Tag: sarmale

  • Desde Rumanía hacia el mundo: ¡Celebramos la Nochevieja!

    Desde Rumanía hacia el mundo: ¡Celebramos la Nochevieja!

    Celebramos la Nochevieja y cada zona de nuestro país tiene platos específicos para la mesa festiva, pero la carne de cerdo es el elemento común de las tradicionales mesas rumanas. De hecho, en Rumanía, matar el cerdo es un ritual que se mantiene desde la antigüedad y se transmite de generación en generación.
    Las tradiciones culinarias rumanas son un elemento esencial del patrimonio cultural del país, estando estrechamente vinculadas a su historia, valores y creencias. Durante las Fiestas de invierno, todas las familias se reúnen alrededor de la mesa para disfrutar de platos tradicionales, que no sólo son deliciosos sino también llenos de simbolismo. La mayoría de los rumanos respetan estas tradiciones, lo que demuestra lo profundamente arraigadas que están en la cultura rumana.
    Las delicias tradicionales rumanas que enriquecen la mesa de Navidad y Año Nuevo son muy diversas. Cada plato tiene su propia historia, que refleja las costumbres y tradiciones locales.
    Los platos más importantes presentes en las mesas de fiesta de los rumanos son: aperitivos, sarmale, embutidos (piftia), ensalada boeuf, salchichas caseras y postres.

     

     

    Con diferencia, el plato tradicional más famoso en la mesa navideña y de Año Nuevo es el sarmale en todas las zonas del país. Al mismo tiempo, con motivo de la Natividad de Dios, en las mesas de los rumanos se pueden encontrar cerdo asado, salchichas y ensalada boeuf.
    Como en todas partes del país, en Moldavia los sarmales también ocupan un lugar de honor en la mesa navideña. También son indispensables en esta zona la piftia (frialdad), los embutidos de cerdo, las carnes ahumadas, los caltabos y el vino tinto. Algo más específico de la zona son los prjoales, una especie de albóndigas que los moldavos sirven con orgullo a sus invitados en Navidad.

    Entre todos los postres modernos, el cozonac sigue siendo una tradición en las mesas navideñas rumanas. Este postre tradicional es una especie de pan dulce con nueces, cacao, pasas o delicia turca, que se prepara en los hogares rumanos con mucho cariño y paciencia. El cozonac se puede acompañar con una copa de vino caliente, creando así una combinación perfecta de sabores. ¡Ni hablar del inconfundible aroma del bollo recién salido del horno!
    Una de las supersticiones más famosas dice que la primera persona que cruce el umbral de la casa el primer día del Año Nuevo influirá en el año que acaba de comenzar. Se dice que si la primera persona en entrar a la casa es un hombre, entonces tendrás un año de suerte, pero si la mujer entra primero a la casa, el Año Nuevo será de mala suerte. Otra superstición de Nochevieja es que tanto el último día del año como el primer día del Año Nuevo es recomendable no gastar ni tirar nada fuera de casa, ni siquiera la basura, porque con ella tirarás lejos tu y suerte en la casa. Se dice que en Año Nuevo no es bueno tener deudas. De lo contrario, seguirás endeudado durante todo el año. La superstición de Año Nuevo dice que en Nochevieja es bueno tener dinero en el bolsillo, así atraerás la suerte a tu lado. La superstición dice que quien duerme la noche de Año Nuevo tendrá sueño todo el año. Otra superstición de Nochevieja es que no es bueno comer aves de corral en Nochevieja, ya que trae mala suerte. El primer día del Año Nuevo no lave ni barra, porque estas cosas pueden empobrecer la casa.
    El 2025 nos espera con nuevos comienzos y nuevas oportunidades.
    No hay nada más valioso que la amistad. ¡Os deseamos un 2025 lleno de nuevas experiencias, amor y éxito!

  • Sabores de Navidad en Rumanía, un festín de tradiciones y delicias

    Sabores de Navidad en Rumanía, un festín de tradiciones y delicias

    La Navidad en Rumanía es un momento especial para compartir en familia, y como en muchas otras culturas, la comida juega un papel crucial en estas celebraciones. Durante estas fiestas, las mesas se llenan de platos tradicionales que reflejan la diversidad de la cocina rumana, con influencias de Europa del Este, pero también con toques únicos que hacen de cada comida una experiencia inolvidable. Los rumanos consideran la comida no solo como sustento, sino como una forma de conectarse con sus raíces y tradiciones.

