Author: Brigitta Pana
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La miscelánea: Rumanía en otoño – colores, aromas, fiestas
Desde los vibrantes colores de los bosques de los Cárpatos hasta los mercados llenos de las riquezas de la cosecha, el otoño rumano nos ofrece un espectáculo visual y cultural inolvidable. El otoño convierte a Rumanía en un verdadero cuadro de cuento de hadas. Los paisajes más hermosos pueden admirarse en las regiones montañosas y rurales. Los Cárpatos, cubiertos de bosques mixtos, se vuelven una explosión de colores: rojo, amarillo intenso, naranja y tonos cobrizos. Por ejemplo, los Montes Apuseni o Bușteni son destinos populares para hacer senderismo en esta época del año, cuando los caminos están rodeados de hojas crujientes y los colores del bosque son impresionantes. La tranquilidad de la naturaleza y el aire fresco hacen que el otoño sea ideal para una escapada en plena naturaleza. Además de las montañas, el Delta del Danubio también ofrece un espectáculo único: la vegetación salvaje y las aves migratorias crean un paisaje inolvidable. Las mañanas frescas y la suave luz del sol otoñal hacen que cualquier paseo por la naturaleza sea mágico. El otoño es también la temporada de las cosechas abundantes en Rumanía. Los mercados de todo el país se llenan de verduras y frutas frescas: manzanas, peras, uvas, calabazas y, por supuesto, maíz. La cosecha de otoño es una oportunidad para que las comunidades celebren el trabajo de todo el verano. Un ejemplo de tradición relacionada con esta estación es la vendimia y la producción de vino. Regiones como Prahova, Moldavia o Dobrogea son conocidas por sus extensos viñedos.
En octubre, se organizan festivales locales dedicados al vino, donde la gente se reúne para cosechar las uvas y celebrar con comida tradicional y danzas populares. Además, el otoño es la temporada en que las familias preparan conservas para el invierno: zacusca, una pasta tradicional de la gastronomía rumana, hecha principalmente de verduras asadas o cocidas, encurtidos y mermeladas. Esta costumbre, transmitida de generación en generación, llena las casas de aromas como los de los pimientos asados o la mermelada recién cocida, trayendo consigo recuerdos de la infancia y de las comidas familiares.
El otoño también trae una serie de fiestas y eventos tradicionales en Rumanía. San Demetrio (26 de octubre) es una de las fiestas religiosas más importantes de esta estación. Marca el inicio del invierno pastoral y el final de la temporada agrícola. En los pueblos de montaña, los pastores descienden con sus rebaños desde las montañas y se organizan festivales de la trashumancia, una tradición viva en el país. Asimismo, la festividad de San Andrés (30 de noviembre) está rodeada de supersticiones y costumbres. Según la tradición, la noche de San Andrés los espíritus malignos y los strigoi (espíritus vampíricos) aparecen, y para protegerse, la gente unge las puertas y ventanas con ajo. Además, durante esta temporada se celebra el Día Nacional de Rumanía (1 de diciembre), una oportunidad para reflexionar sobre la historia del país y celebrar la unidad de los rumanos con desfiles, conciertos y fuegos artificiales. El otoño no solo es una temporada de cambio natural, sino también un momento para la introspección. Después del ajetreo del verano, la gente tiende a pasar más tiempo en casa, reflexionar y reconectarse consigo misma. La luz suave, los días más cortos y las temperaturas más bajas nos invitan a buscar comodidad y tranquilidad. Los cafés se llenan de personas disfrutando de bebidas calientes como té de frutas o vino caliente, y las tardes pasadas con un buen libro o cerca de la chimenea forman parte del encanto de esta estaci
