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  • Retos al mañana: Los principales desafíos en 2025

    Retos al mañana: Los principales desafíos en 2025

    La guerra en Ucrania, la situación en Oriente Medio, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las elecciones en Francia, Alemania y Polonia son acontecimientos que marcan el año 2025.
    Un año en el que la Unión Europea, convencida durante mucho tiempo de que una gran guerra no es posible en Europa, debe seguir dando respuestas adecuadas. Constituida como una entidad de gestión de la paz, la UE se está enfrentando a una dura realidad desde 2022 con el estallido del conflicto en Ucrania por parte de la Federación Rusa. Un conflicto que dura ya casi tres años y que no se sabe cuándo ni cómo terminará. Ha sido la conmoción de un continente que se da cuenta de que una gran guerra es posible en su territorio, afirma el profesor universitario Dan Dungaciu.

    ¿Qué ha aprendido Europa hasta ahora? En particular, que las relaciones, la interacción, los contactos, las conexiones económicas producen la paz. La UE se estableció después de la Segunda Guerra Mundial a través de la cooperación económica de Francia y Alemania, embrión de la posterior UE, cuando la interconexión generaba paz y seguridad. Sin embargo, todo lo que la Unión conocía hasta el estallido de la guerra en Ucrania se fue por el retrete, considera el profesor Dungaciu.

     

    «Las conexiones ya no significan paz, las relaciones económicas ya no conducen a la seguridad. Por el contrario, las conexiones, la conectividad, las interacciones pueden producir guerra. De ahí la separación de la Federación Rusa, luego de China y así sucesivamente. El gran reto de la Unión Europea es que debe reinventarse en su propia sustancia. El segundo desafío, que es menos visible, es que la UE, que se creó como un proyecto posnacional –no necesariamente antinacional, sino posnacional– se está despertando en una realidad que es agudamente nacional, a través de la guerra en Ucrania. Porque la resistencia de Ucrania a la agresión de la Federación Rusa es, ante todo, una resistencia nacional. Ucrania se está reinventando, encontrándose a sí misma, desarrollándose y así por el estilo. Por lo tanto, he aquí dos grandes retos que la Unión debe gestionar, de una forma u otra. La medida en que sea capaz de gestionarlos, obviamente, medirá la capacidad de la UE para continuar este proyecto que comenzó hace mucho tiempo, pero que hoy, quizás, se enfrenta a su mayor reto».

    Hacia finales de 2024, la guerra en Ucrania ha entrado en cierto modo en un cono de sombra como consecuencia de los acontecimientos en Oriente Medio, incluida la caída del régimen de Assad en Siria. Una victoria política estratégica para Israel, afirma el profesor universitario Dan Dungaciu:

     

    «Básicamente, la caída de Siria hoy significa una gran desventaja para el Estado iraní, que de alguna manera está despojado del corredor más importante a través del cual alimentó a su representante más poderoso, a saber, Hezbolá. Entonces, ¿qué significa esto? Significa que asistiremos, desde el momento en que la Casa Blanca se acerque a este expediente, aunque probablemente el primero sea el ucraniano, asistiremos a un rediseño de todo Oriente Medio. Porque lo que pasó en Siria obviamente no se quedará en Siria. Lo que sucederá en sí mismo con este país, desde muchos puntos de vista una construcción casi artificial, está por verse, pero está claro que de Siria vienen rayos estratégicos extremadamente importantes. Uno que se dirige a Turquía, otro a Irán, otro a Israel y así sucesivamente, y todos ellos tendrán que organizarse de una forma u otra. No pueden hacerlo desde adentro. La administración Trump tendrá que tratar de establecer un rumbo para los desarrollos futuros de alguna manera».

