Category: Pro Memoria

  • Recuerdos sobre Brâncuși

    Recuerdos sobre Brâncuși

    Tal vez Constantin Brâncuși es el artista rumano del cual más se ha hablado en todo el mundo. Ningún otro rumano ha recibido tantas distinciones y apreciaciones universales como Brâncuși, ningún otro rumano ha vinculado su nombre tan profundamente a las artes como lo hizo Brâncuși a la escultura. Su nombre figura en numerosas clasificaciones de artistas y de obras de arte de todos los tiempos.



    Sin embargo, a Constantin Brâncuși no le gustaba la fama. Todo lo contrario, podríamos decir. Era un hombre austero, preocupado por su arte y bastante reservado con la gente y las relaciones con la prensa. Esta es una de las razones por las cuales no hay entrevistas grabadas por Brâncuși. Incluso las grabaciones son escasas. Sin embargo, Brâncuși vivió en la memoria de los que le conocieron y fueron entrevistados por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana. Uno de ellos fue el crítico de arte George Oprescu. En 1963 hablaba de sus dos encuentros con Brâncuși. El primero tuvo lugar tras la Primera Guerra Mundial, en el taller del artista de París, en Impasse Ronsin, donde vivió durante medio siglo, desde 1907 hasta que falleció en 1957:



    “El taller de Brâncuși era muy vasto, estaba repleto de vigas viejas de madera, algunas de 50-60 cm de ancho y algunos metros de longitud, traídas de una aldea de Bretaña. Esas vigas esperaban que las transformara la mano del maestro. Era como si estuvieras en una cueva subterránea, en la cual un cíclope estaba preocupado por transformar toda esa madera en cosas que asombraran al mundo. Y, como en aquel entonces, a mí me apasionaba la música de Wagner, nada lo que veía me parecía extraño.”



    En 1937, George Oprescu volvió a visitar el taller de Brâncuși de París. El artista había cambiado un poco:



    “Las vigas de antaño habían desaparecido, porque en ese período Brâncuși estaba preocupado por la escultura en piedra y metal pulido. Semejantes obras, alzadas en plataformas móviles movidas por un mecanismo eléctrico, me sorprendieron. Hablé mucho con el artista de lo que veía, nuestra conversación duró por lo menos dos horas. Me impresionaba la nobleza rústica de su rostro, la manera en que se movía. Tenía unos ojos extraordinarios, pequeños, pero sonrientes, a veces graves, otras veces irónicos, que reflejaban lo que pasaba en su alma. Hablaba despacio, con claridad. Aquella noche me impresionó la serenidad del artista que había llegado, por fin, a la verdad suprema del arte.”



    Dyspré Paleolog fue locutor de Radio España durante la Segunda Guerra Mundial y tras la ocupación soviética se refugió en París. Como estudiante, empezó a visitar a Brâncuși, quien había sido compañero de facultad de su padre:



    “Estaba muy apegado a mi padre. Eran muy buenos amigos y luego mi padre fue un exegeta de Brâncuși, escribió los primeros libros sobre Brâncuși, unos 4 o 5 libros, que despertaron mucho interés en el ambiente cultural de París. A mí Brâncuși me dio buenos consejos. No estaba en contacto con otros rumanos, ya que la comunidad rumana estaba dividida en varios grupos: los anticomunistas declarados, los demócratas y los de izquierda.”



    El oficial y profesor Virgil Coifan recuerda una festividad celebrada en los monumentos realizados por Brâncuși en la ciudad de Târgu Jiu en 1938:



    “Nos reunimos en el parque de Târgu Jiu, donde el director de la escuela primaria de Tismana estaba hablando con Brâncuși, mientras nosotros esperamos la llegada del prefecto. Y Brâncuși le decía que la familia Tătărăscu, una de las más influyentes de la ciudad, le había ayudado mucho a realizar sus obras.”



    No es secreto para nadie el hecho de que los artistas no sean entendidos por sus coetáneos, sobre todo por los que no comparten sus preocupaciones. Sin embargo, eso no les hace menos excepcionales, sino todo lo contrario.

  • El Bucarest griego

    El Bucarest griego


    Los griegos son el pueblo más antiguo de todos los que llegaron al espacio rumano y dejaron importantes huellas en su historia. Las primeras presencias datan de la Antigüedad, cuando los griegos fundaron en la costa del Mar Negro las colonias de Histria, Tomis y Callatis, varios siglos antes de Cristo. Dobruja, o la provincia rumana ubicada entre el Danubio, el Delta del Danubio y el Mar Negro, fue la cuna de muchas comunidades griegas. Quedaron huellas también en la toponimia: así, en el norte de Dobruja está la población de Greci, mientras que la cima más alta de los Montes de Dobruja, de 467 metros de altitud, es la cima Greci. Cerca de los Montes de Dobruja se ubica la ciudadela de Enisala, fortaleza de los griegos bizantinos y de los genoveses, que data de finales del siglo XIII.




    Los griegos comienzan a mirar con más insistencia al norte del Danubio desde la segunda mitad del siglo XV, cuando ocurre la mayor tragedia del mundo cristiano ortodoxo: la caída de Constantinopla, en 1453, en mano de los turcos otomanos encabezados por el sultán Mehmed II. La historiadora Georgeta Penelea-Filiti opina que, metafóricamente, en aquel momento murió un mundo que luego volvió a nacer en el espacio rumano, en la futura ciudadela del pastor Bucur:




    “En el momento en que cae Bizancio, los griegos ven las Provincias Rumanas como un posible refugio. Poco tiempo después ocurre algo: tenemos la primera prueba documental de Bucarest. Tal vez fuera una coincidencia feliz: en 1453 cae Bizancio, en 1459 esta pequeña ciudad queda atestiguada; un lugar de interferencias que 200 años más tarde llegará a ser la capital de Valaquia y hoy en día es una de las metrópolis de Europa. ¿Qué ocurrió en 1453? Cayó un mundo caracterizado por una vivacidad extraordinaria, por un extraordinario desarrollo urbano, político, jurídico e institucional que caracterizaba a los griegos. Cuando fueron conquistados por los turcos, es decir, por gente que venía de otro ambiente y de otra cultura, el choque fue inevitable y muchísimos griegos se vieron obligados a abandonar Bizancio. Tal vez la familia más representativa de Bizancio fuera la de los Cantacucenos. De estirpe imperial, muy ricos y muy trabajadores, se trasladaron de Bulgaria y poco a poco llegaron al espacio rumano. Esta familia de los Cantacucenos, tan involucrada en la historia de Rumanía en el siglo XVII, cuando el país estaba desgarrado por las luchas políticas, llegó a ser campeona del sentimiento nacional. Esta rumanización de los griegos se había vuelto realidad.”



    Después de 1453 comienza otra historia de los griegos, parte de ella al norte del Danubio. El asentamiento de los griegos en Valaquia, en Bucarest, debe ser considerado un proceso en pleno desarrollo, no lineal, que se realizó por razones económicas, políticas y en base a las opciones personales. De nuevo ante nuestros micrófonos, Georgeta Penela-Filiti:


    “Los griegos no vienen a Bucarest solo como príncipes. Los que vienen a Valaquia se sienten atraídos por las múltiples oportunidades de obtener beneficios, por la dulzura de la vida, y vienen capas sociales distintas. Diría que, en su mayoría, los griegos se implican sea en el comercio y las finanzas, sea en la cultura. Aquí interviene un elemento que iba a caracterizar la historia de Rumanía durante siglos enteros después de 1453. Los rumanos eran bondadosos, tolerantes, pero pasivos. Y entonces fue bienvenido un elemento dinámico, activo, que inicia una acción y trata de finalizarla. Además, los griegos vienen con sus cualidades, pero también con sus defectos. En el flujo de los griegos que acuden a Valaquia se hallan, indudablemente, los que recaudan los impuestos, por ejemplo, que no son personas muy agradables. Pero llegan aquí también profesores, médicos, juristas, y toda esta sociedad participa en la aglutinación de nuestra sociedad urbana, le presta más dinamismo y le aporta cultura.”


    El siglo XVIII es el momento cumbre de la presencia de los griegos en Bucarest: el llamado período fanariota. En aquel momento fueron nombrados príncipes procedentes de las familias griegas. Algunas de esas familias iban a elevar el nivel cultural de la provincia e iban a ser asimiladas. Escuchemos de nuevo a la historiadora Georgeta Penela-Filiti:



    “No podemos pasar por alto toda esta multitud de griegos que vienen aquí, que trabajan, se enriquecen y se casan con rumanas. Muchos griegos toman la decisión de quedarse en Valaquia. En 1719, uno de ellos afirma: “¿Constantinopla? Es una ciudad que ya no me interesa. Aquí encuentro todo lo que necesito.” También en el siglo XVIII, otro griego entusiasta declara: “si el paraíso existe, debe parecerse a Valaquia”. El aflujo de los griegos hace de Bucarest una ciudad griega.”



    Entre las personalidades de la historia de Rumanía que tiene orígenes griegos figuran los escritores Ion Luca Caragiale y Panait Istrati, los artistas Hariclea Darclee y Jean Moscopol, el político I. C. Duca, el empresario Nicolae Malaxa, el banquero Zanni Chrissoveloni. Son tan solo algunas de las personalidades que marcaron la vida de Bucarest, una ciudad que fue simultáneamente una ciudad griega, pero también cuna de otras nacionalidades.

  • Sovrompetrol

    Sovrompetrol


    Aunque en 1945 fue uno de los países que aplastaron la coalición del Eje, Rumanía fue considerada un país vencido por haber participado en la guerra al lado de Alemania hasta el 23 de agosto de 1944. El armisticio le otorgaba este estatuto que resultaba también del preámbulo de la convención: “El Gobierno y la Alta Comandancia de Rumanía, al reconocer la derrota de Rumanía en la guerra contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Reino Unido y EE. UU. y de las demás Naciones Unidas, acepta las condiciones del armisticio presentadas por los Gobiernos anteriormente mencionados, de las tres potencias aliadas, y cumple con las demandas de las Naciones Unidas.”