    Comenzamos nuestra jornada culinaria con uno de los platos más representativos: sarmale. Las sarmale son hojas de col rellenas de carne de cerdo y arroz, y a menudo se cocinan con especias como el eneldo. Este plato se sirve en grandes cantidades y, según la región, puede acompañarse de crema agria y polenta. Es un plato que se comparte en familia y se sirve durante toda la Navidad. Otro plato importante es el piftie, una especie de gelatina hecha de carne de cerdo o de res. Es muy popular en las mesas navideñas y se prepara cocinando lentamente las partes menos comunes del cerdo, como los huesos o las patas, para obtener un caldo espeso y gelatinoso. Se sirve frío y, a menudo, se adorna con ajo y hierbas. En muchos hogares rumanos, el piftie es un plato de bienvenida durante las reuniones festivas. Y cómo olvidar el lebăr: un embutido que se elabora con hígado de cerdo, arroz y especias, todo cocido en una tripa de cerdo. Aunque en algunas regiones de Rumanía se sirve durante todo el año, es especialmente popular en Navidad.

    Los acompañamientos también son esenciales en una comida navideña rumana. Uno de los favoritos es la polenta o mămăligă, una masa a base de maíz que se sirve como acompañante de la carne. Su sabor suave complementa perfectamente los platos más fuertes y se sirve tanto caliente como fría. Otro acompañante importante son las jumări, que son trozos de grasa de cerdo frita. Aunque puede sonar simple, su sabor es absolutamente delicioso y es un aperitivo que se disfruta mucho antes o después de la comida principal. Las jumări también se usan en muchos platos tradicionales rumanos, como el sarmale o en ensaladas. El caltaboș es otro embutido típico que no falta en las celebraciones. Este plato consiste en una especie de morcilla o embutido, hecho con carne de cerdo, arroz y especias, todo cocido dentro de una tripa. Se sirve como aperitivo o acompañamiento y tiene un sabor muy característico que forma parte de la identidad culinaria rumana. No podemos olvidarnos de los cârnați o chorizos, que en Rumanía se preparan de manera especial durante la Navidad. A menudo, los rumanos preparan diferentes tipos de chorizos caseros, a veces ahumados, que se cocinan en la parrilla o se sirven fritos. Los cârnați son parte de las tradiciones de Navidad y, como los demás platos, se disfrutan en grandes cantidades durante las festividades.

    Ahora pasemos a lo más dulce de la Navidad rumana: los postres. Uno de los más queridos es el cozonac, un pan dulce relleno de nueces, cacao, pasas y, a veces, frutas confitadas. Se prepara en grandes cantidades y se hornea con cariño, ya que es un plato que requiere tiempo y paciencia. El cozonac se sirve en rebanadas finas y es el acompañante perfecto para una taza de té o café. Otro dulce muy popular es el colaci, una especie de pan trenzado que se elabora con una masa similar a la del cozonac, pero con una textura más densa. Se sirve en la víspera de Navidad y es símbolo de buena suerte y prosperidad para el nuevo año. Como pueden ver, la Navidad en Rumanía no es solo una festividad religiosa, sino también un festín de sabores, texturas y aromas. Los platos tradicionales no solo nutren el cuerpo, sino también el alma, y son una forma de mantener viva la cultura y las tradiciones del país.

    Desde el piftie hasta el cozonac, cada bocado cuenta una historia y cada plato es una muestra de hospitalidad y amor familiar. Si alguna vez tienen la oportunidad de visitar Rumanía en Navidad, no olviden probar estas delicias. ¡Les aseguro que será una experiencia inolvidable! Y para aquellos que ya disfrutan de estas tradiciones, que este año la Navidad sea aún más sabrosa y llena de momentos especiales. ¡Gracias por acompañarnos en esta emisión! ¡Les deseamos una Feliz Navidad llena de alegría, amor y, por supuesto, buena comida!

     

     

     

  • Víspera de Navidad: villancicos y Papá Noel

    Víspera de Navidad: villancicos y Papá Noel

    En Rumanía, cuando decimos vacaciones de invierno, pensamos que todo se va a poner blanco como la nieve y los villancicos complementarán el ambiente de alegría y emoción que uno no puede esperar para oír y recibir.
    Estas canciones muy hermosas, los villancicos, tienen el propósito de anunciar el Nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo .

