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  • ¿Cómo crear una marca simplemente manteniéndose en el negocio?

    ¿Cómo crear una marca simplemente manteniéndose en el negocio?

    Pocas personas saben que existen trajes de esquí profesionales, creados y fabricados en Rumanía y que el origen de esta marca se puede encontrar en Topliţa, en el distrito de Harghita, a partir de un pequeño taller personal.
    Dan Cotfas es el administrador de la empresa que creó la marca y nos cuenta la historia, partiendo del taller de sus padres, antiguos trabajadores del sector de la sastrería:

    «Comenzamos la actividad en 1992, cuando mis padres, que también trabajaban en este sector, se jubilaron y sintieron que todavía necesitaban tener alguna actividad y que querían hacer otra cosa. Soy ingeniero mecánico, otro ámbito de trabajo, y pensé en darles esta oportunidad de continuar y decidí buscar una actividad para que se mantengan y conserven la satisfacción de ser útiles. Abrí una sociedad de responsabilidad limitada (SRL) en 1992, junto con mis padres y mi hermano, en una casa de campo de mis abuelos que estaba disponible. Mis padres tenían dos máquinas de coser, porque trabajaban en este sector. Mi padre tenía un Libro de artesanos, tenía un taller en la época de Ceaușescu, donde producía ropa de hombre, un taller de confección a medida. También compramos algunas máquinas viejas de segunda mano y comenzamos con la producción para el mercado interno, pantalones de hombre y algunos vestidos para mujer. Me sorprendió que estos productos se vendieran muy bien y tuvieran demanda en el mercado rumano en aquel momento».

    Debido a que en ese momento nuestro interlocutor todavía estaba trabajando en otro sector, y el suministro y la venta de los productos hechos en el taller era cada vez más difícil, fue necesaria una expansión. Prosigue Dan Cotfas:

    «Contratamos a cuatro personas más, por lo que llegamos a un número de seis o siete personas en 1995. En ese año, tuve la oportunidad de fabricar como externo para una empresa en Italia, por lo que busqué otro espacio, desarrollé todo este negocio y comenzamos a tener el primer grupo de trabajo de 15 personas y estábamos trabajando en productos para una marca conocida en Italia. En poco tiempo aumentamos la capacidad de producción, y empezamos a fabricar artículos técnicos. Así que siempre fue un reto para nosotros hacer cosas a las que no estábamos acostumbrados y cosas que en ese momento, para Rumanía, eran desconocidas. El paso siguiente fue hacer trajes de esquí con costuras termoselladas. Pronto empezamos a hacer chaquetas para la montaña, telas de tres capas, también termoselladas y fuimos de los primeros en Rumanía en hacer chaquetas con pluma de ganso, hechas completamente de principio a fin en Rumanía».
    Siguieron unos años más trabajando en para fábricas extranjeras hasta que, con la experiencia ya adquirida y el hecho de que eran bastante solicitados, decidieron aumentar la capacidad de producción y personalizarla. Dan Cotfas:
    «Pensamos que, dada la experiencia adquirida, también podríamos crear nuestra propia marca. Y así comenzamos con nuestra propia tienda en Topliţa, en el distrito de Harghita, luego otra tienda en Târgu Mureș. También desarrollamos esta parte de la venta de nuestra propia marca en Rumanía, teniendo en un momento dado 29-30 socios con los que colaboramos y para los que producimos y realizamos ventas en toda Rumanía».

    De aquí al reconocimiento internacional fue solo un paso. Dan Cotfas regresa con detalles:

    «En 2011-2012, comenzamos a trabajar en pedidos para instructores de esquí en Italia. Después de eso, conseguimos pedidos, presentar colecciones en Austria, Alemania, Finlandia, Gran Bretaña, así que también nos hicimos visibles en las pistas de esquí de Italia, Austria, Finlandia y Alemania. Los pedidos comenzaron a crecer año tras año, considerando que los productos eran muy buenos, todos los accesorios y tejidos eran de primera calidad, por lo que se trataba de tejidos profesionales, tejidos fabricados en Japón y con características técnicas del más alto nivel. En estos momentos contamos con más de 90 clubes con los que colaboramos. Todos los años hacemos pedidos para estos clubes: ropa para deportes de invierno, para los miembros del equipo de rescate de montaña y, últimamente, también hemos desarrollado la parte de ropa de moda, principalmente ropa con plumón de ganso».

