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  • La miscelánea: El fenómeno NEET o NiNis en Rumanía

    La miscelánea: El fenómeno NEET o NiNis en Rumanía

    La definición es un poco diferente en Rumanía. En concreto, la categoría de NEET o ninis incluye a los que tienen entre 15 y 29 años. Además, debido a la forma en que funciona la legislación del desempleo, en Rumanía no se trata únicamente de los desempleados.

    La Comisión Europea ha publicado a principios del pasado mes de mayo un informe especial para siete países a los que les detecta falta de convergencia social con la media de la Unión, es decir, debilidades en los indicadores relacionados con el empleo, los ingresos per cápita, la educación y la pobreza. Rumanía es uno de los Estados analizados, junto con Bulgaria, Estonia, Hungría, Italia, Lituania y España, y varias de las principales debilidades giran en torno al mercado laboral.  A escala nacional, a finales de marzo de este año, el desempleo en Rumanía era del 3%, con 236.700 parados, según EURES. Tras la crisis económica de 2008-2013, estos jóvenes ninis, que tienen dificultades para pasar de la escuela al trabajo, se convirtieron en uno de los grupos más vulnerables. A menudo tienen un bajo nivel educativo, dificultades familiares y problemas físico-emocionales. Esta exclusión social puede tener graves consecuencias para las personas, la sociedad y la economía.

    Rumanía es el campeón de la Unión Europea en número de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Los datos del Instituto Europeo de Estadística Eurostat muestran que el 19,8% de los jóvenes rumanos de entre 15 y 29 años no tenía empleo en 2022. Esta cifra casi duplica la media europea (11,7%). El segundo país con más desempleo es Italia (19 %) y el tercero, Grecia (15,4 %). En el otro extremo del espectro, la mayoría de los jóvenes de los Países Bajos y Suecia trabaja o estudia. En consecuencia, las cifras de ninis oscilan entre casi el 5% en los Países Bajos y más del 19% en Rumanía.

    Si observamos cómo han evolucionado las cosas a este respecto en el periodo 2012-2022, vemos que en muchos países se ha reducido considerablemente la proporción de jóvenes que ni trabajan ni estudian. Los mayores avances se han producido en países como Irlanda, donde se registra una reducción de alrededor del 13%, Grecia con un descenso de más del 11%, pero también Bulgaria, donde el número de jóvenes sin ocupación ha caído en 10 años casi un 10%. Sin embargo, hay dos países europeos en los que la proporción aumentó en 2012-2022. Austria, donde se observa un aumento del 0,9%, y Rumanía, con un incremento del 0,5%.

    Un fenómeno interesante es que Rumanía se encuentra en una fase de emancipación, en la que ya no se está dispuesto a hacer cosas que se hacían antes. Los jóvenes, en lugar de trabajar en la hostelería, por ejemplo siendo camareros, o trabajar en otros campos que no les parecen sofisticados, prefieren no trabajar. Quieren ser millonarios y empresarios de la noche a la mañana. Los psicólogos explican que los jóvenes de hoy se dividen en dos grandes categorías: los que están interesados en una carrera profesional y los que aún no han encontrado trabajo o evitan encontrarlo. Hay una dicotomía muy marcada entre los jóvenes que están muy comprometidos, son muy decididos y tienen metas, quieren una carrera profesional, y otros a los que les cuesta mucho adaptarse al entorno real. Estos últimos tienen expectativas poco realistas, algunos de ellos. Esperan que el salario sea muy alto y que el horario sea siempre flexible. Son exigencias poco realistas para la experiencia que tienen y los conocimientos que poseen, así que no encuentran trabajo. En algún momento abandonan y se quedan sin trabajo.

    Por otra parte, también existe la categoría de jóvenes acostumbrados a recibir apoyo, que saben que sus padres les proporcionan comodidad económica y aplazan todo lo posible el momento de empezar a trabajar por su cuenta. Estamos hablando de jóvenes que posponen el empleo durante mucho tiempo, las razones son o bien la falta de interés y la creencia de que sus padres son los responsables de mantenerlos, o bien son aquellos que están muy ansiosos, muy temerosos y sienten que no son lo suficientemente buenos, que no encontrarán trabajo. Siempre están anticipando cosas negativas, y eso les mantiene en un estado constante de expectación, por lo que tardan mucho en involucrarse profesionalmente.

    Los psicólogos creen que las redes sociales y la vida de los famosos en Internet pueden tener un gran impacto en los jóvenes. Viendo el éxito de ciertas personalidades de las redes sociales, los jóvenes podrían pensar que solo tienen que esperar la idea o el momento adecuados y su éxito podría estar garantizado. Las redes sociales pueden tener un mayor impacto para quienes han vivido más en el mundo virtual, tienen algunos modelos de éxito en este ámbito y se comparan todo el tiempo. Al haber tomado como modelos a personas de éxito en Internet, quieren algo parecido.

    Más del 60% de los jóvenes de entre 15 y 24 años de todo el mundo (830 millones de personas) carecerán de las competencias necesarias para el mercado laboral en 2030, incluidas las necesarias para la transición a la economía verde, según un informe de PwC, UNICEF y Generation Unlimited. Según el informe, titulado “Why the world needs to upskill young people to enable the net zero transition”, entre las principales razones para ello figuran la falta de una estrategia de educación y formación para el mercado laboral, basada en la colaboración entre gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales, y el acceso limitado o nulo a Internet.

    Según datos de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), el número de jóvenes de todo el mundo que no tienen empleo, ni estudian, ni reciben formación alcanza actualmente su nivel más alto desde 2005, y la pandemia ha agravado aún más la crisis de la educación y la formación.