    Desde la víspera de Navidad hasta la Epifanía, en las calles resuena la voz de los cantantes de villancicos vestidos con trajes tradicionales propios de cada región del país.

    Las Fiestas y costumbres populares, agrupadas en torno al solsticio de invierno (diciembre 20 a enero 7), se denominan genéricamente vacaciones de invierno. Costumbres populares y días festivos que ocurren dentro de un día o de varios días, durante el día o la noche, dedicados a las divinidades, seres humanos, animales, aves, plantas terrestres y fenómenos cósmicos son conocidos y respetados, en algunas zonas etnográficas hasta hoy en día. Prestadas y asimiladas de la cultura greco-romana y los pueblos orientales, creaciones ancestrales y míticas componen un panteón original rumano.

     

     
    En Rumanía, la fiesta más importante de invierno, la Navidad, trae consigo numerosas tradiciones de una belleza extraordinaria y solemne, entre las cuales – los villancicos.
    Todo el mundo recuerda en este período las vacaciones de invierno, cuando el tiempo se dedica a los seres queridos, las costumbres están en la casa y traen toda alegría y sonrisas en los rostros de todos.
    La Navidad también es llamada la fiesta familiar, siendo la ocasión en que abuelos, padres, hermanos, hijos y nietos se reúnen, se hacen regalos, disfrutan de los momentos pasados juntos alrededor de la mesa festiva, con la convicción de que honrando esta festividad tendrán una año más rico y feliz.

    En nuestro país, el primer árbol de Navidad decorado se encontraba en el palacio de Carlos I, gobernante (10 de mayo de 1866 – 10 de mayo de 1881) y rey (10 de mayo de 1881 – 27 de septiembre de 1914) de Rumanía. En el Palacio Real ubicado en Calea Victoriei, la noche de Navidad, los ilustres invitados que llegaron al palacio decoraron el árbol mientras cantaban villancicos. Actualmente, decorar el árbol de Navidad se ha convertido en una de las tradiciones más queridas tanto en el ámbito urbano como en las zonas rurales.
    El Ignat es la deidad solar que tomó el nombre y la fecha de celebración de San Ignacio Teofanía (20 de diciembre) en el calendario ortodoxo, – amanecer de Ignacio de cerdo para la Navidad. El animal es sacrificado en este día que muere y renace dios. En la antigüedad, el cerdo era un símbolo de la vegetación, primavera, y trasladado sacrificio de invierno.

    A través de los Villancicos enviamos los votos de felicidad, salud, abundancia, el cumplimiento de deseos en el Nuevo año. El villancico es una antigua tradición rumana. Cuando las personas no reciben a los cantantes de villancicos, cierran las puertas y no ofrecen regalos, los efectos mágicos son opuestos, violan las reglas de esta costumbre.

    Se cree que Navidad es un dios solar de origen indoeuropeo de territorios habitados por Geto-dacios, identificado con el dios romano Saturno y el dios de Irán Mitra. Durante más de un milenio, los cristianos celebraban su año nuevo el día de Navidad. Acerca de Mos Craciun o Santa Claus hay muchas leyendas. Las tradiciones contemporáneas de la “Santa” Navidad, sobre Papá Noel “generoso y amable”, “cargado con muchos regalos” son influencias librescas que han impregnado la cultura popular de oeste a este y de ciudad a la aldea.
    El abeto o árbol de Navidad decorado, adorado en el puesto de sustituto del dios que muere y renace a finales de año, cerca del solsticio de invierno, es sinónimo de Navidad. Adornar el árbol y esperar a Mos Craciun o Papá Noel, que en el sureste de Europa, la Navidad viene con muchos regalos, es una tradición que data de la segunda mitad del siglo XIX.
    Estrella
    Desde la Navidad hasta la Epifanía, los niños caminan con la estrella, una vieja costumbre que reúne a todos los pueblos cristianos.
    esto para recordar la estrella que anunció el Nacimiento de Jesús y guió a los Reyes Magos.

