Tag: Partido Comunista Rumano

  • El Partido Comunista Rumano en ilegalidad

    El Partido Comunista Rumano en ilegalidad

    Así, el extremismo de izquierda y de derecha, el comunismo y el fascismo, monstruosas creaciones de la guerra, llegaron a dominar la mente de muchas personas. Una peculiaridad de la Gran Guerra fue que ni los vencedores podían disfrutar de su victoria ni los vencidos renunciaban a la venganza. Fue necesaria la Segunda Guerra Mundial para que las energías destructivas se consumieran.

    Los nuevos estados que surgieron después de 1918 tomaron medidas contra el extremismo y para asegurar las fronteras. El Reino de la Gran Rumanía, también creación del sistema de Versalles, tomó duras medidas para liquidar las manifestaciones extremistas que ponían en peligro su existencia y funcionamiento.

    El 6 de febrero de 1924, hace más de 100 años, el gobierno liberal dirigido por Ion I. C. Brătianu adoptó la ley sobre personas jurídicas en base a la cual las organizaciones extremistas eran ilegales. Las dos principales organizaciones atacadas fueron la Liga para la Defensa Nacional-Cristiana, de extrema derecha, fundada en 1923, y el Partido Comunista Rumano, de extrema izquierda, fundado en 1921. El artífice de la ley, de quien tomó su nombre, fue el ministro de Justicia Gheorghe Gh. Mârzescu, abogado y alcalde de Iași durante los años de la guerra.

    Si la extrema derecha se reinventó en 1927 con la fórmula del Movimiento Legionario y pudo funcionar legalmente con éxito de parte del público a finales de los años 30, la extrema izquierda, la agencia de Moscú en Rumanía, permaneció prohibida hasta 1944. Al final de la Segunda Guerra Mundial, después de que la Unión Soviética ocupara Rumanía y llevara al PCR al poder, los pocos miembros del partido se hicieron famosos por haber pertenecido a una organización prohibida. Se les llamaba ilegalistas y eran tanto los que estaban en las cárceles como los que, escondidos, en libertad, seguían las instrucciones de Moscú.

    Uno de los ilegalistas fue Ion Bică. En el archivo del Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana hay una entrevista suya de 1971 en la que contó cómo desde el campo de Târgu Jiu, donde se encontraban algunos de los militantes comunistas, escaparon en abril de 1944 con la ayuda de algunas personas de la administración.

    «El partido había logrado establecer una estrecha conexión entre los militantes de fuera y los militantes de las prisiones y los campos. Se iba a enfrentar a una situación difícil. A medida que los ejércitos de Hitler recibían golpe tras golpe, la actividad del partido se intensificó en el país. La conexión entre los comunistas de adentro y de afuera se hacía a través de personas sencillas que realizaban ciertos trabajos en la administración del campo. Por ejemplo, hubo mujeres que, con la abolición del campamento, se fueron a diferentes localidades del país y a Bucarest. Había mujeres que gozaban de la confianza de los comunistas, eran las portadoras de las notas, de la correspondencia entre los comunistas de fuera y los de dentro, así como entre los de dentro y los de fuera».

    Anton Moisescu también era ilegalista y en 1995 contó en qué consistía su actividad antes y durante la guerra:

    «Antes seguía haciendo la actividad del partido ilegalmente, pero trabajando en la fábrica y con mi nombre real, conocido por todos, pero desconocido como militante del partido o activista de la Unión de Jóvenes Comunistas. Esta vez, sin embargo, tuve que cambiar mi nombre y no mostrar mi cara por ningún lado, para que ninguno de nuestros agentes se encontrara conmigo o me detuvieran de inmediato. Y luego, vivía en casas conspirativas, hacía la actividad de noche, salía a reuniones solo de noche. Me buscaban, pero la Seguridad del Estado no me encontraba por ningún lado».

    Anton Moisescu también se refirió a los medios de subsistencia que tenía un ilegalista:

    «Vivíamos de la ayuda del personal activo de la capital. La gente recogía algo de dinero para nosotros porque éramos pocos, no éramos muchos los que estábamos en esa situación. Los demás miembros del partido y simpatizantes estaban juntando dinero para los presos políticos, yo también me encargaba de eso, con el Socorro Rojo: ropa, comida, alimentos, dinero. Les dábamos lo que recogíamos a través de sus familiares, lo enviábamos a las cárceles. También recaudaban para nosotros. Teníamos una casa segura para vivir, normalmente no teníamos nada para alquilar, no teníamos ninguna casa a nuestro nombre. Era la casa de un simpatizante donde nos quedamos un tiempo. Como algo sospechoso nos parecía, nos fuimos a otra casa de otro simpatizante y así sucesivamente. Siempre estuvimos en casas conspirativas desconocidas para la Securitate, con personas que tampoco eran conocidas como activistas, sino solo como nuestros simpatizantes».

