Category: Pro Memoria

  • La historia de la bandera de los szekely

    La historia de la bandera de los szekely


    Los székely representan la minoría más antigua del espacio rumano, mencionada junto con los pechenegos, otra raza turania, desde 1116, como la vanguardia de la caballería húngara. Conocidos por su fama de guerreros en la Edad Media, los székely fueron colonizados por el reino de Hungría hasta su frontera oriental representada por los Cárpatos Orientales, con el fin de guardar sus fronteras ante las invasiones de otros pueblos que emigraron de Asia.




    Por lo tanto, su presencia en las montañas de los Cárpatos se menciona por vez primera en un documento de 1210, cuando un ejército compuesto por székely, sajones, rumanos y pechenegos participó en la represión de una rebellión contra el zar búlgaro Borilă. También en aquel periodo, más exactamente en 1217, los székely aparecen mencionados como militares en el ejército del rey de Hungría, Andrés II, en la quinta cruzada contra los árabes. Desde entonces, los székely vivieron en el así llamado País Székely que comprende territorios de las actuales provincias rumanas de Harghita, Covasna y Mureş. Hoy en día, hay 650.000 personas de orígen szekely según datos no oficiales, es decir casi el 45% del total de 1.430.000 miembros de la minoría húngara d, una minoría que representa el 6,6% de la población de Rumanía.




    El académico Pál Antal Sándor es historiador y nos habla sobre el lugar y la posición social de los Székely en la Hungría medieval y luego en la Hungría ocupada por los austriacos.


    ” Los székely gozaban de privilegios de nobleza por su función militar. Pagaban impuesto al rey solamente en las tres ocasiones relevantes (cuando el rey ocupaba el trono, cuando el rey se casaba y cuando nacía su heredero.) Esta costumbre se mantuvo hasta 1555, cuando tuvo lugar la última recaudación de este tipo. De los seis bueyes, uno se ofrecía como cuota tributaria. Las obligaciones financieras no existieron hasta 1657. Entonces se introdujo el pago de la tasa para el Imperio otomano tras la campaña militar de Gyorgy Rakoczy II en Polonia, en que sufrieron una derrota catastrófica. Como castigo, se les impuso este impuesto muy elevado. Durante la época de los austriacos, las obligaciones militares fueron liquidadas en 1711 y ellos dejaron de ser llamados a las armas, dado que su estilo de lucha ya era anticuado. Llegaron a ser contribuyentes, pero como personas libres que conservaban sus antiguos derechos. Ante la justicia tenían los mismos derechos como los aristocratas..”


    Después de la caída del comunismo en 1989, las gesticulación social de la comunidad de los székely ocasionó muchas veces manifestaciones exageradas de sentimientos nacionalistas, alimentados por la percepción diferente del pasado.




    El pretexto más reciente para este tipo de manifestaciones fue la accíon de los szekely de izar su bandera en los edificios públicos en Sfântu Gheorghe, en la provincia de Covasna. Un nuevo escándalo surgió por ser considerada esta medida, una afirmación de su deseo de separación territorial según criterios étnicos. A pesar de sus orígenes más bien recientes, la bandera székely tiene raíces más antiguas. Pál Antal Sándor nos lo explica


    ”Fue creada en 2004 a iniciativa del Consejo Nacional Székely y fue diseñada por un museógrafo de Sfântu Gheorghe, Konya Adam. Se inspiró en una bandera del año 1601, es decir la bandera de la campaña militar de la infantería székely encabezada por Moisés el Székely, el único príncipe transilvano de nacionalidad székely. Los colores azul y amarillo se inspiraron en la bandera de Moisés el Székely y la estrella de ocho puntas es una innovación posterior. Tal estrella nunca se ha utilizado, se utilizaban estrellas de cinco o seis puntas. Simboliza las ocho regiones o condados székely y la media luna es una insignia tradicional.”


    Aunque son viejos símbolos nacionales de los székely, no se han utilizado initerrumpidamente. Fueron ajustados en función de los contextos históricos. Pal Antal Sandor nos amplía detalles:


    ”A lo largo de los siglos, los székely de origen no magiar quedaron magiarizados por su función militar y recibieron un estatuto especial entre la población húngara en general. Vivían en un territorio bien establecido. Durante la revolución de 1848, los székely renunciaron abiertamente a sus derechos que los diferenciaban del resto de los húngaros y se integraron en la nación húngara. En octubre de 1848, después de la reunión de Lutiţa, los líderes de las regiones de los székely reconocieron todas las leyes de Hungría y se identificaron como parte de una única nación húngara. Desde entonces, los székely nunca pensaron en utilizar dentro de Hungría una bandera propia .”