    Rumanía se veía obligada a pagar importantes indemnizaciones durante seis años. En caso contrario, la Comisión Aliada de Control le obligaba a pagar un 5% del producto en cuestión por cada mes de retraso, según las demandas de las autoridades soviéticas. En total, Rumanía tenía que pagar 300 millones de dólares, es decir, más del 55% del producto nacional bruto de Rumanía, evaluado en 1945 en 519 millones de dólares.


    En realidad, Rumanía pagó más del doble de las indemnizaciones impuestas a través de los tratados de paz. Así, se crearon empresas mixtas rumano-soviéticas, tanto en los sectores productivos como en la explotación de materias primas. La primera empresa de este tipo fue Sovrompetrol, creada el 17 de julio de 1945. Además de la ferroviaria, la más afectada por la guerra fue la industria del petróleo. La producción de petróleo crudo registró en 1944 el nivel más bajo de los años de guerra, 3.520.000 toneladas, es decir, un 63% de la media de los años 1941-1943. Rumanía tenía que entregar a la URSS 10.200.000 toneladas de petróleo crudo al año para pagar parte de la deuda. Maxim Berghianu fue el jefe del Comité de Planificación. En 2002, ofreció una entrevista al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana y declaró que Occidente era parcialmente culpable del robo de los soviéticos. Berghianu contaba que numerosas empresas rumanas de capital extranjero, como la fábrica de aviones IAR, fueron tomadas por la empresa Sovrom. Tampoco podría faltar el petróleo:




    “Cuando Occidente decidió abandonarnos a Rusia, ellos se aprovecharon, porque las empresas tenían capital extranjero y la IAR trabajó para los alemanes. Era también la fábrica de aviones Meserschmitt, que empezó a fabricar tractores. Es decir, que existían las empresas Sovrom Tractor, SovromChim, SovromGaz y SovromPetrol. Los rusos entraron en las zonas más importantes, con recursos de materias primas y con la posibilidad de aprovecharse. Ni hablar del uranio, que explotaron muy mal.”



    La empresa Sovrompetrol, al igual que las demás empresas similares, era una gran carga para la economía rumana, que afrontó numerosos problemas antes de los años 50. Lo sabían también los líderes comunistas rumanos que decidieron actuar, según destacaba en 1994 Gheorghe Apostol, un cercano del líder Gheorghe Gheorghiu-Dej:




    “La URSS controlaba la economía rumana a través de las empresas Sovrom. Nosotros invertimos en la industria, en la agricultura, en todos los sectores de la economía, pero ellos se beneficiaban de todo. En una recepción organizada por el 7 de noviembre, que tuvo lugar en la embajada soviética en 1952, antes de ir a ver a Stalin, nos pidieron que fuéramos a casa de Dej. El Gobierno soviético proponía incluir el gas metano en la empresa Sovrom, porque el petróleo ya estaba incluido. Y Dej dijo: “¡Hasta aquí! No podemos ceder más. El problema de las empresas Sovrom debe solucionarse a través de un acuerdo, pero hay que actuar. Iremos a la embajada soviética. Voy a pretender que tomo una copa y les voy a decir algo sobre este asunto.”



    Como se sabe, las decisiones importantes se toman en un entorno informal, y los comunistas rumanos intentaron aprovecharse de esto, según destaca Gheorghe Apostol:




    “Cuando terminaba una recepción, el embajador y sus adjuntos nos invitaban a una habitación adjunta, donde había comida y bebida, y se debatían asuntos internos e internacionales. Y, por fin, Dej estaba al lado del embajador soviético y del representante del Gobierno soviético encargado de las empresas Sovrom. Y, de repente, se dirige al representante del Gobierno soviético y pregunta: “¿Me puedes decir qué es lo que significa exportación de capital?” Y le contestó: “¿Qué pregunta es esta?” “Eres economista, y no un economista cualquiera, eres uno de los economistas más importantes de la URSS y tienes que saber la respuesta.” “Solo los imperialistas hacen exportaciones de capital en las colonias”, contestó el ruso. “Y, entonces, ¿vosotros qué hacéis en Rumanía, no es lo mismo?” Y el embajador y el representante del Gobierno soviético se quedaron boquiabiertos. “Sé que vas a informar a Stalin”, continuó Dej, “y te pido que lo hagas, porque hay que solucionar este problema. No podemos aguantar más esta carga inmensa. Nosotros invertimos y vosotros os beneficiáis de esto. Y la reunión terminó.”




    Las empresas Sovrom y, por lo tanto, Sovrompetrol, dejaron de existir cuando murió Stalin. En 1956, dejaron de existir varias empresas Sovrom, entre las que estaba también Sovrompetrol, después de haber funcionado 11 años, en vez de seis. Las últimas empresas Sovrom dejaron de existir en 1959, tras haber funcionado 14 años.

  • Sovrompetrol

    Sovrompetrol


    Aunque en 1945 fue uno de los países que aplastaron la coalición del Eje, Rumanía fue considerada un país vencido por haber participado en la guerra al lado de Alemania hasta el 23 de agosto de 1944. El armisticio le otorgaba este estatuto que resultaba también del preámbulo de la convención: “El Gobierno y la Alta Comandancia de Rumanía, al reconocer la derrota de Rumanía en la guerra contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Reino Unido y EE. UU. y de las demás Naciones Unidas, acepta las condiciones del armisticio presentadas por los Gobiernos anteriormente mencionados, de las tres potencias aliadas, y cumple con las demandas de las Naciones Unidas.”



    Rumanía se veía obligada a pagar importantes indemnizaciones durante seis años. En caso contrario, la Comisión Aliada de Control le obligaba a pagar un 5% del producto en cuestión por cada mes de retraso, según las demandas de las autoridades soviéticas. En total, Rumanía tenía que pagar 300 millones de dólares, es decir, más del 55% del producto nacional bruto de Rumanía, evaluado en 1945 en 519 millones de dólares.


    En realidad, Rumanía pagó más del doble de las indemnizaciones impuestas a través de los tratados de paz. Así, se crearon empresas mixtas rumano-soviéticas, tanto en los sectores productivos como en la explotación de materias primas. La primera empresa de este tipo fue Sovrompetrol, creada el 17 de julio de 1945. Además de la ferroviaria, la más afectada por la guerra fue la industria del petróleo. La producción de petróleo crudo registró en 1944 el nivel más bajo de los años de guerra, 3.520.000 toneladas, es decir, un 63% de la media de los años 1941-1943. Rumanía tenía que entregar a la URSS 10.200.000 toneladas de petróleo crudo al año para pagar parte de la deuda. Maxim Berghianu fue el jefe del Comité de Planificación. En 2002, ofreció una entrevista al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana y declaró que Occidente era parcialmente culpable del robo de los soviéticos. Berghianu contaba que numerosas empresas rumanas de capital extranjero, como la fábrica de aviones IAR, fueron tomadas por la empresa Sovrom. Tampoco podría faltar el petróleo:




    “Cuando Occidente decidió abandonarnos a Rusia, ellos se aprovecharon, porque las empresas tenían capital extranjero y la IAR trabajó para los alemanes. Era también la fábrica de aviones Meserschmitt, que empezó a fabricar tractores. Es decir, que existían las empresas Sovrom Tractor, SovromChim, SovromGaz y SovromPetrol. Los rusos entraron en las zonas más importantes, con recursos de materias primas y con la posibilidad de aprovecharse. Ni hablar del uranio, que explotaron muy mal.”



    La empresa Sovrompetrol, al igual que las demás empresas similares, era una gran carga para la economía rumana, que afrontó numerosos problemas antes de los años 50. Lo sabían también los líderes comunistas rumanos que decidieron actuar, según destacaba en 1994 Gheorghe Apostol, un cercano del líder Gheorghe Gheorghiu-Dej:




    “La URSS controlaba la economía rumana a través de las empresas Sovrom. Nosotros invertimos en la industria, en la agricultura, en todos los sectores de la economía, pero ellos se beneficiaban de todo. En una recepción organizada por el 7 de noviembre, que tuvo lugar en la embajada soviética en 1952, antes de ir a ver a Stalin, nos pidieron que fuéramos a casa de Dej. El Gobierno soviético proponía incluir el gas metano en la empresa Sovrom, porque el petróleo ya estaba incluido. Y Dej dijo: “¡Hasta aquí! No podemos ceder más. El problema de las empresas Sovrom debe solucionarse a través de un acuerdo, pero hay que actuar. Iremos a la embajada soviética. Voy a pretender que tomo una copa y les voy a decir algo sobre este asunto.”



    Como se sabe, las decisiones importantes se toman en un entorno informal, y los comunistas rumanos intentaron aprovecharse de esto, según destaca Gheorghe Apostol:




    “Cuando terminaba una recepción, el embajador y sus adjuntos nos invitaban a una habitación adjunta, donde había comida y bebida, y se debatían asuntos internos e internacionales. Y, por fin, Dej estaba al lado del embajador soviético y del representante del Gobierno soviético encargado de las empresas Sovrom. Y, de repente, se dirige al representante del Gobierno soviético y pregunta: “¿Me puedes decir qué es lo que significa exportación de capital?” Y le contestó: “¿Qué pregunta es esta?” “Eres economista, y no un economista cualquiera, eres uno de los economistas más importantes de la URSS y tienes que saber la respuesta.” “Solo los imperialistas hacen exportaciones de capital en las colonias”, contestó el ruso. “Y, entonces, ¿vosotros qué hacéis en Rumanía, no es lo mismo?” Y el embajador y el representante del Gobierno soviético se quedaron boquiabiertos. “Sé que vas a informar a Stalin”, continuó Dej, “y te pido que lo hagas, porque hay que solucionar este problema. No podemos aguantar más esta carga inmensa. Nosotros invertimos y vosotros os beneficiáis de esto. Y la reunión terminó.”




    Las empresas Sovrom y, por lo tanto, Sovrompetrol, dejaron de existir cuando murió Stalin. En 1956, dejaron de existir varias empresas Sovrom, entre las que estaba también Sovrompetrol, después de haber funcionado 11 años, en vez de seis. Las últimas empresas Sovrom dejaron de existir en 1959, tras haber funcionado 14 años.