    Estamos ante una situación extremadamente complicada, pero que al final debemos seguir en este 2025, porque será una de las más importantes. Aunque no sean muy visibles, los grandes cambios que están ocurriendo hoy en Oriente Medio no tienen precedentes, añade Dan Dungaciu:

     

    «Será muy interesante cómo la administración estadounidense de Donald Trump intentará acercarse a Oriente Medio, involucrándose allí, pero no para entrar, no para estar presente militarmente en esa región. Porque, si algo teme Donald Trump al comienzo de su administración, es no quedar atrapado en una guerra, la receta del fracaso para un Donald Trump que solo tiene un gran proyecto, convertirse en el mejor presidente estadounidense, al menos en los últimos cien años».

    Volviendo a Europa, un gran desafío sigue siendo la guerra informática y cibernética librada por Rusia, una guerra híbrida que alimenta la corriente extremista. En 2025 habrá elecciones decisivas en Europa: en Francia, en Alemania, elecciones presidenciales en Polonia, todas ellas con mucho en juego, recuerda Dan Dungaciu. Además, el profesor llama la atención sobre el hecho de que el mayor peligro para la seguridad es la creación de un entorno en el que la propaganda de la Federación Rusa se ponga de moda y se extienda. No la propaganda en sí, sino el entorno que se establece en ciertas sociedades, insiste el profesor universitario Dan Dungaciu, quien considera que ese fue el gran fracaso de la corriente principal europea y cree que a partir de ahí se deberá comenzar la reevaluación del espacio público europeo para estar más protegidos contra la injerencia evidente de la Federación Rusa.

     

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • Se cumplen 35 años de la caída del Muro de Berlín

    Se cumplen 35 años de la caída del Muro de Berlín

    La caída del Muro de Berlín hace 35 años fue un estímulo para los rumanos en su lucha por la libertad, y la eliminación del Telón de Acero hizo posible que Rumanía se reincorporara a la familia de las democracias europeas, declaró en Berlín el presidente Klaus Iohannis.

    De visita en Alemania, el jefe del Estado pronunció un discurso en el Parlamento Federal durante una ceremonia organizada con motivo del Día en Recuerdo de las Víctimas de la Guerra y la Dictadura. Destacó que Rumanía era un país libre desde hacía 35 años, tras la revolución de diciembre de 1989.

    En su discurso en el Bundestag, recordó que, tras la Segunda Guerra Mundial, los valores democráticos europeos y el modelo económico europeo han sido fuente de inspiración para los socios internacionales. Sin embargo, advirtió de que, por desgracia, el temor «de los regímenes totalitarios al atractivo de los valores europeos» había llevado a percibir a la Unión como «una amenaza», subrayando que Rumanía había advertido desde el principio del riesgo que suponía para la seguridad de Europa la agresividad de los regímenes dictatoriales. Klaus Iohannis:

    «Por desgracia, los mecanismos de propaganda y desinformación vuelven a extenderse hoy en día, porque los regímenes dictatoriales se basan en el hecho de que una mentira contada con suficiente frecuencia se convierte en verdad. Vemos esta escandalosa realidad en la agresión de Rusia contra Ucrania. Apoyamos al pueblo ucraniano, que ha resistido valiente y heroicamente la invasión dictada por el Kremlin, desafiando la fuerza y la brutalidad del imperialismo ruso. El apoyo de nuestros Estados y de la comunidad internacional es vital para garantizar finalmente una paz justa y duradera, en plena conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho internacional».

    Estos riesgos, afirma Iohannis, son también una razón importante por la que abogamos por reforzar la capacidad de resistencia de la República de Moldavia, el país más afectado por esta guerra después de Ucrania. «También seguimos firmemente comprometidos junto a Ucrania y la República de Moldavia en el camino hacia la adhesión a la Unión Europea», subrayó el presidente.

