Aurel Percă, afirma que, por desgracia, el canto de alegría pascual proclamado por la Iglesia contrasta con los gritos que provienen de tantas situaciones dolorosas, cada vez más frecuentes en el mundo y cerca de nosotros, como las guerras, la injusticia, la desigualdad y la pobreza.

     

    La celebración y la gastronomía son dos conceptos que van de la mano. De la gastronomía típica de estos días festivos destacan los platos a base de cordero, huevos cocidos, drob (plato hecho de despojos de cordero y carne y cocido en el horno), pasca cozonac (dulces típicos de Pacua).

     

    A partir del domingo por la mañana la gente se suele saludar con la fórmula “Cristos a inviat!” (¡Cristo ha resucitado!) y el otro responde “Adevarat a inviat” (¡Verdaderamente ha resucitado!).

     

    En Europa, los católicos representan el 40% de la población, mientras que a escala mundial suman más de la mitad de todos los cristianos, es decir, 1.250.310.000, según el informe anual publicado por el Center for the Study of Global Chrisianity. Rumanía tiene la mayor población de cristianos ortodoxos de la Unión Europea. Del total de la población residente, 16.397.300 mil declararon su estructura confesional en el censo, y el 85,3% de los que declararon su religión son ortodoxos. El número de cristianos ortodoxos en Rumanía es de 13,9 millones, según el INS. Al mismo tiempo, el 4,5% de la población se declaró católica.  Según una encuesta realizada en 2019 por Pew Research en 34 países europeos, los rumanos han sido identificados como los más religiosos entre los europeos. Del total de los encuestados, el 54% se declaró muy religioso y el 64% dijo tener fe absoluta en Dios.

     

    ¡Felices Pascuas!