    Después de 1918, cuando se formó la Rumanía Grande, en su escudo de armas se integraron también los símbolos de los székely como parte del escudo de Transilvania. Pero pocos saben que algunos símbolos székely son comunes con los de los escudos de los Principados Rumanos medievales. Escuchemos a Pal Antal Sandor:


    ”Yo espero una respuesta por parte de los historiadores rumanos sobre este tema. Pero la pregunta es: ¿qué origen tienen estos símbolos? De todos modos, su origen es oriental, turco. Las poblaciones turcas utilizaron estos escudos y cabe mencionar que Valaquia estuvo bajo dominación cumana hace 200 años. Es normal que estos símbolos aparezcan en los escudos de armas de Valaquia. Tal vez este tipo de influencias se ha manifestado en los escudos de Moldavia. No lo puedo negar en totalidad, pero aquí destaca esta pregunta. La semiluna está muy presente, pero en vez del sol es posible que encontremos una estrella. .”


    Los székely son una minoría con una fuerte conciencia de su identidad étnica que desean preservar. Y los símbolos nacionales tienen para ellos el mismo valor que para otras comunidades étnicas y naciones que valoran su identidad nacional.

  • La sal en el espacio prehistórico rumano

    La sal en el espacio prehistórico rumano


    La cordillera de los Cárpatos y el espacio extracarpático contienen la mayor reserva de sal de Europa. Los arqueólogos han establecido que las huellas prehistóricas de los caminos de la sal en la cuenca carpática hacia el oeste y el sur de Europa confirman una teoría según la cual la primera identidad europea se vincula al comercio con la sal. En Roma existía “via salaria” — o sea, el camino que abastecía la ciudad con sal. Algunas teorías consideran que la expansión romana a la Dacia antigua y su conquista no se realizaron únicamente por razónes políticas, sino también para controlar los recursos naturales. Además de los filones de oro, los romanos buscaban un acceso más fácil a los yacimientos de sal. Aunque datara de una época más reciente, de la Edad Media, en Bucarest existe hoy en día una prueba de la importancia de la sal para la economía rumana, y nos referimos a la avenida llamada Drumul Sarii — el Camino de la Sal, en español.



    Son pocas las cosas que nos rodean en el presente y que tengan una historia ininterrumpida aun desde los tiempos prehistóricos. Es el caso de la sal. Lo que llamamos prehistoria se refiere a la civilización material y espiritual del ser humano, desde su aparición, hasta la época de las primeras ciudades y la invención de la escritura, eso es, unos cinco millones de años atrás. El espacio carpático era la principal fuente de sal para los pueblos europeos, y junto con Carol Capita, catedrático de prehistoria de la Facultad de Historia de la Universidad de Bucarest, trataremos de presentarles algunos aspectos de la importancia de la sal para las comunidades humanas prehistóricas. Escuchémosle:



    “La sal condiciona la existencia de la mayoría de los organismos vivos, porque la sal es un elemento imprescindible en los procesos de electrólisis que aseguran el funcionamiento del cuerpo. Por tanto, la sal asegura la salud de los organismos. Además, la sal es fundamental para la existencia de las comunidades, no sólo en el espacio rumano, sino también en la zona de los Países Bajos, por ejemplo, en el espacio frances. Tenemos argumentos arqueológicos muy sólidos que atestiguan la explotación de la sal aun desde el año 10.000 antes de Jesucristo, de algunos yacimientos de sal gema, ya que existía una larga tradición de la explotación de las rocas duras. Así, la tecnología era disponible incluso a este nivel. En el espacio rumano — más exactamente en Transilvania, la zona de Covasna, así como en la región de Valcea en Valaquia — podemos demostrar que la explotación de la sal gema data de los años 1800 antes de Jesucristo. Es muy interesante el hecho de que existe una asociación entre las culturas de la época del bronce, muy avanzadas y ricas, y la existencia de los yacimientos de sal. El caso de Sarata Monteoru es emblemático. Se trata de una cultura que se extiende desde la Europa Central, hasta el sur del Danubio. Otro ejemplo es la zona de Valcea, con el sitio de Buridava, de la cual sabemos que era una zona muy habitada.”