    Según el jefe del Estado rumano, preservar la memoria de las víctimas de la guerra y el totalitarismo, así como de los perseguidos por su fe, por su búsqueda de la verdad y la libertad, es «un deber y una forma de justicia. Debemos tener siempre presente que olvidar el pasado conduce a repetir los errores de la historia o a perpetuar la injusticia. Este olvido es un peligro creciente», añadió Iohannis. Asimismo, expresó su admiración por el cuidado con el que el Estado alemán sabe garantizar que la historia sea conocida adecuadamente, especialmente por las generaciones más jóvenes. Añadió que «también en Rumanía estamos haciendo serios esfuerzos para que los jóvenes aprendan en las escuelas los errores del pasado y sean conscientes de ellos, para no repetirlos».

    Por otra parte, Klaus Iohannis aseguró a Alemania que seguirá encontrando en Rumanía un socio profundamente comprometido con los valores europeos, «dispuesto a trabajar para reforzar la Unión Europea y garantizar que estos valores de libertad y democracia sean protegidos y aceptados, tanto en la vecindad como a escala mundial».

    Versión en español: Antonio Madrid

  • República de Moldavia, final crucial

    República de Moldavia, final crucial

    El 3 de noviembre, los moldavos elegirán entre la proeuropea Maia Sandu, que se presenta como su propia sucesora, y el prorruso Alexandr Stoianoglo, respaldado por los socialistas. Sandu, favorita de los cancilleres occidentales, ganó la primera vuelta el 20 de octubre con más del 42% de los votos, mientras que Stoianoglo quedó segundo con el 26%. La mayoría de los analistas ven la votación del domingo como un asunto de todo o nada: la guerra de Rusia contra el régimen de Kiev ha dejado al pequeño Estado entre Ucrania y Rumanía enfrentado a múltiples crisis – energética, económica y, no menos importante, una profunda crisis de seguridad – y no hay tiempo para dar mal pasos si Chisinau realmente desea el desapego definitivo de su pasado de vasallaje hacia Moscú y unirse a la familia europea.

    Oleksii Arestovich, antiguo asesor del jefe de Estado ucraniano Volodimir Zelenski, advertía recientemente de que la República de Moldavia se vería arrastrada a la guerra si el candidato prorruso ganaba las elecciones presidenciales y, además, que el país podría convertirse en una avanzada rusa para atacar a Ucrania y Rumanía si las elecciones legislativas del año que viene dan como resultado un Gobierno próximo a Rusia. Por ello, instó a los moldavos a votar al candidato proeuropeo.

    El domingo, Maia Sandu se enfrentó a Alexandr Stoianoglo en un debate televisivo, acusándole de ser el hombre de Moscú y de permitir que los oligarcas moldavos huyeran del país mientras él era fiscal general de la República. De hecho, Maia Sandu destituyó a Stoianoglo del cargo. Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales y el referéndum sobre la integración europea, que pasó por poco, contrariamente a las expectativas optimistas, Maia Sandu acusó a grupos criminales de interferir en el proceso electoral, actuando supuestamente junto a fuerzas extranjeras hostiles a los intereses del país. Las elecciones presidenciales y el referéndum estuvieron bien organizados, pero la campaña electoral estuvo marcada por la injerencia extranjera y la desinformación, señala el informe de la OSCE.

    También la misión de observación del Instituto Republicano Internacional, una organización no gubernamental estadounidense, señaló importantes injerencias extranjeras en el proceso electoral, manifestadas a través de la compra de votos, la manipulación masiva, la propaganda y la falsificación. Moscú negó categóricamente cualquier injerencia en las elecciones y el referéndum.

    Para la ronda decisiva de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, es importante cómo se posicionen los candidatos eliminados tras la primera vuelta. El líder del partido populista Nuestro Partido, Renato Usatii, que quedó tercero, ha anunciado que no apoya a ninguno de los candidatos. Como era de esperar, los prorrusos instaron a sus partidarios a votar contra Maia Sandu, bajo cuyo mandato se concedió a la República de Moldavia el estatus de candidato a la UE y se iniciaron las negociaciones de adhesión.