    Las canciones sobre estrellas proceden de diferentes fuentes: algunas de la literatura ortodoxa bizantina, otras de la literatura medieval en latín de la Iglesia católica, parte de la literatura calvina y muchas de ellas, incluso de las tradiciones locales. Los niños entran en las casas en víspera de Craciun, cantando versos religiosos sobre el Nacimiento de Jesús.
    Dios se hizo hombre por nosotros para no vernos caídos en el mal y la desgracia, para la salvación de nuestros pecados. La Navidad de Jesucristo es la celebración más grande de la cristianidad.
    Las costumbres rumanas tienen múltiples significados. En la Nochebuena, cantan en primer lugar los niños, símbolo de la pureza, de la limpieza física y moral. Los trajes tienen el mismo propósito – para protegerse de las fuerzas del mal.
    La Navidad se caracteriza por una rica comida. Todo esto está sobre la mesa y es una referencia clara a la comunidad rumana tradicional.
    Lo que más gusta sobre la Navidad en Rumanía es el espíritu navideño que se siente en el aire. Antes de todo se prepara el cozonac, que es un pan dulce con relleno de nueces, pasas o chocolate. Después preparan la comida, que ha de ser especial, ya que toda la familia se reúne de Navidad en las casas. El conocido plato llamado sarmale y los preparados específicos de carne de cerdo, que se mata una semana antes de Navidad, en un ritual muy antiguo, son tradiciones que se han guardado durante siglos en Rumanía.
    La Navidad es un momento de alegría, paz y generosidad.

  • La miscelánea: Ayuno de Navidad, un viaje espiritual rumano

    La miscelánea: Ayuno de Navidad, un viaje espiritual rumano

    En Rumanía, el ayuno de Navidad, conocido como “Postul Crăciunului”, es una tradición profundamente enraizada en la religión ortodoxa. Este ayuno comienza el 15 de noviembre y se extiende hasta la víspera de Navidad, el 24 de diciembre. Durante este tiempo, los fieles se abstienen de consumir alimentos de origen animal, como carne, lácteos y huevos, pero también evitan otras indulgencias, como el alcohol o los dulces. La comida que se consume está basada en vegetales, legumbres, pan, frutos secos y aceites vegetales. Este ayuno no es solo una cuestión de dieta. Es, ante todo, una forma de purificación espiritual. A través de esta práctica, los rumanos buscan acercarse a Dios, reforzar su fe y prepararse para la venida del Niño Jesús. Es un acto de reflexión y penitencia, pero también de comunidad, ya que durante este tiempo se comparten comidas sencillas en familia y se participa en rituales religiosos que refuerzan los lazos sociales y familiares. Más allá del aspecto físico, el ayuno tiene un significado muy profundo en la espiritualidad ortodoxa rumana. Es considerado como una forma de arrepentimiento y purificación. Durante este tiempo, las iglesias están llenas de fieles que participan en las misas rezando, buscando reconciliación y fortaleza espiritual. En las comunidades rurales, el ayuno es también una forma de mantener vivas las tradiciones de los antepasados. Las abuelas, por ejemplo, tienen un papel muy importante en enseñar a los más jóvenes cómo respetar las reglas del ayuno, pero también les transmiten historias y leyendas que giran en torno a esta costumbre. En algunas zonas de Rumanía, el ayuno está tan arraigado que se asocia con la preparación para la Navidad no solo en el plano religioso, sino también en el ámbito social. Es el momento de fortalecer los lazos familiares y comunitarios, de ayudar a los más necesitados y de vivir el verdadero espíritu de la Navidad.

    El 24 de diciembre, en la víspera de Navidad, se rompe el ayuno, y la cena es un evento esperado con ansias por todos los miembros de la familia. La mesa de Navidad está llena de manjares tradicionales, como el “sarmale” (rollitos de repollo rellenos), “cozonac” (pan dulce relleno), y los famosos platos con carne que se habían evitado durante las semanas anteriores. Pero no se trata solo de la comida. Es una celebración de la unión familiar y la alegría por el nacimiento de Jesús. En muchos hogares rumanos, después de la misa de Nochebuena, se celebra la “Colinda”, una tradición de villancicos, donde los niños y jóvenes van de casa en casa cantando himnos navideños y recibiendo dulces o dinero a cambio. Es un momento especial para compartir con los demás, para mostrar generosidad y fortalecer el sentido de comunidad, que, como sabemos, es uno de los valores más importantes en la tradición rumana.