    De la zona del arco carpático, los caminos de la sal se extendían en dos direcciones: hacia el oeste y el noroeste, y hacia el sur y el sudeste, respectivamente. Mas detalles nos ofrece seguidamente el catedrático Carol Capita:



    “Si miramos un mapa para establecer la ubicación de las explotaciones de sal respecto a los centros y la distribución de la cerámica, comprobamos que el espacio rumano abastecía con sal gema a dos regiones fundamentales para la cristalización de la cultura europea. Por un lado, tenemos una dirección que va desde Transilvania hasta Hungría, Eslovaquia y más allá, hasta el espacio alemán, que carecía de yacimientos de sal. De esa región de la Europa Central, mas exactamebnte de Wittenberg, se importaba el cobre. Por otro lado, también partiendo de la cerámica, podemos ver los lazos con el espacio al sur del Danubio, sobre todo la zona de los Balcanes Occidentales, hasta la antigua Tracia. Es interesante que estas direcciones que van del este al oeste y del norte al sur coinciden con las direcciones de las últimas olas de las migraciones indoeuropeas, que conllevaron la creación de los pueblos indoeuropeos en el espacio rumano. Sabemos también que estos pueblos indoeuropeos son preponderantemente pueblos de pastores y que existe una relación muy estrecha entre las culturas pastoriles y la existencia de la sal gema. Por lo tanto, todos estos elementos demuestran que en el espacio rumano, la sal fue fundamental para la creación de un horizonte cultural que marca el final de la prehistoria europea.”



    La sal de los Cárpatos no era sólo un alimento. Se considera que es uno de los primeros elementos que contribuyeron a la creación de las primeras formas de acercamiento entre las comunidades y los individuos. De nuevo ante nuestros micrófonos, el catedrático Carol Capita:



    “Tal vez el espacio rumano no sea central en la génesis de los pueblos europeos, porque había diversos núcleos de etnogénesis. Sin embargo, la sal de esta zona desempeñó un papel más importante que el oro en el proceso de diseminación de cultura y la creación de algunos rasgos culturales europeos comunes. Lo más probable, el agento de la creación de un corredor para la circulación de las ideas, de los objetos y de la población, es la sal. Uno puede vivir sin el oro, pero de ninguna manera sin la sal. Los característicos de la sal rumana son, por un lado, la cantidad, y por el otro, la facilidad de la explotación. Los yacimientos no son hondos y la excavación no es arriesgada. Mucho más tarde, cuando comenzó el lavado de la sal, surgieron problemas del microrelieve.”



    Al cabo de tantos millones de años, los recursos de sal de la cuenca carpática todavía se explotan y parecen inagotables. Sin embargo, para la gente de hoy, la sal ya no es un elemento de acercamiento, sino una mera especie en la cocina.


    (trad. Luminita Ganea)

  • Relaciones rumano polacas en el siglo XIV

    Relaciones rumano polacas en el siglo XIV


    Las cronicas de la segunda mitad del siglo 14 registraban en el Sudeste de Europa la presencia del futuro Imperio Otomano, la más importante fuerza política en la región entre 1500 y 1900. Las naciones cristianas de la Península Balcánica intentaron resistir ante la presión otomana, pero sólo lo lograron por poco tiempo.




    En el último cuarto del siglo 14, el príncipe de Valaquia, Mircea cel Bătrân –Mircea el Viejo- (1386-1418) quiso ganarse aliados que lucharan contra los turcos que habían llegado hasta el río Danubio, la frontera de su estado. Y como las relaciones con Hungría regida por Segismundo de Luxemburgo (1387-1437), el país vecino, no eran muy buenas, Mircea intentó establecer relaciones con el rey Władysław II Jagiełło de Polonia (1386-1434). Gracias a la intervención del príncipe de Moldavia Petru Muşat (1375-1391), vasallo del rey polaco, Mircea firma el 10 de dieciembre de 1389 un acuerdo que preveía que los dos príncipes se apoyaran recíprocamente tanto contra el rey de Hungría, como contra cualquier otro enemigo.




    La ratificación del acuerdo se realiza el 20 de enero de 1390 en Lublin. Sn embargo, los términos del acuerdos son bastante vagos, y los pocos documentos existentes tampoco logran ofrecer más detalles al respecto para aclarar el asunto. Lo que sí se concoce es que al tratado de Lublin del 20 de enero de 1390 le siguió un acuerdo al que se adhirió también el rey de Hungría. Según este nuevo acuerdo, firmado el 17 de marzo de 1390, los dos reyes y el príncipe rumano se comprometían a apoyarse contra el enemigo común. Mircea el Viejo, el príncipe de la región rumana Valaquia, había sido aventajado tras la alianza con el soberano húngaro porque la posición de Hungría, país vecino, hacía más probable su implicación en la organización de campañas antiotomanas que la de Polonia.




