Dentro de unos días se cumplirán tres años desde que Moscú invadió Ucrania. Han sido tres años difíciles, con cumbres sobre el conflicto y la ayuda occidental a Kiev en las que los europeos han estado sentados en la misma mesa que los estadounidenses.
Los líderes de los principales países de la UE y los responsables de las instituciones comunitarias se reunieron el lunes en París, en una cumbre informal de urgencia. Se vieron obligados a hacerlo debido a la forma en que Washington, cada vez más imprevisible bajo la nueva administración Trump, está tratando a sus aliados tradicionales al otro lado del Atlántico.
El general Keith Kellogg, enviado especial del presidente estadounidense para Ucrania y Rusia, declaró en la Conferencia de Seguridad de Múnich que se consultaría a los líderes europeos, pero que estos no participarían en las negociaciones para poner fin a la guerra.
El lunes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, declararon que Ucrania se merece una paz que respete su independencia, soberanía e integridad territorial y cuente con sólidas garantías de seguridad. Una paz a través de la fuerza. Europa, prometieron, está ofreciendo toda su ayuda militar a Ucrania y considera peligroso concluir con un alto el fuego sin un acuerdo de paz.
Esta es la lección aprendida de los acuerdos de Minsk, que trataron de poner fin al conflicto tras la ocupación rusa de la península ucraniana de Crimea y Sebastopol en 2014. Keir Starmer, el primer ministro británico, afirma que es justo que las naciones europeas, incluido el Reino Unido, demuestren su voluntad de hacer más por la autodefensa colectiva. Europa está dispuesta a invertir más en su seguridad, aseguró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
La cumbre concluyó con un llamamiento a la unidad en pro de la seguridad transatlántica y la responsabilidad respecto a Ucrania. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró el lunes por la noche que el presidente francés, Emmanuel Macron, y él habían debatido sobre las garantías de seguridad y la consecución de una paz duradera en Ucrania. «Compartimos una visión común: las garantías de seguridad deben ser sólidas y sostenibles», escribió Zelenski en la red social X. En su opinión, cualquier otra decisión que no incluyera tales garantías, como una frágil tregua, solo sería otro engaño ruso y una preparación para una nueva guerra rusa contra Ucrania u otros países europeos.
En Bucarest, el consejero presidencial Cristian Diaconescu desmintió categóricamente las informaciones públicas que afirmaban que Rumanía había recibido una invitación para la reunión de París y no la había aceptado. Anunció que la parte rumana está trabajando para abrir una serie de canales de comunicación y que pronto se producirán avances en cuanto al posicionamiento de Rumanía y la generación de un determinado tipo de solidaridad europea y transatlántica, porque ambas cosas redundan en interés de la seguridad de Rumanía.
Versión en español: Victoria Sepciu