    En las grandes ciudades, aunque la tradición del ayuno sigue siendo muy fuerte, se han adaptado nuevas formas de vivir esta práctica. Los jóvenes de las ciudades, por ejemplo, suelen realizar un ayuno más flexible, adaptado a los tiempos modernos. Sin embargo, el ayuno sigue siendo una forma de conexión espiritual y cultural, especialmente para quienes buscan mantener un lazo con su herencia religiosa y cultural. Además, en tiempos recientes, ha habido un creciente interés por las dietas vegetarianas y veganas en todo el mundo, y el ayuno de Navidad en Rumanía coincide con esta tendencia. Esto ha dado lugar a una “revitalización” del ayuno, en el que no solo se ve como una obligación religiosa, sino como una forma de llevar un estilo de vida más saludable y consciente.

    El ayuno de Navidad en Rumanía es mucho más que una simple restricción alimentaria. Es una profunda práctica de purificación espiritual, un acto de solidaridad con los más necesitados, y una tradición que refuerza los lazos familiares y comunitarios. Al final, el verdadero significado del ayuno radica en prepararnos para celebrar con un corazón limpio y dispuesto el nacimiento de Jesús, el centro de la Navidad. Y como en muchas otras partes del mundo, este tiempo es una oportunidad para reflexionar, compartir y disfrutar de la belleza de las tradiciones que nos unen.

    El ayuno es una práctica espiritual y cultural presente en muchas partes del mundo, y cada región o comunidad lo vive de manera única, influenciada por tradiciones religiosas, costumbres sociales y la relación con la comida. Esta práctica sirve como un medio de purificación, reflexión, acercamiento a lo divino y un esfuerzo por encontrar el equilibrio entre el cuerpo y la mente. Aunque las reglas y las tradiciones varían según la religión y la región, la idea central de sacrificio y reflexión está presente en muchas culturas a lo largo del mundo.

     

  • Desde Rumanía hacia el mundo: Tradiciones navideñas en el Museo de la Aldea

    Desde Rumanía hacia el mundo: Tradiciones navideñas en el Museo de la Aldea

    La cultura rumana se caracteriza por la autenticidad de las tradiciones y costumbres propias de cada zona geográfica. Especialmente en los pueblos, estas tradiciones se conservan y se respetan, representando la fuente de nuestra riqueza espiritual.
    De hecho, en Rumanía, las fiestas de invierno comienzan con el Día de San Andrés, el 30 de noviembre, considerado el protector de la nación rumana.
    San Andrés desempeñó un papel decisivo en la cristianización del pueblo rumano los geto-dacios y terminó en la cruz crucificado en forma de X.
    Otras fiestas notables de este período incluyen San Nicolás el 6 de diciembre, Nochebuena el 24 de diciembre, Navidad el 25 de diciembre, Año Nuevo el 31 de diciembre, San Basilio el 1 de enero, Epifanía el 6 de enero y San Juan Bautista el 7 de enero.
    Las tradiciones y costumbres invernales rumanas incluyen dar regalos a los niños la noche de San Nicolás y Mos Craciun, Papá Noel, matar el cerdo el 20 de diciembre, decorar el árbol de Navidad, cantar villancicos en Nochebuena, y muchas otras costumbres bonitas.
    “Con siglos de antigüedad, los villancicos representan los sentimientos profundos del pueblo, pasando la prueba del tiempo y conmoviendo el alma de quienes los escuchan. Los villancicos traen esperanza para el próximo año, cuyo período culmina con el Nacimiento del Salvador Jesucristo, a través del cual la alegría entró en el mundo.

    Este año, los días 14 y 15 de diciembre tendrá lugar la fiesta de tradiciones y costumbres “Florile Dalbe”, evento anual organizado en el Museo Nacional de la Aldea “Dimitrie Gusti” con el objetivo de presentar las tradiciones navideñas y de Año Nuevo.
    El Museo de la Aldea “Dimitrie Gusti” es la atracción turística más visitada de Bucarest y la tercera del país, después de los castillos de Peleş y Bran.
    “Tendrán la oportunidad de admirar a los grupos de villancicos que recorrerán las callejuelas del museo en un desfile que saldrá desde la entrada de Kiseleff nº 28”, informó la institución museística.
    El museo de la aldea es un “viaje en el tiempo”, un alegato por la autenticidad de la cultura y la civilización del pueblo rumano, del modo de vida tradicional, del sentido artístico y del espíritu inventivo del campesino rumano, pero, igualmente, es uno de los centros más activos y fascinantes de investigación, restauración y conservación del patrimonio cultural nacional.
    Durante los dos días del evento también se realizará una feria de artesanos populares con objetos elaborados por ellos, productos sabrosos y aromáticos de la gastronomía tradicional, así como productos orgánicos. “Se pueden degustar mermeladas y sorbetes, pan de jengibre y pasteles, vino, miel y cozonac”, dijo la fuente citada.