  • Nae Ionescu, ángel y demonio

    Nae Ionescu, ángel y demonio

    Las personalidades fuertes siempre han sido controvertidas, influyentes y formadoras de opiniones. En la Rumanía de entreguerras, una de las personalidades culturales más controvertidas fue el filósofo, pensador y catedrático Nae Ionescu, teórico del nacionalismo y del antisemitismo. Fue uno de los representantes de la corriente filosófica vividora, la versión rumana del existencialismo. Fue director de la revista Cuvântul y entre sus discípulos figuran destacados representantes de los intelectuales rumanos de entreguerras, como Mircea Eliade, Mircea Vulcănescu, Mihail Sebastian o Emil Cioran. Se implicó activamente en la política, apoyando al rey Carlos II y llegando a ser el mentor de la Guardia de Hierro.



    Nae Ionescu nació en 1890 en Brăila. Se graduó de la Universidad de Bucarest en 1912 y posteriormente trabajó como profesor de secundaria. Cuando era joven, fue socialista y luego se orientó hacia el fascismo italiano. Entre 1920 y 1930, su actividad periodística y su estilo atrevido llamaron la atención de la opinión pública. Mantenía una vida social activa repleta de historias de amor, como las que tuvo con la pianista Cella Delavrancea y con Maruca Cantacuzino, la futura esposa del compositor George Enescu, entre otras.



    Nae Ionescu se autocaracterizaba como un intelectual que se oponía a las normas tradicionales de la cultura académica y oficial de la Rumanía de entreguerras. Las opiniones sobre él eran contradictorias, tanto por parte de la derecha como de la izquierda, tanto por parte de los representantes del entorno docente, de la universidad, como por parte del público, según explica el historiador Florin Müller de la Facultad de Historia de la Universidad de Bucarest.



    “Hubo comentarios muy positivos, en el lenguaje más elogioso, de Mircea Eliade, pero también fue criticado en términos muy duros por la izquierda marxista o los intelectuales racionalistas como Tudor Vianu, Șerban Cioculescu y Mihail Ralea. Para Eliade, Ionescu era un auténtico filósofo, un verdadero pensador que se oponía a la filosofía didáctica.



    Sin haber gozado de popularidad, Nae Ionescu siempre fue partidario de las personalidades creadoras, dinámicas y heroicas. Para Mihail Sebastian, colaborador de la revista Cuvântul, intelectual rumano de origen judío y amigo de Nae Ionescu, el filósofo era un auténtico formador de conciencias. Ionescu apoyaba las fuerzas creadoras de los jóvenes intelectuales.



    A esta imagen muy positiva se oponían las opiniones radicalmente negativas de los intelectuales de izquierda, los intelectuales racionalistas, clasicizantes, académicos. Uno de ellos, Lucrețiu Pătrășcanu, un comunista radical, consideraba a Nae Ionescu un ejemplo típico de la decadencia de la intelectualidad rumana, interesada solo en la promoción social, sin ningún fundamento, sin amor a la verdad, es decir, un auténtico ególatra. Ionescu, según la opinión de Pătrășcanu, no hace más que distorsionar el pensamiento y promover la más ridícula política nacionalista y antisemita. Igual que Nichifor Crainic, hay otros de la derecha radical que consideran que Nae Ionescu no había hecho más que utilizar unos instrumentos muy peligrosos para llegar a ser el director del periódico Cuvântul, que no había hecho más que anular el espíritu de la competencia honesta y de la auténtica política nacionalista que había animado a Cuvântul hasta 1926-27.”


    Ionescu fue también acusado de plagio, según cuenta el historiador Florin Müller, que, sin embargo, destaca el contexto de la época.



    “Zevedei Barbu es uno de los que analizan y destacan las semejanzas, casi el plagio, cometido por Nae Ionescu al copiar las obras de algunos pensadores occidentales como Spengler. Barbu anotó algunos temas y frases que fueron copiados, incluso algunos sintagmas y ejemplos. Max Scheler es otro autor utilizado por Nae Ionescu de manera ilegal. Si hablamos estrictamente de la técnica, veremos que Nae Ionescu practica lo que hoy en día se considera una forma bastante obvia de plagio que se debe rechazar totalmente. Al mismo tiempo, para Nae Ionescu era importante que estas ideas, conceptos y configuraciones espirituales entraran en la estructura íntima del creador y entonces se podía hablar de una asimilación y de una transferencia justa a la conciencia del público. Nae Ionescu fue colocado en una zona de espejos paralelos, fue interpretado como un formador de conciencia, incluso un mentor del nacionalismo, del antisemitismo y enemigo de la democracia.”



    El pensamiento de Ionescu no tiene carácter lineal. Según el historiador Florin Müller, los acontecimientos históricos influyeron, igual que en otros casos, sobre las opiniones y las orientaciones políticas.



    “¿Qué tipo de pensamiento político tenía el teórico y filósofo entre 1924 y 1940, año en que falleció? La doctrina política de Nae Ionescu se divide en tres grandes etapas. Una que valora o intenta construir un modelo de democracia de masas, de auténtica índole campesina. La segunda etapa justifica la monarquía como derecho divino, una teoría muy poco frecuente en el pensamiento político rumano que más bien pertenece a la Edad Media que a la época moderna. La última etapa, iniciada en 1933, muestra la exaltación del modelo totalitario, colectivista e incluso cripto-socialista del movimiento legionario. ¿Por qué son importantes estas tres etapas? Porque el tema del antisemitismo se manifiesta en formas distintas en todas estas tres etapas de su pensamiento.”



    Nae Ionescu murió en 1940 en condiciones sospechosas que alimentaron varios rumores. Sin embargo, entre la fascinación y la repulsión que ha generado, su fuerte personalidad le confiere este carácter habitualmente percibido como si hubiera sido ángel y demonio a la vez.



    (Trad. S. Sarbescu)

  • La cremación en Rumanía

    La cremación en Rumanía

    Una de las ideas más avanzadas en la sociedad conservadora rumana del último cuarto del siglo XIX fue la cremación de los muertos como alternativa al entierro tradicional. Igual que todas las ideas nuevas, fue promovida sobre todo por los intelectuales, dado que en sus comienzos no gozaba de mucha popularidad entre la gente común y tampoco entre las élites tradicionalistas. Más tarde, tras haber llegado a ser más conocida y más promovida por razones de sanidad pública, la incineración fue adoptada como opción más práctica al antiguo entierro.



    Junto con la idea de la incineración, en rumano aparecen algunas palabras nuevas, como cremación y un adepto de la misma, Nichifor Crainic, uno de los opositores a la cremación en la época de entreguerras, acuña el término peyorativo de cenicero. El historiador Marius Rotar, presidente de la Asociación Rumana de Cremación, nos amplía más detalles sobre el momento en que la idea de la cremación surgió en el espacio rumano.





    “Se trata de la segunda mitad del siglo XIX. Sabemos que este modelo occidental fue adoptado también en Rumanía. Los que lo apoyaban pertenecían a una élite. En primer lugar, los médicos apoyaron, por razones prácticas, la idea de la cremación. Se trata de algunas personalidades, entre las cuales destaca el nombre de Constantin I. Istrati. En su tesis doctoral publicada en 1876, La eliminación de cadáveres, apoya abiertamente la idea de la incineración. Iba a ocupar algunos cargos sucesivos de ministro y de alcalde de Bucarest y posteriormente llegaría a ser presidente de la Academia Rumana. En reconocimiento a su labor a favor de la cremación, fue incinerado en 1918, año en que murió, en el crematorio Pere Lachaise de París. Otros destacados representantes de este movimiento fueron el director del Teatro Nacional de Iași Mihail Codreanu y el catedrático Constantin Tiron, también de Iași. Hay una serie de diferencias entre Transilvania y los Principados Rumanos, dado que el espacio transilvano tiene reacciones distintas y adopta una actitud crítica frente a la cremación. Lo interesante es que la reacción manifestada por la Iglesia Ortodoxa Rumana anteriormente a la Primera Guerra Mundial no fue muy violenta. Ya en 1900 aparece una serie de artículos dedicados a la incineración en la Revista Teológica y en la revista La Iglesia Ortodoxa Rumana. Anteriormente a 1914, la idea de la cremación era desconocida en el espacio rumano, donde no había existido ningún crematorio.”




    La fundación del crematorio humano La Ceniza en Bucarest en 1928 significó un aumento de los partidarios de este movimiento. Según explica Marius Rotar, estos partidarios no necesariamente compartían opiniones ateístas o anticristianas.




    “Lo interesante es el hecho de que en Rumanía los partidarios del movimiento de la cremación nunca se han declarado enemigos del cristianismo, ni ateos o librepensadores, salvo el caso de Constantin Tiron de Iași. Los adeptos rumanos eran idealistas y nunca pensaron que la Iglesia Ortodoxa Rumana reaccionaría tan fuertemente. Durante la época de entreguerras, el perfil del partidario de la cremación no cambia mucho, solo que a esta élite se suman también otras personas procedentes de las categorías sociales inferiores.”



    ¿Qué dificultades afrontaban los rumanos seguidores de la cremación? Marius Rotar.




    “En primer lugar dificultades financieras. La construcción del crematorio La Ceniza y la idea de la cremación nunca se habrían convertido en realidad si no hubieran tenido el apoyo directo del Ayuntamiento de la capital. Hubo al menos cinco alcaldes que la apoyaron; el más conocido de ellos fue Ion Costinescu, posteriormente nombrado ministro de Sanidad. Fue presidente de la Sociedad La Ceniza. Existió un motivo muy práctico para esta sociedad, dado que necesitaban incinerar los cuerpos de las personas fallecidas de los que nadie quería hacerse cargo, principalmente mendigos y personas sin hogar. También hubo casos de cremaciones de niños, según señalaban la revista La Llama Sagrada y los registros del crematorio La Ceniza.”