    El período de ilegalidad en el que operó el PCR, entre 1924 y 1944, fue uno en el que el Estado rumano se consolidó legislativa, administrativa, política y económicamente. Y la ley Mârzescu fue el instrumento por el cual no se permitió que el extremismo, de derecha e izquierda, secuestrara el desarrollo de un Estado que había pagado con grandes sacrificios lo que había obtenido.

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • El Partido Comunista Rumano (PCR) y la reforma agraria

    El Partido Comunista Rumano (PCR) y la reforma agraria

    Según las teorías marxistas-leninistas sobre los medios de producción, la propiedad debía ser común, de todos aquellos que los usaban y producían plusvalía. La propiedad privada era demonizada y considerada la fuente de todos los males y la «explotación del ser humano por otro ser humano», como decía la propaganda oficial. Y en las zonas rurales, donde la tierra era el principal medio de producción, hacía falta liquidar la propiedad privada.

    Esto es lo que ocurrió en la Unión Soviética después de 1918 y en todos los países ocupados militarmente por esta después de 1945, aunque la Nueva Política Económica inaugurada por Lenin en 1921 permitió la existencia de una forma de propiedad privada en la agricultura. Tras la muerte de Lenin en 1924, se liquidó la propiedad privada en la agricultura, los antiguos propietarios de clase media, los llamados kulaks, fueron considerados enemigos de clase y deportados a los gulag o campos de concentración.

    La liquidación de la propiedad privada en la agricultura, eufemísticamente llamada reforma agraria, comenzó en Rumania el 6 de marzo de 1945, cuando se estableció el gobierno comunista dirigido por Petru Groza. Ya en enero de 1945, el Frente Democrático Nacional, la alianza de grupos políticos liderada por el Partido Comunista Rumano, alentó a los campesinos a ocupar por la fuerza las zonas con tierra cultivable de más de 50 hectáreas.

    Una de las primeras leyes promovidas por el gobierno de Groza fue la Ley 187 de 23 de marzo de 1945 para la implementación de la reforma agraria. La intención era conceder el derecho de propiedad a los campesinos que no tenían tierra expropiando sin indemnización las propiedades de más de 50 hectáreas. A los propietarios también se les confiscaba la maquinaria agrícola aparte de la tierra cultivable. La medida formaba parte del arsenal de la propaganda comunista que anunciaba la liquidación de la explotación del campesino y debía ser utilizada intensamente en las elecciones del 19 de noviembre de 1946.

    En la práctica, sin embargo, la abolición de la propiedad privada significó el comienzo de toda una serie de graves violaciones de los derechos humanos y brutalidades que llegaron hasta el homicidio. Significó el fomento de las tensiones entre categorías de campesinos y el uso de actos de terror a la población por parte de las bandas armadas del Partido Comunista contra aquellos que se negaban a entregar sus propiedades.

    El ambiente violento e inestable creado por el gobierno fue reconocido más tarde incluso por activistas comunistas como Ion Paicu. En 1971, en una grabación del archivo del Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Paicu recordó cómo se llevó a cabo la llamada reforma agraria en la ciudad de Mehedinți, en el suroeste de Rumanía, en la que él había participado personalmente.

    «Tuvimos que hacer serios esfuerzos en la reforma agraria porque ya teníamos suficientes problemas con los antiguos terratenientes que se oponían a la división de la tierra con las armas en la mano. Tuvimos casos como, por ejemplo, Istrătescu de Bâcleş, Bumbaru de Malovăţ, Ionică Ionescu, que incluso disparó a un soviético cuando los ejércitos soviéticos se acercaban. Estos se llevaron su recompensa. Contra esos elementos terratenientes enviamos camaradas, grupos de obreros, que lograron movilizar a la gente porque los campesinos estaban asustados. Quiero demostrar que, sin el apoyo de la clase obrera dirigida por el Partido Comunista Rumano, el campesinado no habría podido vencer la terquedad de los terratenientes, su oposición a la reforma agraria. Quiero subrayar que la clase obrera, dirigida por el Partido Comunista Rumano y teniendo como aliado al campesinado pobre, consiguió derrotar la resistencia de los terratenientes y los kulaks».