    La magia de las fiestas de invierno comienza con San Nicolás.
    El 6 de diciembre, los rumanos celebran la llegada de Mos Nicolae, una tradición de siglos. Esta festividad representa, cada año, un momento mágico en el que el espíritu de las vacaciones de invierno realmente hace sentir su presencia. Los niños lustran las botas con la esperanza de que, de la noche a la mañana, San Nicolás les traiga dulces y regalos. Los más traviesos encuentran un palo, símbolo de la promesa de ser más obedientes.
    Cuenta la leyenda que San Nicolás ayudó una vez a un grupo de niños pobres llenándoles los zapatos de dulces mediante un milagro. Como muestra de gratitud, la gente entregan regalos y bienes a los menos afortunados durante este período.
    Los preparativos para las fiestas continúa con la decoración del árbol en Nochebuena, una actividad que reúne a toda la familia. El brillo de los globos y el olor del abeto combinan perfectamente con los sabores de los platos tradicionales: sarmale, ensalada boeuf, cozonac y otras delicias típicas para la época de fiesta.
    El 25 de diciembre celebramos el nacimiento de Jesucristo. Los pueblos y las casas de la gente se preparan para las fiestas. Las luces están encendidas y en todas partes se puede sentir el espíritu navideño. En este día, toda la familia, pero especialmente los niños, abren los regalos recibidos de Papá Noel, que se encuentra debajo del árbol bellamente decorado.
    Después de Navidad, los niños continúan la tradición de caminar con la Estrella, cantando villancicos que recuerdan el viaje de los Reyes Magos guiados por la Estrella de Belén. En algunos pueblos, la danza de la cabra y el oso aporta un toque de alegría, ya que es un legado de ceremonias arcaicas.

    Durante los villancicos, se presenta la tradición de los Irozii, jóvenes vestidos de una manera específica que representan una obra popular de tema religioso. La compañía estaba formada por tres príncipes, un ángel y un portero, todos vestidos con trajes nacionales. Los caballeros, con espadas y vainas de madera al cinto, simulan un duelo con Herodes a la entrada de las casas fortificadas.

    A su vez, el arado rumano, tan querido en la infancia, pero cada vez menos visto en la atmósfera urbana de Año Nuevo, tiene profundas raíces en las tradiciones agrarias. Grupos de villancicos tocan campanas y lanzan deseos mágicos de abundancia y fecundidad para el próximo año.
    En los últimos años, tras campañas de investigación y adquisición, el patrimonio del museo de la aldea ha crecido considerablemente; actualmente, la exposición permanente llega a más de 123 complejos distintos, con un total de 363 monumentos, con un patrimonio móvil de más de 50.000 objetos.
    Las fiestas de invierno son más que una época del año; representan un tiempo de reflexión, alegría y conexión emocional con los seres queridos. Desde tradiciones milenarias hasta costumbres contemporáneas, el invierno trae consigo una amplia gama de prácticas culturales que enriquecen nuestra experiencia y nos recuerdan la esencia de la generosidad, la compasión y la esperanza. No importa en qué parte del mundo nos encontremos, las fiestas de invierno nos unen en un espíritu de comunión y bondad, aportando luz y calidez a esta época del año.

  • La miscelánea: Día de los Difuntos en Rumanía – misticismo y tradiciones

    La miscelánea: Día de los Difuntos en Rumanía – misticismo y tradiciones

    Comenzamos recordando que, alrededor del mundo, muchas culturas tienen sus propias formas de rendir homenaje a los difuntos. Sin embargo, en Rumanía, estas tradiciones tienen un matiz único, una mezcla fascinante de costumbres cristianas ortodoxas y antiguos ritos precristianos. Rumanía es predominantemente ortodoxa, y la Iglesia juega un papel esencial en estas celebraciones. Una de las tradiciones más significativas es la de los “Moșii de toamnă”, o “Abuelos de otoño”. Se trata de una serie de sábados dedicados a recordar a los antepasados, donde las familias acuden a las iglesias y cementerios para realizar ofrendas y oraciones. Pero, ¿en qué consisten estas ofrendas? Las familias preparan comidas tradicionales como la colivă, un postre hecho de trigo cocido, miel y nueces, que simboliza la resurrección y la vida eterna. También ofrecen pan, vino y frutas, que son bendecidos por el sacerdote antes de ser distribuidos entre los asistentes y, simbólicamente, compartidos con los difuntos.