    Información muy útil para todos nosotros, ahora, en invierno, seamos practicantes de deportes de invierno o no.

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • La miscelánea: De la migración a la integración: la evolución de los rumanos en España

    La miscelánea: De la migración a la integración: la evolución de los rumanos en España

    Los rumanos han desarrollado un afecto especial por España por varias razones, la mayoría relacionadas con experiencias personales y condiciones socioculturales. Desde la década de 1990, muchos rumanos han emigrado a España en busca de mejores oportunidades laborales. España ha ofrecido puestos de trabajo en la agricultura, la construcción, los servicios y otros campos, y los rumanos han sido a menudo bien recibidos por su mano de obra. Esta experiencia económica positiva ha reforzado el sentimiento de afecto por el país. El clima cálido de España y sus hermosas playas son otra de las razones por las que los rumanos adoran el país. Muchos rumanos que viven allí disfrutan del generoso sol y de los paisajes mediterráneos, que contrastan con los inviernos más fríos de Rumanía. Los españoles son conocidos por su carácter cálido y abierto, lo que ha ayudado a muchos rumanos a sentirse bienvenidos e integrados en la sociedad. Existe una similitud cultural entre ambos pueblos en cuanto a valores tradicionales como la importancia de la familia y la hospitalidad. Tanto el rumano como el español pertenecen a la familia de las lenguas romances, lo que facilita el aprendizaje del español a muchos rumanos. Esta proximidad lingüística y cultural ayuda a crear una sensación de familiaridad y cercanía. Los rumanos en España forman una de las mayores comunidades de inmigrantes del país y su integración ha sido relativamente fácil. En muchas ciudades, los rumanos han conseguido crear comunidades sólidas con sus propias iglesias, escuelas y negocios, lo que les hace la vida en España más cómoda y agradable. Integrarse en la sociedad española no siempre ha sido fácil. Muchos rumanos se enfrentaron a la discriminación, las dificultades burocráticas o los retos que plantea el reconocimiento de títulos y cualificaciones profesionales.

    Tras la caída del comunismo en 1989, muchos rumanos empezaron a emigrar de Rumanía en busca de una vida mejor debido a los problemas económicos y la inestabilidad política. Al principio, España era un destino relativamente nuevo para los rumanos, que empezaron a venir sobre todo para trabajos estacionales en la agricultura y la construcción. Las primeras oleadas de rumanos eran principalmente hombres, que más tarde trajeron a sus familias. Durante este periodo, los rumanos se integraron gradualmente en la sociedad española, principalmente en sectores económicos con gran demanda de mano de obra, como la construcción y la agricultura. Muchos rumanos trabajaban inicialmente indocumentados o con contratos temporales.

    Un momento clave para la evolución de la comunidad rumana en España fue 2007, cuando Rumanía ingresó en la Unión Europea. Sin embargo, España impuso una serie de restricciones a los ciudadanos rumanos en el mercado laboral hasta 2011. Hasta entonces, muchos rumanos estaban en España legalmente, pero las restricciones económicas y el acceso limitado al mercado laboral complicaron el proceso de integración. Desde 2002, el número de rumanos en España ha crecido exponencialmente. Mientras que en 1998 había unos 6.000 rumanos en España, en 2006 este número había superado los 400.000. El crecimiento continuó después de 2007, llegando a más de 900.000 rumanos en 2011, según datos oficiales. En la década de 2000, la pujante economía española atrajo a un gran número de inmigrantes, entre ellos rumanos. La mayoría de ellos trabajaron en la construcción, el turismo, los servicios asistenciales y la agricultura, contribuyendo significativamente a la economía española. El periodo de crecimiento económico facilitó la integración de los rumanos, muchos de los cuales consiguieron traer a sus familias y establecerse de forma permanente.