Si pasean por Bucarest en esta época del año, no podrán dejar de notar la agitación y el encanto característico de los mercados de la ciudad. En otoño, estos se convierten en verdaderos puntos de atracción, ofreciéndonos una rica paleta de colores, aromas y tradiciones culinarias. Uno de los mercados más conocidos es Piața Obor, que mantiene su reputación como el corazón del comercio tradicional en Bucarest. Aquí, en cada esquina, pueden encontrar puestos llenos de verduras y frutas frescas, directamente de los productores locales. Manzanas rojas y amarillas, peras jugosas, uvas perfumadas y calabazas de todos los tamaños y formas – todo esto encanta nuestros sentidos e invita a llenar las bolsas de compras. Además de Obor, también Piața Matache o Piața Amzei son lugares que vibran de vida en esta época. Aquí, el otoño trae una variada oferta de productos de temporada: pimientos, berenjenas, pimientos morrones para zacusca, col para encurtir en invierno y, por supuesto, hierbas aromáticas como tomillo o eneldo, que dan sabor a los platos tradicionales. Cada mañana, los mercados de Bucarest están animados por vendedores llenos de energía y clientes que negocian con una sonrisa en el rostro por sus productos favoritos. Los compradores no vienen solo a por verduras y frutas, sino para disfrutar del ambiente auténtico de un mercado rumano, donde los pequeños productores muestran con orgullo los frutos de su trabajo durante el verano. No solo las frutas y verduras son atractivos de los mercados otoñales. En cada paso, se siente el aroma de las castañas asadas, el maíz hervido o las tartas recién salidas del horno, ofrecidas por los pequeños comerciantes. Todo parece recordarte los sabores de la infancia y las comidas en familia. Y no olvidemos el mosto, la bebida preferida de los rumanos en esta época, el jugo fresco de uvas que se obtiene antes de que comience el proceso de fermentación para producir vino. Es una bebida dulce y refrescante, muy popular en las regiones donde se cultivan uvas, especialmente durante la cosecha de la vid. Se consume como bebida, pero también es el primer paso en la elaboración del vino. En muchos mercados de Bucarest, especialmente en Piața Domenii o Piața 1 Mai, puedes encontrar botellas de mosto recién exprimido, un verdadero manjar otoñal. Es ese jugo de uva dulce, ligeramente efervescente, que te hace sentir que el otoño ha llegado plenamente a la ciudad. Además, los mercados otoñales también traen consigo festivales de la cosecha, donde los productores vienen de todas partes del país con sus mejores productos, y los visitantes pueden degustar delicias tradicionales: desde quesos y embutidos hasta dulces tradicionales y conservas. El ambiente siempre es festivo, con música folclórica y buen ánimo.
Así que, el otoño en los mercados de Bucarest es una verdadera celebración para los sentidos. Ya sea que estén buscando las mejores verduras para hacer conservas o simplemente quieran disfrutar del ambiente auténtico de un mercado rumano, los mercados son el lugar perfecto para sentir la vibración de esta estación. Si aún no han visitado un mercado otoñal, les recomiendo dar un paseo y dejarse llevar por los aromas y colores de esta generosa temporada.
En conclusión, el otoño en Rumanía es mucho más que una simple estación de transición. Es un tiempo de abundancia, de tradiciones ricas y de reconexión con la naturaleza. Ya sea que hablemos de la belleza de los bosques cobrizos, de los festivales locales o de las costumbres que nos acercan a la familia y los amigos, el otoño es una fuente de inspiración y emoción. Les invito a disfrutar de esta temporada especial, ya sea paseando por un parque o escapando a la naturaleza, o simplemente saboreando una taza de té caliente junto a una ventana abierta hacia el paisaje otoñal.