    El gobierno del Partido Comunista comenzó con una medida populista sin precedentes. La tierra era un bien preciado en el campo y su redistribución estaba diseñada para atraer la simpatía de aquellos que no eran propietarios de ella. Pero la teoría comunista estaba lejos de alentar o ayudar a la formación de la propiedad privada, sino todo lo contrario.

    Tudor Constantin, activo en el movimiento sindical desde 1947, entrevistado en 2003 por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, contó cómo fue la reforma agraria del partido comunista, a través de la cual se había convertido en propietario de tierras agrícolas cerca de Oltenița, una ciudad situada a 60 kilómetros al sureste de Bucarest.

    «También me dio tierras en 1945. Me dio un terreno por haber participado en la guerra y, después de eso, cuando les quitaron la tierra a todos, dijeron que yo no era de la comuna y me quitaron la tierra como se la quitaron a todos. Apareció una organización que se llamaba el Frente de los Campesinos, había dos o tres que eran comunistas. ¿Qué comunistas? ¡Eran simples campesinos! ¿Qué comunistas, qué sabían ellos del Manifiesto Comunista? Se fueron a repartir las tierras del terrateniente. Y se fueron allí, 30 o 40 personas con estacas. Y las marcaron y dijeron: ¡Mira, esta es tu tierra, esta es tu tierra! Y empezaron a trabajarla hasta la colectivización».

    La reforma agraria del Partido Comunista de 1945 duró hasta 1949. De hecho, no hubo ninguna intención de hacer una reforma real. Después de que el rey Mihai I se viera obligado a abdicar el 30 de diciembre de 1947 y fuera expulsado, el PCR seguía siendo el gobernante absoluto de Rumanía y planeaba la verdadera reforma: obligar a todos los propietarios de tierras cultivables a renunciar a sus propiedades y formar hogares colectivos, dentro del gran proceso de transformación socialista de la agricultura.

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • Unificación del Partido Comunista Rumano (PCR) con el Partido Socialdemócrata (PSD)

    Unificación del Partido Comunista Rumano (PCR) con el Partido Socialdemócrata (PSD)

    La instauración del régimen comunista en Rumanía el 6 de marzo de 1945 significó la hegemonía del partido comunista no solo en la escena política, sino también en todos los aspectos de la vida de las personas. El régimen comunista produjo la ruptura más brutal de la historia de las sociedades que tuvieron la desgracia histórica de enfrentarse a él. El Partido Comunista Rumano, siguiendo el modelo soviético, actuó con extrema dureza contra todos los demás partidos. Disolvió a los que se le oponían y encarceló a sus dirigentes. A otros los esclavizó y se deshizo brutalmente de ellos cuando ya no le eran útiles. Y a los más afines a sus ideas los absorbió por fusión forzosa, como ocurrió con el Partido Socialdemócrata.

    Fundado en 1893, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rumanía fue el primer partido político de los trabajadores rumanos. Su sucesor, el Partido Socialdemócrata Rumano, surgido en 1910 y convertido en Partido Socialista en 1918, siempre ha sido legal y en 1918 apoyó activamente la unión de Transilvania con Rumanía. La escisión se produjo en 1921, cuando los radicales se adhirieron a los principios de la Comintern y se convirtieron en el Partido Comunista Rumano, y los moderados abandonaron y reformaron el partido en 1927, cuando retomó su nombre de Partido Socialdemócrata.

    Durante el periodo de entreguerras, se produjo una escisión total entre el PSD y el PCR, siendo los socialdemócratas los defensores de la democracia y la integridad del Estado rumano frente al terrorismo ejercido por el PCR. Después del 30 de agosto de 1944, cuando el Ejército Rojo entró en Rumanía, el PCR se convirtió en el principal agente de la ocupación e inició la campaña de transformación en comunas que duraría hasta 1947. Y la liquidación de los socialdemócratas formaba parte del plan que iba a seguir, puesto en práctica en febrero de 1948 con un congreso de unificación forzosa de los dos partidos.

    La periodista Elena Gugian se afilió al PSD en 1944, a los 19 años, por convicción. Su padre era obrero y militante del PSD desde 1927. Fue miembro de la organización femenina del partido y ocupó el cargo de secretaria de prensa. Trabajó para la revista Mujer trabajadora, que se publicaba desde 1930.