     

  • Pro Memoria: El periódico La Chispa

    Pro Memoria: El periódico La Chispa

    Una de las fuertes armas de la propaganda del régimen comunista fue la prensa. La libertad de expresión y de prensa es un derecho reconocido en el siglo XVIII, adoptado formalmente como universal en el artículo XI de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Pero los regímenes totalitarios, comunistas y fascistas han desfigurado este derecho convirtiéndolo en un medio de silencio.

     

    En los regímenes de los partidos comunistas en los países de Europa Central y Oriental, toda la prensa giraba en torno a la ideología. Pero los partidos también tenían sus propios periódicos, sus voces oficiales, a través de los cuales se expresaba la esencia del régimen. En la Unión Soviética había, y sigue existiendo en la Rusia de hoy, el periódico Pravda o Verdad de 1912. En la Bulgaria comunista apareció Rabotnichesko Delo o Actos de los obreros. En Checoslovaquia, el partido se expresaba a través de Rudé Právo o Justicia Roja, que apareció hasta 1995. En la antigua República Democrática Alemana, Neues Deutschland o Nueva Alemania comenzó a publicarse en 1946, y continúa hasta el día de hoy. En la antigua Yugoslavia se publicó Borba o La Lucha, imprimida hasta 2009, pero reapareció episódicamente. En Polonia, Trybuna Ludu o Tribuna del Pueblo se pudo leer entre 1948 y 1990. Y en Hungría, el mercado de la prensa estuvo dominado por Szabad Nép o Gente Libre entre 1942 y 1956, y Népszabadság o Libertad del Pueblo entre 1956 y 1956. En Rumanía, el Partido Comunista Rumano se dirigía a la sociedad a través del periódico La Chispa.

     

    Fundado en 1931, cuando el PCR era un partido ilegal en Rumanía porque luchaba por el desmembramiento del país, La Chispa apareció de vez en cuando hasta 1940. Había tomado su nombre de Iskra o La Chispa, el periódico de Lenin en el exilio, publicado entre 1900 y 1905. La Chispa aparece legalmente por primera vez el 21 de septiembre de 1944, después de que el Ejército Rojo ocupara Bucarest el 30 de agosto e impusiera el régimen comunista en toda Rumanía hasta 1947. El Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana lo entrevistó al crítico de arte Radu Bogdan en 1995. Nacido en 1920, el joven Bogdan era simpatizante comunista y había tenido encuentros esporádicos con los miembros del Partido Comunista Rumano durante los años de la guerra. Se volvió activo inmediatamente después de la invasión soviética y en 1995 recordó frente al micrófono cómo había participado en el restablecimiento del periódico del partido.

     

    «¿Cómo empezó La Chispa? Fueron cinco los encargados por el partido de poner en marcha la primera edición. Matei Socor estaba a la cabeza de los cinco: estaban Pavel Chirtoacă, el ingeniero Salomón, Radu Mănescu y Iosif Ardelean, que más tarde trabajaría en la censura. Así que con estos cinco empezamos, el ingeniero Salomón teniendo tareas administrativas. En ese momento, en mi cabeza rondaba la idea de que quería ser periodista, pero no sabía cómo empezar. Al enterarme de que Radu Mănescu iba a fundar un periódico, me presenté y le pregunté si podía unirme, porque quería hacer periodismo. Así que me invitaron a sentarme y hacer trabajo voluntario. Era el llamado período romántico, el de los ideales. Les puedo decir que hice una corrección. Mirel Ilieşiu era un compañero mío y además director. Así que puse un pie allí desde la primera edición del periódico La Chispa».

     

    En las páginas de los periódicos, los intelectuales comunistas idealistas, los oportunistas más antiguos o los más nuevos, se expresaban con extrema violencia contra la democracia. Uno de ellos, Silviu Brucan, que sobrevivió a toda la historia del régimen y también tuvo carrera pública después de 1989, fue uno de los más activos. Radu Bogdan recordó la actividad alerta que tenía la prensa en aquellos años, especialmente la de La Chispa dirigida por el sociólogo Miron Constantinescu.