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La miscelánea: De la migración a la integración: la evolución de los rumanos en España
Los rumanos han desarrollado un afecto especial por España por varias razones, la mayoría relacionadas con experiencias personales y condiciones socioculturales. Desde la década de 1990, muchos rumanos han emigrado a España en busca de mejores oportunidades laborales. España ha ofrecido puestos de trabajo en la agricultura, la construcción, los servicios y otros campos, y los rumanos han sido a menudo bien recibidos por su mano de obra. Esta experiencia económica positiva ha reforzado el sentimiento de afecto por el país. El clima cálido de España y sus hermosas playas son otra de las razones por las que los rumanos adoran el país. Muchos rumanos que viven allí disfrutan del generoso sol y de los paisajes mediterráneos, que contrastan con los inviernos más fríos de Rumanía. Los españoles son conocidos por su carácter cálido y abierto, lo que ha ayudado a muchos rumanos a sentirse bienvenidos e integrados en la sociedad. Existe una similitud cultural entre ambos pueblos en cuanto a valores tradicionales como la importancia de la familia y la hospitalidad. Tanto el rumano como el español pertenecen a la familia de las lenguas romances, lo que facilita el aprendizaje del español a muchos rumanos. Esta proximidad lingüística y cultural ayuda a crear una sensación de familiaridad y cercanía. Los rumanos en España forman una de las mayores comunidades de inmigrantes del país y su integración ha sido relativamente fácil. En muchas ciudades, los rumanos han conseguido crear comunidades sólidas con sus propias iglesias, escuelas y negocios, lo que les hace la vida en España más cómoda y agradable. Integrarse en la sociedad española no siempre ha sido fácil. Muchos rumanos se enfrentaron a la discriminación, las dificultades burocráticas o los retos que plantea el reconocimiento de títulos y cualificaciones profesionales.
Tras la caída del comunismo en 1989, muchos rumanos empezaron a emigrar de Rumanía en busca de una vida mejor debido a los problemas económicos y la inestabilidad política. Al principio, España era un destino relativamente nuevo para los rumanos, que empezaron a venir sobre todo para trabajos estacionales en la agricultura y la construcción. Las primeras oleadas de rumanos eran principalmente hombres, que más tarde trajeron a sus familias. Durante este periodo, los rumanos se integraron gradualmente en la sociedad española, principalmente en sectores económicos con gran demanda de mano de obra, como la construcción y la agricultura. Muchos rumanos trabajaban inicialmente indocumentados o con contratos temporales.
Un momento clave para la evolución de la comunidad rumana en España fue 2007, cuando Rumanía ingresó en la Unión Europea. Sin embargo, España impuso una serie de restricciones a los ciudadanos rumanos en el mercado laboral hasta 2011. Hasta entonces, muchos rumanos estaban en España legalmente, pero las restricciones económicas y el acceso limitado al mercado laboral complicaron el proceso de integración. Desde 2002, el número de rumanos en España ha crecido exponencialmente. Mientras que en 1998 había unos 6.000 rumanos en España, en 2006 este número había superado los 400.000. El crecimiento continuó después de 2007, llegando a más de 900.000 rumanos en 2011, según datos oficiales. En la década de 2000, la pujante economía española atrajo a un gran número de inmigrantes, entre ellos rumanos. La mayoría de ellos trabajaron en la construcción, el turismo, los servicios asistenciales y la agricultura, contribuyendo significativamente a la economía española. El periodo de crecimiento económico facilitó la integración de los rumanos, muchos de los cuales consiguieron traer a sus familias y establecerse de forma permanente.
La crisis financiera golpeó duramente a España y el sector de la construcción, en el que trabajaban muchos rumanos. Durante este periodo, algunos rumanos se vieron obligados a volver a casa o emigrar a otros países europeos, pero la mayoría se quedó en España, adaptándose a las nuevas y difíciles condiciones económicas. Después de 2011, cuando la economía española empezó a recuperarse, la comunidad rumana reforzó su presencia. Los rumanos se adaptaron a diferentes sectores económicos y consiguieron establecer pequeños negocios, así como invertir en la educación de sus hijos, que asisten a colegios españoles. Después de 2011, se levantaron las restricciones del mercado laboral para los ciudadanos rumanos, lo que permitió a los rumanos acceder más fácilmente a empleos legales y estables, contribuyendo a una integración social más rápida y a la mejora de las condiciones económicas de sus familias.
Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística de España, el número de rumanos residentes en el país ha aumentado de forma constante. Este crecimiento fue más marcado entre 2014-2018, cuando el número de rumanos en España aumentó más del 50%. En los últimos años, el crecimiento ha sido más moderado, pero el número de rumanos en España ha seguido aumentando. Los rumanos son actualmente la segunda comunidad extranjera en España, después de los marroquíes. La mayor concentración de rumanos se da en las comunidades de Madrid, Cataluña y Valencia. Las zonas con mayor concentración de rumanos son Madrid (276.000 rumanos, el 42,5% de todos los rumanos de España), Cataluña, (124.000 rumanos) y la Comunidad Valenciana (104.000 rumanos). Estas regiones han atraído a los inmigrantes por las oportunidades económicas, así como por las comunidades establecidas que ofrecen apoyo y redes de ayuda a los recién llegados.
Además de su contribución económica, desempeñan un papel activo en la promoción de la cultura y las tradiciones rumanas. Se están organizado eventos culturales, como festivales, conciertos y exposiciones, que no sólo proporcionan un espacio para que los rumanos se expresen, sino que también contribuyen a la diversidad cultural de España. Estos actos son oportunidades para celebrar el patrimonio rumano, pero también para tender puentes entre las comunidades rumana y española. En muchas regiones de España, especialmente en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla, se han abierto escuelas y clases de lengua rumana para los hijos de los emigrantes, dándoles la oportunidad de aprender y preservar su lengua materna y su cultura.
Estas iniciativas son esenciales para mantener los vínculos con Rumanía y garantizar la transmisión de las tradiciones y la identidad cultural rumanas a las nuevas generaciones. La Embajada de Rumanía en España y los consulados en las principales ciudades apoyan activamente a la comunidad rumana, facilitando la integración y prestando apoyo jurídico y administrativo. También existen numerosas asociaciones y organizaciones de rumanos que contribuyen a la preservación de la identidad cultural y a la integración en la sociedad española. Las relaciones entre Rumanía y España se han reforzado a través de intercambios culturales, económicos y políticos, que también benefician a la comunidad rumana. Rumanía y España han firmado numerosos acuerdos bilaterales en diversos ámbitos, como el mercado laboral y la educación.
La comunidad rumana en España es un ejemplo de éxito de integración en el contexto de un país europeo que ha ofrecido importantes oportunidades económicas y sociales. Además del impacto económico, los rumanos contribuyen a la diversidad cultural y social de España, formando un sólido puente entre ambos países.
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La miscelánea: Rumanía, un país de amantes de los animales
La iniciativa de instaurar este día fue del escritor y publicista alemán Heinrich Zimmermann, ferviente defensor de los derechos de los animales, editor de la revista Mensh und Hund (Hombre y Perro).
El 4 de octubre es también la fiesta de San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana y protector celestial del medio ambiente y los animales. La leyenda dice que el santo tenía el poder de enseñar y reprender a los animales, llegando incluso a domar a un lobo con solo una palabra amable. Para respetar adecuadamente esta festividad, se nos anima a dejar de usar ropa hecha de pieles de animales, dejar de usar productos probados en animales y tratar de elegir sólo alimentos de origen vegetal durante al menos un día.
Este día tiene un significado especial en diferentes partes del mundo, incluyendo Rumanía. Con su rica biodiversidad y paisajes espectaculares, nuestro país es hogar de una variedad impresionante de especies. Desde los densos bosques de los Cárpatos hasta las tranquilas aguas del delta del Danubio, el país ofrece un refugio para muchas especies de flora y fauna. Este Día Mundial de los Animales nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en la protección de estas especies. Organizaciones como “World Animal Protection” y “La Asociación Millones de Amigos” están trabajando arduamente en Rumanía para educar al público sobre la importancia de conservar la fauna local. Además, Rumanía es conocida por su trabajo en la rehabilitación de animales rescatados. Existen santuarios que ofrecen un hogar seguro a animales que han sufrido abusos o que han sido abandonados. Un ejemplo es el Santuario de Osos Libearty, que alberga a más de 100 osos rescatados de condiciones deplorables. Este lugar no solo proporciona un refugio, sino que también educa al público sobre el bienestar animal. Sin embargo, como en muchas partes del mundo, estos hábitats están amenazados. Pero no se trata solo de animales salvajes. La tenencia responsable de mascotas es también un tema crucial. Cada año, se realizan campañas y eventos para promover la adopción y educar sobre la responsabilidad de cuidar a una mascota, ayudar a los animales, desde los callejeros hasta los que están en peligro de extinción.
