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  • La miscelánea: Rumanía en su Día Nacional

    La miscelánea: Rumanía en su Día Nacional

    Esta fecha tiene un gran significado para los rumanos, ya que conmemora la unificación de las regiones históricas de Transilvania, Besarabia y Bucovina con el Reino de Rumanía en 1918, marcando así la creación de la Gran Rumanía. Este acontecimiento, conocido como la Gran Unión, es uno de los momentos más importantes en la historia de nuestro país. Antes de la Gran Unión, el territorio que hoy conocemos como Rumanía estaba fragmentado en diferentes regiones: Transilvania formaba parte del Imperio Austrohúngaro, Besarabia estaba bajo control del Imperio Ruso desde 1812 y Bucovina, también bajo control del Imperio Austrohúngaro desde finales del siglo XVIII. Mientras tanto, el Reino de Rumanía, formado por las regiones de Valaquia y Moldavia, había logrado su independencia del Imperio Otomano en 1877, consolidándose como un reino autónomo. Sin embargo, la aspiración de unificar todas las tierras donde vivían rumanos seguía viva entre la población y los líderes políticos. El 1 de diciembre de 1918, en la ciudad de Alba Iulia, en Transilvania, se celebró una gran asamblea en la que participaron más de 100.000 personas, incluidos representantes de la mayoría de los territorios habitados por rumanos en Transilvania. Durante esta asamblea, se proclamó formalmente la unión de Transilvania con Rumanía, uniendo así a la región con el Reino de Rumanía. Este momento es conocido como la Gran Unión (Marea Unire), ya que en el mismo año, las regiones de Besarabia (27 de marzo de 1918) y Bucovina (28 de noviembre de 1918) también votaron por su adhesión a Rumanía. Así, el 1 de diciembre simboliza la culminación de estos esfuerzos por consolidar una Rumanía unificada, conocida como la Gran Rumanía.

    ¿Y cómo celebramos los rumanos este día tan especial? Bueno, uno de los eventos más emblemáticos del Día Nacional es el gran desfile militar que se lleva a cabo en la capital, Bucarest, especialmente en el Arco del Triunfo, un monumento icónico similar al de París. Durante este desfile, miles de soldados rumanos, aviones de combate, tanques y otros equipos militares participan, mostrando la fuerza y modernidad del ejército rumano. También participan tropas extranjeras invitadas en un gesto de amistad y colaboración internacional. La ciudad de Alba Iulia, en Transilvania, tiene un significado especial en esta celebración, ya que fue allí donde se proclamó la unión de Transilvania con Rumanía el 1 de diciembre de 1918. Alba Iulia es considerada el corazón de la Gran Unión, por lo que cada año se organizan ceremonias conmemorativas, desfiles, discursos oficiales y eventos culturales. Este es un lugar clave donde los rumanos recuerdan con orgullo su historia. El Día Nacional de Rumanía también es una jornada de gran riqueza cultural. En diversas ciudades, como Cluj-Napoca, Sibiu y Timișoara, se organizan conciertos de música tradicional, folclórica y clásica. En las plazas principales, los ciudadanos disfrutan de presentaciones de bandas militares, coros y espectáculos de danza tradicional. Las calles se llenan de música, alegría y banderas nacionales. A lo largo del país, se realizan ceremonias oficiales que incluyen discursos de las autoridades y ofrendas florales en monumentos y tumbas de héroes nacionales. Estas ceremonias buscan honrar a quienes lucharon por la independencia y unidad de Rumanía. Las principales figuras políticas del país suelen asistir a estas conmemoraciones. ¡Ah, pero eso no es todo! El Día Nacional de Rumanía también es una oportunidad para que los ciudadanos accedan de manera gratuita a numerosos museos y exposiciones en todo el país. Muchos museos nacionales, como el Museo Nacional de Historia y el Museo del Campesino Rumano en Bucarest, abren sus puertas al público para ofrecer una visión más profunda de la rica historia y cultura del país.