    A continuación, Marius Rotar habla sobre lo que ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial:





    “Después de 1945, el movimiento rumano de cremación recibe un fuerte golpe, ya que deja de publicarse su revista representativa La Llama Sagrada. La idea no goza de más popularidad y los datos indican un total de 248 incineraciones en 1928, que en 1947 alcanzan las 552. Sin embargo, hablamos de un porcentaje bastante pequeño, tanto en el periodo de entreguerras como en el de posguerra, es decir, un cero coma algo por ciento, hasta el comienzo de la época comunista en Rumanía, que no genera ningún aumento de las cremaciones, sino todo lo contrario, de modo que se registra un descenso de las mismas. En 1953 se registran solo 260 incineraciones. El tema del hombre nuevo y de la cremación presuntamente apoyada por los comunistas nunca lo confirman las estadísticas. Hasta los años 70 no empieza a aumentar el número de incineraciones, que en 1980 alcanza un nivel máximo. Sin embargo, una explicación podría ser el aumento de la población de Bucarest en aquella época.”




    La lista de rumanos que han optado por la cremación como alternativa al entierro incluye nombres famosos: el historiador de las religiones Mircea Eliade y su seguidor Ioan Petru Culianu, el crítico literario Matei Călinescu, el periodista Felix Aderca, el historiador Adolf Armbruster, la cantante Doina Badea, la actriz Clody Bertola, el politólogo Silviu Brucan, el lingüista Theodor Capidan y el director de cine Sergiu Nicolaescu. Sin embargo, la cremación sigue siendo una práctica controvertida y bastante inusual, dado que está determinada por las creencias y las opciones estrictamente individuales.



    (Trad. S Sarbescu)

  • Sobre la Casa del Pueblo, el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono

    Sobre la Casa del Pueblo, el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono

    El Palacio del Parlamento, conocido como La Casa del Pueblo, sigue siendo el edificio más misterioso de Bucarest. Este edificio es, desde varios puntos de vista, todo un espectáculo. En primer lugar, es un símbolo del totalitarismo comunista que representa la destrucción de una ciudad, el mal gusto, la inutilidad y el dilema de la utilización adecuada. Además es un espacio desconocido, un territorio todavía no cartografiado, aunque fue el exponente de un régimen que lo controlaba y lo sabía todo.



    La Casa de la República Socialista de Rumanía fue el primer nombre de este faraónico edificio del centro de Bucarest que debía marcar la nueva época de máximo desarrollo de la historia de Rumanía, un proyecto de un equipo de jóvenes arquitectos encabezado por Anca Petrescu. Sobre ella se han dicho muchas cosas después de 1989 y muchos creen que ya se ha dicho todo, pero no es así. Hay muchas historias y leyendas urbanas sobre este edificio y su promotor, Nicolae Ceaușescu. Augustin Ioan es profesor de arquitectura de la Universidad de Arquitectura y Urbanismo Ion Mincu de Bucarest. Entre sus recuerdos de los años 80 figuran algunos indicios sobre el origen de las historias que hablan del Palacio del Parlamento.



    Una de las fuentes era el ex rector de la Facultad de Arquitectura, Cornel Dumitrescu, que, tras haber fallecido el arquitecto personal de Ceaușescu, Cezar Lăzărescu, había tomado este cargo precisamente en el periodo en que se construyó este edificio. Dumitrescu solía venir a Club A, un lugar donde algunos hablaban contra el régimen y el discurso oficial. Se tomaba casi una botella de whisky para tener la excusa de que estaba borracho y luego nos hablaba sobre sus reuniones con Ceaușescu. Lo que nos decía era muy interesante, pero no sé si era la verdad, después de todo el whisky que tomaba. Se hablaba de dibujos hechos por Ceaușescu, pero nadie pudo verlos. Algunos de los arquitectos de la Sala del Palacio decían que lo habían visto con sus propios ojos. Se contaban muchas historias. Ceaușescu habría pedido que las ventanas de los niveles superiores de la Casa no fueran redondas para que no dejaran entrar a las palomas. Además, quería que todas las avenidas fueran rectas, como si fueran todas líneas perfectas. Por ejemplo, y esta no es ninguna leyenda urbana, se sabe que no entendía nada sobre las obras de construcción. Todos los cambios que se hacían después de sus visitas eran construcciones reales, nunca existió el concepto de maqueta. Se construía el edificio y, si no le gustaba a Ceaușescu, se demolía.



    Má allá de las leyendas urbanas, existen preguntas reales sobre el Palacio del Parlamento que no han encontrado respuesta. En primer lugar, el nombre de Casa del Pueblo, que reemplazó el antiguo nombre y que probablemente fue creado después de 1989 o, según otras versiones, había circulado anteriormente en el folclore urbano. Augustin Ioan.



    Hay algunas cosas que nadie sabe, por ejemplo, el coste de este edificio. Lo que sabemos es que Rupert Murdoch, en 1991, ofreció 2.000 millones de dólares para compararlo. No sé si era mucho dinero, porque en aquella época “no vendíamos nuestro país”. Quería transformar el edificio en un infotainment, un centro de información para toda la Europa de Sudeste. También son interesantes las historias posteriores a 1989 y fui testigo de una de las más espectaculares. En 1999 se presentó en el Ayuntamiento de la capital un señor con un aspecto raro. Venía de EE. UU. y representaba a un gran fondo de inversiones que administraba el dinero de Michael Jackson y de algunas tribus de indios de EE. UU. Pidió permiso para construir el Drácula Theme Park (Parque Temático de Drácula) sobre el terreno detrás del edificio, con la posibilidad de organizar visitas al castillo de Bran y los demás lugares relacionados con Drácula. Hoy en día solo podemos imaginarnos cómo hubiera sido el Drácula Theme Park en el Palacio del Parlamento.



    Los secretos del Palacio del Parlamento confieren un aura de misterio y de ambiente gótico a este gigantesco edificio. Se trata de una entidad propia que casi devora a las personas que se acercan a él. Augustin Ioan.



    Esta Casa de la República sigue siendo un lugar no cartografiado. Esta Casa parece ser mucho más grande de lo que sabemos. No hay un plano general, porque este edificio fue desde el principio un secreto de estado que se construyó en tramos distintos. Había, por ejemplo, un jefe de proyecto para una sala y le daban solo el plano interior, ni siquiera conocía la estructura. No lo puedo llamar obra de arquitectura porque no se trata de un edificio único sino de un conjunto. La estructura se acerca en cuanto a superficie a las dimensiones de un asentamiento humano si pensamos en la extensión de la superficie total, en las relaciones que tiene con la ciudad y como la destrozó para construirse, en cuánto se ha alejado la ciudad o en el hecho de que está vigilado por hombres armados. El edificio más público de Rumanía sigue estando vallado y solo representa un objeto rural, multiplicado por cientos o miles de veces, con cara y reverso. Hace algunos años se hizo un concurso, pero solo para renovar la fachada. ¿Qué hay detrás? Van a rehacer la avenida Uranus y la Catedral de la Salvación del Pueblo.”



    La Casa de la República también ha alimentado la imaginación de los que creen en la existencia de la Bucarest subterránea, de modo que los aficionados a lo paranormal sostienen la existencia de una auténtica Bucarest por debajo de Bucarest, que se interconecta con la Casa del Pueblo a través de una amplia red de túneles. Es cierto que existe un túnel, según decía Augustin Ioan. También algunos creen que hay túneles entre este edificio gigante y los edificios vecinos, como el Ministerio de Defensa o incluso los más lejanos, como el Palacio Cotroceni. Otro elemento misterioso es la estructura del palacio con 7 niveles subterráneos, incluso un refugio antinuclear para 3.000 personas.



    El Palacio del Parlamento, junto con el conjunto que lo rodea, representan un universo distinto, separado de una ciudad en la que no ha podido integrarse desde el punto de vista urbanístico. Lo que destaca es que los costes son muy altos, dado que su presupuesto equivale al presupuesto de Ploiești, una ciudad de 228.000 habitantes.



    (Traducido por Simona Sârbescu)

  • Las pizarras de Câmpina-Sinaia

    Las pizarras de Câmpina-Sinaia


    La existencia de un total de 60 pizarras de plomo, de 15 centímetros de largo y 10 de ancho, en el sótano del Instituto de Arqueología ”Vasile Pârvan” de Bucarest, ha generado una verdadera histeria entre los aficionados a la historia y a los misterios. Se trata de algunas representaciones de letras, símbolos e imágenes que, según los aficionados a la historia, datan de la época de los dacios. El tema de estas pizarras o tablillas ha inspirado muchas historias imaginarias que han suscitado numerosas polémicas en el espacio rumano. Los especialistas han explicado en reiteradas ocasiones que estas pizarras datan de la mitad del siglo XIX, pero las explicaciones no han tenido mucho efecto y el público ha mantenido su interés en las especulaciones de los aficionados. Algunos afirmaban que las pizarras descubiertas en Câmpina (a casi 100 kilómetros al norte de Bucarest), pero atribuidas a la localidad de Sinaia, contienen inscripciones dacias.




    Radu Băjenaru, arqueólogo en el Instituto de Arqueología ”Vasile Pârvan” de Bucarest, presenta los argumentos de los especialistan que contradicen la autenticidad de las tablillas:





    En cuanto a estas tablillas, hay dos opiniones: la primera es la de los especialistas en arqueología y en historia antigua, de los profesionales que en general rechazan la autenticidad y consideran que las pizarras no fueron creadas durante la época dacia, es decir hace 2000 años. La segunda opinión pertenece a los entusiastas, a los aficionados a la historia antigua y a los mitos, que creen en la autenticidad de las tablillas y de esta forma quieren recrear la sociedad geto-dacia de hace 2000 años. En ambas situaciones, existen argumentos pro y contra. Sin embargo, yo creo que son mucho más fuertes los argumentos que demuestran que las pizarras datan del siglo XIX. En concreto , los análisis recientes indican que las tablillas fueron hechas de plomo, un metal que se utilizaba en las improntas del siglo XIX. Luego, lo que está inscrito en estas pizarras, la iconografía y las letras, indican cosas que ya se conocían en el siglo XIX. No aportan ninguna novedad sobre la historia de los geto-dacios, frente a lo que se conocía hace 150 años. No dicen nada sobre los descubrimientos posteriores.. En tercer lugar, los grandes historiadores de la antigüedad rumana, y aquí me refiero a Pârvan, cuya autoridad científica y empeño no se pueden poner en duda, ya concocían estas tablillas. A la hora de escribir su obra, Pârvan las ignora, porque ya sabía toda su historia. .