Investigadores de varios rincones del mundo han descubierto que los animales sí pueden estimular la salud física y mental de los humanos. Tener mascotas a nuestro alrededor es beneficioso, aunque la mayoría de las veces no nos demos cuenta, y nos ayuda emocional, psicológica y socialmente. Los rumanos son conocidos por su aprecio y cariño hacia los animales, aunque las actitudes y prácticas pueden variar en diferentes regiones y contextos sociales. Rumanía tiene una relación compleja con los animales, que abarca desde el cuidado de mascotas hasta su papel en la vida rural, donde los animales de granja desempeñan un rol esencial.
Las encuestas muestran que la gente en todo el mundo comparte cada vez más su vida también con mascotas en casa. Los datos son reveladores. Rumanía tiene 10 millones de mascotas y es el país que ocupa el primer lugar en la UE por el número de dueños de perros y gatos. Los rumanos simpatizamos con todas las razas de cachorros, independientemente de su tamaño, habilidades, debilidades y puntos fuertes. Sin embargo, el callejero es el perro más presente en la vida del rumano, aunque no se apruebe mucho su existencia. El problema de los perros callejeros se reconoce desde hace años, sobre todo en la vida de los rumanos urbanos. Su presencia ha empezado a percibirse como un inconveniente, sobre todo en los últimos años. Actualmente se desconoce el número exacto de perros vagabundos en nuestro país pero se estima que la cifra supere unos 2,5 millones. Según la Organización Mundial de la Salud, hay más de 200 millones de perros callejeros en el mundo, pero la mayoría están en Europa del este.
La Federación Nacional para la Protección de los Animales (FNPA) afirma que la esterilización masiva de perros en Rumanía podría resolver el problema de los animales sin hogar. Un análisis realizado por la FNPA y PETA Alemania estima que, entre 2001 y 2021, 2,2 millones de perros fueron recogidos de las calles, de los cuales 1,03 millones fueron sacrificados o murieron debido a las malas condiciones de los refugios de los municipios asociados. Existe una gran controversia sobre los perros callejeros en Rumanía. Se cree que el problema de los perros comenzó en la década de 1980, cuando la gente del campo se vio obligada a abandonar sus hogares rurales y establecerse en pequeños apartamentos urbanos para satisfacer las dictaduras inherentes al impulso de industrialización promovido por el líder comunista Nicolae Ceausescu. Los perros fueron abandonados, por lo que rápidamente se multiplicaron y las calles se llenaron de perros callejeros. Durante años, estos perros fueron objeto de matanzas masivas en formas que a menudo fueron criticadas por las organizaciones de animales.
En 2008, en nuestro país se aprobó una nueva ley sobre el bienestar de los animales, que estipulaba que ningún animal sano debería ser sacrificado, escribe Word Atlas. La situación empeoró cuando, en 2013, un niño de Bucarest fue asesinado por perros callejeros. El Gobierno aprovechó la oportunidad que le ofreció este incidente para avivar el fuego del odio que los rumanos tenían contra los perros, y la matanza masiva de estos animales se volvió peor que nunca. La matanza de perros en Rumanía incluso recibió suficiente atención de los medios de comunicación de masas para provocar críticas por parte de los gobiernos extranjeros. Sin embargo, Animax Petshop de Rumanía señaló que, del número total de perros, entre un millón y 1,5 millones fueron adoptados de los centros de acogida o de la calle.
Conviene señalar que desde el 19 de mayo de 2022, los rumanos que torturan o no proporcionan comida a los animales de su propiedad corren el riesgo de recibir hasta 3 años de prisión. Antes la pena máxima era de un año. Las nuevas disposiciones de la Ley de Protección de los Animales castigan con mayor severidad los delitos cometidos contra ellos. Por homicidio premeditado, la pena aumentó de uno a siete años de prisión. Y el valor de las multas incrementó: hasta el 19 de mayo de 2022, un propietario que no proporcionaba a su animal un refugio adecuado, no le daba la oportunidad de hacer suficiente ejercicio y no le brindaba la atención adecuada podría recibir una multa de hasta 3.000 leus, unos 600 euros. Ahora, la misma multa puede alcanzar los 12.000 leus, o sea 2400 euros. Por primera vez en la Ley de Protección Animal, se introdujeron disposiciones relacionadas con la zoofilia, acto considerado como un “delito” y “maltrato al animal”.