    El Día Nacional también es una oportunidad para disfrutar de la cocina tradicional rumana. En ferias y mercados locales se venden platillos típicos como el sarmale (rollos de col rellenos de carne) y mici (salchichas a la parrilla), acompañados por mămăligă (polenta) y vinos locales. En muchas regiones, se organizan comidas comunitarias donde la gente se reúne para compartir y celebrar juntos. Es común que cada hogar prepare algún plato especial y lo comparta con los vecinos, fomentando un espíritu de comunidad y unidad. Las amas de casa preparan a veces cozonac, un pan dulce típico de las festividades rumanas. Se trata de un pan trenzado y esponjoso, que puede estar relleno de nueces, cacao o frutas confitadas. Aunque es más popular en Navidad, también aparece en las celebraciones del Día Nacional. Otro dulce típico es el papanasi, un postre de queso frito o hervido que se sirve con crema agria y mermelada de frutas. Este postre es común en los restaurantes y puestos de comida callejera durante las festividades. En algunas ciudades, se organizan concursos de cocina que invitan a chefs locales y aficionados a preparar los mejores platos tradicionales rumanos. Estos concursos son muy populares, ya que permiten a los participantes mostrar sus habilidades culinarias y al mismo tiempo preservar las tradiciones gastronómicas del país. Así pues, el Día Nacional de Rumanía no solo es una oportunidad para celebrar la historia y la unidad del país, sino también para disfrutar de una experiencia culinaria vibrante que refleja la diversidad y riqueza cultural del pueblo rumano. Las calles se llenan de aromas de comida casera, y el compartir estos platos se convierte en una parte importante de la festividad.

    Ahora bien, aunque muchos rumanos viven lejos de su tierra natal, la celebración no se detiene. Para ellos, esta fecha es una oportunidad para mantener vivas sus raíces, conectar con otros rumanos en el extranjero y celebrar su identidad cultural. Las embajadas, consulados y misiones diplomáticas rumanas alrededor del mundo suelen organizar recepciones oficiales y eventos conmemorativos para los rumanos residentes en el extranjero. Estos eventos pueden incluir discursos de embajadores o cónsules destacando la importancia histórica del día y resaltando los logros y contribuciones de los rumanos en el país de residencia, actuaciones culturales que incluyen música tradicional, danza folclórica y poesía, a menudo presentadas por artistas locales o grupos folclóricos, proyecciones de documentales sobre la historia de Rumanía o presentaciones sobre su cultura y tradiciones. Estas recepciones suelen estar abiertas tanto a los rumanos residentes como a invitados internacionales, promoviendo el intercambio cultural. Las comunidades rumanas en la diáspora suelen organizar cenas y encuentros festivos, donde los participantes traen platos típicos como sarmale, mici, mămăligă y dulces como cozonac. Estos eventos pueden llevarse a cabo en centros comunitarios, restaurantes rumanos o incluso en casas particulares, y suelen incluir música folclórica y danzas rumanas para recrear el ambiente festivo del país, brindis con țuică (aguardiente de ciruela) y vino rumano, que es muy típico en las festividades nacionales. Estas reuniones no solo son para celebrar el Día Nacional, sino también una forma de fortalecer los lazos entre los rumanos que viven fuera de su país, creando un sentido de comunidad y apoyo mutuo. En algunas ciudades grandes con una numerosa comunidad rumana, como Madrid, Londres o París, se organizan festivales culturales que incluyen espectáculos de música folclórica con grupos de danza y cantantes tradicionales rumanos, exposiciones de arte y fotografía que muestran la historia y la cultura de Rumanía y mercados de comida y productos tradicionales, donde los asistentes pueden degustar productos rumanos, comprar artesanías y disfrutar de platos típicos. Las redes sociales juegan un papel muy importante en las celebraciones de los rumanos de la diáspora. A través de plataformas como Facebook, Instagram o YouTube, muchos rumanos comparten fotos, videos, mensajes y recuerdos relacionados con el Día Nacional. Es común ver imágenes de banderas, símbolos nacionales, recetas de comida tradicional o reflexiones sobre el significado de ser rumano en el extranjero.

    La Gran Unión representa un hito no solo por la consolidación territorial, sino por la afirmación de un pueblo que, a lo largo de siglos, luchó por mantener su identidad y autonomía frente a las grandes potencias de Europa. ¡Viva Rumanía, viva la unidad y la paz!