     

    Entrevistada en el año 2000 por el Centro de Historia Oral de la Radiotelevisión Rumana, Gugian afirmó que la fusión del PSD y el PCR formaba parte de un plan más general urdido en Moscú para destruir el movimiento socialdemócrata en todos los países ocupados por la Unión Soviética:

    «El proceso de unificación comenzó en abril de 1946 con el Partido Socialdemócrata alemán más fuerte de la época, después de que Moscú se hubiera asegurado la parte oriental de Alemania dividiéndola en dos. Inmediatamente procedió a unir el Partido Socialdemócrata de Alemania Oriental con el Partido Comunista. Pasaron dos años después, mientras los comunistas de los demás países preparaban algunos cuadros más, y 1948 fue planeado por Moscú como el año en que desaparecerían todos los partidos socialdemócratas. En febrero de 1948 desapareció el nuestro, en junio de 1948 el húngaro y el checoslovaco, en agosto el búlgaro y en diciembre el polaco. Y con eso, la socialdemocracia murió».

     

    La fusión por absorción fue impuesta por los comunistas sin negociaciones. Elena Gugian recordaba quién era el hombre enviado por los jóvenes comunistas a la reunión con los jóvenes socialdemócratas para anunciar las condiciones de la fusión.

    «En cuanto al proceso de unificación, en nuestro partido empezó primero con la organización juvenil, continuó con la organización femenina y luego con todo el partido. Como periodista, fui testigo de las conversaciones entre las dos organizaciones juveniles sobre la unificación. Las conversaciones se celebraron en la sede de la Unión de Juventudes Socialdemócratas y la persona designada por la organización juvenil comunista para mantener conversaciones con la dirección socialdemócrata no era otra que Nicolae Ceausescu».

     

    Elena Gugian recordaba la desagradable impresión que dejó en ella y en sus camaradas el enviado comunista, futuro tirano de Rumanía después de 1965.

    «Nicolae Ceausescu acudía a cada una de estas reuniones con un texto que se había aprendido de memoria y que escribía de la A a la Z. Luego, naturalmente, había preguntas y aclaraciones. Pero él no respondía a las preguntas, no daba aclaraciones, regresaba de nuevo a ese texto que volvería a decir. Si, en el transcurso del debate, Anton Manea, el secretario general de las Juventudes Socialdemócratas, le interrumpía y le preguntaba si no creía que un determinado asunto podía tratarse de otra manera, Ceausescu se quedaba con su cantinela, taca-taca, el mismo texto que se le había ocurrido. Lo repitió desde el principio, sin omitir ni una coma. Te daban ganas de tirarlo por la ventana o de tirarte tú por la ventana».

     

    Tras la fusión, apareció el Partido Obrero Rumano, el mismo partido que su predecesor, ahora con el nombre cambiado. Constantin Titel-Petrescu y otras figuras destacadas de los socialdemócratas, que se habían opuesto a la colaboración con los comunistas desde 1945, compartirían el destino de los liberales y campesinos y serían encarcelados. Otros miembros, entre ellos Elena Gugian, se negaron a afiliarse al nuevo partido y prefirieron dimitir antes que violar sus principios y valores.

     

    Versión en español: Antonio Madrid

  • Gheorghe Gheorghiu-Dej y el  estalinismo en Rumania

    Gheorghe Gheorghiu-Dej y el estalinismo en Rumania



    En el
    año 1965 moría Gheorghe Gheorghiu-Dej, el primer líder comunista de Rumanía y uno de los responsables de la sovietización
    iniciada en 1945 bajo el control directo del Ejército Rojo. Gheorghiu-Dej fue
    el exponente de un estilo nuevo de hacer
    política, el del partido único totalitario comunista. Los historiadores consideran
    que Dej fue uno de los verdugos de la democracia rumana, agente de la
    Internacional Comunista ( Komintern) en el período de entreguerras, que había
    llegado a ocupar las más altas posiciones al final de la segunda guerra mundial.


    Gheorghe
    Gheorghiu-Dej nació en 1901, en una familia de obreros, y se casó también con
    una obrera. Se especializó en el oficio de electricista y trabajó en los
    Talleres de las Vías Férreas Rumanas-Grivita. En 1930, con 29 años de edad, se sumó a las filas del
    partido comunista y, entre 1933 y 1944 estuvo encarcelado por el papel que
    había desempeñado durante la huelga de 1933 de Grivita. Antes de que Rumanía
    saliera de la coalición del Eje, el 23 de agosto de 1944, Dej estaba ya en
    libertad y volvía a ser líder del partido comunista. En los años 40, en la cárcel,
    compartió la misma celda con Nicolae Ceaucescu, que iba a reemplazarle en el
    cargo, después de su muerte.


    Stefan Barlea conoció a ambos líderes comunistas de
    Rumanía y sacó provecho de estas dos amistades. Entrevistado en 2002 por el
    Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Barlea admitió que el tipo
    de líder representado tanto por Dej como por Ceaucescu no habría sido posible
    en otro sistema político.