El amor por los animales ha crecido con el tiempo, especialmente entre las generaciones más jóvenes y en los entornos urbanos. Las redes sociales y las campañas internacionales también han jugado un papel en sensibilizar a la población sobre el bienestar animal, y cada vez más rumanos adoptan un enfoque más empático hacia los animales.
En resumen, aunque existen algunos desafíos, los rumanos en general muestran un creciente cariño y respeto por los animales, tanto domésticos como salvajes, lo que refleja una evolución cultural hacia una mayor consideración del bienestar animal.
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La miscelánea: El Festival Internacional de Cine de Bucarest 2024 (BIFF) – edición aniversario
A lo largo de los años, el Festival Internacional de Cine de Bucarest (BIFF) se ha dado a conocer tanto a nivel nacional como internacional gracias a la presencia de un numeroso público, pero también de invitados de renombre como Nikita Mihalkov, Andrei Konchalovsky, Amos Gitai, Danis Tanovic, Rutger Hauer, Jerzy Skolimowski, Jan Harlan, Radu Mihaileanu, Franco Nero, Vanessa Redgrave. El Festival Internacional de Cine de Bucarest es el más longevo y el único festival de cine de Bucarest con un certamen internacional dedicado a largometrajes.
La 20ª edición propone un total de 30 películas en estreno absoluto en Rumanía, así como eventos especiales que se espera atraigan a más de 40.000 espectadores entre el 19 y el 29 de septiembre de 2024. El Festival Internacional de Cine de Bucarest (BIFF), primer gran certamen de largometrajes organizado en Bucarest, ofrece -junto a las producciones cinematográficas- actos especiales para los cinéfilos y también para los apasionados de la interpretación. El conocido director de cine y guionista canadiense Philippe Lesage es el presidente del Jurado del Festival Internacional de Cine de Bucarest (BIFF) de este año.
La película «El año nuevo que nunca fue», escrita, dirigida y producida por Bogdan Mureșanu, inauguró la 20ª edición del Festival Internacional de Cine de Bucarest (BIFF). Se proyectó en la Gala de apertura Panorama, el jueves 19 de septiembre de 2024 en la sala de cine del Museo del Campesino Rumano. La película, una conmovedora comedia negra, goza de reconocimiento internacional tras ganar cuatro importantes premios en la Bienal de Venecia. «El año nuevo que no fue» regresó a Rumanía con el trofeo a la mejor película de la sección Orizzonti y el premio FIPRESCI a la mejor película de la sección Orizzonti y las secciones paralelas. El guionista y director Bogdan Mureșanu también fue galardonado con el Premio Bisato d’Oro 2024 al Mejor Guión de la crítica independiente. Además, el director de fotografía de la película, Boróka Biró, recibió una mención especial a la fotografía en el Premio «Valentina Pedicini» para autores menores de 40 años. El reparto de la película incluye a más de 40 actores muy queridos del cine rumano, entre ellos Adrian Văncică, Nicoleta Hâncu, Mihai Călin, Iulian Postelnicu, Ioana Flora y muchos otros. La película será distribuida en Rumanía por Forum Film y se estrenará en los cines de todo el país el 24 de septiembre de 2024.
Bogdan Mureșanu, galardonado director y guionista, estuvo presente en la Gala de Inauguración del festival, junto con parte del equipo de la película. Fue una oportunidad única para que el público rumano viera por primera vez una película que captó la atención de la crítica internacional y aportó nuevas perspectivas sobre el pasado reciente de Rumanía. La película «El año nuevo que no fue» capta con emoción y humor una serie de momentos dramáticos y tensos a medida que una serie de personajes atraviesan un periodo de 24 horas el 20 de diciembre de 1989, explorando temas de libertad, amor y esperanza en una sociedad dominada por el miedo y la incertidumbre.