     

    «Matei Socor estuvo al mando de La Chispa solo un día. Después de eso, Matei fue trasladado a Radio y se convirtió en gerente general. Pocos días después de las primeras ediciones de La Chispa llegó Miron Constantinescu que acabó de salir de la cárcel. A menudo trabajábamos por la noche en La Chispa. Dormí con él los primeros días en el mismo colchón, en el suelo, allí no había camas. La primera redacción del periódico La Chispa funcionaba en el edificio del antiguo periódico La Luz de Pamfil Şeicaru. Yo también era el guardaespaldas de Miron Constantinescu en ese momento, como esos espantapájaros en el campo que no son reales porque yo no iba armado. Pero él iba todos los días a la Confederación General del Trabajo y no quería parecer que caminaba solo por la calle y entonces siempre me llevaba para que le acompañara. Me veía así, bastante fuerte, era alto. No tuve que enfrentarme a ningún ataque. Pero durante unos meses fui como su sombra».

     

    Durante los siguientes 40 años, La Chispa fue lo que fueron sus hermanas, una simple oficina de propaganda que ocultaba las carencias materiales y las violaciones brutales de derechos a las que se enfrentaban los rumanos. A lo largo de los años, importantes nombres de la ciencia y de la cultura rumana han publicado en el periódico, la lista de colaboradores siendo una larga. Para la posteridad, el caso de La Chispa es un ejemplo de cómo la prensa no debe serlo.

    Versión en español: Mihaela Stoian

  • La guerra de la información, cada vez más sofisticada

    La guerra de la información, cada vez más sofisticada

    «Nos encontramos en un contexto tectónico, en el que además se avecina un año electoral. El conflicto que nos rodea nos obliga a tomar medidas de precaución en caso de un desarrollo inesperado». La valoración pertenece al profesor universitario Iulian Chifu, experto en seguridad y relaciones internacionales, que hizo un análisis del contexto geoestratégico en Radio Rumanía, en el que también habló de la guerra de la información.

     

    Debido a que las guerras ya no se libran solo en el frente de batalla clásico, en el plano físico, sino cada vez más en el plano informativo, los enfrentamientos de los ejércitos modernos tienen lugar predominantemente en el plano de la inteligencia y la psique humana. Componente de la guerra híbrida, pero también instrumento por derecho propio, «la guerra informativa es la creación de realidades alternativas pervirtiendo la verdad objetiva ‒basada en datos, hechos y argumentos contundentes‒ y tergiversándola mediante una combinación de elementos, hechos y trozos de verdad seleccionados, interpretados, combinados con razonamientos alterados mediante el uso de silogismos, sofismas, propaganda, interpretación forzada, todo ello relleno de una multitud de mentiras», explicaba, hace algún tiempo, en un análisis realizado para el periódico Adevărul, el profesor Iulian Chifu.

     

    El objetivo general y principal de la guerra de información es determinar, controlar o al menos alterar las decisiones estratégicas, de política exterior, seguridad y defensa, pervertir o dificultar los instrumentos destinados al componente militar de un Estado, y las herramientas utilizadas, dice el analista, son una combinación de narrativas, ideas alternativas, sembrar dudas, promover y validar lo más creíble posible mentiras que entran en el subconsciente como percepciones de la verdad, interpretaciones exageradas y dirigidas, exageraciones, manipulación, desinformación. ¿Están preparados los rumanos para la guerra de la información? El profesor universitario Iulian Chifu:

     