    En los días previos, es común ver a las familias en los mercados comprando flores y velas. La luz juega un papel fundamental en estas tradiciones. Se encienden velas en las tumbas y en las ventanas de las casas para iluminar el camino de las almas que regresan a visitar a sus seres queridos. Es una forma de guiar y honrar a aquellos que ya no están en el mundo de los vivos. Pero las tradiciones rumanas van más allá de lo visible.

    Existen numerosas leyendas y mitos que enriquecen esta celebración. Se dice que durante este período, el velo entre los mundos es más delgado, permitiendo que los espíritus transiten libremente. Aquí es donde aparecen figuras como el “vâlva”, espíritus protectores de la naturaleza y los hogares, que pueden ser benevolentes o traviesos. Y, por supuesto, no podemos hablar de Rumanía sin mencionar su conexión con las leyendas de vampiros y la figura de Drácula. Aunque el conde Drácula es una creación literaria, está inspirado en el personaje histórico de Vlad Țepeș, también conocido como Vlad el Empalador. Si bien estas historias son más propias del folclore y el turismo, reflejan ese halo de misterio que envuelve a las tradiciones rumanas sobre la vida y la muerte.

    A continuación exploraremos las tradiciones únicas del Día de los Difuntos en diferentes regiones de Rumanía. Cada zona tiene costumbres específicas que reflejan la rica herencia cultural de nuestro país. Desde los habitantes de Oltenia, en el sur del país, hasta los transilvanos del centro, cada comunidad mantiene vivas las memorias de sus seres queridos de una manera especial. En Oltenia, el Día de los Difuntos es una celebración de carácter profundamente espiritual. La gente suele ir al cementerio unos días antes del día dedicado a los muertos para limpiar las tumbas y adornarlas con flores, especialmente crisantemos, que simbolizan la memoria. En la noche anterior al Día de los Difuntos, es costumbre que las familias preparen una mesa con platos tradicionales, como sarmale, coliva y cozonaci.  Un aspecto interesante es que, en algunas localidades, se organizan procesiones en el cementerio, donde se cantan himnos religiosos y se encienden velas, creando un ambiente solemne y lleno de respeto.

    En Transilvania, las costumbres relacionadas con el Día de los Difuntos son igualmente variadas. Aquí, en algunos pueblos, existe la tradición de llenar las tumbas con heno o flores silvestres, simbolizando un lugar de descanso placentero para las almas de los fallecidos. Los transilvanos también tienen una serie de rituales específicos, como encender velas en las tumbas como símbolo de la luz que guía las almas en el más allá. Además, la coliva juega un papel importante, siendo preparada con mucho cuidado. En algunas zonas, hay la costumbre de reunir la coliva en un solo lugar, donde se lleva a cabo un pequeño servicio religioso, y luego se reparte entre los asistentes. Este acto simboliza la comunión entre los vivos y los muertos.

    En Moldavia, región ubicada en el este de Rumanía, el Día de los Difuntos se marca con una serie de costumbres que reflejan el devoto recuerdo hacia los que han partido. Los moldavos suelen recordar a los muertos organizando mesas festivas en las que se sirve coliva, vino y platos tradicionales. Estas comidas se preparan en honor a los que han pasado a la otra vida y son una ocasión para que las familias se reúnan. Otro hábito específico de Moldavia es encender velas no solo en el cementerio, sino también en casa, para crear un ambiente de tranquilidad y llamar a las almas a regresar en medio de la familia. Además, se cree que en la noche anterior al Día de los Difuntos, las almas regresan a casa, por lo que las familias preparan lugares especiales para ellas. Así, observamos que, aunque existen diferencias entre las tradiciones regionales de Rumanía, todas ellas tienen en común un profundo respeto y un amor incondicional por aquellos que nos han dejado. Ya sea en Oltenia, Transilvania o Moldavia, los rumanos mantienen vivas las memorias a través de rituales que refuerzan los lazos familiares y comunitarios.

    El Día de los Difuntos nos recuerda la fragilidad de la vida, pero también la belleza de los recuerdos que guardamos en nuestros corazones.