El Festival Internacional de Cine de Bucarest sigue siendo un hito en el panorama cinematográfico, ya que es el único certamen internacional dedicado a largometrajes que se celebra en la capital y las películas son estrenos nacionales, salvo la sección de autores rumanos. Además de las secciones habituales del festival -Competición Oficial, Panorama, Autores Rumanos e Historia y Cine-, la edición de este año cuenta con una Retrospectiva del director francés de origen rumano Radu Mihăileanu que recibirá, en esta ocasión, el Premio a la Excelencia en el BIFF 2024 – XX edición. Se proyectarán las películas de autor «Train de vie» / «Tren de vida» (1998), galardonada con tres premios en el Festival de Venecia y el Premio del Público en el Festival de Sundance, y «L’Historie de l’Amour» / «La historia del amor» (coproducción Francia, Canadá, EE.UU., Rumanía, 2016). Las proyecciones irán seguidas de sesiones de preguntas y respuestas con el director.
El Festival Internacional de Cine de Bucarest es el único festival internacional de cine de Bucarest que cuenta con una sección de cine documental e histórico para honrar el centenario del rey Miguel en 2021, 100 años después de su nacimiento, por iniciativa de Dan Drăghicescu. Las películas históricas son buenas embajadoras culturales a escala internacional y nacional, y despiertan el interés de las nuevas generaciones a través de las proyecciones en festivales de cine. El documental « Tovarasul» (El camarada) se proyectó el 22 de septiembre en la vigésima edición aniversario del Festival Internacional de Cine de Bucarest en la sección “Historia y cine”. El documental “Tovarasul: la fabricación, la gloria y el fracaso de un dictador” narra la vida de Nicolae Ceausescu, hijo de campesinos que consiguió convertirse en el hombre más poderoso de Rumanía. La película revela algunos de los secretos de uno de los dictadores más controvertidos, secretos que el régimen comunista guardó durante 25 años. La historia es contada por quienes le conocieron de cerca: compañeros de prisión, su «doble», asistentes personales, su traductor, diplomáticos, ministros, familiares, así como quienes sufrieron bajo su régimen. Tres presidentes estadounidenses, el ex jefe de la CIA, el Príncipe Felipe, el terrorista Carlos «El Chacal», Ilie Nastase, hablan de su política internacional.
En la edición del 2023, el Gran Premio se concedió a la película “Past Lives” dirigida por Celine Song. El premio al mejor director fue para Pham Thien An por su película “Inside the Yellow Cocoon Shell” y el premio al mejor guión fue para Nick Pinkerton por la película “The Sweet East”. La mención especial del jurado fue para Totem, de la directora Lila Alvilés.
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La miscelánea: El fenómeno del abandono escolar en Rumanía
El curso escolar tiene una duración de 36 semanas y finaliza el 21 de junio de 2025. Casi 29.000 alumnos de todo el país, que este año debían terminar el octavo grado, abandonaron sus clases. El abandono escolar es un problema importante hoy en día, un fenómeno especialmente común entre los adolescentes, que desgraciadamente afecta a las instituciones educativas, pero también a las familias que se enfrentan a esta forma de desviación.
La organización Save the Children informa de que, a nivel nacional, más del 15% de los alumnos ni siquiera han llegado al final del 8º curso y hay distritos en los que el porcentaje supera el 25%. Los resultados finales de la Evaluación Nacional de este año muestran que sólo tres de cada cinco niños que ingresaron en la escuela hace nueve años consiguieron obtener medias superiores a 5. Más concretamente, mientras que a nivel nacional, la proporción de alumnos matriculados en la clase preparatoria hace nueve años que no llegaron al final del octavo curso es ligeramente superior al 15%, a nivel territorial se observan discrepancias muy amplias, con algunos distritos en los que este indicador se acerca o supera el umbral de la cuarta parte de los alumnos escolarizados: Giurgiu (27,26%); Călărași (25,9%), Covasna (24,51%). Esta tasa de abandono puede explicarse, por una parte, por el abandono escolar y, por otra, por la emigración.