    ¿En qué ámbito cultural se crearon las pizarras? Radu Băjenaru nos lo explica.



    Los que contradicen la autenticidad, se equivocan al calificarlas de falsos, dado que un falso significa una copia de un elemento auténtico. Aquí se trata de puras creaciones del siglo XIX de la zona de Câmpina-Sinaia, probablemente hechas por Bogdan Petriceicu Haşdeu, destacado enciclopedista y personalidad de la cultura. Contaba con la capacidad financiera e intelectual para hacer este tipo de cosas. En mi opinión ,evidentemente las tablillas representan la visión de Haşdeu sobre la historia de los geto-dacios.. Por consiguiente, no podemos incluir a dichas tablillas en un debate serio sobre la historia. Incluso si las hubieramos incluido, no sirven para nada, y de ellas no nos enteramos de nada.. El único aspecto en que podrían ayudar es la grafía geto-dacia, una mezcla de letras griegas, cirílicas, latinas y orientales. Claro, para un lingüista como fue Haşdeu, que era todo un erudita, era fácil combinarlas e inscripcionarlas. Algunos han intentado y han logrado descifrarlas, lo que me parece absurdo. Estos símbolos gráficos no pueden ser un idioma en el verdadero sentido de la palabra. Esta sería la única novedad que aportarían las pizarras, la de descifrar y entender lo que dicen las inscripiciones. Incluso si lo hiciéramos, incluso si entienderamos lo que Haşdeu quiso decir con estas pizarras, no creo que sirviera mucho, dado el nivel de los conocimientos en el siglo XIX.




    ¿Por cuál razón creó Haşdeu las pizarras y cómo deberíamos relacionarnos con ellas? Radu Băjenaru.






    De ninguna manera quiso Haşdeu engañar a alguien. De hecho, fue un hombre de su época, no quiso hacer un falso, ni hacer daño, sino quiso hacer algo bueno. Debemos pensar en él como en una persona sabia, muy culta, que tenía el deseo de conocer más, de propagar más conocimientos. Fue una de sus modalidades de expresión . En aquella época, estaba muy de moda hacer este tipo de cosas. . No creo que fuera algo malo. Es malo si intentamos utilizar estas creaciones para situar su origen hace más de 2000 años. Sería bueno si las considerasemos las creaciones de un hombre de la cultura. Lo peor es que este tipo de cosas se convierten en argumentos para justificar una historia que no conocemos y que en cualquier caso, es la misma , sea que la cuentan las tablillas o la revelan las fuentes antiguas, porque las tablillas se fundamentan en las fuentes antiguas. En este punto no existen discrepancias. Lo que no entiendo es por qué algunos quieren que las tablillas fueran auténticas. En la antigüedad, estas cosas no existían, en ningún lugar se ha conservado este tipo de grafía. No sé por qué deberíamos tenerla nostros.





    A mediados del siglo XIX, en plena época de los ”falsos nacionales”, dominaba el espíritu del romanticismo. Además de las pizarras, a Haşdeu se le ha atribuido la paternidad de otras dos creaciones, las así llamadas el ”Diploma bârlădeană (de Bârlad) de 1134” y el ”Hrisov (documento) de Iurg Koriatovich de 1347”. Sin embargo, la historia de hoy no se escribe igual que hace 150 años.




    (trad. Simona Sarbescu)








  • Bucarest, la ciudad subterránea

    Bucarest, la ciudad subterránea


    Una de las historias más misteriosas que se cuentan sobre Bucarest, igual que sobre cualquier otra ciudad, es la que habla de la ciudad subterránea. Calles, túneles, ríos subterráneos, búnkeres, catacumbas, espacios muy amplios que ocultan misterios, laberintos y otras estructuras habituales en todas las ciudades, son un conjunto que forma parte de la historia secreta de Bucarest. Más allá de la imaginación prolífica de las teorías paranormales y la fantasía de los que creen en la existencia de una ciudad paralela desconocida, hay una auténtica ciudad subterránea en Bucarest, también impresionante.



    A lo largo del tiempo, en Bucarest se han construido galerías subterráneas con determinados propósitos. En la Edad Media, en los sótanos, los comerciantes y los productores de vino guardaban los barriles para licores. Las bodegas y los sótanos tenían habitaciones grandes y altas, de modo que en el interior se podía ir en carro. En el siglo XIX se construyeron los túneles de evacuación, como el del palacio Ghica Tei, en el nordeste de Bucarest, cerca del monasterio Plumbuita, de un kilómetro de longitud. En la parte noroeste del parque Cișmigiu, en el centro de Bucarest, está la iglesia Schitu Măgureanu, que cuenta con una conexión a través de túneles con el palacio Kretzulescu, hallado a casi 100 metros de distancia, al este. Entre los subterráneos más conocidos de Bucarest figura la zona de la Plaza de la Revolución, en el centro de Bucarest.



    Augustin Ioan es profesor de historia de la arquitectura en la Universidad de Arquitectura y Urbanismo Ion Mincu de Bucarest. Nos ha hablado de las razones que hacen que la ciudad subterránea sea más atractiva que los destinos comunes, que no tienen historias de este tipo.



    El tema de los subterráneos es bastante interesante, aunque no lo parezca, y eso por dos razones. En primer lugar, se trata de un tema recurrente en la historia de Bucarest. La costumbre de los subterráneos, de las vías de acceso en casos de invasiones turcas, data del periodo en que Bucarest, igual que todas las ciudades extracarpáticas, no pudo construir fortificaciones porque no se lo permitió la administración otomana. Esta obsesión con los subterráneos data de los tiempos remotos. Alexandru Ipsilanti, a finales del siglo XVIII, construyó un túnel que conectaba la actual Corte Real en Calle de la Victoria y su palacio, que se encontraba en la zona de la Casa de la República. El actual alcalde opina que si estos existen, deberíamos sacarles partido. Algunos túneles sí que existieron. Se hablaba de un túnel subterráneo hacia el parque Cișmigiu. El palacio Ghica cuenta con túneles subterráneos, yo los he visto, por donde se podía salir en carroza. La idea era que así podían huir a tiempo si venía la orden de derrocar al príncipe.



    Otro momento interesante data de 1989. En aquel entonces había una verdadera psicosis, dado que la sociedad rumana atravesaba un periodo muy duro de cambios radicales. A esto se añadió el miedo que tenían a los supuestos terroristas, los anónimos que traían la muerte y que paseaban libres y sin problemas por la ciudad. Augustin Ioan también ha hablado de las historias contadas por los que vivieron aquellos acontecimientos:



    “Esto fue un asunto importante durante la revolución. Los terroristas andaban por los subterráneos. Se decía que habían salido por algunas puertas secretas en la actual Plaza de la Revolución. Esta historia nunca se ha aclarado y sigue siendo un misterio de la época de la Revolución. Existe esta obsesión que podemos analizar y quisiera decir que estoy pensando en hacerlo. La psicología pública se puede aplicar en este caso, sobre todo en el asunto de la Casa de la República. La realización continua del mapa de la Casa, del sótano, aparece en el subconsciente como el mito del Maese Manole. También hay menciones en varios libros y documentos. Un teniente que trabajó en la Casa del Pueblo cuenta que fue testigo cuando tiraron a una persona en el lugar donde se colocaba el hormigón. Dicen que una familia, al escuchar esta historia después de 1989, habría llorado. Lo que es cierto es que estas historias son numerosas y nos hacen pensar en los mitos de la creación de edificios.”



    El edificio más espectacular en Bucarest es el Palacio del Parlamento, que al principio se llamaba la Casa de la República Socialista de Rumanía. La Casa también cuenta con una historia sobre las vías secretas de acceso. Junto con un grupo de periodistas en los comienzos de los años 90, Augustin Ioan llegó al nivel más bajo del Palacio. La arquitecta Anda Ștefan sacó unas fotos increíbles y las presentó en una exposición.



    Había unos trabajadores en un sótano que montaban un balneario, acondicionaban el baño. Les preguntaron quién les mandó a hacerlo. Nadie reconoció haber recibido fondos y órdenes por parte de alguien. Para disculparse, el administrador de la Casa llevó a los periodistas junto con el equipo de televisión al lugar donde la Casa de la República tiene su nivel más bajo. No había luz, las únicas que iluminaban eran las cámaras vídeo. Rodaron unas imágenes extrañas y una compañera arquitecta sacó unas fotos con flash, sin saber lo que hacía, solo sacó unas fotos en la oscuridad. Tras hacer las fotos, vio imágenes de algo muy raro: inscripciones que llamaban a la anarquía, símbolos masónicos y otras cosas que la gente no habría podido hacer en aquel lugar porque era imposible llegar. También había mucha basura y el lugar necesitaba una limpieza.



    Casi siempre el misterio resulta mucho más interesante que la realidad cotidiana. Bucarest cuenta con muchas historias que mezclan la realidad con la ficción y la historia y la imaginación con cosas paranormales.



    (Trad. S. Sarbescu)

  • Historia de la Cruz Roja en Rumanía

    Historia de la Cruz Roja en Rumanía


    La Cruz Roja fue creada oficialmente en Rumanía en 1876 como organización humanitaria. Su primera sede fue el Hospital Colțea de Bucarest. Precisamente el día en que fue creada, una ambulancia dotada de todo el equipamiento técnico necesario y acompañada por un médico y varios enfermeros salía de Rumanía para conceder ayuda a los heridos de la guerra serbio-turca. Durante la guerra ruso-rumano-turca de 1877-1878, la Guerra de Independencia de Rumanía, la Cruz Roja era ya una organización experimentada. Entre las grandes personalidades de la Cruz Roja figura la reina María, esposa del rey Fernando I, cuya imagen, vestida con uniforme de enfermera, pasando de un hospital de campaña a otro, durante la Primera Guerra Mundial, dio la vuelta al mundo. Una de las características de las sociedades de la Cruz Roja es la solidaridad entre las Sociedades Nacionales hermanas y la compasión por el ser humano, indistintamente del grupo al que pertenece o la religión que tiene.