    La crisis financiera golpeó duramente a España y el sector de la construcción, en el que trabajaban muchos rumanos. Durante este periodo, algunos rumanos se vieron obligados a volver a casa o emigrar a otros países europeos, pero la mayoría se quedó en España, adaptándose a las nuevas y difíciles condiciones económicas. Después de 2011, cuando la economía española empezó a recuperarse, la comunidad rumana reforzó su presencia. Los rumanos se adaptaron a diferentes sectores económicos y consiguieron establecer pequeños negocios, así como invertir en la educación de sus hijos, que asisten a colegios españoles. Después de 2011, se levantaron las restricciones del mercado laboral para los ciudadanos rumanos, lo que permitió a los rumanos acceder más fácilmente a empleos legales y estables, contribuyendo a una integración social más rápida y a la mejora de las condiciones económicas de sus familias.

    Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística de España, el número de rumanos residentes en el país ha aumentado de forma constante. Este crecimiento fue más marcado entre 2014-2018, cuando el número de rumanos en España aumentó más del 50%. En los últimos años, el crecimiento ha sido más moderado, pero el número de rumanos en España ha seguido aumentando. Los rumanos son actualmente la segunda comunidad extranjera en España, después de los marroquíes. La mayor concentración de rumanos se da en las comunidades de Madrid, Cataluña y Valencia. Las zonas con mayor concentración de rumanos son Madrid (276.000 rumanos, el 42,5% de todos los rumanos de España), Cataluña, (124.000 rumanos) y la Comunidad Valenciana (104.000 rumanos). Estas regiones han atraído a los inmigrantes por las oportunidades económicas, así como por las comunidades establecidas que ofrecen apoyo y redes de ayuda a los recién llegados.

    Además de su contribución económica, desempeñan un papel activo en la promoción de la cultura y las tradiciones rumanas. Se están organizado eventos culturales, como festivales, conciertos y exposiciones, que no sólo proporcionan un espacio para que los rumanos se expresen, sino que también contribuyen a la diversidad cultural de España. Estos actos son oportunidades para celebrar el patrimonio rumano, pero también para tender puentes entre las comunidades rumana y española. En muchas regiones de España, especialmente en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla, se han abierto escuelas y clases de lengua rumana para los hijos de los emigrantes, dándoles la oportunidad de aprender y preservar su lengua materna y su cultura.

    Estas iniciativas son esenciales para mantener los vínculos con Rumanía y garantizar la transmisión de las tradiciones y la identidad cultural rumanas a las nuevas generaciones. La Embajada de Rumanía en España y los consulados en las principales ciudades apoyan activamente a la comunidad rumana, facilitando la integración y prestando apoyo jurídico y administrativo. También existen numerosas asociaciones y organizaciones de rumanos que contribuyen a la preservación de la identidad cultural y a la integración en la sociedad española. Las relaciones entre Rumanía y España se han reforzado a través de intercambios culturales, económicos y políticos, que también benefician a la comunidad rumana. Rumanía y España han firmado numerosos acuerdos bilaterales en diversos ámbitos, como el mercado laboral y la educación.

    La comunidad rumana en España es un ejemplo de éxito de integración en el contexto de un país europeo que ha ofrecido importantes oportunidades económicas y sociales. Además del impacto económico, los rumanos contribuyen a la diversidad cultural y social de España, formando un sólido puente entre ambos países.

     

  • El ámbito empresarial de Rumanía

    El ámbito empresarial de Rumanía


    En la clasificación “Doing Business 2017”, realizada por el Banco Mundial, Rumanía ocupa el lugar 36 con un total de 74,26 puntos. Nuestro país supera en esta clasificación a países tales como Bulgaria, Hungría, Bélgica, Italia o Turquía, pero se sitúa por detrás de Polonia, República Checa, Eslovenia, Eslovaquia o Kazajistán. Aunque este año Rumanía ha sacado 0,14 puntos más en comparación con el año pasado, nuestro país ha perdido una posición en esta clasificación anual que analiza las economías de 190 países. Según el informe del Banco Mundial, Rumanía ha hecho progresos en el área del pago de impuestos pero ha perdido 11 posiciones en el área de apertura de negocio. “Rumanía ha hecho más difícil el inicio de un negocio porque ha aumentado el tiempo necesario a la hora de registrar el IVA”, según indica el informe del Banco Mundial.