La tasa de abandono definitivo de los estudios abarca las edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, y la mayoría de ellos tienen el octavo curso como última forma de educación. Un nuevo informe de Monitor Social muestra que Rumanía sigue teniendo una de las tasas de abandono escolar más altas de la Unión Europea. Mientras que en todos los demás países de la UE la tasa de abandono escolar ha disminuido en los últimos años, en Rumanía se ha mantenido constante. Era del 17% en 2013 y del 15,6% en 2022. En comparación, la media de la UE ha caído del 12% al 9%. Más del 15% de los jóvenes de 18 a 24 años no han completado más que el octavo grado y no han continuado su educación. Así pues, de una clase de 25 niños, hay muchas probabilidades de que 4 de ellos abandonen la escuela antes del octavo grado o poco después de terminarlo. En todas las regiones de Rumanía, la tasa de abandono escolar es superior a la media europea, salvo en Bucarest, donde es del 7,9%. Pero hay grandes variaciones: un 11% en la región oeste y hasta un 23% en las regiones sureste y centro.
Los datos de Monitor Social muestran que la tasa de abandono escolar está estrechamente relacionada con la tasa de pobreza activa del país, es decir, las personas que tienen un empleo pero no ganan lo suficiente para vivir dignamente. Nuestra tasa de pobreza activa es del 14,5%, una de las más altas de la UE y muy superior a la media europea del 8,5%. Los datos muestran que los chicos tienen más probabilidades de abandonar los estudios (11%) que las chicas (8%), registrándose los porcentajes más altos en Rumanía (15,6%), España (14%), Hungría, Alemania e Italia (12% cada uno). En el otro extremo se sitúan Croacia (2%), Irlanda, Eslovenia y Grecia (4% cada uno), Polonia y Lituania (5% cada uno).
Una investigación realizada en el Reino Unido muestra que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado el absentismo y el abandono escolar debido a las dificultades que los estudiantes experimentaron en la escuela en línea, y muchos desarrollaron ansiedad y problemas emocionales porque perdieron el contacto con sus compañeros tras «desconectarse» de la escuela. Los expertos en educación afirma que la pandemia ha acentuado esta situación en todos los ámbitos, «y la gente tiene cada vez menos tiempo para socializar con quienes le rodean» y acaba pasando cada vez más tiempo en línea.
Las razones más citadas por estos adolescentes para abandonar la escuela fueron: el desinterés por la escuela tanto personal como familiar, la influencia de su entorno, las dificultades para aprender e integrarse en la comunidad y un comportamiento escolar inadecuado. Algunas tienen que ver con la familia, como no considerar importante la educación o no disponer de recursos económicos, mientras que otras pueden estar relacionadas con la intimidación, el acoso o la ansiedad. Las investigaciones demuestran que ambas tasas -abandono escolar y pobreza laboral- están perfectamente correlacionadas. Los datos de Eurostat revelan que más de la mitad de los jóvenes que abandonan prematuramente los estudios no trabajan ni buscan trabajo, o al menos no lo hacen formalmente y con papeles en regla. Es más, Rumanía también tiene el mayor porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social de la UE (34,5%), según datos de Eurostat. No cabe duda de que el abandono escolar está estrechamente ligado a las actuales condiciones económicas y a la falta de políticas eficaces del Estado rumano para atajar este problema. La insuficiencia de ingresos es uno de los problemas más comunes en Rumanía, se reconoce a nivel poblacional a través de las estadísticas y es un tema muy debatido tanto a nivel nacional como europeo. La pobreza afecta a las personas independientemente de su edad o género, y este problema puede ser intervenido con la ayuda de diferentes programas ofrecidos por el Estado.
En las zonas rurales, un niño de cada cuatro no va a la escuela y 400.000 niños en edad escolar están fuera del sistema educativo. Por tanto, el abandono escolar es un grave problema social con importantes consecuencias para los jóvenes.