Tag: pasado

  • Club Cultura: El espectáculo teatral «Horror Vacui»

    Club Cultura: El espectáculo teatral «Horror Vacui»

    El evento teatral de mayor duración mundial tuvo lugar en Bucarest, del 15 al 22 de febrero de este año, en la Galería de Arte Galateca, en el centro de Bucarest.

    En total fueron 7 días, las 24 horas del día, y contó con 505 actores (3 actores por hora) y 505 textos sobre el vacío y el abandono; el proyecto se titula Horror Vacui (traducido como fobia al vacío), y acaba de tener su estreno teatral mundial tras contar con el apoyo del Museo del Abandono y de Papercuts (iniciativa para el cambio cívico).
    Esta representación teatral pretendía mediar emocionalmente y al mismo tiempo hacer un llamamiento al reconocimiento de una parte del pasado traumático de Rumanía: el abandono de niños en nuestro país y la historia de este fenómeno en los periodos comunista anterior a 1989 y poscomunista. Más de un millón de niños fueron abandonados durante el régimen comunista, convirtiéndose en víctimas del sistema que los convirtió en «hijos de nadie».

    Se trata, entonces, de una propuesta para fomentar el cambio social a través de una mayor resiliencia cultural y cívica. El actor, dramaturgo e iniciador del proyecto Horror Vacui, Alexandru Ivănoiu, nos habló de su inspiración:

     

    «Es una pregunta que me hacen mucho últimamente, y parece que cada día de actuación encuentro una nueva respuesta. Hoy me he dado cuenta de que también he creado esta representación para que mis compañeros actores pudieran estar más juntos, más unidos, para llegar a vernos más allá quizá de algún tipo de diferencias estéticas o políticas entre nosotros. También tenía curiosidad, creo, por saber si podríamos reunir a más gente, al menos a 500 personas, en torno a un proyecto, en torno a una idea. Esto en un momento en el que me parece tan fácil encontrar diferencias y aún más fácil convertir esas diferencias en razones de peso para no estar con alguien o para evitar a alguien en el trabajo. Y creo que, claro, como hay toda esta dimensión del abandono explorada en cada historia y como exploramos lo contrario del abandono, creo que así es como nosotros, como artistas, también exploramos nuevos formatos y momentos en los que es más importante lo que hacemos juntos que lo que hacemos individualmente».

     

    Los textos utilizados en el evento-performance Horror Vacui se basan en testimonios e historias archivadas por el Museo del Abandono o en textos de autores contemporáneos. Esbozan una meditación colectiva sobre el reconocimiento del pasado y la reconstrucción del futuro. Además, esta iniciativa pretende crear un espacio íntimo y permanente de diálogo para encontrar soluciones. Alexandru Ivănoiu nos habla de los antecedentes de este proyecto:

     

    «Podemos hablar de un mínimo de 253 ejemplos, testimonios, fotografías, materiales, en una palabra, aquello que el Museo del Abandono nos cedió para incluir en Horror Vacui, con el resto de los elementos en los que basamos esta performance que consiste en textos escritos por autores contemporáneos, textos donados y testimonios recibidos de otras ONG u otros actores sociales y culturales que están luchando contra el abandono. Así que fue un despliegue de fuerzas más allá de contar con los 505 actores. Y en relación a los textos, aprovechamos para dar las gracias y estamos profundamente agradecidos al Museo del Abandono, porque basándonos en su trabajo de archivo pudimos crear la nueva vida de esta representación».

     

    ¿Cuáles fueron los mayores retos a los que se enfrentó el proyecto?

     

    «Los principales retos, evidentemente, estuvieron relacionados con la programación. Es muy difícil encajar los programas de 500 actores, y muy a menudo hay, por la grandeza de este proyecto, una cantidad limitada de tiempo, pero al mismo tiempo, la paradoja es que no creo que hubiera habido un mejor momento para llevarlo a cabo. Así que conseguir 500 actores en dos meses resultó complicado, pero no imposible».

     

    Alexandru Ivănoiu, iniciador del proyecto Horror Vacui, nos cuenta cuál era el objetivo de los organizadores:

     

    «Lo que queremos conseguir con este empeño es ante todo, por supuesto finalmente, un cambio legislativo. Que haya una comisión que documente e investigue los actos de abuso contra los niños institucionalizados desde 1966 hasta el 2007, que es algo que nosotros, Papercuts y el Museo del Abandono y varias ONG del sector estamos pidiendo formalmente. Queremos investigar para tener un acta que nos diga claramente cuántos, quiénes y cómo. Porque creemos que solo a partir de este hecho podremos generar cambios. Y hasta que haya recompensas, otros cambios o medios punitivos, creo que un reconocimiento es el mayor paso hacia la curación y es algo que resulta tan sencillo de hacer».

     

    Alexandru Ivănoiu también nos habló de quienes participaron en la realización del proyecto teatral y de la reacción del público ante el proyecto Horror Vacui:

     

    «En general, la gente que ha participado en el proyecto ha respondido muy positivamente. Quiero decir que hemos disfrutado de una red de voluntarios y actores de mente abierta, que han transmitido información, también han hablado bien de la idea y creo que a su vez son mensajeros junto con nosotros de la misión que tenemos. La reacción del público es muy agradable. Creo que lo más edificante es que tenemos audiencias a las 5 de la mañana, a las 4 de la madrugada. La gente se levanta para ver a sus amigos, familiares, colegas y luego se queda a ver a otros. Y durante la noche se actúa. Se crea una pequeña comunidad, que es algo especial».