    Aunque las relaciones con Hungría eran buenas — Mircea el Viejo se había reconocido como vasallo del rey Segismundo en 1395. La alianza del rey polaco y del príncipe rumano dio sus frutos en la batalla de Grunwald del 15 de julio de 1410 cuando un contingente de las regiones rumanas de Muntenia y Moldavia contribuyó a la victoria de los ejércitos polaco-lituanos contra los caballeros teutónicos.


    (Versión en español por Victoria Sepciu)

  • Iuliu Maniu, señor de la democracia rumana

    Iuliu Maniu, señor de la democracia rumana


    Al oír de política, la mayoría de nosotros empieza a sospechar, porque la política de nuestros días se confunde con la corrupción, la arrogancia, el arribismo, en general con las peores facetas del carácter humano. Hoy hablaremos del caso de Iuliu Maniu que infirma todos nuestros prejuicios.


    Nacido en el año 1873, en el noroeste de Rumania, Iuliu Maniu continuó la carrera de abogado de su padre.Su madre era la hija de un sacerdote grecocatólico. En 1896 defendio su tesis doctoral en Leyes, en la Universidad de Viena. Entró en la política desde muy joven, como miembro del Partido Nacional Rumano. En el año 1906 fue elegido diputado en el Parlamento de Pesta, en Austro-Hungría. En 1915 fue movilizado en el ejército austro húngaro, en el frente italiano y en 1918, al final de la guerra, junto con otros líderes de los rumanos de Transilvania, decidió la unión de esta región con el Reino de Rumanía. En 1926 fundó, junto con Ion Mihalache, el Partido Nacional Campesino, uno de los más importantes partidos de la Rumania de entreguerras, para que entre los años 1918 y 1945, fuera tres veces primer ministro de Rumanía.Demócrata convencido, rechazó cualquier colaboración tanto con la dictadura fascista, como con la comunista. Encarcelado en el año 1947, a los 75 años de edad, Iuliu Maniu iba a fallecer el 5 de febrero de 1953, a causa del régimen de detención en la prisión de Sighet.


    Iuliu Maniu fue uno de los más fuertes factores coagulantes de los objetivos de la sociedad rumana de la primera mitad del siglo XX. Incorruptible, carismático y tenaz, Maniu fue de verás el hombre del cual los rumanos más necesitaban en los momentos de encrucijada. Maniu sigue vivo en la memoria de los rumanos como un modelo de hombre político y de especial carácter. El Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana conserva dos testimonios acerca de él. He aquí cómo lo recuerda Ioana Berindei, la hija de Ioan Hudita, vanguardista nacional campesino


    “Iuliu Maniu era como el pan caliente y además, una persona de rara modestia.Venía a menudo a almorzar con nosotros.Estaba ya enfermo, le dolían las rodillas, caminaba con dificultad, pero nunca le vimos nervioso o irritado por algo. Como político era intransigente y esto le gustaba a mi padre. No se rendía ni a tiros y le costaba mucho tomar una decisión.Mi padre le tenía mucho cariño y yo nunca le encontré tacha alguna. Luego, se opuso a Carlos II con todas sus fuerzas porque éste le había decepcionado.”


    Sergiu Macarie, miembro activo de las juventudes nacional campesinas, recordaba en el año 2000, cómo la entrada de los soviéticos en Rumania constituyó una señal de alarma para la sociedad rumana que se movilizó en contra de estos enemigos y cómo Iuliu Maniu, a pesar de su edad adelantada y su enfermedad, no vaciló en implicarse activamente


    “Casi cada tres días no enfrentábamos a los bandos comunistas.Se organizaban reuniones políticas y sabíamos que los comunistas vendrían sobre nosotros.Nos reuníamos delante del Palacio Real y aclamábamos al rey y éste salía al balcón rodeado de vítores. Entonces los comunistas enviaban camiones llenos de obreros armados de porras para disiparnos.Por ejemplo, el 15 de mayo de 1947 celebrábamos, en el Ateneo Rumano, 98 años desde el discurso de Barnutiu en Blaj. Participaba también Iuliu Maniu.Los comunistas nos rodearon armados de garrotes y apenas logramos evacuarle al presidente por la puerta trasera.”


    Iuliu Maniu fue más que un hombre político honesto.Fue un símbolo de la propia democracia.Entre los años 1944 y 1947, la importancia de su nombre hizo que no sólo los rumanos abrigaran sus esperanzas en él, sino que fuera consdierado el más importante socio de diálogo de Occidente. Su intransigencia le llevó a la muerte.Pero fue un sacrificio que sólo un hombre de su nivel podía aceptar, fue el sacrificio que le transformó en uno de los grandes puntos de referencia de la política rumana del siglo XX.