    Hemos elegido varios testimonios de los que formaron parte de la Cruz Roja, guardados en los archivos del Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana. Ani Cicio-Pop Birtolan, hija de Ștefan Cicio-Pop, fue una de los líderes políticos de los rumanos de Transilvania. Fue miembro de la Cruz Roja y recordaba el fin de la Primera Guerra Mundial y la efervescencia antes de la constitución de la Gran Rumanía:




    “Durante la guerra era bastante grande. Durante el tiempo que trabajé en la Cruz Roja no hice discriminaciones; les daba de comer con cuchara a los soldados que perdieron las manos o los pies. Hacía lo que podía para endulzar su suerte. Junto con otras rumanas de la Cruz Roja decidimos servir té caliente y pan casero en la estación del ferrocarril. Mi hermana de 14 años de edad y la señora que nos ayudaba con las labores de la casa preparaban día y noche el pan en casa. Casi no dormían. Entonces me dije: hay que hacer un manifiesto. ¡Si tuviera al menos un ejemplar de aquel manifiesto que con tanto entusiasmo compuse! Recuerdo que me senté rápidamente al piano y empecé a cantar el himno ‘¡Despierta, rumano!’. Fue una locura juvenil.”




    Mircea Carp fue oficial y allegado de los estadounidenses que desplegaron actividad en la Cruz Roja. Antes de escaparse de Rumanía, fue detenido por las nuevas autoridades comunistas bajo el pretexto de haber tenido vínculos con los estadounidenses:




    “Desde el mes de marzo de 1947 hasta mi arresto, dirigí algunos equipos que repartieron el ‘regalo estadounidense’ en Iași y Vaslui. Los investigadores querían saber si envié mensajes secretos por parte de las autoridades para diferentes elementos de la Cruz Roja rumana de Vaslui y sobre todo de Iași. Logré disimular diciendo medias verdades y no les di ninguna información porque reconocí haber traído en dos ocasiones sobres cerrados. Siempre les dije que, al tratarse de un oficial, yo no podía abrir el sobre para ver su contenido. Los investigadores insistían en que seguramente los sobres contenían informaciones o instrucciones militares para la Cruz Roja de Iași o Vaslui, lo que no era cierto porque los estadounidenses no hacían esto en aquel entonces, sobre todo porque se trataba de una misión de asistencia para la población de las regiones afectadas por la sequía. Así que reconocí haber traído sobres que solían abrirse en mi presencia y que en realidad contenían informaciones que no tenían nada que ver con el espionaje o el sabotaje”.






    Alexandru Smochină fue preso político y cuando llegó al campo de concentración de Magadán, en Extremo Oriente, se le había dicho que podía enviar cartas a Rumanía a través de la Cruz Roja :





    “Fui al comedor porque allí nos citó. Todos eran extranjeros: coreanos, japoneses, alemanes, búlgaros, serbios, húngaros, finlandeses, griegos, soviéticos, pero también rumanos. Poco después, tras haberme sentado al lado de Lascu, un rumano de Bucarest, vino una persona que nos dijo que teníamos derecho a escribir a nuestras familias. Para esto cada mes recibíamos una tarjeta postal de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. También nos dijo que teníamos derecho a recibir paquetes postales, incluso dinero. Todos nos alegramos y escribimos a nuestras familias, pero desafortunadamente nos mudábamos de un campo de concentración a otro y por eso no recibí ninguna respuesta de mi mujer y de mi hija.”




    La Cruz Roja en Rumanía fue una manifestación de la solidaridad humanitaria, más allá del odio entre la gente y las naciones.



    (trad. Brigitta Pana)

  • El tributo a la Puerta Otomana

    El tributo a la Puerta Otomana


    La esfera otomana de influencia significó gravitar en la órbita geopolítica del Imperio de la media luna. Los Principados Rumanos se vieron obligados a pagar su pertenencia al espacio controlado por los turcos mediante contribuciones económicas. En general, estas se conocen bajo el nombre de tributos. Las obligaciones económicas o el tributo de los Países Rumanos pagado a la Puerta Otomana eran diversos y con el tiempo llegaron a ser un problema, dado que una de las peores consecuencias fue la corrupción. Más graves que la existencia de las obligaciones económicas propiamente dichas eran la creación y la continuación de una cultura del soborno que ahogaba el desarrollo económico. Los reformistas rumanos de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX consideraban las obligaciones económicas de los Principados la causa principal de la mala gestión del dinero público y motivo del desastre económico.



    El pago del tributo comenzó en Valaquia durante el breve reinado de Vlad el Usurpador, en 1395. Este tributo (haraci) se inició y comenzó a pagarse durante los sucesores de Mircea el Viejo. En Moldavia se pagó durante el reinado de Petru Aron y el primer pago del tributo se hizo en el verano de 1456 tras haberse firmado un acuerdo político en 1455. El historiador Bogdan Murgescu de la Facultad de Historia de la Universidad de Bucarest habló sobre la estructura de las obligaciones económicas de los Principados Rumanos ante la Puerta Otomana en aquella época.



    “El tributo llamado ‘haraci’ fue una cantidad de dinero en efectivo pagada por el vaivoda. El haraci no es el total de las obligaciones económicas al Imperio Otomano. Estas obligaciones económicas también incluían otras cantidades. En primer lugar, eran los peşcheş o los regalos de protocolo, muchos de ellos en dinero efectivo, pero también había otros, en objetos como pieles, caballos, halcones u otros bienes. La importancia del tributo cambió con el tiempo. En sus comienzos, el tributo era el pago más importante y los peşcheş eran regalos que se ofrecían en determinadas ocasiones. Esta era toda la lista de las obligaciones.”



    La historia del poder otomano incluye la evolución de las obligaciones económicas. Estas últimas aumentaban en los periodos de expansión de los sultanes y, por el contrario, disminuían cuando el Imperio Otomano empezaba a deteriorarse. Bogdan Murgescu:




    A medida que aumentaba la dependencia de los Principados Rumanos del Imperio Otomano, aparecían más demandas. Algunas no eran en dinero, sino que se vinculaban al abastecimiento de los ejércitos otomanos, el abastecimiento de las fortalezas otomanas, incluso el de Constantinopla. Podía ser algún tipo de productos, de animales, o madera para los buques y la construcción, a veces trabajadores para la construcción militar. Hablamos de productos o mano de obra.




    Una verdadera subasta tenía lugar para ocupar el trono de los dos principados. Se pagaban cantidades astronómicas y los candidatos no dudaban en hacerlo dado que las consideraban una buena inversión. Bogdan Murgescu nos aporta más detalles:




    Se añadieron unas cantidades que habían dejado de ser oficiales, pero que se vinculaban estrechamente a las negociaciones para el cargo de príncipe. Los candidatos ofrecían dinero y, al mismo tiempo, el vaivoda en funciones, para evitar su destitución, ofrecía un soborno al sultán o a los altos dignatarios otomanos: dinero en efectivo, joyas u objetos de valor. En el momento en que la mayoría de los vaivodas llegaron a ser nombrados por el poder en Estambul, estas cantidades de dinero siguieron aumentando hasta llegar a superar al tributo y a los regalos oficiales. Entre 1580 y 1594 habían llegado a un 60%, pagado por el trono; el tributo se situaba en un 20% y los peşcheş y las demás obligaciones rondaban otro 20%. El soborno pagado por el trono superaba el total del tributo y el resto de las obligaciones. Esta fue una situación extrema. En general, los pagos de soborno por subir al trono se mantuvieron como característica de los siglos XVII y, sobre todo, XVIII.



    El tributo (haraci) entraba en la tesorería oficial del estado otomano y los regalos (peşcheş) iban a la caja personal del sultán o bien a las cajas personales de la sultana, del gran visir u otros funcionarios. El dinero pagado por el trono no se fiscalizaba.


    El historiador Bogdan Murgescu nos explicó la importancia de las obligaciones de los Principados Rumanos en comparación con las de otras provincias otomanas:




    Los Principados Rumanos representaban para el Imperio Otomano solo una pequeña parte de los territorios conquistados así como de las recaudaciones a las arcas del estado. Valaquia y Moldavia aportaban solo un 10% de las recaudaciones del estado otomano. El problema era el dinero ofrecido como soborno , donde el porcentaje es mucho mayor. Si comparamos el endeudamiento fiscal por habitante, veremos que la deuda es mayor en los Principados Rumanos y que el Imperio Otomano recaudaba más dinero de los Principados en comparación con los territorios hallados bajo la administración directa de las autoridades otomanas. Para los turcos no era un mal negocio mantener la autonomía de los territorios rumanos. Los príncipes rumanos recaudaban más dinero y servían el interés otomano con más empeño que los gobernadores (pachás) otomanos.”




    Desde finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, disminuye la influencia otomana en el espacio rumano y, como consecuencia, se reducen las obligaciones económicas. El último elemento, el tributo, desaparece en 1877, cuando se utiliza para el ejército que iba a traer la independencia de Rumanía.



    ( trad. S. Sarbescu)

  • Los terroristas de la Revolución Rumana de 1989

    Los terroristas de la Revolución Rumana de 1989

    Los terroristas fueron la obsesión de la Revolución rumana de diciembre de 1989 y la implicación de los servicios secretos extranjeros crearon una profunda decepción. Más que una obsesión, los terroristas fueron una verdadera neurosis que marcó fuertemente la percepción pública con respecto al más importante momento de la historia reciente de Rumanía. Las víctimas de diciembre, los cambios que siguieron y las esperanzas defraudadas hicieron que la revolución rumana fuera considerada un momento de desprecio y arrepentimiento.



    El historiador Adrian Cioroianu de la Facultad de Historia de la Universidad de Bucarest ha intentado responder a la pregunta ¿Quiénes fueron los terroristas?



    “Es una idea en la que muchos pensamos en aquel entonces. Lo que hoy llamamos terroristas pudieron haber sido grupos de mercenarios que llegaron de países más o menos árabes, o famosos “turistas” soviéticos de los que se habló tanto. Pero lo que la historia nos cuenta con certeza hasta ahora es que parte importante de las personas que dispararon hasta el 25 de diciembre y muy pocas veces después de esta fecha, pudieron haber sido elementos de la policía secreta rumana “Securitate”, fieles a Ceausescu. Claro que al seguir la teoría de la conspiración podemos especular que todo fue una inmensa puesta en escena sólo para crear la sensación de una revolución y es una interpretación a la que temo y no quisiera que se verificara en el futuro. Sería cínico porque hubo víctimas humanas en aquellos intercambios de disparos.”