     

    Versión en español: Antonio Madrid

  • Relaciones diplomáticas entre Rumanía y Japón

    Relaciones diplomáticas entre Rumanía y Japón

    Hasta el siglo XX, cuando la globalización lo acercó todo, las personas tenían una atracción natural hacia sus parientes más lejanos. Querían conocer sus costumbres, aprender su idioma y conocer sus mentalidades.

    Rumanos y japoneses se conocen formalmente desde hace unos 125 años, los escritos del viajero rumano Nicolae Milescu Spătarul sobre los japoneses en la segunda mitad del siglo XVII son de una época en la que el movimiento de personas era limitado.

    A principios del siglo XX, más precisamente en 1902, el embajador japonés inició contactos en Viena con la parte rumana y expresó su deseo de que se establecieran relaciones bilaterales entre los dos países. Ese año se firmó un tratado comercial que constituiría la base legal para el desarrollo de la relación. Al estallar la Primera Guerra Mundial, Rumanía y Japón estaban en el mismo lado de las trincheras, en la alianza de la Entente. En agosto de 1917, Rumanía abrió su representación diplomática en Tokio, mientras que Japón hizo lo mismo en Bucarest cinco años después, en 1922. Entre 1922 y 1927, cerraron la legación rumana en Tokio debido a los recortes presupuestarios, pero después de 1927, cuando se reabrió la legación rumana, las relaciones funcionarían ininterrumpidamente hasta septiembre de 1944. En la Segunda Guerra Mundial, Rumanía y Japón volvieron a ser aliados, esta vez dentro del eje Roma-Berlín-Tokio.

    Después de la guerra, las relaciones se reanudaron en 1959 y Ion Datcu fue nombrado embajador de Rumanía en Japón en 1966. En 1994, entrevistado por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Datcu recordó que cuando llegó a la emisora no encontró a muchos funcionarios japoneses que supieran mucho sobre el país del que procedía.

    «En relación con Rumanía, me sorprendió el escaso conocimiento que había en los círculos parlamentarios, incluso entre los miembros del Gobierno. Sabían muy poco y recuerdo que, en ese momento, cuando estábamos discutiendo ciertos problemas, incluso europeos, no podían entender el hecho de que tuviéramos posiciones diferentes a las de la Unión Soviética. Veían esta parte de Europa como un bloque monolítico. De hecho, esto no era solo algo japonés, encontré lo mismo en los Estados Unidos. Pero quiero decir que los empresarios, en cambio, sabían, tenían intereses. Visitamos muchas empresas, ya estábamos comprando barcos, estábamos construyendo barcos, también bauticé algunos buques de carga de minerales y también se compraron barcos de pesca. Incluso las grandes empresas de equipos electrónicos estaban prospectando el mercado. Me di cuenta de esta diferencia interesante entre los políticos y los empresarios. Había una gran discrepancia».

    Pero Ion Datcu iba a tener una gran sorpresa en el encuentro con el soberano japonés.

    «El emperador Hirohito era un hombre extraordinariamente agradable, más allá de su aura de misticismo, era un hombre extremadamente cálido y cercano. Y me sorprendió mucho que el emperador supiera más sobre Rumanía que los miembros del gobierno en ese momento. Empezó a hablarme del delta del Danubio y era un gran especialista en fauna, sobre todo en peces. Y él realmente me enseñó esto, tenía algunos libros, y entonces le prometí “Su Majestad, haré todo lo que pueda” y cuando me fui de vacaciones traje algunos libros que encontré, con mapas del delta del Danubio, y se los di. Y siempre me preguntaba ¿cuánto durará este paraíso en Europa?” Y se me ocurrió la idea, le dije “tal vez pueda venir a ver el Danubio, el delta del Danubio y el mar Negro”, área que consideraba de gran interés para sus estudios. Probablemente había estudiado biología y se había instruido sobre varios animales acuáticos».

    Las relaciones rumano-japonesas estuvieron dominadas por cuestiones económicas. Ion Datcu llegó a decir que los japoneses habían inventado un nuevo tipo de diplomacia, la económica.

    «Mi mandato en Bucarest fue, de hecho, casi enteramente económico. En ese momento, teníamos la idea de modernizar una serie de capacidades industriales, entre ellas la fábrica de aluminio. Recuerdo que lo hicimos con una empresa, Marubeni, hicimos una flota, y estábamos tratando de exportarnos y hasta logramos exportar palanquillas a un país que producía acero de ciertos tipos y tamaños, producían rodamientos y muchos otros productos, hasta recuerdo una pasta de huevo. No era un interés político muy grande desde el punto de vista del gobierno rumano. En ese momento, Japón era un interés económico, y desde el punto de vista japonés fue el período de florecimiento de la llamada diplomacia económica. Inauguraron la diplomacia económica. Para mí, que había estudiado mucho estos aspectos, tenía la impresión de que la diplomacia económica no se puede hacer al margen de la política, al margen de los factores militares y demás, como es normal. La verdad es que los japoneses, de hecho, han desarrollado y refinado la diplomacia económica. ¿Qué significaba esto? Sus prioridades de política exterior y diplomacia fueron establecidas, aparte de los Estados Unidos, por el área vecina y en otros lugares, de acuerdo con los intereses económicos».

    Rumanía y Japón, dos países muy distantes entre sí, ya tienen una tradición centenaria de contactos bilaterales. Es una tradición que los mantiene unidos a través del pasado, pero también a través de los valores del presente.

    Versión en español: Mihaela Stoian