    «Hicimos una evaluación, hace relativamente poco, de la situación de la guerra de la información. En primer lugar, hay que dejar muy claro que este debate sobre las fake news, sobre las falsedades, sobre las distorsiones, sobre la desinformación en el entorno público ha marcado una gran diferencia. El rumano medio conoce muy bien y puede reaccionar correctamente ante este tipo de influencias, sospecha, sabe que puede ser una falsificación, mira dos veces de dónde vienen las noticias, hace preguntas; estamos hablando del rumano medio. Porque la conjetura del espacio público actual de los medios sociales nos dice que hay dos componentes. El primero es que hay audiencia para la más horrible de las mentiras, la más obvia de las mentiras, y eso tiene audiencia. La segunda conjetura es que cualquiera, incluso el individuo mejor preparado, puede ser víctima de noticias falsas, es más, con su propia legitimidad puede multiplicarlas, creyéndolas verdaderas. ¿Por qué? Porque el espacio informativo se ha enriquecido tanto que no tienes tiempo de comprobar, de documentar cada cosa que lees, que ha pasado ante tus ojos, de la que te has enterado en diferentes coyunturas, y tiendes a hacer esta multiplicación».

     

    La guerra de la información utiliza tres niveles de acción distintos, explica Iulian Chifu: el primer componente se refiere a la alteración del espacio público de un objetivo, implicando en el ámbito mediático, Internet y las redes sociales, pero también en otros niveles más sutiles, una inyección de propaganda, manipulación y desinformación difícil de probar. El segundo elemento, el lobbying, las Relaciones Públicas, si hablamos de una empresa o una personalidad, o la diplomacia pública, si hablamos de un Estado. Aquí, el dinero se utiliza para conseguir personas creíbles que defiendan las tesis expuestas por el pagador con el objetivo de influir en los responsables de la toma de decisiones a través de ideas puestas en la palestra pública. El tercer nivel está relacionado con las operaciones psicológicas elaboradas, en las que cuenta la información difundida, pero sobre todo el efecto creado por la información en el público objetivo. Se trata del nacimiento y creación o acentuación de temores, de la creación de emociones colectivas, de la preparación del público para reaccionar ante futuros acontecimientos con una fórmula dirigida, preparada y previamente sopesada. ¿Hasta qué punto ha avanzado la guerra de la información? De nuevo, el profesor universitario Iulian Chifu:

     

    «Ya hemos llegado a la sexta generación de guerra de información. Las tres primeras iban dirigidas como grupo, a grupos en su conjunto, sin refinar, las tres últimas ya van dirigidas individualmente, según tipologías, preferencias, pero individualmente, son temas preparados. Las dos últimas, la quinta y la sexta generación, ya se relacionan con la cognición, con el conocimiento, ya se relacionan con valores, con cosas fundamentales. La quinta generación, por ejemplo, tiene la capacidad de hacer que un hombre, un individuo que es el objetivo, no crea en sus propios sentidos, en la vista, en el oído, acaba a partir de esta guerra de información no confiando en la percepción directa de los sentidos. La sexta generación es el famoso hackeo de las mentes, es decir, hackear las mentes, hackear los mecanismos del pensamiento, alterar o dirigir el pensamiento de un individuo. Aquí los objetivos son individuales, las construcciones son individuales. Por supuesto, la sexta generación solo está formulada teóricamente. Putin pidió a sus estructuras de Inteligencia a principios de 2022 que crearan un arma en esta dirección, y el pensador Yuval Harari afirma que ya existe. Hasta el momento no tenemos datos de que exista una herramienta operativa de este tipo, pero, insisto en esto, la instrumentación en la guerra de la información es cada vez más sofisticada y nuestra capacidad para discernirla y enfrentarnos a ella cuando nos convertimos en objetivos es cada vez menor».

     

    Sin embargo, el mundo ha inventado fórmulas de reacción, explica el experto en seguridad y relaciones internacionales Iulian Chifu. Incluso en Rumanía hay un área de seguridad de la que se encargan los servicios de inteligencia, el área de seguridad tiene las herramientas necesarias, concluye.