     

  • Cómo supervisamos los espacios verdes en Bucarest

    Cómo supervisamos los espacios verdes en Bucarest

    Además de ser una capital con grandes problemas de contaminación, Bucarest también carece de metros cuadrados de espacios verdes. Y esta situación refleja, de hecho, el estado actual de la legislación en este ámbito. Por ejemplo, no existe un registro funcional de los espacios verdes desde hace varios años, aunque en 2011 se elaboró un documento de este tipo. Sin embargo, el Consejo General del Ayuntamiento de Bucarest no votó a favor, debido a numerosos problemas metodológicos y al hecho de que, en realidad, no ofrece ninguna protección a los espacios verdes. Es más bien un documento consultivo, sin valor legal, dice Victoria Carasava, coordinadora de proyectos de Art Fusion, la organización no gubernamental que inició una petición cívica para acelerar la adopción del Registro de Espacios Verdes.

     

    Victoria Carasava:

     

    «En octubre, iniciamos una campaña para acelerar el restablecimiento de este registro, realizado según exige la ley, para que el Consejo General de Bucarest lo pudiera votar y que tuviera valor administrativo. Desde octubre, más de 5000 residentes de Bucarest han firmado nuestra petición. Esperamos que cada vez más residentes de Bucarest firmen esta petición y demuestren al Ayuntamiento que la falta de espacios verdes en Bucarest es un problema real. Y al mismo tiempo, además de esta petición, hemos presentado una carta abierta al Ayuntamiento de Bucarest (PMB), actualmente firmada por 29 organizaciones de la sociedad civil y grupos cívicos locales y de iniciativa cívica. A través de estos dos documentos, la carta abierta y la petición, ambos presentados en diciembre al Ayuntamiento de Bucarest, esperamos recibir finalmente una respuesta por su parte y del alcalde general, para hacer este proceso un poco más transparente y ver exactamente cuáles son los plazos con los que trabaja  el Ayuntamiento para restaurar este registro».

     

    ¿Cuáles serían los problemas del registro actual y qué espera la sociedad civil que se resuelva con un nuevo documento?

    Victoria Carasava responde:

     

    «El registro actual prácticamente no muestra cuál es la cantidad y la calidad real de los espacios verdes en Bucarest. Los árboles aparecían en este registro en lugares donde nunca habían existido. Se catalogaron ciertos espacios que legalmente no deberían haber formado parte del registro. Además, apareció otro problema muy grave. Cuando se elaboró este primer registro, no estaba previsto el presupuesto para su actualización, porque la Ley de Espacios Verdes dice que este registro es una herramienta dinámica, que inventaría todo el patrimonio verde de una ciudad y que debe reflejar absolutamente cualquier cambio cualitativo o cuantitativo que se produzca en estos espacios verdes».

     

    Desafortunadamente, parece que la elaboración de este registro llevará más tiempo, ya que depende de la ley de espacios verdes y del código urbanístico, es decir, actos normativos que actualmente se encuentran en debate parlamentario para la adopción de enmiendas. Algunas de ellas se refieren incluso a la posibilidad de que algunos espacios verdes de propiedad privada cambien su estatus y se conviertan en zonas residenciales funcionales. Esto significaría una reducción del ya limitado espacio verde, consideran varias organizaciones ambientalistas y también el alcalde general. Hasta entonces, sin embargo, incluso el Ayuntamiento sigue esperando.

     

    Victoria Carasava:

     

    «En este momento, debido al hecho de que desde hace varios meses se está debatiendo en el Parlamento la modificación de la Ley de Espacios Verdes, pero también del Código Urbanístico, es muy posible que esta normativa cambie y que la discusión sobre lo que entra en este registro se complique un poco más. Y por lo que entiendo, esta sería una de las razones por las que, en este momento, el Ayuntamiento no está iniciando el proceso de contratación de los servicios de restauración de este registro.  El Ayuntamiento no tiene, desde un punto de vista, la capacidad de hacer él solo este registro. Esta herramienta requiere mucho trabajo, requiere recopilar mucha información sobre el terreno, un proceso que  duraría al menos un año, porque absolutamente todos los árboles, por ejemplo, deben estar catalogados. Los datos deben recopilarse en dos períodos separados del año, cuando los árboles están en vegetación y cuando no lo están. Así que es un proceso largo, por lo que la alcaldía tiene que subcontratar este servicio, y esperamos acabar creando una relación un poco más transparente y de colaboración con el  Ayuntamiento de Bucarest, para explorar juntos la opción de hacer un registro de espacios verdes por etapas».

     

    En realidad, todo el proceso debe acelerarse, los espacios verdes siendo vitales para la salud de la población. Los bucarestinos, por ejemplo, «disfrutan» solo de siete metros cuadrados per cápita; dato que es, además, cuestionable, considera Victoria Carasava:

     

    «Siete metros cuadrados es la estimación de la Comisión Europea. Es una estimación  de hace varios años. Hoy en día, es probable que esta estimación ya no refleje la realidad.  Por comparación, es muy posible que ahora tengamos aun menos zonas verdes. Además, el espacio verde mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es de 50 metros cuadrados per cápita. En este momento, como ya he dicho, no sabemos exactamente cuál es la situación, y eso es muy grave. Pero exigimos no solo la restauración de este registro, sino también un plan de acción claro, para ampliar y completar la red verde de la ciudad, que se menciona incluso en la Ley de Espacios Verdes, que nos dice que este registro o auditoría de espacios verdes debe incluir también un plan para la extensión de la red de espacios verdes en las ciudades de Rumanía. Un registro de espacios verdes nos ayudaría mucho a identificar realmente las tierras degradadas, que son espacios públicos o que pertenecen a instituciones estatales o incluso son espacios privados, tierras que podrían convertirse en parques en el futuro».

     

    Versión en español: Mihaela Stoian