     

     

  • El festival de los sarmale y los aperitivos

    El festival de los sarmale y los aperitivos

    Isabela Coară, de la Asociación Discover Peștișani, nos cuenta sobre la edición de este año del «Festival de los sarmale y piftie», una combinación gastronómica fuera de lo común:

    «Es uno de los festivales gastronómicos más importantes de la zona de Gorj. Ha ido creciendo año tras año. Inicialmente se llamaba Festival de los Entrantes. Con el tiempo, porque esta es la costumbre en nuestro distrito de Gorj, los sarmale humeantes (rollitos de hojas de col con relleno de carne picada) se sirven con entrantes fríos o con piftie (gelatina que proviene de la carne, huesos y cartílago de cerdo), así que lo adaptamos y lo transformamos en el Festival de los Sarmale y Piftie, en memoria de Radu Ciobanu, el ex presidente de ANTREC Gorj, quien inició este festival como el Festival de los Entrantes. Quiero contarles que hay muy pocos lugares en el país donde se pueden comer sarmale con piftie. Así que en nuestra región, la piftie no se sirve como aperitivo, sino como complemento de los sarmale».

    Nos enteramos por nuestra interlocutora que, aunque comenzó con estos dos platos principales, con el tiempo los restaurantes y las pensiones de la zona, así como las amas de casa comenzaron a enriquecer sus mesas de presentación con una tarta, un pan de jengibre o un pastel, de modo que se convirtió en un festival gastronómico en toda regla.

    Isabela Coară, de la Asociación Discover Peștișani, nos relata:

    «Todos los años comienza con un concurso gastronómico y se entregan premios a los sarmale y piftie más sabrosas. También hay asociaciones clásicas, pero por supuesto los que participan en el concurso intentan idear recetas completamente diferentes y sorprender tanto al jurado como al público. Por ejemplo, en un año, la piftie de pulpo ganó el primer lugar, luego los que inventaron la piftie de pulpo, aquí en Gorj, aunque no es exactamente un plato tradicional, a base de cerdo, pollo, pavo y así por el estilo, al año siguiente vinieron con piftie de lentejas. Para los sarmale, obviamente, todas las recetas se preparan y se cocinan en hojas de parra, con carne de cerdo, pavo y pollo. El año pasado también tuvimos hojas de estevia, ajo de oso, ortigas, por lo que se pueden encontrar todas las variantes posibles, incluidas las de ayuno».

    Y a medida que el festival crecía año tras año, fue necesario cambiar de ubicación, para recibir más y más participantes y más y más visitantes. Isabela Coară añade:

    «Si hace unos años este festival tenía lugar en el patio de una pensión y se ordenaba que estas lo acogieran cada año, en el patio de la pensión, hace dos años se trasladó al patio del Colegio Tecnológico Constantin Brâncuși en Peștișani, que también resultó ser espacioso. Y aquí estamos en un claro, en Nucet, una zona muy bonita, con muchos nogales, de ahí viene el nombre y allí realizamos todas las actividades del festival».

    Isabela Coară nos aseguró que es una sensación muy interesante meterse en la boca sarmale calientes y piftie muy fría de la nevera, por eso realmente teníamos que ir a probarlo.

    Y la edición de este año también viene con novedades:

    «Es la primera vez que contamos con 60 niños de las escuelas de la localidad de Peștișani, que junto a sus madres y abuelas, participaron en el concurso gastronómico y cada uno de ellos vino con un plato casero, uno mejor que otro. ¡Y  estaban muy emocionados y entusiasmados por participar en el concurso! Como todos los años, los abuelos de la localidad de Peștișani estaban con ellos. Aquí tenemos a algunos mayores de la localidad que están involucrados en un club de ancianos en Peștișani y además de las actividades de socialización, también tienen todo tipo de talleres culinarios y con lo que hicieron en los talleres culinarios y con lo que prepararon en casa, montaron un stand muy bonito. También ganaron en una edición previa y además de ellos, obviamente, empezaron a venir restaurantes, pensiones, amas de casa de la zona, cada uno con un caldero, con una olla de sarmale, todo lo que cada uno pudiera preparar, para participar allí, para presumir de lo bien que saben cocinar. Todos montaron sus puestos de la manera más bonita posible con frutas, verduras, objetos tradicionales, jarras, productos de madera y así por el estilo. ¡Era un ambiente de cuento de hadas!».

    Sinceramente, se me ha antojado probar este maridaje gastronómico y ¡voy a probar a ver lo rico que está!

    Versión en español: Mihaela Stoian