    La gente espera de los historiadores una respuesta clara sobre los terroristas. Pero sus explicaciones prudentes no tienen el mismo poder de convicción como la teoría de la conspiración.


    A continuación, Adrian Cioroianu nos cuenta cuáles son las dificultades a los que se enfrentan los historiadores


    “Hasta que tengamos testimonios veridicos de los que gestionaron en aquel entonces la situación, el papel de los historiadores es ingrato. Sólo podemos recopilar los testimonios de entonces, pero su credibilidad es discutible. En aquellos días de choque y caos resulta difícil distinguir lo verdadero de lo falso. Por lo tanto el papel de los historiadores es buscar la verdad. Pero, en un período de caos, es prácticamente imposible encontrar la verdad. Los veteranos de los servicios de inteligencia, los que perdieron la batalla en diciembre de 1989, hablan de un complot acordado, según se afirma, en la Unión Soviética. Por falta de una base concreta de datos, sólo podemos especular”.



    En la historia de las revoluciones se ha hablado sobre elementos contrarrevolucionarios que se hubieran opuesto a la ola revolucionaria. La presencia de los terroristas en la Revolución rumana hizo que dicha revolución fuera considerada atípica. Nuevamente ante los micrófonos de RRI, Adrian Cioroianu :




    “No creo que la Revolucion rumana sea atípica. Es diferente a lo que sucedió en el resto de la Europa Oriental si nos comparamos con Checoslovaquia, Hungría o la República Democrática Alemana. Hay que aceptar que la existencia de un régimen comunista nacional, inexistente en Hungría, Polonia o Checoslovaquia, nos condenaba a semejante disposición de fuerzas: gente que complote contra el régimen de Ceausescu y gente que defienda a Ceausescu. El régimen nacional siempre ha creado semejantes problemas y ha conllevado a conflictos internos” .




    ¿Existe alguna posibilidad de que los rumanos perciban el verdadero valor de la Revolución de diciembre de 1989? Adrian Cioroianu piensa que sí :



    “Estoy convencido de que cada vez más rumanos llegarán a la conclusión de que, por lo menos a través de sus consecuencias, este desencadenamiento de energía de diciembre de 1989 fue una revolución. Claro que nosotros preferimos nombrarla “Los acontecimientos de diciembre” precisamente por no haber encontrado un nombre genérico. Creo que deberíamos nombrarla Revolución porque las consecuencias son de una revolución indistintamente de lo que hubieran pensado los que prepararon o no el golpe de palacio contra Ceausescu. En el futuro podremos hablar también de la implicación de nuestros vecinos. Normalmente, en cualquier historia de este tipo, cuando en un país ocurren semejantes acontecimientos, los servicios secretos de los países vecinos entran en estado de alerta. Por supuesto que los servicios secretos de Yugoslavia o Hungría no se mostraron indiferentes ante la situación de Rumanía. Era su deber prestar atención a los acontecimientos ocurridos en Rumanía, pero hay una diferencia entre prestar atención e implicarse. Todavía no sabemos cómo y en qué medida se implicó la URSS en la Revolución rumana. Pero estoy convencido de que el tiempo lo cura todo, incluso en la historia.”



    La revolución de diciembre de 1989 devolvió la libertad y democracia después de 45 años de comunismo. Y los actuales descontentos de los rumanos no se comparan con la vida en el régimen comunista.

  • La Revolución rumana en Iași

    La Revolución rumana en Iași


    Timișoara es la ciudad símbolo de la revolución rumana del mes de diciembre de 1989. El 16 de diciembre, los ciudadanos de la capital del Banato decidieron que Rumanía tenía que cambiar, que la Rumanía de Ceaușescu, es decir, su país y el de sus hijos, ya no podía seguir el mismo camino mientras que todo el mundo comunista cambiaba. Con valentía, heroísmo y determinación, los ciudadanos de Timișoara salieron a la calle para expresar su deseo de cambiar y exigir el derecho a una vida mejor.



    En la otra parte del país, unos días antes, la capital de Moldavia, la ciudad de Iași, se estaba preparando para enfrentarse a la tiranía comunista de Ceaușescu. En los años 80 se había formado un grupo de opositores integrado por los escritores Dan Petrescu, Tereza Petrescu, Luca Pițu y Alexandru Călinescu. El 12 de diciembre de 1989, el economista Ștefan Prutianu, junto a varios intelectuales que formaban la organización denominada “Frente Popular Rumano”, distribuyeron en toda la ciudad folletos en los que anunciaban una gran manifestación en la Plaza de la Unión, el 14 de diciembre, a las 4 de la tarde. 10 horas antes de que empezara la manifestación, los organizadores fueron detenidos.




    El primer detenido de la revolución rumana de 1989 fue Ștefan Prutianu, el autor de la proclamación redactada el 10 de diciembre en los folletos. Prutianu, profesor de economía de la Universidad Alexandru Ioan Cuza de Iași, recordaba el momento cuando fue detenido y confesaba que lo había presentido. Las tropas ocuparon la Plaza de la Unión y detuvieron a decenas de personas. Así, aniquilaron la revolución de Iași antes de que comenzara. El historiador Adrian Cioroianu, decano de la Facultad de Historia de la Universidad de Bucarest, opina que era probable que la revolución anticomunista comenzara en una importante ciudad de provincia y no en la capital. Tenía que ser una ciudad cercana a la frontera de Rumanía, en la que la comparación con lo que pasaba en el país vecino despertaba el deseo de cambiar. Las ciudades de Iași y Timișoara eran ciudades de este tipo, al ser dos de los grandes centros industriales de Rumanía, según destaca Adrian Cioroianu:




    “Llamaría la atención sobre este detalle que hacía posible que los movimientos contra Nicolae Ceaușescu comenzaran en ciudades cercanas a nuestros vecinos. Rusia representaba entonces a la antigua Unión Soviética. Iași estaba, a través de su posición geográfica, más cercana a la frontera del este. Inclusive en la antigua República Soviética de Moldavia, las cosas estaban más avanzadas que en Bucarest. Después, Timișoara estaba en la frontera del oeste. No creo que se pueda decir que no podía haber comenzado una revolución auténtica en Iași. De hecho, había un núcleo de opositores bastante evidente, por lo menos entre los intelectuales había algunas personas valientes que se habían expresado ya. Tal vez no había un grupo lo suficientemente numeroso como para iniciar una bola de nieve, como pasó en Timișoara. Timișoara era un lugar más propicio para iniciar una manifestación en la que participaran ciudadanos de varias religiones, etnias, inclusive rumanos. Si los rumanos no hubieran participado en Timișoara, Ceaușescu habría tenido razones para decir que era la culpa de nuestros vecinos, lo que de todas formas dijo, pero el hecho de que participaron rumanos le dio a la protesta una matiz nacional y global. Hay que investigar lo que pasó en Iași, pero, si analizamos más atentamente la situación, llegamos a la conclusión de que la ciudad más adecuada tenía que ser de la frontera del oeste, como Timișoara.”



    Timișoara fue la ciudad donde la revolución rumana habló a todo el mundo sobre las aspiraciones de los rumanos y Adrian Cioroianu habla de sus puntos fuertes. Hemos preguntado a nuestro interlocutor qué le faltó a la ciudad de Iași para iniciar la revolución de Rumanía:




    “Le faltó un iniciador, como fue Tokes en Timișoara. Y hay que aceptar que las revoluciones, en la mayoría de los casos, no son iniciadas por intelectuales. Por supuesto que los intelectuales las preparan, pero si no existe mucho apoyo, los intelectuales no tienen fuerza solos. Tokes trajo a Timișoara un aspecto interconfesional rumano-húngaro, por supuesto, junto a los alemanes y los serbios de la zona, los que llamó la atención del “mundo”. Y cuando digo “mundo” me refiero a la Europa Occidental de aquella época y esto causó el fin del régimen de Ceaușescu, acusado de llevar una política contra los húngaros y los alemanes al uniformizar el país. Desde este punto de vista, Timișoara tenía una ventaja que Iași u otras ciudades del país no tenían.”




    La revolución rumana de Iași fue el resultado de una conspiración de aquellos que ya no aguantaban su vida diaria, una conspiración compartida por toda la sociedad rumana. Timișoara y Bucarest son ciudades donde los rumanos volvieron a ganar su libertad, pero Iași dio la primera señal del inicio del mayor acontecimiento histórico reciente de Rumanía.

  • Rumanía y la descolonización de África

    Rumanía y la descolonización de África


    Desde 1945, el movimiento de descolonización se convirtió en la tendencia principal en las relaciones internacionales y la dominación de los imperios coloniales se vio fuertemente rechazada. Sin embargo, la descolonización significó el inicio de un periodo de violencia e incluso de guerra civil entre varios grupos políticos que proponían modelos diversos para el desarrollo de los nuevos estados, pero no estaban abiertos al diálogo. Solo en algunos casos la situación se solucionó sin violencia, como ocurrió por ejemplo en la India.



    La descolonización de África estaba apoyada por la antigua URSS y por China, países comunistas que buscaban esferas de influencia en su lucha contra el capitalismo. En la mayoría de las colonias de África, las disputas se solucionaron mediante una guerra, dado que las guerrillas comunistas, subvencionadas y armadas por el bloque comunista, rechazaron las negociaciones con los demás grupos políticos. Al igual que los demás países del bloque comunista, Rumanía se implicó en la descolonización de África e intentó elegir una solución independiente y apostar por el movimiento de los países no alineados, del cual no formaba parte. Mircea Nicolaescu fue embajador en algunos estados de África y Sudamérica y miembro de la delegación rumana en las Naciones Unidas, en el Comité de Descolonización. En una entrevista realizada en 1996 por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, habló de los principios que Rumanía tenía en cuanto a la descolonización de África.