    Por otra parte, el informe Global Entrepreneurship Monitor que analiza 60 países precisa que “en Rumanía un emprendedor necesita casi 12.500 dólares para abrir un negocio, más que en Polonia, Suecia, Bulgaria, Croacia o Hungría”, pero menos que en países desarrollados como Alemania, Italia o Noruega. El alto nivel de los costes soportados por los emprendedores a la hora de abrir un negocio se debe el número reducido de pequeñas y medianas empresas de Rumanía, categoría de empresas que prácticamente representa la fuerza de una economía. Rumanía cuenta con tan sólo 30 pequeñas y medianas empresas por cada 1.000 habitantes, número que sitúa a nuestro país en el penúltimo lugar en la Unión Europea, según un análisis del periódico Ziarul Financiar, mientras que el promedio de la UE es de 54 empresas por cada 1.000 habitantes, conforme a los datos más recientes de la Comisión Europea.


    Escuchemos ahora al primer ministro Dacian Ciolos:



    “También tenemos un sistema de ayuda estatal cuyo objetivo es crear empleos en compañías más pequeñas. En general, las compañías rumanas son las que se benefician de dicho sistema. Hay empresas rumanas que se desarrollan paralelamente en colaboración con los socios extranjeros con los que trabajan. Estamos preparando un sistema de ayuda estatal que entrará en vigor a partir del próximo año con una asignación presupuestaria, hasta 2020, de unos 900 millones de lei (es decir alrededor de 200 millones de euros), que tendrá como objetivo inversiones de tamaño medio, entre 1 y 5 millones de euros. Esperamos que cada vez más empresas rumanas puedan desarrollarse a través de esta medida.”



    Recientemente, la agencia COFACE ha mejorado la clasificación de nuestro país en cuanto al riesgo del ámbito empresarial de B a A4 por primera vez después de 2009, pero ha advertido que la evolución positiva del ámbito de negocios es generada exclusivamente por el consumo, hecho que puede crear desequilibrios futuros. La clase de riesgo A4 indica que las perspectivas económicas y financieras pueden estar marcadas por algunas debilidades, el contexto político pasa por tensiones y el ámbito empresarial aún presenta errores legislativos. Sin embargo, la probabilidad de riesgo de impago de las empresas se sitúa en un nivel aceptable. El grado A4 es el más reducido de la categoría recomendada por los inversores. A pesar de la mejora de la clasificación, el gerente de COFACE Rumanía, Eugen Anicescu, advierte que las evoluciones recientes se basan demasiado en el aumento del consumo:



    “La mejora tanto del ámbito económico como del ámbito de negocios, de la liquidez, se debe en gran parte a la evolución del PIB basado en el consumo. Por lo tanto, prácticamente, lo que tenemos en el presente es una victoria del consumo. Últimamente el aumento del salario promedio y la relajación fiscal han fomentado el consumo. Evidentemente esto trae dinero al mercado, las compañías se benefician de esta liquidez, pero el peligro no desaparece. Desafortunadamente, la evolución del consumo no ha determinado también una evolución de las inversiones. La disminución del IVA y los aumentos salariales ya se han producido y tienen un impacto sobre el presupuesto. En estas condiciones, si no aparece otro elemento que apoye la evolución en el futuro, es posible que se mantenga el mismo nivel.”



    En opinión de COFACE, los puntos fuertes de Rumanía tienen que ver con la dimensión bastante grande del mercado interno, la mano de obra barata y cualificada, la reserva significativa de divisas y una moneda bastante estable, el grado de endeudamiento público situado por debajo del promedio de la UE y la dependencia energética reducida en el plano externo. En cambio, los punto débiles se refieren a la disminución de la población, el nivel reducido de los ingresos no gubernamentales, la infraestructura débil y los retos relativos a la reducción de la corrupción y la estimulación del espíritu empresarial.