  • La OTAN debe mantenerse unida

    La OTAN debe mantenerse unida

    La Alianza del Atlántico Norte trabajará con quienquiera que gane las elecciones estadounidenses y hará todo lo que esté en su mano para permanecer unida, prometió el lunes el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Hizo estas declaraciones en Berlín, donde se reunió con el canciller alemán, Olaf Scholz. «Trabajaremos con Kamala Harris, trabajaremos con Donald Trump y nos aseguraremos de que la Alianza permanezca unida», dijo el holandés Mark Rutte, que tomó el relevo al frente de la Alianza del Atlántico Norte del noruego Jens Stoltenberg.

    «No tengo ninguna duda, porque redunda en nuestro interés y en el de Estados Unidos», añadió el secretario general de la OTAN. Desde su toma de posesión el 1 de octubre, Mark Rutte, que fue primer ministro de los Países Bajos durante 14 años, declaró que no le preocupaba el resultado de las elecciones estadounidenses.

    Dijo que conoce muy bien a ambos candidatos y que ha trabajado con Donald Trump durante cuatro años. Afirmó que Estados Unidos seguirá implicado en la Alianza del Atlántico Norte. «Saben que si Putin tiene éxito en Ucrania, la envalentonada Rusia estará entonces en nuestro flanco oriental y supondrá una amenaza directa para el territorio de la OTAN», dijo Mark Rutte, quien también señaló que por este motivo Washington está implicado en Ucrania y en la OTAN.

    Desde su toma de posesión, ha mantenido una serie de reuniones con actores políticos, centradas en la guerra de Ucrania. La semana pasada, en Bruselas, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunciaron que la Alianza y la UE crearían un grupo de trabajo para reforzar la cooperación entre ambas organizaciones. Ambos advirtieron de que el despliegue de tropas norcoreanas en Rusia representa una escalada significativa de la guerra en Ucrania y una grave amenaza para la seguridad europea y la paz mundial.

    El mes pasado, Mark Rutte se reunió con ministros de Asuntos Exteriores de países aliados. El secretario general de la Alianza del Atlántico Norte declaró en esa ocasión que la guerra en Ucrania demostraba que la inestabilidad en Europa tiene consecuencias globales y que países situados a miles de kilómetros, como China, Irán o Corea del Norte, pueden convertirse en saboteadores de la seguridad europea: «nuestros mundos están interconectados y también lo está nuestra seguridad», subrayó Mark Rutte.

    También dijo que los aliados estaban cumpliendo el compromiso de entregar 40.000 millones de euros en ayuda militar destinada a Ucrania este año, con cifras que muestran un gasto de casi 21.000 millones de euros para la primera parte de 2024.

    Los socios del Pacífico también han anunciado nuevas entregas, con Australia, por ejemplo, enviando tanques a Kiev. Por otro lado, los aliados también están aumentando sus inversiones dentro de la OTAN, con la defensa aérea como prioridad, especialmente en el contexto de la guerra de drones que viola el espacio de la OTAN.

    Versión en español: Antonio Madrid

  • Monumentos rumanos restaurados de Besarabia

    Monumentos rumanos restaurados de Besarabia

    La ocupación rusa de Besarabia significó, especialmente después de 1830, una política de fomento de la influencia rusa en una zona de conflicto con el Imperio Otomano. En junio de 1940, tras el acuerdo entre Hitler y Stalin en el verano de 1939, la Unión Soviética se anexionó Besarabia. En 1941, Rumania la liberó y en 1944 la vida de los habitantes de Besarabia volvió a su curso natural. Pero al final de la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1944, la Unión Soviética volvió a ocupar Besarabia, así como toda Europa Central y Oriental, e impuso regímenes a imagen y semejanza del suyo.

    Entre 1945 y 1989, la brutalidad soviética se extendió a los habitantes de Besarabia, adoptando todas las formas imaginables: deportaciones a campos y encarcelamientos, desplazamientos de población, educación estalinista, otras violaciones sistemáticas de los derechos humanos y las libertades fundamentales. El amplio proceso de sovietización significó la creación del nuevo hombre soviético a través de la amnesia, es decir, olvidando los propios orígenes y borrando la memoria de los eventos pasados.