    La relaciones entre Rumanía y los antiguos espacios coloniales existían también anteriormente a la Segunda Guerra Mundial y algunas incluso fueron muy intensas. Se intensificaron tras la Segunda Guerra Mundial y sobre todo en el contexto del plan de Rumanía de entrar en el mundo como un país independiente, con su propia política, en busca de alianzas, de intereses mutuos. Uno de los elementos incluidos en los acuerdos firmados con estas colonias y posteriormente estados africanos fue el derecho a la libertad, el derecho de cada uno a escoger su camino hacia el desarrollo según sus propias decisiones. El asunto del sistema interno con sus propias regulaciones siempre ha estado presente en nuestros documentos de política exterior.



    En el caso de conflictos civiles, la solución apoyada por la diplomacia rumana fue la equidistancia, es decir, la opción de no implicarse directamente a favor de un grupo u otro.



    En El Cairo había pocas embajadas que recibieran a los representantes de todos los movimientos de liberación de África. Estos movimientos de liberación de los países africanos, indistintamente de su color político, tenían su sede en El Cairo en los años 1961-64. Solo Rumanía y otros dos o tres países acogían tanto a los movimientos de derecha como a los de izquierda. Los soviéticos tenían su grupo de clientes que apoyaban el régimen socialista soviético. Los chinos también tenían a sus clientes, por no hablar de los estadounidenses o de algunos franceses e ingleses que se habían implicado. En los países en que los enfrentamientos ideológicos dividieron el movimiento de liberación, como Congo, Angola, Mozambique, Kenia, Zimbabue, etc., Rumanía fue la única que mantuvo relaciones con todos estos movimientos. Siempre hemos tenido un canal abierto al diálogo, pero les dije que su deber era entenderse el uno con el otro.



    El camino hacia una política africana independiente, apoyada por Rumanía, no gustaba a los soviéticos. Sin embargo, la propuesta de Rumanía, es decir, la equidistancia, no fue realista y eso lo demuestra el resultado muy escaso, según nos explica Mircea Nicolaescu:



    A la hora de proclamar la independencia de Angola, los soviéticos habían organizado una reunión con todos los embajadores de los países socialistas para ir juntos a presentar su saludo al nuevo presidente electo. Solo que el representante de Rumanía, el embajador Gheorghe Stoian, no quiso ir con el grupo y se fue solo a presentar su saludo y su apoyo a la independencia de Angola. Durante aquella época de conflictos, siempre que nos lo pidieron, mantuvimos el contacto tanto con un movimiento como con el otro y aconsejábamos a todas las partes implicadas. Los soviéticos solo apoyaban a uno de estos grupos, los estadounidenses a otro, los chinos estaban a favor de EE. UU. y todo esto terminó con una guerra. Esto no ocurrió en Tanzania, donde la madurez de las fuerzas internas hizo que se garantizara una posición equidistante entre las partes.



    Mircea Nicolaescu también habló de las características de África que, en el caso de Argelia, determinaron un gran fracaso.



    Hablando de la visión sobre el proceso de descolonización, a veces se separa de manera artificial la evolución de la así llamada África Árabe del África Negra. No se puede decir que África es solo negra o solo árabe en casi ninguna de sus zonas. En cuanto a la zona del Sáhara, se puede decir que es una zona de influencias recíprocas. Es difícil hacer esta separación también desde el punto de vista histórico. Uno de los últimos estados africanos que han proclamado su independencia ha sido Argelia. En todo el mundo, hubo muy pocas zonas coloniales que fueran incorporadas en el territorio nacional del país-metrópolis, como fue Argelia, que fue anulada como entidad y dividida en tres provincias atribuidas a Francia. Uno de los ejemplos de gran fracaso del movimiento comunista fue el de Argelia, porque no ha podido entender que lo que se planteaba era la independencia nacional de un pueblo y no la independencia de tres distritos de Francia.



    Sin embargo, la implicación de Rumanía en la descolonización de África significó también la opción por una orientación sin ninguna perspectiva para la diplomacia. En los años 80, aislado del mundo político occidental y mantenido a la distancia de los países socialistas, el régimen de Ceaușescu quiso apostar por el asunto africano.



    (trad. S. Sarbescu)

  • El paleolítico en el espacio rumano

    El paleolítico en el espacio rumano


    La prehistoria parece ser un campo de la aventura, la adrenalina y el espíritu rebelde. De hecho, la prehistoria es uno de los más difíciles ejercicios de reconstitución del periodo más antiguo en la historia de la Humanidad. La “infancia de la Humanidad”, como ha sido llamada, metafóricamente hablando, la prehistoria, no ha dejado documentos escritos y esta época se vincula a la antropología. Se trata de un campo en que trabajan expertos en geología, arqueozoología, evolución de las especies, microfauna o cronología.



    En el espacio rumano, el Paleolítico ha dejado vestigios en la cuenca del río Argeş, el desfiladero de Sibiu y en las zonas subcarpáticas de los Cárpatos Meridionales. El arqueólogo Adrian Doboş, del Instituto de Arqueología “Vasile Pârvan” de la Academia Rumana, nos amplía más detalles sobre el mundo del Paleolítico, un mundo en que la civilización material de la gente estaba dominada por la piedra.



    Desde el punto de vista etimológico, el Paleolítico representa la época antigua de la piedra, que difiere de la gran época del Neolítico por el hecho de que en el Paleolítico se utilizaba solo la piedra tallada. En el Neolítico hablamos tanto de la piedra cortada como de rocas pulidas. Contrario a lo que se cree habitualmente, lo que hacemos nostros es mucho más exacto de lo que parece. La idea de especulación ha surgido porque han quedado solo objetos de piedra cortada y solo a veces aparecen fósiles humanos, lo que es bastante raro, pero es muy útil. Esto es muy importante para el estudio del Paleolítico y además es muy útil conocer la fauna; además de poder identificar las especies, se pueden sacar conclusiones sobre el clima en que se depositó este sedimento o los diferentes estratos arqueológicos…



    En Cuciulat, en el distrito de Sălaj, en el noroeste de Rumanía, se han descubierto pinturas rupestres paleolíticas. Se trata de un caballo y también de otro animal que ha sido identificado como una pantera o especie felina. Adrian Doboş forma parte de un equipo de arqueólogos que ha identificado el yacimiento paleolítico más antiguo de Rumanía. Esto ocurrió en 2009, en la localidad de Dealul Guran de Dobrogea.



    Dealul Guran es un yacimiento que descubrimos en 2009 durante un proyecto en que participaba el Instituto de Arqueología en cooperación con el Instituto Max Planck de Leipzig y el Museo Romano-Alemán de Mainz. Tuvimos dos semanas de periégesis [investigaciones de superficie] y también excavamos en 2010 y 2011. Se trata de un yacimiento de explotación del sílex, es una zona donde hay mucho sílex, dado que es una zona calcárea. El estrato más profundo tiene 390.000 años de antigüedad. Actualmente es el yacimiento más antiguo de Rumanía. Se han hecho varios descubrimientos atribuidos al Paleolítico inferior, pero muchos se encuentran en los valles de algunos ríos. En ausencia del yacimiento intacto, es difícil decir que este data del Paleolítico inferior, aunque en algunos casos se supone que puede ser el Paleolítico. Para Rumanía es un elemento inédito e incluso para Europa, dado que escasean los yacimientos de este tipo, es decir, hay solo unos 15 o 20.



    ¿Cómo era el hombre del Paleolítico? ¿Qué características tenía para compararlo con el hombre moderno? ¿Quién habitaba el territorio actual de Rumanía? Adrian Doboş nos contesta a estas preguntas



    Se define como homínido el hombre que confeccionaba sus herramientas, es decir, el Homo habilis, el hombre que sabía tallar. La capacidad del cerebro es otro criterio: si supera los 600 centímentros cúbicos, puede considerarse como parte de nuestra genealogía. Más recientemente, la locomoción es otro criterio. Ahora los Australopitecos más antiguos que caminaban de manera bípeda se consideran homínidos.


    La locomoción es fundamental para definir un antepasado del hombre. El fósil más antiguo del hombre con anatomía moderna que se ha encontrado en Rumanía procede del yacimiento de Peştera cu Oase (la Cueva de los Huesos) y tiene 36.000 años de antigüedad. Se cree que es el primer fósil del hombre moderno en Europa. Sin embargo, en Peştera cu Oase no tenemos un yacimiento arqueológico, sino uno identificado por los espeleólogos. No se ha identificado ningún elemento arqueológico. El Hombre de Neandertal no ha dejado fósiles en nuestro país, desafortunadamente. Sospechamos su existencia, pero no se ha encontrado nada hasta la fecha. El homínido más antiguo que se ha identificado es el Homo Heidelbergensis, un nombre genérico para el Homo erectus que vivió entre los años 600.000 y 300.000. El Homo Heidelbergensis era más bajo, tenía un aspecto bastante parecido a un mono. Tenía la frente deprimida con toro poderoso en ambas partes, bóveda craneal bastante baja y occipucio anguloso con repliegue. No sabemos si era flaco o más robusto que sus sucesores, dado que hay muy pocos fósiles.



    El yacimiento de Bugiuleşti es representativo del Paleolítico rumano, porque durante mucho tiempo se creyó que estuvo habitado por los primeros homínidos. Adrian Doboş.



    Es un yacimiento muy importante desde la perspectiva paleontológica. En el territorio de esta aldea, se han identificado unos 10 lugares interesantes. A finales de los años 1950 se descubrieron estos yacimientos, datados en entre unos 1,8 hasta 2 millones de años. Principalmente, representan acumulaciones o sedimentos de huesos de fauna grande, a orillas de un lago. En un determinado momento se han identificado algunos fragmentos de rocas y se creía que eran utensilios fabricados por los homínidos, es decir, unos australopitecos. Seguro que entonces hubo una mezcla entre el entusiasmo de los arqueólogos y las tendencias protocronistas de las autoridades.



    La prehistoria fascina, las raíces de la Humanidad presentan un gran interés por la curiosidad del hombre de ver a sus antepasados. En la historiografía francesa, el juego de palabras “la prehistoire” y “l’apres histoire” indica que el hombre de todas partes del mundo siempre tendrá la nostalgia de sus orígenes.



    (Trad. S. Sarbescu)