    Fue el
    sistema el que creó a los dos dirigentes del partido, en el período comunista.
    Con o sin ellos, las características
    fundamentales de aquel sistema político habrían sido las mismas. Quien conoce la historia del siglo XX,
    comprende qué fenómenos similares se produjeron en muchos otros países. El
    artífice de la estructura económica, social y político en Rumanía fue Gheorghe
    Gheorghiu-Dej, y éste creó a su vez a Ceaucescu. Tal vez, en el ocaso de su
    vida, Dej hubiese sentido la necesidad de endulzar un poco la vida de los
    rumanos, y corregir algunos de los errores cometidos en el pasado, influido o
    no desde el exterior, de modo que murió, en cierto modo con la seguridad de que
    los presos políticos habían sido liberados y Rumanía contaba ya con una determinada
    estructura económica. Creo que en el plano de la actividad política estaba
    convencido de que el partido hallaría la mejor solución para continuar su
    actividad. Esto justifica, de alguna manera,
    el hecho de no haber nominado, al borde de la muerte, a alguien que le sucediese. Parece que esta teoría es
    válida para todos los dirigentes porque tanto Stalin, como Lenin o Mao hicieron
    lo mismo.




    Gheorghe
    Gheorghiu-Dej fue un líder astuto y cruel que no vaciló en eliminar físicamente
    a sus opositores. Hay quien dice que la muerte del líder comunista Stefan Foris, en los años 40,
    fue tramada por Dej. También la muerte de Lucretiu Patrascanu, insigne opositor
    de Dej, fue tramada por este último. La eliminación del grupo rival dirigido
    por Ana Pauker fue también obra de Dej. Por otra parte a su nombre se relaciona
    tanto la sovietización de Rumanía como el intento de los comunistas rumanos de
    salir de la tutela de la antigua Unión
    Soviética, a principios de los años 1960.


    Se
    especula también que Gheorghe Gheorghiu-Dej habría sido irradiado, durante una
    reunión en Moscú, precisamente por haber
    tratado de distanciarse de la Unión Soviética. Stefan Barlea nos amplía
    detalles:





    Dej se
    implicaba en la economía. Después de los años 45-46 desempeñó varios cargos en
    la dirección de distintos ministerios importantes. Dirigió, en su calidad de
    primer vicepresidente del gobierno, las comisiones de estabilización para la
    recuperación económica, y paulatinamente, nombraría en el gobierno a personas
    que integraban la oficina política del partido. Dej ejercía un doble control
    sobre el gobierno, y entre los años 1952 y 1955, condujo él mismo el gobierno.
    En aquel período presentaron sus renuncias tres ministros importantes, de Finanzas,
    Vasile Luca, de Exteriores, Ana Pauker y del Interior, Teohari Georgescu. De
    esta forma, Dej alcanzó dos objetivos a la vez: eliminó a los adversarios incómodos tanto de la
    dirección del partido como del gobierno. Prácticamente asumió la dirección del gobierno, proponiéndo
    al primer ministro Petru Groza, para el cargo de presidente de la Gran Asamblea
    Nacional



    Decía
    Stefan Barlea que antes de morir, Gheorghe Gheorghiu-Dej no nombró a nadie en calidad de sucesor suyo, pero que el que
    iba a ser el futuro líder, Nicolae Ceaucescu, era su favorito





    La
    población sabía que Dej estaba enfermo y que había sido operado de un pólipo en
    la vejiga urinaria, pero se desconocía
    el estado de gravedad. Tal vez supiesen algo personas de su entorno. Un mes y
    medio antes de la muerte de Dej, tuvimos una reunión de la Ofinica del Comité
    Central de la Unión de la Juventud Obrera y Ceuacescu se veía sumamente
    fatigado. Nosotros habíamos preparado un informe, Ceaucescu nos escuchó muy
    poco y luego nos habló, en escasas palabras, del papel de la organización de
    juventudes y de la importancia que ésta tenía como reserva del partido. Sus
    palabras nos parecían un llamamiento normal, pero inmediatamente después de la
    muerte de Dej comprendimos a qué se había referido: solicitaba respaldo para
    llegar al frente del partido. Y todos nosotros, antes del anuncio oficial,
    estábamos convencidos de que sólo Ceaucescu podría reemplazar a Dej. Y así
    ocurrió en realidad.



    El 19
    de marzo de 1965, Dej falleció en Bucarest y fue sucedido por Nicolae Ceaucescu.
    Hace 50 años, la dirección comunista rumana cambiaba de líderes, pero no del
    estilo de gobernar.