    Rumanía fue el principal enemigo utilizado en el proceso de sovietización de Besarabia. La frase «fascistas rumanos» estaba presente en cualquier referencia a la zona al oeste del Prut. Entre las primeras víctimas de la sovietización se encuentran los monumentos del foro público que expresaban la voluntad y los sentimientos de la población de Besarabia, que representaban la adhesión de la mayoría de los rumanos de Besarabia a su identidad y pertenencia a la ciudadanía del Reino de la Gran Rumanía. Las estatuas y símbolos de personalidades de la historia y la cultura rumanas fueron demolidos, destruidos y reemplazados por estatuas y símbolos del ocupante soviético. Los monumentos soviéticos expresaban fuerza y agresividad en el más alto grado, al igual que algunos monumentos representados por tanques con cañones apuntando hacia el oeste, hacia Rumania.

    Pero desde 1991, el año del colapso de la Unión Soviética, un verdadero Imperio del Mal como lo llamó el presidente estadounidense Ronald Reagan, la República de Moldavia se ha vuelto independiente. Desde entonces, los habitantes de Besarabia han estado buscando sus orígenes y tratando de volver a las formas de identidad de sus padres y abuelos.

    Una de las medidas adoptadas en este sentido es la eliminación de los monumentos soviéticos y la reubicación de los monumentos de la época en que Besarabia formaba parte de Rumania. En Bucarest se inauguró una exposición de 28 monumentos rumanos restaurados de soberanos, héroes, soldados y clérigos rumanos, pero también de personalidades culturales contemporáneas como los cantantes Doina e Ion Aldea Teodorovici. La exposición también contó con la presencia de Iuliana Gorea-Costin, embajadora de la República de Moldavia en Bucarest.

    «A la izquierda del Prut, la guerra entre la luz y la oscuridad es bastante intensa y se está librando una batalla permanente para afirmar nuestra identidad. Es una batalla por la historia, por la lengua y la literatura rumanas. Ha estado de pie, más de una vez, en la plaza de la Gran Asamblea Nacional, incluso durante meses. Al estar en la encrucijada de civilizaciones, necesitamos conocernos mejor, los que estamos dentro de la misma nación. Y al mismo tiempo, debemos unir nuestros esfuerzos para que las personas sabias sobrevivan en este espacio».

    En el período transcurrido desde 1991, las organizaciones cívicas de la República de Moldavia han emprendido acciones para reubicar los monumentos rumanos originales y los monumentos que informarían a la opinión pública sobre las atrocidades cometidas durante la barbarie soviética.

    Por ejemplo, un monumento reubicado y consagrado en 2016, una copia del período de entreguerras, es el Monumento de los Tres Mártires en la capital de Chisináu. Está dedicado a luchadores por la idea nacional como el sacerdote y escritor Alexei Mateevici (1888-1917), el abogado, periodista y cantante Simion Murafa (1887-1917) y el ingeniero topográfico Andrei Hodorogea (1878-1917). Los tres murieron en el terrible año de 1917, Mateevici, de 29 años, afectado por el tifus exantemático, y los amigos Murafa, de 30 años, y Hodorogea, de 39, asesinados por una banda de criminales bolcheviques.

    Después de la guerra, Pantelimon Halippa, político de Besarabia, creó un comité para erigir monumentos para todos los combatientes unionistas, entre los que se encontraban los tres. En 1923, se inauguró el monumento a Mateevici, Murafa y Hodorogea por iniciativa de la Sociedad Las Tumbas de los Héroes Caídos en la Guerra, en presencia del general francés Henri Berthelot. El monumento era una losa de piedra, colocada en posición vertical, en la que estaban enterrados los rostros en bajorrelieve de bronce de los tres héroes. En el pedestal, frente a los bajorrelieves, había un águila de bronce y debajo se colocó la inscripción Apóstoles de Besarabia, Mártires de la Santa Causa Nacional. El monumento, de tres metros de altura, estaba coronado con el escudo de armas de Rumanía, entre una rama de roble y una rama de laurel, realizada en bronce. Este medía 4,35 metros de largo y 1,92 metros de ancho.

    En vísperas de la anexión de Besarabia en junio de 1940, el ejército rumano desmanteló los bajorrelieves de Alexei Mateevici y Simon Murafa y los envió a Bucarest. En 1962, el resto del monumento y el campanario situado frente a la catedral de la Natividad del Señor, donde se encontraba, fueron volados por el ejército soviético.

     

    Versión en español: Mihaela Stoian